....artículos de Cristiandad de Barcelona.....Textos 2022 ..INDEX

A un siglo del Carbonarismo

Cristiandad. Barcelona, nº. 45, 1 de febrero de 1946. Editorial sin firma

Es fen6meno curioso, sintomático y digno del mayor estudio el ver como a principios del siglo pasado, luego de abierta la puerta a esa clase de efervescencias por la Revolución Francesa, se va manifestando sucesivamente en casi todos los países europeos, con ligeras variantes, esa misma revolución, siquiera sea en grados más atenuados que aquélla.

Si puede decirse que hasta principios del diecinueve se mantienen en los citados paises sus esencias, sus tradiciones, su fe y sus costumbres de manera casi intangible de como viniera siendo a través de siglos, también es de ver como en ese momento, con pequeñas diferencias de tiempo y en cada caso por causas y razones diversas, se produce ese cambio, esa metamórfosis del alma popular y de la vida nacional que llamamos revolución.

Mas si diferentes son las causas históricas determinantes en cada país y lugar de ese fenómeno, tal diversidad pudiera decirse que sólo atañe a lo externo, pues en el fondo no es otra Causa que la afloración del liberalismo en cada uno de esos países y ello gracias a la serie de manejos, agitaciones y sútiles maniobras que al efecto se desarrollan por las Sociedades Secretas.

Cúmplenos pues en éste y otros números sucesivos hacer el estudio de las mencionadas revoluciones, y por lo que al presente se refiere nos concretaremos al caso particular de la península itálica, en sus diversos Estados de entonces, y especialmente en los Estados Pontificios, más inmediato blanco de los disparos de las Sectas. En concordancia con lo indicado, veremos a grandes rasgos la manera de ser y forma de actuar de esos grupos que bajo denominación distinta, siempre son lo mismo, la encarnación de las fuerzas del Mal en su lucha con las potestades de la Iglesia y el Orden constituído.

• • •

No hace al caso analizar el origen de las Sociedades Secretas, pues no es tal nuestro propósito, mas sin embargo, como realidad indiscutible que son, haremos un ligero bosquejo de algunos antecedentes que sirvan de punto de enlace a la matería del pr·esente número.

Prescindiendo de la famosa Carta de Colonia (tan discutida), durante el siglo XVIII, en la época de la Enciclopedia, es cuando empiezan a extenderse por toda Europa y nos encontramos con fundaciones de "logias" con diversos títulos y obediencias por todas las grandes capitales. Por entonces es cuando se descubre la famosa Orden de los "Iluminados", en Baviera, en la que, entre los varios grados habia dos que particularmente interesan: el de "magus" que implicaba la declaración de fraude para toda Religión, y el de "rex" que venía a representar a todos los Príncipes como unos usurpadores. Esta Orden se extendió considerablemente por toda Alemania, hasta que Federico II de Prusia dio la voz de alarma, empezando su persecución, siendo imitado posteriormente por el Soberano de Baviera y otros Príncipes alemanes. Muchos de los "iluminados" se refugiaron en Francia, donde tomaron no pequeña parte en la Revoluci6n Francesa.

Esta y las campañas napoleónicas que la siguen constituyeron las más espléndidas ocasiones que se ofrecieron a las Suciedades Secretas para su desarrollo. Los principios en que se fundaba la Revoluci6n, a saber: los Derechos del Hombre y la Constitución civil del Clero, aún suponiendo que no lueran inspirados directamente por ellas, lo cual es casi seguro, les ofrecían tales ventajas y estaban tan en consonancia con su plan, que no dudaron en fomentarlos por todas partes. Inspiración o simple relación, el caso es que siempre se aprecia la difusión de tales principios y la aparición de las revoluciones, íntimamente ligada con actividades sectarias.

Durante la ocupación napole6nica en algunos países, las Sociedades Secretas tomaron el aspecto de Ligas patrióticas, cual ocurrió con el "Tugendbund" en Alemania y los Carbonarios en Italia. Especial lugar ocuparon en España, donde la guerra contra Napoleón, además de patriótica, tuvo un marcado caracter de reacción religiosa, y las logias fundadas por los franceses se convirtieron en Clubs de afrancesados, de escasisima influencia en aquel momento, pero de gran trascendencia en el decenio siguiente. Dios mediante, CRISTIANDAD dedicará un número al estudio de la Revolución española de 1823 con referencia a sus expresadas causas iniciales.

Terminada la era napoleónica, queda como simiente maldita la que durante la misma se había plantado y desarrollado, y entonces aparece con toda su repugnante malicia la finalidad de las mismas.

En un estudio conjunto de las Sociedades Secretas se observa una sorprendente unidad, entre todas ellas, en las tres cuestiones siguientes: 1) fin de las mismas; 2) medios de que se valen para el logro de dichos fines, y 3) personas que las mueven.

Respecto del primer punto el fin primordial de todas ellas es la guerra al Catolicismo y al Pontificado, su cabeza visible, llevando el propósito de destruir la Religión como medio para lograr el fin siguiente de ataque a toda Autoridad; faltando la fe, la disciplina y la sumisión, seguidamente desaparece el respeto a la jerarquia. Por virtud de esos propósitos, los que siempre fueron Principes por la gracia de Dios, se consiguió que lo fueran primero por la Gracia de Dios y la Constitución y luego en algunos casos, sólo por la Constitución. Ataques reiterados a la Iglesia y desbancamiento de Dios del gobierno de la Sociedad, son en síntesis tales fines.

