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Oración a santa Teresita, reinecita de Navarra

Querida santa Teresa del Niño Jesús, ya que tu queridísimo padre, San Luis Martin, de la que eras su reinecita, te llamaba "reina de Francia y de Navarra", remedando la rimbombancia del barroco borbónico, cuídate por favor, como cosa tuya, también de Navarra.

Consíguenos que Dios se dé prisa en socorrernos y que tengamos también en Navarra muchos sacerdotes y que todos sean según el Corazón de Jesús.

Consíguenos que Dios se dé prisa en socorrernos y que sanee y haga prolíficas las órdenes religiosas, también en Navarra.

Consíguenos que Dios se dé prisa en socorrernos y que también Navarra se vea libre de los poderes anticristianos.

Consíguenos que Dios se dé prisa en socorrernos y que tengamos también en Navarra muchos matrimonios cristianos, que tengan muchos hijos y que les den una educación católica.

Consíguenos que Dios se dé prisa en socorrernos y que también en Navarra los jóvenes y los adultos se vean libres de las adicciones e idolatrías.

Consíguenos que Dios se dé prisa en socorrernos y que alivie también en Navarra a los enfermos, minusválidos, discapacitados, parados, humillados, quebrantados, hundidos y desamparados. Y a sus familiares y cuidadores.

Etc., etc.

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Desemboca en el rey de Francia Enrique IV de Borbón la descendencia de los Albret-Foix, reyes de Navarra destronados en 1512 por Fernando el Católico, aprovechando su excomunión que les impedía ser reyes de un reino católico como el navarro.

En 1512, el rey de Francia Luis XII, que, para doblegar al Papa en lo político, le estaba creando en lo religioso un cisma, y por ello estaba ya excomulgado, obliga a los reyes de Navarra Catalina de Foix y Juan de Albret, bajo la amenaza de arrebatarles sus feudos franceses, a pactar con él.
Los utilizaba para apoderarse de Navarra, lo mismo que hacía con los agramonteses, el bando permanentemente en guerra civil desde 1451 con los beamonteses. Estos eran mayoritarios en Navarra y partidarios de la unión con Castilla de Navarra para librarla de ser sometida por el rey de Francia.
Pero el pacto firmado por los reyes de Navarra con Luis XII de Francia en 1512 les comprometía a impedir el paso de los ejércitos de la Santa Liga, que era la alianza formada contra el rey de Francia para hacer valer la excomunión contra él destronándolo. En el tratado de la Santa Liga, el Papa se había comprometido a excomulgar a cualquier rey que intentase impedir el paso de los ejércitos que tratasen de hacer valer la excomunión contra el rey de Francia.
Fernando el Católico, en cuanto se produce la firma del pacto de los reyes de Navarra con Luis XII (18.07.1512),
hace entrar las tropas de Castilla desde Álava (21.07.1512) y solicita al Papa que excomulgue a los reyes de Navarra.
Estos huyen ante la escasez de sus apoyos por la perspectiva de su excomunión,
mientras los beamonteses, mayoritarios en Navarra, apoyan su incorporación a la Corona de Castilla para librarla de ser sometida por el rey de Francia.
La primera bula de excomunión también está fechada el 21.07.1512 y, cuando llega, Fernando el Católico toma el título de rey de Navarra. La segunda es de 18.02.1513.
Fernando el Católico, aceptado como rey de Navarra por sus Cortes,
la mantiene como reino, con sus fueros, su Consejo Real y sus propias Cortes,
y la integra entre los Reinos de Castilla en las Cortes de Burgos de 1515.

Francia siguió intentando anexionar Navarra utilizando a los agramonteses y a Enrique II de Albret, hijo de los reyes destronados, y la invadió en 1521, pero al conquistar momentáneamente Pamplona, no sólo no proclama rey de Navarra a Enrique II, sino que ni siquiera le permitió entrar en Navarra. La invasión francesa será finalmente derrotada en la batalla de Noáin en 1521 mismo.
En 1527, España evacúa la Baja Navarra, porque militarmente era difícil de defender al estar al otro lado de la barrera pirenaica.
Esto les vale a los Albret y a sus descendientes, que siguen detentando el título de reyes de Navarra, para reinar de hecho en la Baja Navarra.
Su última descendiente, Juana de Albret, casada con Antonio de Borbón, es la madre del que llega a ser rey de Francia como Enrique IV, que seguía haciéndose llamar rey de Navarra y reinando de hecho en la Baja Navarra. Es el que inicia la rama de los Borbones en el trono francés. Él y sus sucesores los Borbones del barroco se hacían llamar para mayor rimbombancia reyes de Francia y de Navarra, que parecía más glorioso.