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Guardar silencio en el templo y otras directrices de la Iglesia recordadas por el cardenal Cañizares en 2018
ReL15 enero 2018 https://www.religionenlibertad.com/directrices-canizares-sobre-actitud-templo-silencio-indumentaria-61763.htm
El pasado 3 de enero, el arzobispo de Valencia, el
cardenal Antonio Cañizares, enviaba una carta a los
sacerdotes de la diócesis en la que reflexionaba y daba algunas
directrices de la actitud que tanto los fieles como los propios
religiosos deben tener en el interior del templo.
Titulada Mi casa es casa de oración,
el purpurado espera que los templos diocesanos sean esto mismo y
no lugares profanos. Y es que asegura que lleva
observando, desde hace tiempo, que es necesario esforzarnos
todos en que la iglesias o templos sean de verdad casas de
oración, que inviten a la adoración a Dios y a escucharle, a la
contemplación y gozar de su presencia.
La importancia del silencio
Cañizares hace especial hincapié en la importancia
del silencio, que se ve alterado con excesiva
frecuencia e indebidamente en el rito de la paz, también al
final de la celebración, y a veces incluso al entrar en el
templo.
Llega el momento de la paz y se arma un lío de
rumor, a veces poco respetuoso, y al final de la
celebración el guirigay que se arma es
el que es y como es. Pido a sacerdotes y a todos los fieles
que procedan de otra manera, como pide el respeto al templo, a la
celebración: al misterio que allí acontece y a la preparación
debida que exige ese misterio, que se guarde la compostura
debida, agrega el cardenal valenciano.
La indumentaria con la que se entra al templo
Otro de los aspectos sobre los que llama la atención es la
vestimenta con la que en ocasiones se entra a los templos.
Escribe que infinidad de veces algunos o algunas
entran con vestidos inadecuados o indecorosos con
el respeto que se debe a la casa de Dios.
Por ello, Cañizares pide que si alguien entra de forma
inadecuada o indecorosa habría que invitarle con
educación a que se retirase, se cambiase o pusiese otro vestido y
que después venga al templo, pero lo que no puede ser e esa
falta de respeto.
El respeto al Sagrario y la comunión
El arzobispo también habla de cómo se comportan los
fieles y sacerdotes cuando pasan delante del sagrario. A veces explica- se pasa ante el sagrario
como si tal cosa, sin hacer reverencia alguna ni genuflexión, que
es lo debido. Los chicos pasan ante el sagrario sin percatase de
que en él está Jesús presente sacramentado. Hay que educarlos,
también hay que educar a los mayores.
La comunión es otro de los puntos en los que insiste el cardenal
Cañizares. En la misiva asegura que hay veces que se pasa
muy mal viendo cómo se acercan algunos, sin ningún
recogimiento y devoción, sin ningún gesto de
adoración, como quien coge una galleta o algo semejante.
Recuerda que se puede comulgar en la boca directamente o con la
mano, pero afirma que la forma más consonante con el
misterio del Cuerpo de Cristo que se recibe es comulgar
de rodillas y en la boca. No soy retrógrado en eso,
sino que señalo qué es lo más acorde.
Cuidado con las fotos
Las fotografías que se hacen al finalizar las primeras
comuniones, bodas, bautizos o confirmaciones también son
analizadas por el purpurado. Habla del jaleo que se
arma que rompe con todas las reglas de cómo
comportarse en el templo. Por ello, asegura
que se pueden hacer fotografías pero no convertir
el templo en un salón de fotografía, ni tampoco en unos
momentos de devaneo y frivolidad.
La prohibición sobre algunos usos del templo
Por último, el arzobispo de Valencia hace un recordatorio muy
importante: los templos han de ser respetados en lo que son
y ser utilizados para lo que son. Y pone el ejemplo de lo
que ocurrió recientemente en Cataluña, donde hubo iglesias que
se convirtieron en lugar de votación y de recuento de votos del
referéndum ilegal. O la utilización del templo para actos, que
aunque tengan buena intención, puedan desarrollarse en otros
locales.
De manera firme insiste en que prohíbo
terminantemente otros usos profanos que, salvo casos de
emergencia o necesidad mayor o perentoria, así lo recomienden y
esto con autorización, al menos del vicario de zona. No
contribuyamos a la secularización, la secularización interna de
la Iglesia, que es la más grave de todas.