Por lo que al segundo se refiere, la variedad de medios para conseguir el fin propuesto puede en verdad decirse que es ilimitada. Todos, por injustos, inmorales o criminales que sean, son aceptables: La pornografía, el puñal del asesino, la bomba del anarquista, la pluma del periodista vendido y calumniador, la política y otros muchos, son "puestos a contribución. Más adelante vamos a exponer las instrucciones de tal indole, de la "Alta Venta", con su repugnante cinismo e inmoralidad. Y téngase en cuenta que ésta es una asociación relativamente aristocrática que, según parece, no llegó nunca al asesinato, lo que probablemente debió ser causa de su derrota cuando entró en conflicto con los "Caballeros del Puñal" acaudillados por Mazzini. Por fin, ¿quiénes se hallan en el fondo de las Sociedades Secretas? Desde algunos de los firmantes de la citada Carta de Colonia, hasta la "Alta Venta", pasando par los "Iluminados" de Baviera y demás sociedades, siempre vemos que entre los elementos directivos y ocupando lugares de máxima influencia, se halla invariablemente algún judio. El delegado español en Colonia, de la Torre; algunos amigos de Weishaupt, el creador de los "Iluminados"; Piccolo Tigre, entre los Carbonarios, son judios.

Nosotros tenemos nuestra concepción acerca del problema judio, visto a través de la luz de la T'eología de la Historia, y seguramente algún día se expondrá desde las columnas de nuestra revista.

Rasgo saliente y digno de notarse como caracteristica general, así mismo, de las Sociedades Secretas, especialmente durante el siglo XIX, es su dependencia de Inglaterra. Los estadistas ingleses están siempre, cuidadosamente, en relación con los grandes jefes de estas siniestras asociaciones, y no dudan en acudir a ellos siempre que así conviene a su política. Es un hecho histórico, perfectamente demostrado, que en todas o casi todas las revoluciones europeas del pasado siglo fué Inglaterra la que proporcionó medios a los revolucionarios, y ello casi siempre a través de las Sociedades Secretas, haciéndolas actuar en el momento oportuno. Así son particularmente conocidas estas relaciones con los revolucionarios italianos en lucha contra el Papado. Entre las mil citas posibles consignamos a continuación la de, Maynard, el historiador de Crétineau-Joly, cuando habla del Sonderbund:

"Por la publicación de todos los documentos se sabe además que el papel más odioso no fué quizás el de los franco tiradores, sino que lo desempeñó la Inglaterra de Lord Palmerston, cuyo maquiavelismo atizó la revolución en Suiza para extender el incendio a la Europa entera. El Austria del principe de Metternich, la Francia de M. Gui:zot y aun el Piamonte de Carlos-Alberto (inconsecuente una vez más y esta vez a favor de la buena causa); las potencias católicas, en una palabra, apreciaron el fondo de la cuestión y las calamidades que acarrearía; mas, por impotencia, rivalidades o miedo, nada hicieron de eficaz y dejaron a la Revolución, de quien iban a ser a su hora las victimas, el tiempo necesario para conculcar el derecho".

En el caso concreto de la Secta denominada de los Carbonarios, de que más concretamente nos vamos a ocupar, y en orden a los planes de actuación para la consecución de sus fines, hemos de hacer resaltar especialmente dos de dichas formas de actuación por los mismos propuestas. La primera consistente en una lenta y progresiva infiltración en las filas de la Iglesia y del Sacerdocio, desde el más modesto Cura d,e Aldea, hasta las más Altas esferas, llegando incluso en su osadia a pensar y proyectar el conseguir un número suficiente de adeptos en el Colegio Cardenalicio que pudiera llegar a permitir la elección de un Papa carbonario; cosa que por la promesa solemne de Jesucristo de que las tuerzas del mal no prevalecerán contra Su Iglesia, no nos preocupa. La segunda, más grave si cabe por su mayor posibilidad de logro, es el plan de la sucesiva perversión de las masas y sus costumbres, sembrando la inmoralidad, la insubordinación y el desasosiego por doquier, de forma que, alterando todo lo establecido, puedan ser fácil, y dócil instrumento para sus manejos. A fines del primer tercio del siglo pasado [XIX] la Secta carbonaria planeó el conjunto de actuaciones que habrian de conducir a esa perversión y disolución, y con la calma del que conoce la magnitud de la obra señaló el plazo de un siglo para el logro de ello. Ha transcurrido ese siglo, que cumple en nuestros días; ¿han logrado sus propósitos? Ese es el fin particular del presente número. Documentadamente vamos a exponerlos y a la vista de la situación presente juzgue cada cual del éxito.

Como elementos de juicio se transcriben fragmentos de la obra de Crétineau Joly y documentos que reproduce, en los que se podrá apreciar el máximo interés que ofrecen, no disminuido, en modo alguno, en la actualidad, pues, si bien se observa, puede verse como es la misma táctica que hoy siguen los enemigos de la Iglesia.