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La doctrina de que el cristianismo no es una doctrina
Se nos dice que ser cristianos no es ser
seguidores de una enseñanza o doctrina del catecismo, sino que
ser cristianos es ser testigos de la resurrección de Jesús.
Pensamos que esto es una doctrina o enseñanza, que según eso,
sería la gran excepción, la doctrina o enseñanza que
sí que habría que seguir; y pensamos que ser
cristianos es vivir según las enseñanzas de Jesús, el
Verbo hecho carne.
La oración de los fieles, que a continuación se nos lee dice:
"Por la Iglesia: para que viva y exprese su fe en
Cristo resucitado y glorificado. Oremos al Señor".
Y del evangelio se nos ha leído antes: "Dijo Jesús a sus
discípulos: «Si guardáis
mis mandamientos, permaneceréis en mi amor... Este es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn
15,10;12). Y aunque no seamos testigos oculares de la muerte y
resurrección de Jesús, el Verbo hecho carne, sí que podemos
saberlo con total seguridad por la fe y también podemos ser
testigos, o sea dejarnos matar por ello. Mientras que no nos
dejaríamos matar por el teorema de Pitágoras, aún sabiendo que
es totalmente cierto y, muy importante enseñarlo, pero no tanto
como para dejarnos matar por ello.
Jesús, el Verbo hecho carne dice que hay que escuchar su doctrina y vivir según ella.
Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca (Mt 7,24).
«Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».
(Mt 7,24-27)"No todo el que dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos" (Mt 7,21).
"Quien haga la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre" (/Mt 12,50).
«Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera»
(Mt 11,29-30)
Es el don de Sabiduría, que Dios concede, lo que hace conocer la voluntad de Dios; sí conocer, eso que se nos prohibe por estos desconfirmadores, pero que Dios te da:
Contigo está la Sabiduría que conoce tus obras, que estaba presente cuando hacías el mundo, que sabe lo que es agradable a tus ojos, y lo que es conforme a tus mandamientos.
Envíala de los cielos santos, mándala de tu trono de gloria para que a mi lado participe en mis trabajos y sepa yo lo que te es agradable,
pues ella todo lo sabe y entiende. Ella me guiará prudentemente en mis empresas y me protegerá con su gloria.
(Sab 9,9-11)
Y es Dios el que concede cumplir su voluntad y por eso hay que pedírselo:
Enséñame a cumplir tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu espíritu que es bueno me guíe por una tierra llana.
(Sal 143,10)
Y Jesús, el Verbo hecho carne nos enseña a pedir:
"Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo" (Mt 6,10).
Lo contrario de la postura farisaica que reducía todo a conocer la infinidad de mandamientos que ellos mismos daban, para desconfirmar al "pueblo de la tierra" y exhibir así su pretendida superioridad, aparentando cumplirlos, mientras decían de la gente común del pueblo de la tierra que eran unos malditos porque no sabían nada de esos pseudomandamientos
«Esa gente que no conoce la Ley son unos malditos».
(Jn 7,49).
Aclara santo Tomás:
«Se llama santidad a la aplicación que el hombre hace de su mente y de sus actos a Dios. No difiere, por tanto, de la religión en lo esencial, sino tan sólo con distinción de razón. Se le da, en efecto, el nombre de religión por servir a Dios como debe en lo que se refiere especialmente al culto divino, como en los sacrificios, oblaciones o cosas similares; y el de santidad, porque el hombre refiere a Dios, además de eso, las obras de las demás virtudes, o en cuanto que, mediante obras buenas, se dispone para el culto divino».
(Santo Tomás de Aquino, S. Th. II-II q.81, a.8c. Citado en la Encíclica Miserentissimus de Pío XI).
Ser católico no consiste en conocer unas doctrinas, sino en cumplir la voluntad de Dios y para ello conocerla, como Él la ha revelado, principalmente como Jesús, el Verbo hecho carne, la enseñó, tal como la Iglesia la formula. Para vivir según el Corazón de Jesús, el Verbo hecho carne. Lo que pasa es que el modernismo elude todos los dogmas con el camuflaje de que el cristianismo no son doctrinas, pero eso no impide desenmascarar el origen de sus tópicos para alertar a los que los repiten incautamente por desconfirmar. Así les devolvemos bien por mal.
(14-16 de mayo de 2021, fiesta solemne de la Ascensión del Señor al Cielo)