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Parentela de Jesús de Nazaret

el Mesías, Hijo de Dios, el Verbo hecho carne

Fuente: "La vida oculta de la Virgen María", de la beata Ana Catalina Emmerick.

"El parentesco entre San José y San Joaquín.
La viuda de Mazán, abuelo de San José, se casó en segundas nupcias con Leví, abuelo de san Joaquín (Helí)".
 

Joaquín estaba emparentado con San José de la siguiente manera: Mazán, el abuelo de san José, venía de David a través de Salomón, y tuvo un hijo llamado Jacobo y otro Josés; Jacobo fue el padre de san José. Al morir Mazán, su viuda se casó con Leví, que también procedía de David, pero por Nathan, y con este Leví tuvo a Matzat (Matthat), padre de Helí, que así se llamaba también Joaquín. [San José era primo de san Joaquín, por consiguiente, ]
 

Santa Ana, que se casó tres veces, tuvo de su primer matrimonio con san Joaquín dos hijas. Su nieta María Cleofás también se casó tres veces, primero con Alfeo, de quien tuvo tres niños de la edad de Jesús a quienes llamaron «hermanos del Señor». Al enviudar María Cleofás se casó con Sabas, de quien tuvo a José Barsabas, y al volver a enviudar, se casó por tercera vez y fue madre de Simeón de Jerusalén.
[Jesús era primo de María Cleofás, por consiguiente].
 

Joaquín y Ana se casaron en un pueblecito donde únicamente había una modesta escuela y solo estuvo presente un sacerdote. Ana tenía entonces unos 19 años. La pareja se fue a vivir con Eliud, el padre de Ana; la casa pertenecía a la ciudad de Séforis pero estaba a cierta distancia, en medio de un grupo de construcciones de las que era la mayor. Allí vivieron varios años.
 

Cuando Ana fue a los esenios en busca de consejo como sus antepasadas, recibió la indicación de que se casara con Joaquín, al que entonces todavía no conocía pero que la pretendía desde que Eliud, el padre de Ana, se mudó al Valle de Zabulón donde vivía Matzat (Matthat), el padre de san Joaquín. {Ana hubiera debido casarse con un levita de la tribu de Aarón como las demás de su tribu, pero se casó con Joaquín de la tribu de David, pues María debía ser de la tribu de David}.
 

