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La producción y publicación del Evangelio de Marcos. Una investigación histórica
Dom Bernard Orchard OSB
Artículo publicado originalmente en Annales Theologici, Rivista della Facolta di Teologia dell'Ateneo Romano della Santa Croce vol. 7, anno 1993, fasc. 2. Fuente: http://churchinhistory.org/pages/orchard/annales.pdf (versión del 03/02/2011).
Texto traducido del inglés por Daniel Iglesias Grèzes. 2025
Resumen
La mayoría de los eruditos reconocen hoy la participación del Apóstol Pedro en la composición de Mc (1),
1) En este estudio «Mc» se refiere al Evangelio y «Marcos» al discípulo de Pedro. En este artículo sólo nos interesa Mc 1,1-16,8 y no los últimos doce versículos [Mc 16,9-20], que no afectan a nuestro presente argumento.
pero hasta ahora, debido a la falta de pruebas, no han estado en condiciones de comprometerse con la naturaleza y el grado exactos de su colaboración. E. Randolph Richards, mientras investigaba el rol del secretario en las cartas de Pablo, recientemente sacó a la luz que la taquigrafía griega a la velocidad normal de la oratoria y el debate públicos estuvo disponible como un recurso estándar en Roma desde la época de Cicerón en adelante (2).
2) E. R. RICHARDS, The Secretary in the Letters of Paul [El secretario en las Cartas de Pablo] (Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament [Estudios científicos sobre el Nuevo Testamento] 2, Serie 42), Tubinga 1991, 26-43.
Partiendo de esta suposición y debido a que Mc está escrito en koiné [la lengua griega común de la civilización helénica], se nos hace necesario considerar una revisión de nuestra interpretación de las circunstancias históricas que rodearon la publicación del Evangelio de Marcos tal como fueron registradas en la Historia Eclesiástica de Eusebio (3),
3) Los textos de Eusebio citados en este artículo están tomados de ed. G. BARDY, Eusèbe de Césarée, Histoire Ecclésiastique [Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica], Sources Chrétiennes [Fuentes Cristianas], 4 vol., París 1952-1960.
la fuente primaria de nuestro conocimiento de la procedencia de ese Evangelio.
En los últimos años, varios estudiosos han defendido en efecto el uso de taquigrafía de parte de discípulos de Jesús para registrar material oral, (4)
4) R. H. GUNDRY, The Use of The Old Testament in St Matthew's Gospel [El uso del Antiguo Testamento en el Evangelio de San Mateo], Leiden 1975, 182.
y es seguro que Pablo hizo un amplio uso de secretarios al dictar sus cartas (5),
5) E. R. RICHARDS, The Secretary , 169-177.
algunas de las cuales, como Gálatas, sugieren un dictado a una velocidad vertiginosa que obviamente requería un dominio completo de la taquigrafía griega profesional. No obstante, en ausencia de pruebas concluyentes, los exégetas han sido comprensiblemente cautelosos a la hora de reconocer el papel que la taquigrafía puede haber desempeñado en el registro de las palabras de Jesús en los Evangelios.
Pero ahora Richards, mientras investigaba el rol de los secretarios en los escritos de Pablo, ha recopilado algunos datos nuevos sobre las técnicas usadas para registrar discursos políticos en la Roma clásica (6)
6) E. R. RICHARDS, The Secretary , 26-58.
que hacen imperativo averiguar si dichas técnicas pueden haber desempeñado un papel en la formación de otros escritos del NT [Nuevo Testamento], en particular con respecto a los Evangelios y especialmente a la primera aparición de Mc, que según las autoridades más antiguas vio la luz por primera vez en Roma a principios de la segunda mitad del primer siglo cristiano (7).
7) Algunos académicos afirman que el idioma original de Mc fue el hebreo y no el griego, por ejemplo R. L. LINDSEY, A Hebrew Translation of the Gospel of Mark [Una traducción hebrea del Evangelio de Marcos], Jerusalén 1971 (cf. también C. TRESMONTANT, Le Christ hebreu [El Cristo hebreo], OEIL, París 1985; J. CARMIGNAC, La naissance des Évangiles synoptiques [El nacimiento de los Evangelios sinópticos], OEIL, París 1984).
I. El griego y la taquigrafía griega en la Roma imperial
En general los historiadores clásicos reconocen que en el siglo I DC tanto el latín como el griego se hablaban y escribían libremente en Roma.
Suetonio registró que el emperador Claudio estudió «griego con gran esmero (...) declarando que era la mejor lengua de todas», y que el griego y el latín son «ambos nuestros idiomas» (8).
8) SUETONIO, The Twelve Caesars [Los doce Césares], V, 42. Penguin Classics, Harmondsworth 1989.
