El puesto a la derecha y a la izquierda de Jesucristo en su reino
Jesús les dijo a Santiago y a Juan cuando les prometió la muerte gloriosa del martirio:
"Mi cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre" (Mt 20,23).
Evidentemente esos puestos estaban reservados a
la Virgen María y a san José.
Así se proclama respecto a María en la definición del dogma de
la Asunción:
«Como supremo coronamiento de sus privilegios, fue preservada de la corrupción del sepulcro y vencida la muerte, como antes por su Hijo, fue elevada en alma y cuerpo a la gloria del cielo, donde resplandece como Reina a la derecha de su Hijo, Rey inmortal de los siglos» (Const. Ap. Munificentissimus Deus, 40).
«Quasi supremam suorum privilegiorum coronam, ut a sepulcri corruptione servaretur immunis, utque, quemadmodum iam Filius suus, devicta morte, corpore et anima ad supernam Caeli gloriam eveheretur, ubi Regina refulgeret ad eiusdem sui Filii dexteram, immortalis saeculorum Regis».
Y a María la acompaña siempre su esposo san José.
A san José le corresponde dar su brazo derecho a su esposa María, y al Niño Jesús, cuando Éste está entre ambos, en la tierra como en el cielo.