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Organización y espíritu en Schola Cordis Iesu
Por José Manuel Zubicoa Bayón [ex vicesecretario de Schola Cordis Iesu desde que dejó el cargo una vez aprobados los estatutos de 1970]
Cristiandad Barcelona, marzo-abril 1997, año LIV, números 789-790; páginas 13-15
El padre Orlandis fundó Schola Cordis Iesu como una sección del Apostolado de la Oración; y siempre decía que era para formar celadores del Apostolado de la Oración. De esto hay una infinidad de testimonios, puesto que la definía así constante e indefectiblemente.{1}
«Mi intento no es otro sino el de formar celadores del Apostolado de la Oración», puso él mismo por escrito.{2}
Y del Apostolado de la Oración decía que tenía que ser «no un cuerpo con espíritu, sino un espíritu con cuerpo».{3}
Lejos de ver una contraposición entre espíritu y cuerpo u organización, el padre Orlandis expresaba la necesaria complementariedad de ambos elementos, jerarquizados y justamente dimensionados.
El espíritu
El Apostolado de la Oración es universal en cuanto a su espíritu: tiene una misión definida así por Canals:
«El Apostolado de la Oración tiene una misión apostólica propia la de difundir el espíritu de la devoción al Corazón de Jesús y promover la corriente espiritual dirigida a establecer su Reinado».{4} Y ésta es la misión central de la Iglesia.
En cuanto a Schola Cordis Iesu, procede de la Dirección General del Apostolado de la Oración una definición de su espíritu coincidente con la que se podría utilizar para caracterizar el del mismo Apostolado de la Oración en general:
La misión de Schola Cordis Iesu confiada por Dios y por la Virgen María consiste en «difundir incansablemente el ideal del Reinado Social de Cristo por la devoción al Divino Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María».{5}
El propio padre Orlandis caracteriza este espíritu cuando refiere, en 1934, cómo concibió Schola Cordis Iesu, ya diez años antes, como una «agrupación así de varones como de mujeres que había de ser aquella legión de almas pequeñas, instrumentos y víctimas del Amor Misericordioso de Dios, objeto de los deseos y de las esperanzas de Santa Teresita del Niño Jesús».{6}
El padre Orlandis insiste, como en muchas otras ocasiones y esto es muy significativo, en que la devoción de los miembros de Schola Cordis Iesu al Sagrado Corazón de Jesús ha de ser sincera, genuina, íntima y en promover y desarrollar su celo ardiente unido a su conocimiento:{7}
«Estas almas por la luz que del cielo recibirían, tendrían una comprensión íntima de la devoción genuina al Corazón de Jesús arderían en celo de la gloria de Dios y de la salvación de las almas pondrían para su apostolado toda la confianza en la práctica y la difusión de una sincera devoción al Corazón de Jesús, según las normas y caminos que Jesús se ha dignado señalarnos».{8}
El padre Orlandis nos indica a continuación las componentes del espíritu y de la formación de los miembros de Schola Cordis Iesu y todo ello para la acción, como insiste siempre también. En primer lugar, deben estar «Penetrados íntimamente del valor espiritual y social de las revelaciones de Paray».{9}
He aquí ya destacada la dimensión personal, la de la «sincera devoción» íntima, junto a la social del reinado del Sagrado Corazón. Buscar cada uno el reinado del Sagrado Corazón de Jesús en sí mismo para conseguirlo en la sociedad; y, en la sociedad, para darle el culto y acatamiento también social que le debemos y para facilitar Su reinado en cada uno. Bandera de combate el reinado del Sagrado Corazón, sí: en uno mismo ante todo para serlo en todos los pueblos, en todas las cosas de la vida humana.
En santa Teresita precisamente «imitarían su manera de practicar y propagar el espíritu verdadero de la devoción» al Sagrado Corazón de Jesús y de «alentarse y esforzarse en sus promesas».{10} Aquí, en la escuela de santa Teresita, sobre todo, es donde hay que aprender la sinceridad de la devoción al Sagrado Corazón.