El bisabuelo de Ana era profeta;
Eliud, padre de Ana, era de la tribu de Leví, y su madre Ismeria de la de Benjamín. Ana nació en Belén, pero más adelante sus padres se mudaron a Séforis, a cuatro leguas de Nazaret, donde tenían casa en una finca. También tenían fincas en el hermoso Valle de Zabulón, a legua y media de Séforis y tres de Nazaret. En el buen tiempo, el padre de Ana iba mucho con su familia al Valle de Zabulón, y después de la muerte de su esposa se mudó allí definitivamente, y de esta forma nacieron sus contactos con los padres de san Joaquín, el que se casó con Ana. El padre de Joaquín se llamaba Matzat (Matthat) y era el segundo hermano de Jacobo, padre de san José; el primer hermano se llamaba Josés. Matzat (Matthat)  se afincó en el Valle de Zabulón.
La abuela de santa Ana era de Mara en el desierto, donde tenía fincas su familia, que era de los esenios casados. Su nombre sonaba parecido a Moruni o Emorún y se me dijo que quería decir «Buena madre» o «Madre excelsa». Al llegar la época en que debía casarse, Emorún tenía varios pretendientes, y vi que fue al Monte Horeb en busca del profeta Arcos para que decidiese su elección.
La abuela de Santa Ana consultó su matrimonio con Arcos o Arcas, el viejo profeta del Horeb que gobernó a los esenios durante 90 años. Parece muy notable que estos profetas predijeran siempre descendencia femenina, y que los antepasados de Ana y la misma Ana tuvieran hijas la mayor parte de las veces...
Cuando Arcos entró en la Cueva de Elías, cerró la puerta, se arrodilló y rezó. Miró arriba a la lumbrera del techo, se postró con el rostro en el suelo y vi que tuvo un conocimiento profético; como si debajo del corazón de Emorún (la joven que le había preguntado) creciera un rosal de tres ramas con una rosa en cada una. La rosa de la segunda rama estaba marcada con una letra, creo que una M.
Arcos vio todavía más: un ángel escribió letras en la pared y vi que Arcos se levantó como si se despertara y las leyó; he olvidado los detalles. Entonces bajó de la cueva y anunció a la joven que le consultaba que se casara y que lo hiciera precisamente con el sexto pretendiente; daría a luz una criatura elegida y marcada con una señal, que sería vaso de la salvación que se acercaba.
Tras ello, Emorún se casó con su sexto pretendiente, un esenio llamado Estolano. No era de la región de Mara, y a causa de su matrimonio y de las fincas de su mujer, recibió un nuevo nombre que no puedo reproducir con seguridad y que pronunciaban de distintas formas y sonaba algo así como Garesha, Sartsirius o algo parecido.
Estolano y Emorún tuvieron tres hijas de las que recuerdo sus nombres: Ismeria, Emerencia y la última me parece que se llamaba Enué. No siguieron en Mara mucho más tiempo, sino que se fueron a vivir a Efrón. Ismeria y Emerencia también se casaron según las predicciones del profeta del Horeb. No logro entender por qué he oído tantas veces que la madre de santa Ana había sido Emerencia, pues siempre he visto que fue Ismeria; en el nombre de Dios contaré lo que todavía tengo presente de estas hijas de Estolano y Emorún.
Emerencia se casó con Afrás u Ofrás, levita, y de este matrimonio fue hija Isabel, la madre de Juan el Bautista; otra de las hijas de Emerencia, que se llamaba Enué como la hermana de Emerencia, acababa de enviudar cuando nació María; la tercera hija de Emerencia fue Roda, una de cuyas hijas fue aquella Mara que vi en el tránsito de la Santísima Virgen [y que fue la madre de Nathanael (Caná). Santa Ana era prima de Roda, María era prima segunda de Mara].
Ismeria se casó con Eliud, y vivieron en la comarca de Nazaret; de ellos nació santa Ana, entre otras. [Santa Ana era prima de santa Isabel, por consiguiente; y por tanto María era sobrina segunda de santa Isabel y prima segunda de san Juan Bautista].
Enue, la tercera hija de Estolano [y Emorún], estaba casada y vivía entre Belén y Jericó; uno de sus descendientes estuvo con Jesús.
La hija primogénita de Ismeria y Eliud se llamaba Sobé...
Después Ismeria permaneció estéril dieciocho años y cuando Dios volvió a bendecirla... nació santa Ana, que al nacer trajo al mundo aquella señal en el estómago [la M].
A Ana la llevaron a la escuela del Templo cuando tenía cinco años, lo mismo que hicieron más tarde con María; allí vivió doce años hasta que a los diecisiete la devolvieron a casa, donde encontró dos niños nuevos: una hermanita que había nacido poco después que ella, que se llamaba Maraha, y un hijito de su hermana mayor Sobé, que también se llamaba Eliud.
Un año después Ismeria enfermó mortalmente y en su lecho de muerte aleccionó a todos los suyos presentándoles a Ana como la futura ama de casa. Luego, antes de morir, habló con ella a solas y le dijo que era un vaso de elección de la gracia de Dios, que tendría que casarse y que fuera a buscar el consejo del profeta del Horeb.
Sobé, la hermana mayor de Ana, estaba casada con un tal Salomó y, además de su hijo Eliud, tenía una hija, María Salomé, que fue la que más adelante tuvo de Zebedeo a los apóstoles Santiago el Mayor y Juan.
[Por consiguiente María Salomé era prima de María y los Zebedeos, Santiago el Mayor y Juan evangelista eran sobrinos segundos de Jesús, el cual debió tener en brazos muchas veces a su sobrinito Juan Zebedeo, cuando éste era un bebé de uno, o dos años, y Jesús un mocete de doce o catorce, rodeándole a Juan Zebedeo de todas las muestras físicas de cariño que se le prodigan a un bebé; por lo cual, ni uno ni otro, podían olvidar, ni siquiera veinte años después, que Jesús había tenido a Juan en brazos tantas veces, cuando era un bebé, comiéndolo a besos. Es natural que fuese el discípulo amado, por la familiaridad del parentesco y la diferencia de edad].
Sobé tuvo además una segunda hija que fue madre de tres discípulos y tía del novio de Caná.
Eliud, el hijo de Sobé y Salomó, fue el segundo marido de Maroni, la viuda de Naim, y padre del niño que resucitó Jesús.
Maraha, la hermana menor de Ana, recibió la finca de Séforis cuando su padre Eliud se trasladó al valle de Zabulón; se casó y tuvo una hija y dos hijos, Arastaria y Cojaria, que fueron discípulos.
Ana tuvo todavía una tercera hermana, que era muy pobre y fue mujer de un pastor de los pastizales de Ana; estaba mucho en casa de Ana.

