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Podemos aparca el referéndum, aunque todavía lo exigen el 10.02.2016 los jefes de sus aliados catalanes de En Comú
DN Colpisa. Madrid 14/02/2016 a las 06:00
Los dirigentes del partido aceptan que es un asunto del que se puede hablar, pero que no impedirá un acuerdo
El votante de Podemos no es favorable al separatismo ni al soberanismo de ningún territorio. La mayoría es partidario del estado de las autonomías.
La noche de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, Iglesias colocó la celebración de un referéndum autodeterminacionista como un requisito irrenunciable para todo el que quisiera negociar con su partido.
Apenas dos semanas después, Iñigo Errejón,
ya admitía que el referéndum era una cuestión de la que «se
puede hablar». Iglesias por esos mismos días aceptaba que
había asuntos «más urgentes». Ya solo se mantiene en la de
uno de sus aliados, los catalanes de En Comú.
El último sondeo del CIS, cuyo trabajo de campo se efectuó dos
semanas después de las generales, constató que para la mayoría
de los votantes del partido la opción territorial preferida era
el actual estado de las autonomías. Así lo decía el 38% de los
electores de las listas de Podemos sin aliados, el 30,3% de los
valencianos de Compromís, y el 46,3% de los gallegos de En Marea.
La posibilidad de que las autonomías celebrasen consultas
independentistas era apoyada por el 12,5% de los seguidores de
Podemos, el 15,2% de Compromís, y el 12,2% de En Marea.
Se da además la circunstancia paradójica de que el porcentaje
de los que en Podemos no quieren autonomías es idéntico al de
los que respaldan las consultas soberanistas. Incluso uno de cada
diez votantes de los nacionalistas de Compromís respalda el
estado centralizado sin comunidades.
La excepción es En Comú, la confluencia con Podemos con mayor
sentimiento identitario, catalán en este caso. El 36,7% de sus
votantes está de acuerdo con los referendos secesionistas, pero
tampoco es la opción favorita; esa es la de tener autonomías
con mayores competencias, el 44,9% se decanta por esa fórmula.
El mismo barómetro del CIS de enero apunta que sus electores de forma mayoritaria se consideran tan españoles como de la comunidad a la que pertenecen. Así lo dice el 55% de los de Podemos, el 40% de los de En Comú, el 54,5% de los de Compromís, y el 63% de los de En Marea. Preguntados si solo se sienten de su territorio, solo el 13% de los votantes de En Comú responde que sí, en el resto ese sentimiento está por debajo del 5%.
La radiografía de los votantes de Podemos, en lo que a la cuestión territorial se refiere, se asemeja a la del PSOE. «Normal, muchos de nuestros votantes son antiguos socialistas que siguen siendo autonomistas», admiten dirigentes del círculo cercano a Iglesias.
Esto es así con dos salvedades. En Cataluña y País Vasco, donde ganaron los comicios del 20 de diciembre de 2015, los votantes de En Comú y de Podemos en Euskadi procedían en buena medida de la CUP y de Bildu, fuerzas con marcado perfil soberanista.
Los diputados vascos de Podemos no tienen un grupo diferenciado y, por tanto, no afloran sus demandas sobre el derecho a decidir como en el caso de Cataluña.
Pero el cabeza de lista de En Comú, Xavier
Doménech, dejó muy claro el pasado miércoles [de
Ceniza] 10.02.2016 que su exigencia central, si cuaja un
acuerdo de investidura de Podemos con el PSOE, es que en el pacto
«aparezca la palabra referéndum». Ni para la organización de
Iglesias ni para Compromís ni para En Marea es casus
belli.
Podemos, sin embargo, no puede arrumbar esta reivindicación así
como así porque, por un lado, la confluencia catalana
con sus 12 diputados es la más poderosa; y, por otro,
porque para sus relaciones con Ada Colau con su
proyecto de crear un nuevo partido con todos los
socios de En Comú la consulta autodeterminista juega un papel
central.
No se archivará, por tanto, pero tampoco será lo que haga
descarrilar un hipotético, y por ahora lejano, pacto con los
socialistas. En la agenda de Podemos hay puntos más urgentes,
según admite Iglesias. Sin ir más lejos, atender «la
emergencia social» en todas sus facetas. Los socialistas
también creen que la consulta es un elemento más para ponerles
en un brete negociador que una exigencia real.
El análisis del sentimiento identitario del votante de Podemos confirmaría asimismo esta percepción. El mismo barómetro del CIS de enero apunta que sus electores de forma mayoritaria se consideran tan españoles como de la comunidad a la que pertenecen. Así lo dice el 55% de los de Podemos, el 40% de los de En Comú, el 54,5% de los de Compromís, y el 63% de los de En Marea. Preguntados si solo se sienten de su territorio, solo el 13% de los votantes de En Comú responde que sí, en el resto ese sentimiento está por debajo del 5%.
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