Los de Schola para su formación «procurarían comprender humilde y amorosamente con el padre Ramière, por qué EL CORAZON DE JESÚS ES EL CENTRO DEL DOGMA CRISTIANO Y DE LA VIDA ESPIRITUAL y por qué su devoción ha de ser la tabla de salvación en el diluvio de males que nos amenaza y ahoga. Sabrían que es esencial en nuestros días el invocar y rendir homenaje a Cristo como Rey de las almas y de los pueblos; la trabazón íntima e indestructible entre la devoción a Cristo Rey y la devoción al Sagrado Corazón».{11}
Tras insistir también en las devociones, básicas en esta formación, a María como Madre de Dios y nuestra en lo que fue un precursor en la Iglesia y al Espíritu Santo como fondo de la del Sagrado Corazón sincera y verdadera, señala la acción apostólica como fin de esta formación y de estos conocimientos. La acción como algo esencial de estas almas pequeñas de Schola Cordis Iesu: el apostolado, el celo apostólico, el trabajo para la impregnación, para la síntesis de todas las realidades humanas con el Corazón Divino de Jesús, regidas por Él, según su promesa, su profecía, por su misericordia:
«Según estos conocimientos y convicciones más o menos íntimas y profundas, según la capacidad de cada persona y la luz que el Señor le comunicare, determinarían sus miras e impulsarían su acción».{12}
Se trata de tener celo de Dios según ciencia, como es voluntad de Dios.
Un espíritu con cuerpo
Cuando se habla de institucionalizar algo en la Iglesia sea la proclamación de santa Teresita como Doctora de la Iglesia y como patrona del Apostolado de la Oración, sea la institucionalización de Schola Cordis Iesu no suele faltar la acusación de «juridicismo». Desde que hay gnosticismo y ahora hay mucho más que en la antigüedad, y cada vez más y más, su labor es desintegrar lo que es naturalmente armónico, para contraponer sus elementos complementarios por naturaleza, como si fueran antinómicos y malos uno u otro, según el viento de la moda que levanten. Esto es la desnaturalización y la muerte en toda vida individual o colectiva, incluso en la de los movimientos de espiritualidad apostólica cristiana, que no pueden carecer de cuerpo, puesto que siguen siendo humanos y no menos, sino mucho más plenamente humanos, al estar conectados a la divinidad y precisamente por medio de la humanidad de Cristo, de su Corazón. En su Iglesia. Nuestra Santa Madre Iglesia Católica Jerárquica.
Ya Pío XII reprobó el «funesto error de los que se antojan una Iglesia ilusoria a manera de sociedad alimentada y formada por la caridad, a la que no sin desdén oponen otra a la que llaman jurídica».
Pero sigue diciendo el Papa Cristo nuestro Redentor «quiso que la comunidad por Él fundada fuera una sociedad perfecta en su género y dotada de todos los elementos jurídicos y sociales para perpetuar en este mundo la obra divina de la redención; y para la obtención de este mismo fin procuró que estuviera enriquecida con los dones y gracias del Espíritu Paráclito. El Eterno Padre la quiso ciertamente reino del Hijo de su amor; pero un verdadero reino, en el que sus fieles rindiesen pleno homenaje de su entendimiento y voluntad No puede haber verdadera oposición o pugna entre la misión invisible del Espíritu Santo y el oficio jurídico de los Pastores y Doctores recibido de Cristo; ya que como en nosotros el cuerpo y el alma se completan y perfeccionan mutuamente y proceden del mismo Salvador nuestro». (Encíclica Mistici Corporis Christi, de 1943, núm. 48).