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María Cleofás

María de Cleofás se menciona explícitamente solo en Juan 19:25, donde se encuentra entre las mujeres presentes en la crucifixión de Jesús:

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena

Juan 19:25

Los Evangelios de Marcos y Mateo incluyen cada uno pasajes similares que son casi idénticos entre sí:

Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo

Mateo 27:56

Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé

Marcos 15:40

Esto ha llevado a algunos estudiosos a identificar a María de Cleofás con "María, la madre de Santiago y José".[2]

Sea como fuere, ambas posturas mantendrían a las 3 mujeres (aparte de María madre de Jesús) que estuvieron en la crucifixión de Cristo:

Según algunas interpretaciones, la misma María de Cleofás también estuvo entre las mujeres que en la mañana de la resurrección fueron al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús con perfumes y fueron testigos de la resurrección. Mateo la llama "la otra María" para distinguirla de María Magdalena,[e]​ mientras que Marcos y Lucas la nombran como "María, la madre de Santiago".

Según los fragmentos de la obra Exposiciones de los Oráculos del Señor del padre apostólico Papías de Hierápolis, que vivió cerca del 70-163 d. C., Cleofás y Alfeo son la misma persona, y María, la esposa de Cleofás o Alfeo, sería la madre de Santiago el hermano de Jesús, de Simón y de Judas (Tadeo) y de un José.[7]

(1) María, la madre del Señor; (2) María, esposa de Cleofás o Alfeo, quien fue madre de Santiago el obispo y apóstol, de Simón y de Tadeo, y de un José; (3) María Salomé, esposa de Zebedeo, madre de Juan el evangelista y Santiago; (4) María Magdalena. Estos cuatro se encuentran en el Evangelio...
Papías, Exposiciones de los Oráculos del Señor (Fragmento X)

Clopás, también referida como Cleofás. La única referencia que existe de él es a través de la mención de una tal María he teu Klopa, traducida generalmente como María de Cleofás.[b]​ Muchos creen que Clopás es la transliteración griega de la forma aramea de Alphaeus, que llega al español como Alfeo.[1][2]

Cleofás también aparece en los primeros escritos cristianos de Papías y Hegesipo (siglo II) como hermano de José de Nazaret, el esposo de María, madre de Jesús, y como el padre de Simeón, el segundo obispo de Jerusalén. Eusebio de Cesarea (siglo IV) lo menciona cuando relata la reunión de los apóstoles y discípulos de Jesús para elegir a quien dirigiría la Iglesia de Jerusalén después de la destrucción de la ciudad en el año 70.[3]

Todos ellos deliberaron acerca de quién había de ser juzgado digno de la sucesión de Jacobo, y por unanimidad todos pensaron que Simeón, el hijo de Clopás (a quien también menciona el texto del Evangelio), merecía el trono de aquella región, por ser, según se dice, primo del Salvador, pues Hegesipo cuenta que Clopás era hermano de José.
Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, III

Epifanio agrega que José y Cleofás eran hermanos, hijos de Jacob, apodado Pantera.[4]

En el Evangelio del pseudo-Mateo, que probablemente fue escrito en el siglo VII, se afirma que la hermana de María, la madre de Jesús, era María de Cleofás, hija de Cleofás y Ana.[5]

[...] con Jesús y María, su madre, iba también la hermana de ésta, María, hija de Cleofás, que el Señor Dios había dado a su padre Cleofás y a su madre Ana, porque habían ofrecido al Señor a María, la madre de Jesús. Y esta María había sido llamada con el mismo nombre de María para consolar a sus padres.
Pseudo-Mateo, XLII

En la tradición medieval, Cleofás es el segundo esposo de Santa Ana y padre de "María de Cleofás".[6]