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El beato Pablo VI tenía redactadas dos cartas de dimisión en caso de incapacidad y a Ratzinger le pareció algo muy sabio que deberían hacer todos los Papas
C.L./ReL 26 08 2017
El papa Pablo VI tenía redactadas dos
cartas de dimisión dirigidas al colegio
cardenalicio, para el caso de que alguna circunstancia le
impidiese ejercer el pontificado. Lo ha confirmado el cardenal Giovanni
Battista Re, de 83 años, antiguo prefecto de la
Congregación para los Obispos.
"Pablo VI tenía dispuestas dos cartas de dimisión, me
las mostró el Papa Wojtyla", declara el vicedecano
del colegio cardenalicio a Piero Bonicelli en Arabarara, portal de
información local de la región de Bérgamo, a los pies de los
Alpes. La entrevista tuvo lugar en la casa natal de Re en Borno (Brescia).
Además de contar algunos detalles de su vida y formación, el
purpurado hace una valoración personal de los Papas con
quienes ha tenido mayor relación en su larga vida diplomática,
iniciada en 1963 en la nunciatura de Panamá.
Dice de Juan XXIII que "tenía confianza en Dios y en los
hombres"; de Pablo VI destaca su internacionalización de la
Curia; Juan Pablo I le confió "que el papado
era un peso demasiado grande sobre sus espaldas";
Juan Pablo II era "un gran hombre y un santo";
Benedicto XVI es "un gran teólogo, una persona dulce, con
fama de duro pero no es así, es bueno y dulce y tiene una cabeza
extraordinaria"; Francisco es "el Papa justo en el
momento justo".
Temor a dejar la Iglesia sin gobierno
En cuanto a las cartas de dimisión de Pablo VI, el
cardenal Re precisó después a Andrea Tornielli en La Stampa que
"eran dos cartas escritas a mano, no recuerdo exactamente la
fecha, pero no se trataba del último periodo de vida del Papa
Montini. Me parece que eran de finales de los años
sesenta o de 1970. Pablo VI estaba preocupado
por una posible futura incapacidad, un grave impedimento
que no le permitiera desempeñar su ministerio, y por esto quiso
prevenirse".
La segunda de las misivas estaba dirigida "al
secretario de Estado pro tempore,
es decir a su principal colaborador en ese momento, sin indicar
el nombre", y según Re en ella el Papa le encargaba que
insistiera ante el colegio cardenalicio para que aceptara su
renuncia.
Según contó en su momento el jesuita Paolo Dezza (1901-1999),
confesor de Pablo VI, al Papa Gianbattista Montini "le
preocupaba pensar en una enfermedad que lo
dejara sin capacidad para el trabajo, por el daño que
haría a la Iglesia" quedar descabezada en caso, por ejemplo,
de caer el pontífice en coma.
"Algo muy sabio", dijo el cardenal Ratzinger
Las cartas se encuentran en el archivo de la Secretaría
de Estado, pero el secretario particular de
Pablo VI, Pasquale Macchi (1923-2006) se
quedó con una copia.
Ettore Malnati, vicario para el laicado y la cultura de la diócesis
de Trieste y amigo personal del arzobispo Macchi,
explicó a Tornielli que el contenido de ambas cartas también
llegó a conocimiento del entonces cardenal Joseph Ratzinger.
"Recuerdo que monseñor Macchi me enseñó una
vez las cartas con la renuncia preventiva de Pablo
VI en caso de incapacidad. Y una vez habló de ellas en presencia
del cardenal Joseph Ratzinger", dijo Malnati.
"Si no me equivoco con las fechas", continuó, "era octubre
de 2003, y me encontraba con monseñor Macchi en la
Plaza San Pedro para participar en el Ángelus
rezado por san Juan Pablo II. En esa ocasión, el Papa
anunció el nombramiento de un importante número de nuevos
cardenales, entre los que había dos lombardos, el Patriarca de
Venecia, Angelo Scola, y el presidente de
la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, Attilio
Nicora. Cerca de nosotros, en la plaza, también estaba
escuchando el anuncio del nuevo consistorio el cardenal Joseph
Ratzinger, en esa época prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe".
Cuando concluyó el Angelus, Malnati y Macchi acompañaron a
Ratzinger hasta su residencia en la Piazza della Città Leonina.
Durante ese trayecto, el que fuera secretario
particular de Pablo VI, Don Macchi, le habló a
Ratzinger de las cartas, escritas para caso
"de grave enfermedad" o "largo impedimento".
"Eso es algo muy sabio que deberían hacer
todos los Papas", comentó el futuro Benedicto XVI.