Pablo VI, concluido el Concilio Vaticano II, desarrolla y aplica esta misma doctrina, que no es la de un papa, sino la de la Iglesia y, por tanto la de todos los cristianos, empezando por los papas y obispos, cuando ejercen como tales cristianos y tales papas y obispos:
«La Iglesia, cuyo misterio ha sido lúcidamente destacado por el Concilio Vaticano II, siendo como es un cuerpo social perfecto por voluntad de su Fundador (Pío XII, Mistici Corporis Christi) necesariamente ha de ser visible y ha de regirse por determinadas leyes».{13}
Y acto seguido el Papa condena como ilícita de forma igualmente taxativa la postura de los que «distinguen entre la Iglesia que llaman jurídica o de las funciones y la Iglesia que dicen de la caridad achacando todos los males que padece la Iglesia a lo que ellos llaman juridicismo. Pero así como no podemos separar el alma del cuerpo sin provocar la muerte, la Iglesia que llaman de la caridad no puede existir sin la Iglesia jurídica. No es lícito olvidar que, como decíamos al principio, la Iglesia es, por voluntad de Cristo, una sociedad visible dotada de todas las instituciones propias del régimen externo; que Cristo dio la potestad de jurisdicción a los apóstoles y a todos sus sucesores y que de ello nos da testimonio el Evangelio».{14}
Suponer que lo institucional, lo «jurídico», en la Iglesia es un añadido humano, es naturalismo, puesto que viene manifiestamente de Dios.
El cuerpo, la organización
El espíritu de Schola Cordis Iesu se expresa también en la letra de sus Estatutos aprobados en numerosas ocasiones por la Jerarquía a lo largo de los últimos cuarenta años. En el 1957, en el 1959, en el 1970, en el 198l, y en el 1996.
En 1940, integración, por el padre Orlandis, de Schola Cordis Iesu como Sección del Centro del Apostolado de la Oración de la Iglesia del Sagrado Corazón de los jesuitas de la barcelonesa calle de Caspe. Él había fundado la agrupación en 1925 con el nombre de Juventus, después pasó a denominarse Schola y ahora Schola Cordis Iesu.{15}
En junio de 1957, aprobación laudatoria de Schola Cordis Iesu y de sus Estatutos elaborados con intervención del padre Orlandis en carta del padre Schwendimann S.I., Director General del Apostolado de la Oración, al padre Cayuela S.I.{16}
El 29 de diciembre de 1959, Decreto episcopal del Dr. Modrego, Arzobispo-Obispo de Barcelona aprobando los Estatutos de Schola Cordis Iesu y erigiéndola como Sección del Apostolado de la Oración en el ámbito de la diócesis de Barcelona. El 6 de enero siguiente, queda establecida como tal Sección.{18}
El 3 de septiembre de 1970, Decreto del Arzobispo de Barcelona por el que se aprueban los nuevos Estatutos de Schola Cordis Iesu, reformados conforme a las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre el apostolado de los seglares y adaptados a los nuevos Estatutos del Apostolado de la Oración, promulgados en febrero de 1968 en conformidad con dichas enseñanzas, que dan más responsabilidad a los seglares.{19}
El 21 de mayo de 1981, aprobación por el Director del Apostolado de la Oración en España de los Estatutos de Schola Cordis Iesu como Sección del Apostolado de la Oración en toda España.{20}
En 1996, Decreto del Cardenal Arzobispo de Barcelona por el que se concede personalidad jurídica a Schola Cordis Iesu en su Sección barcelonesa originaria.
El padre Casimiro Puig decía que el Apostolado de la Oración es una organización universal, que sus Secciones deben tener los fines, las prácticas y la organización sustancial del Apostolado de la Oración, añadiéndole especiales obras de piedad y celo apostólico y que «la tendencia general del Apostolado de la Oración respecto a las Secciones ha sido siempre tener con ellas una razonable vinculación jurídica y un máximo influjo espiritual y sobrenatural».{21} También dice allí que el Director General del Apostolado de la Oración puede extender una Sección o constituirla más allá de los límites de una nación.
El Apostolado de la Oración es, pues, universal, como asimismo dice Petit,{22} y Schola Cordis Iesu, que consiste en profundizar en el espíritu, la vinculación personal íntima al Corazón de Jesús, la formación, el celo apostólico y la actividad de este Apostolado, es también universal en su espíritu y en su misión.
Aquella acción que quería el padre Orlandis es acción genéricamente católica: «El Apostolado de la Oración es una obra apostólica propiamente dicha acción católica, si entendemos este término en sentido genérico».{23}
La organización de Schola Cordis Iesu también se puede institucionalizar universalmente por ser su espíritu universal. Basta que haya personas con este espíritu en otras partes del mundo para que un acto del Director General del Apostolado de la Oración lo realice. Después, los interesados pueden recabar del obispo de su diócesis que erija allí el correspondiente Centro de Schola Cordis Iesu.