Carta íntegra del cardenal Cañizares
MI CASA ES CASA DE ORACIÓN
Queridos hermanos sacerdotes, queridos todos: Os escribo esta
carta con todo cariño y con la normal preocupación y máximo
interés de que los templos catedral, basílicas, iglesias
parroquiales, capillas, ermitas con culto habitual,
- sean
casas de oración y no se conviertan o convirtamos en lugares
profanos.
Así, con esta preocupación y celo de Hijo de Dios, se expresaba
y actuaba Jesús en el templo de Jerusalén viendo en qué
habían convertido la casa de Dios. Hemos de insistir en la
catequesis el sentido o significado del templo como morada de
Dios y lugar de encuentro con Él, de adoración, de escucha de
su Palabra, de celebración de los sacramentos, sobre todo de la
Eucaristía para la que se reúne la asamblea cristiana, como
señala bella y precisamente el Ritual de Dedicación de Iglesias.
Vengo observando, desde hace tiempo, que es necesario esforzarnos
todos en que las iglesias o templos sean de verdad casas de
oración, que inviten a la adoración a Dios y a escucharle, a la
contemplación y gozar de su presencia: sólo Él debe
importarnos y solo a Él debemos la gloria y la alabanza que
merece. Por esto, además del cuidado material de los templos con
limpieza, belleza, orden, ornato debido, iluminación adecuada,
sonoridad buena, habrá que cuidar muchísimo el silencio.
Ya hice alguna advertencia sobre el silencio en mi Carta
Pastoral sobre la Eucaristía Haced
esto en memoria mía. A ella me
remito. Pero quiero insistir aún más en el silencio
debido para la oración, la escucha de la Palabra, para la
adoración y la contemplación, para el recogimiento necesario,
para el encuentro con Dios y consigo mismo. Este silencio se ve
alterado con excesiva frecuencia e indebidamente en el rito de la
paz, también al final de la celebración, y a
veces incluso al entrar en el templo.
Cuando yo era niño, mis padres y maestros me enseñaron
a guardar silencio en el templo. Cuando íbamos a llegar
al templo parroquial mis padres nos hacían bajar la voz y cuando
pasábamos el umbral de la puerta nos indicaban el silencio;
ya dentro, nos arrodillábamos y rezábamos una oración,
después, durante la Misa, guardábamos las posturas que
correspondían con toda devoción y respeto. ¿Exagerados mis
padres?. Todo lo contrario. Me enseñaron a estar ante el
Misterio con asombro y admiración, en silencio y
recogimiento como corresponde: nunca les agradeceré
bastante que me educaran así; ahora, sin embargo, algunos entran
en el templo como en cualquier otra casa, -sin saludar
siquiera al Dueño de la casa-, o en
cualquier sala dispuestos al espectáculo, se sigue hablando como
en la calle, se sientan de inmediato al entrar, no se
entra en un clima de silencio, se sigue en otras cosas.
Llega el momento de la paz y se arma un lío,
un rumor, a veces poco respetuoso, y al final de la celebración el
guirigay que se arma es el que es y como es.
Pido a sacerdotes y a todos los fieles que
procedan de otra manera, como pide el respeto al templo, a la
celebración; al misterio que allí acontece y a la preparación
debida que exige ese misterio, que se guarde la compostura debida.
Me permito llamar la atención sobre otra cosa: el vestido con el
que se entra en el templo. Infinidad de veces algunos o algunas
entran con vestidos inadecuados o indecorosos con el respeto que
se debe a la casa de Dios. Cuando uno va a la ópera, por poner
un ejemplo, no va de cualquier manera o de forma inadecuada,
¿por qué en los templos sí que se permite entrar y estar
inadecuadamente? No es raro, por ejemplo, que en la catedral, o
en otro templo de valor artístico encontrarse con personas
inadecuadamente vestidas. Habría que advertir con carteles que
llamen la atención de qué manera se puede entrar en el templo y
de qué manera no, como hacen por ejemplo en la basílica de San
Pedro en Roma. Si alguien entra de forma inadecuada o indecorosa
habría que invitarle con educación a que se retirase, se
cambiase o pusiese otro vestido y que después venga al templo,
pero lo que no puede ser es esa falta de respeto.
