Textos antiguos sobre Jesús

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http://www.abc.es/sociedad/20140417/abci-testimonios-cristianos-existencia-jesus-201403101319.html

http://www.religionenlibertad.com/jesus-llamado-mesias-historiadores-antiguos-paganos-acreditan-asi--56244.htm

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Flavio Josefo

“En aquel tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, (si es lícito llamarlo hombre); porque fue autor de hechos asombrosos, maestro de gente que recibe con gusto la verdad. Y atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. (Él era el Mesías) Y cuando Pilato, a causa de una acusación hecha por los principales de entre nosotros lo condenó a la cruz, los que antes le habían amado, no dejaron de hacerlo. (Porque él se les apareció al tercer día de nuevo vivo: los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él) Y hasta este mismo día la tribu de los cristianos, llamados así a causa de él, no ha desaparecido” (Flavio Josefo: Testimonium flavianum en Antigüedades judías (91-94) ).

Entre paréntesis aparecen los fragmentos que los expertos debaten si pudieron ser o no añadidos posteriormente.

En otra parte de su obra, Josefo explica el martirio de Santiago haciendo referencia a

“Jesús, que es llamado Mesías”

 

Tácito (56-118 d.C.)

Tácito (56-118 d.C.), Anales, habla del incendio de Roma en el año 64 en tiempos del emperador Nerón e informa de las sospechas existentes acerca de que había sido el propio Nerón el que habría ordenado prender fuego a la ciudad y recoge cómo

“para acallar el rumor, Nerón creó chivos expiatorios y sometió a las torturas más refinadas a aquellos a los que el vulgo llamaba ‘crestianos’, [un grupo] odiado por sus abominables crímenes. Su nombre proviene de Cristo, quien bajo el reinado de Tiberio, fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato.  Sofocada momentáneamente, la nociva superstición se extendió de nuevo, no sólo en Judea, la tierra que originó este mal, sino también en la ciudad de Roma, donde convergen y se cultivan fervientemente prácticas horrendas y vergonzosas de todas clases y de todas partes del mundo”.

 

Plinio el Joven (112 d.C) siendo procónsul en Bitinia escribió una carta al emperador Trajano, que se conserva en la actualidad, para preguntarle que debía hacer con los cristianos. 

 

“Decidí dejar marcharse a los que negasen haber sido cristianos, cuando repitieron conmigo una fórmula invocando a los dioses e hicieron la ofrenda de vino e incienso a tu imagen, que a este efecto y por orden mía había sido traída al tribunal junto con las imágenes de los dioses, y cuando renegaron de Cristo, (Christo male dicere). Otras gentes cuyos nombres me fueron comunicados por delatores dijeron primero que eran cristianos y luego lo negaron. Dijeron que habían dejado de ser cristianos dos o tres años antes, y algunos más de veinte. Todos ellos adoraron tu imagen y las imágenes de los dioses lo mismo que los otros y renegaron de Cristo. Mantenían que la sustancia de su culpa consistía sólo en lo siguiente: haberse reunido regularmente antes de la aurora en un día determinado y haber cantado antifonalmente un himno a Cristo como a un dios, (Carmenque Christo quasi deo dicere secum invicem). Hacían voto también no de crímenes, sino de guardarse del robo, la violencia y el adulterio, de no romper ninguna promesa, y de no retener un depósito cuando se lo reclamen”.

Trajano le contestó a Plinio diciéndole que no buscara a los cristianos pero cuando se les acusara debían ser castigados a no ser que se retractaran.

Suetonio (70 -140), en su libro Sobre la vida de los césares, dice a propósito de la expulsión de los judíos de Roma ordenada por el emperador Claudio, que

“andaban siempre organizando tumultos por instigación de un tal Chrestus”.

Los Hechos de los Apóstoles traen el dato de la expulsión de los judíos de Roma al dar cuenta de que Aquila y Priscila “acababan de llegar (a Corinto) desde Italia por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma”.

 

El escritor griego Luciano de Samosata escribió en el año 165 una sátira sobre los cristianos en su obra La muerte de Peregrino.

Consideraron a Peregrino un dios, un legislador y le escogieron como patrón…, sólo inferior al hombre de Palestina que fue crucificado por haber introducido esta nueva religión en la vida de los hombres (...) Su primer legislador les convenció de que eran inmortales y que serían todos hermanos si negaban los dioses griegos y daban culto a aquel sofista crucificado, viviendo según sus leyes”, escribía el griego.

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