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El nuevo misal en castellano vigente en España desde 2017

Julio Sáinz Torres, sacerdote claretiano, http://www.religionenlibertad.com/nuevo-misal--56347.htm

“El Gloria es un antiquísimo y venerable himno con que la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero t le presenta sus súplicas. El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Lo entona el sacerdote o, el cantor o el coro y lo cantan o todos juntos o el pueblo alternando con los cantores, o solo la schola. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos o juntos o a dos coros que se responden alternativamente”. Se recita en los domingos y en las fiestas y solemnidades, excepto adviento y cuaresma.
Oración colecta. El Sacerdote termina los ritos iniciales con la esta oración. Después de la invitación, guarda un momento de silencio para que los fieles pongan ante el Señor sus propias intenciones. Con el amén de la Asamblea concluye esta apertura de la Eucaristía.

PLEGARIA EUCARÍSTICA
  
   “Ahora empieza el centro y la cumbre de toda la celebración, a saber, la Plegaria eucarística, que es una plegaria de acción de gracias y de  consagración. El sacerdote invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración y acción de gracias, y lo asocia a su oración que él dirige en nombre de toda la comunidad por Jesucristo en el Espíritu Santo a Dios Padre. El sentido de esta oración es que toda la congragación de los fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio. La plegaria eucarística exige que todos la escuchen con silencio y reverencia”.

“Los principales elementos de que consta la plegaria eucarística pueden distinguirse de esta manera: 

  1. Acción de gracias (se expresa sobre todo en el prefacio): en la que el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da las gracias por toda la obra de salvación y por algunos de sus aspectos particulares, según las variantes del día, festividad o tiempo litúrgico;
  2. “Aclamación: Toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta el Santo. Esta aclamación, que constituye una parte de la Plegaria eucarística, la proclama todo el pueblo con el sacerdote. El santo es el canto más importante en la segunda parte de la celebración de la Misa para la comunidad cristiana. Tiene sentido en sí mismo. No acompaña a ninguna acción. Es comunitario por excelencia.
  3.  “Epíclesis: La Iglesia , por medio de determinadas invocaciones, implora la fuerza del Espíritu Santo para que los dones que han presentado los hombres queden consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la Comunión sea para salvación de quienes la reciban”.
  4. “Relato de la institución y consagración: con las palabras y gestos de Cristo, se realiza el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última Cena, cuando bajo las especies de pan y de vino ofreció su Cuerpo y su Sangre y se lo dio a los Apóstoles en forma de comida y bebida, y les encargó perpetuar ese mismo misterio”.
       Después de la Consagración está: “Este es el sacramento de nuestra fe”. El gesto de adoración es de rodillas, a no ser que lo impida una justa causa. En este caso, se hará una inclinación cuando el sacerdote haga la genuflexión.
  5. Anámnesis: la Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente  su bienaventurada pasión su gloriosa resurrección y ascensión al cielo”. 
  6. “Oblación: la iglesia, especialmente reunid aquí y ahora, ofrece este memorial al Padre en el Espíritu Santo la víctima inmaculada. La iglesia pretende que lo fieles no solo ofrezcan la víctima inmaculada, sino que aprendan a ofrecerse a sí mismos, y que cada día perfeccionen, con la mediación de Cristo, la unidad con Dios y entre sí, para que, finalmente, Dios lo sea todo en todos”.
  7. Intercesiones: dan a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus fieles, vivos y difuntos, miembros que ha sido llamados a participar de la salvación y redención adquiridas por el Cuerpo y sangre de Cristo.
  8. Doxología final: expresa la glorificación de Dios, y se concluye y confirma con la aclamación del pueblo: AMÉN”.

El rito de la Comunión

“Ya que la celebración eucarística es un convite pascual, conviene que, según el encargo del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los fieles, debidamente dispuestos, como alimento espiritual. A esto tienden la fracción y de demás preparatorios, que conducen a los fieles a la comunión”.
   El rito de la Comunión consta de tres momentos: La Oración dominical, Gesto de la Paz y Fracción del Pan.
   La oración dominical. Sin duda en la oración dominical pedimos el sustento de cada día. Principalmente el  pan eucarístico. “Se implora la purificación de los pecados, de modo que, verdaderamente,
«las cosas santas se den a los santos».

Rito de la Paz. “Sigue a continuación el rito de la paz, con el que la Iglesia implora la paz y la unidad para sí misma y para toda la familia humana, y los fieles expresan la comunión eclesial  y la mutua caridad, antes de comulgar en el sacramento… Conviene que cada uno exprese sobriamente la paz solo a   quienes tiene más cerca”. 

Fracción del pan. “El gesto de la fracción del paz, realizado por Cristo en la última cena… significa que los fieles, siendo muchos, en la Comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, muerto y resucitado para la vida del mundo, se hacen un solo cuerpo… Ese pan que se reparte es Cristo”.
   La mezcla de una partícula de la sagrada forma en el cáliz significa la unidad del Cuerpo y la sangre en la obra salvadora del Señor.
   “La invocación, Cordero de Dios, acompaña a la fracción del pan y, por eso, puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta que concluya el rito”.