Garantía de continuidad
El padre Orlandis no quiso hacer simplemente el grupo de un sacerdote, el de sus dirigidos; por más ascediente que tuviese sobre ellos; por más que justificadamente le venerasen. Quiso, con un gran sentido común sobrenaturalizado, en sintonía con la Iglesia, institucionalizar este su gran espíritu apostólico en el tenue cuerpo, en la leve organización del Apostolado de la Oración. Decía a los de Schola en 1942:
«Cada uno en el grado adecuado, ha de mantener relaciones con la organización o cuerpo externo del Apostolado de la Oración. El Apostolado de la Oración no debe ser un cuerpo con espíritu, sino un espíritu con cuerpo En la comunión con la organización del Apostolado está la garantía, os lo aseguro, de la continuidad de Schola, en el caso en que por muerte o traslado os faltara mi orientación».{24}
{1} «Schola Cordis Iesu fue fundada por el P. Orlandis con el fin principal de formar Celadores del Apostolado de la Oración y cumplir los Estatutos entonces vigentes que decían: los Celadores han de estar instruidos tanto cuanto sean capaces de serlo». Cfr. M. Dolores Palou: «Los Secretariados diocesanos del Apostolado de la Oración». Cristiandad, septiembre de 1958, p. 45.
{2} Ramón Orlandis S.I.: «¿Somos pesimistas?», Cristiandad, 1 de septiembre de 1947, p. 148.
{3} Según transcribe fielmente Minoves, de las directivas dadas por el padre Orlandis en la fiesta Cristo Rey de 1942. Cfr. Minoves-García Díe: «Schola Cordis Iesu. El nacimiento de Cristiandad», Cristiandad, septiembre de 1958, pp. 34-35.
{4} F. Canals: «Continuador del Padre Ramière», Cristiandad, septiembre de 1958, pág. 42.
{5} Nuntius ad Nuntios, circular de la Dirección General del Apostolado de la Oración de febrero de 1952, en Cristiandad, abril de 1990, pág. 22.
{6} Ramón Orlandis S.I.: «Pensamientos y ocurrencias», Cristiandad, septiembre de 1958, p. 21.
{7} «Al celador lo hace el celo», decía muchas veces el padre Orlandis, como testimonia P. López Castellote: «Aunque historiador parezco», Cristiandad, septiembre de 1958, 48.
«Ponía gran empeño en que se entendiera con toda claridad que ser Celador no consiste sino en tener celo», testimonia por su parte M. Dolores Palou, art. cit.
{8} En «Pensamientos y ocurrencias».
{9} Ibid.
{10} Ibid.
{11} Ibid.
{12} Ibid.
{13} Pablo VI, Discurso publicado en L'Osservatore Romano de 22 de noviembre de 1965 y traducido en la recopilación de textos pontificios publicada bajo la dirección de J. L. Martín Descalzo: El Concilio de Juan y Pablo, BAC, 1967, pp. 872-877.
{14} Ibid.
{15} Véase Cristiandad de abril de 1980, p. 54. Véase también el artículo de Luis Creus: «Iuventus. El origen de Schola Cordis Iesu», Cristiandad, septiembre de 1958, pp. 25-26.
{16} Cristiandad de abril de 1980, p. 54. Véase también el artículo del P. Casimiro Puig, S.I., «Las Secciones del Apostolado de la Oración», Cristiandad, abril de 1980, p. 80.
{17} En los dos mismos lugares.
{18} C. Puig, S.I., ibid.
{19} En los dos mismos lugares.
{20} Reproducción íntegra de estos Estatutos en Cristiandad, mayo de 1981, p. 90.
{21} C. Puig, S.I., ibid., p. 75.
{22} J. M. Petit, «Schola Cordis Iesu y el Secretariado del Apostolado de la Oración», Cristiandad, abril de 1990, p. 26.
{23} F. Canals, ibid.
{24} Minoves, ibid.