También me permito llamar la atención sobre las fotografías,
sobre todo al finalizar la celebración, bien sea de primeras
comuniones, o de bautismos o de confirmaciones, o de matrimonios.
El jaleo que se arma, la falta de respeto y lo que queráis que
se origina en esos momentos rompe con todas las reglas de cómo
comportarse en el templo; en eso debo reconocer que yo soy el
primero en sucumbir en esto y me temo que mis hermanos Obispos lo
mismo. Hemos de poner muchísimo más cuidado; se pueden hacer
las cosas de otra manera y bien, sin impedir el recuerdo que
comprendo es grato conservar en fotografía. Se pueden hacer
fotografías, es normal que se quiera. Pero, por supuesto no
podemos convertir el templo en un salón de fotografía, ni
tampoco en unos momentos de devaneo y frivolidad.
También me permito llamar vuestra atención a cómo nos
comportamos al pasar delante del sagrario; a veces se pasa ante
el sagrario como si tal cosa, sin hacer reverencia alguna ni
genuflexión que es lo debido. Los chicos pasan ante el
sagrario sin percatarse de que en él está Jesús
presente sacramentado. Hay que educarlos, también hay
que educar a los mayores.
En las celebraciones de la Eucaristía toda la asamblea,
salvo las personas impedidas por causas razonables, ha de
seguir las posturas que señalan los libros litúrgicos
y que yo mismo recordé en una Carta Pastoral sobre la
Eucaristía : Haced esto en conmemoración mía.
En esta misma carta os recordaba cómo debe darse la paz y cómo
se debe comulgar. Os confieso que hay veces que se pasa muy mal
viendo cómo se acercan algunos, sin ningún recogimiento
y devoción, sin ningún gesto de adoración, como quien
coge una galleta o algo semejante. Insisto en lo que ya dije en
la citada carta sobre la Eucaristía: se puede comulgar en la
boca directamente o en la mano para después llevarse el Cuerpo
de Cristo a la boca, pero he de añadir que la forma más
consonante con el misterio del Cuerpo de Cristo que se recibe es comulgar
de rodillas y en la boca. No soy retrógrado en eso,
sino que señalo qué es lo más acorde con la comunión.
Por último, los templos han de ser respetados en lo que son y
ser utilizados para lo que son. Todos hemos visto mal el que en
Cataluña se hayan utilizados los templos, por ejemplo, para
poner urnas o para recuento de votos. Y ¿vemos tan
tranquilamente, sin inmutarnos, incluso con cierto regusto
no sé si por snobismo o por qué- el que se usen los
templos, con la mejor buena intención pero sin cabeza, para
otros usos, para los que se puede contar con otros locales, claro
está salvo casos de emergencia o de necesidad? Con respecto a
esto debo decir por fidelidad y respeto a lo que es el
templo que prohíbo terminantemente otros usos
profanos que, salvo casos de emergencia o necesidad mayor o
perentoria, así lo recomienden y esto con autorización, al
menos, del Vicario de Zona. No contribuyamos a la
secularización, la secularización interna de la Iglesia que es
la más grave de todas.
No me toméis a mal lo que os digo; es para vuestro bien y el
bien de las nuevas generaciones y de la Iglesia. Hacedme caso y
colaborad conmigo, con las directrices
de la Iglesia. No olvidemos jamás
las palabras del mismo Jesús, llevado de todo su celo de Hijo
por la gloria del Padre, en toda su hondura y gravedad: Mi
casa es casa de oración. Contribuiremos si
lo hacemos así conforme a las indicaciones que os ofrezco a ir
superando la secularización tan grande que padecemos y
que es necesario superar. De esta manera contribuimos al culto en
espíritu y verdad, que nos dice Jesús, y a cumplir
lo que manda el Primer mandamiento de amar a Dios sobre todas las
cosas.
Con mi bendición y afecto para todos
Valencia, 3 de enero, 20018, Fiesta del Santísimo Nombre de
Jesús
+ Antonio Cañizares Llovera
Cardenal Arzobispo de Valencia