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El Concilio de Elvira

El Concilio de Elvira o Iliberis (Concilium Eliberritanum), del primer tercio del s. IV, fue el primer concilio de la Iglesia cristiana que se celebró en Hispania. Tuvo lugar en la ciudad de Ilíberis, la actual ciudad de Granada. Su fecha es incierta, entre el 300 y el 324. En el primer caso sería anterior a la persecución de Diocleciano y en el segundo, posterior al Edicto de Milán de Constantino. A falta de datos que permitan concretar la datación, los indicios que proporcionan los contenidos de los cánones aprobados apuntan como más probable que la datación de este concilio haya que situarla entre los años 300 y 302 (Sotomayor, M. Hª de la Iglesia en España, BAC, 1979. Tomo I, pg. 89).

En este concilio, 19 obispos y 24 presbíteros, en su mayoría de la Hispania Baetica y de la Carthaginensis, se reunieron bajo la presidencia del obispo Félix de Acci (Guadix), probablemente por ser el obispo más antiguo presente, para potenciar el orden y disciplina dentro de la Iglesia Católica y precaverse de los riesgos de convivir con paganos y judíos. Entre los obispos aparece ya Osio, obispo de Córdoba desde 295. Dieciocho de los presbíteros asistieron como presidentes de su comunidad cristiana, por no tener un obispo que la presidiera. Seis de los presbíteros asistentes fueron como acompañantes de sus obispos

En los 81 cánones aprobados en este concilio de Elvira, todos disciplinares, se encuentran las más antiguas normas concernientes al celibato del clero, la institución de las vírgenes consagradas, referencias al uso de imágenes, a las relaciones con paganos, judíos y herejes, y muchas otras, relativas a temas como matrimonio, bautismo, ayuno, excomunión, enterramiento, usura, vigilias, o cumplimiento de la obligación de asistir a misa. El objetivo era separar claramente al pueblo cristiano del gentil y evitar nuevas apostasías, caídas escandalosas y simuladas conversiones, con el fin de fortificarse ante el peligro de nuevas persecuciones.

Al concilio asistieron 19 obispos: Félix, Episcopus Accitanus (de Guadix); Sabino, Episcopus Spalensis (de Sevilla); Sinagio, Episcopus Evagrensis (de Cabra); Pardo, Episcopus Mentesanus (de La Guardia, Jaén); Cantonio, Episcopus Urcitamis (de Urci, Almería); Valero, Episcopus Caesaraugustanus (de Zaragoza); Melando, Episcopus Tolelanus (de Toledo); Vincencio, Episcopus Ossobonensis (de Ossónoba, Portugal); Suceso, Episcopus Eliocotrensis (de Lorca); Patricio, Episcopus Malacitanus (de Málaga); Osio, Episcopus Cordubensis (de Córdoba); Camerino, Episcopus Tuccitanus (de Martos); Secundino, Episcopus Castulonensis (de Cazlona, Jaén); Flavio, Episcopus Eliberritanus (de Granada); Liberio, Episcopus Emeritanus (de Mérida); Decencio, Episcopus Legionensis (de León); Januario, Episcopus Salariensis (de Úbeda); Quinciano, Episcopus Eborensis (de Évora, Portugal); Eutiquiano, Episcopus Bastitanus (de Baza).

También asistieron los presbíteros: Restituto, de Montero; Natal, de Osuna; Mauro, de Illiturgi; Lamponiano, de Cazalla; Barbuto, de Écija; Felicísimo, de Teba; León, de Ronda la Vieja; Liberal, de Lorca; Januario, de Alhaurín; Januario, de Aguilar; Victorino, de Cabra; Tito, de Noalejo; Eucario, de Illiberis; Silvano, de Salobreña; Víctor, de Montemayor; Januario, de Urci; León, de Martos; Terrino, de Cazlona; Ligurio, de Rute; Emérito, de Vera; Eumancio, de Feria; Clemenciano, de Maquiz; Eutiquio, de Cartagena; y Juliano de Córdoba.