Suetonio (Libro VI, 7, 20) también ha señalado que también Nerón era elocuente tanto en latín como en griego. Josefo explica que había creído necesario traducir su [libro] Bellum Judaicum [La guerra de los judíos] del arameo al griego para hacerlo accesible a los pueblos del Imperio romano (9).
9) Ed. H. St. J. THACKERAY, Josephus [Josefo], Vol. II, The Jewish War [La Guerra judía], Libro 1, 1, Loeb Classical Library, Cambridge 1989.
La influencia omnipresente del griego en Roma en la época de Vespasiano y Tito también puede ilustrarse con un pasaje del relato de Suetonio sobre Tito, donde dice que «podía componer discursos y versos en latín y en griego con la misma facilidad»; y además señala que «a menudo le divertía [a Tito] competir en taquigrafía con sus secretarios, o eso he oído» (10).
10) SUETONIO, The Twelve Caesars, XI, 3.
Además, es bien sabido que la primera liturgia cristiana en Roma y en otros lugares se llevaba a cabo en lengua griega (koiné), porque era la lengua del pueblo. Esto es suficiente para demostrar que la lengua griega disfrutaba al menos de la misma estima que el latín en Roma en ese momento.
Siempre había habido una gran presión en la antigua Grecia para registrar con la mayor precisión y exhaustividad posible los discursos de sus más grandes oradores, ya que el objetivo de toda la educación clásica era entrenar a los jóvenes para que adquirieran elocuencia y destreza en el debate público; pero hasta ahora no se ha establecido con certeza cuándo los taquígrafos en griego pudieron registrar por primera vez a sus oradores viva voce [oralmente] y verbatim [literalmente], aunque se sabe que la taquigrafía en latín fue utilizada de manera efectiva desde la época de Cicerón. Sin embargo, Randolph Richards ha recopilado y evaluado algunas pruebas y reflexiones adicionales. En primer lugar, se propone demostrar que el sistema romano de taquigrafía en latín había sido la creación de Marco Tulio Cicerón (106-43 AC), un ardiente admirador de la literatura y la cultura griegas. Cuando Cicerón se convirtió en cónsul en el 63 AC, encargó a su secretario, el liberto Marco Tulio Tirón, que creara un sistema de taquigrafía en latín que le beneficiaría a él y a sus contemporáneos. (11).
11) E. R. RICHARDS, The Secretary , 26-43.
La primera mención conocida del registro de un discurso público en latín es la del discurso de Catón al Senado romano en el 63 AC.
Plutarco (46-120 DC) relata que su conservación se debió a Cicerón, «que previamente había dado a los escribientes que sobresalían en la escritura rápida una instrucción en el uso de signos, que, en figuras pequeñas o cortas, abarcaban la fuerza de muchas letras; a estos escribientes los hizo distribuir luego en varias partes de la casa del Senado. Porque hasta ese momento los romanos no empleaban, y ni siquiera poseían, lo que se denominan taquígrafos, pero entonces, por primera vez, se nos dice, se dieron los primeros pasos hacia esa práctica» (12).
12) Cita de PLUTARCO, [Vidas Paralelas], Catón el Menor, 23, 3-5; también E. R. RICHARDS, The Secretary , 29, también nota 66.
Aunque los escépticos se preguntan si éste había sido en verdad un registro taquigráfico adecuado, no hay duda de que el discurso de Cicerón en defensa de Milón once años después (52 AC) fue registrado íntegramente viva voce y verbatim, utilizando el nuevo sistema latino de taquigrafía, llamado posteriormente notae Tironiannae [notas de Tirón] en honor a su inventor (13).
13) E. R. RICHARDS, The Secretary , 31. También BUTLER, British Shorthand [Taquigrafía británica], 3; THIEDE, Tachygraphie [Taquigrafía], 1401.
Richards, tras demostrar así el surgimiento de un sistema de taquigrafía en latín capaz de reproducir íntegramente discursos públicos pronunciados viva voce en el senado y en los tribunales de justicia durante la época de Cicerón, procede a demostrar de manera concluyente que Tirón, probablemente griego (14),
14) E. R. RICHARDS, The Secretary , 35.
lo desarrolló a partir de un sistema que ya se utilizaba para la lengua griega, que precedió al sistema latino y proporcionó el modelo para éste. Presenta una prueba importante tomada de una de las cartas de Cicerón que demuestra que los romanos usaban el término griego s?µe????af?? [semeiografos] en lugar de un término latino para "taquígrafo", y d?a s?µe??? [dia semeion] para "escritura taquigráfica", un uso que no habrían empleado si hubieran sido los primeros en inventar un sistema de taquigrafía funcional sin un prototipo griego (15).
15) E. R. RICHARDS, The Secretary , 34.
Sin embargo, lo que es más importante, la declaración de Plutarco antes citada, además de usar nuevamente termini technici [términos técnicos] en griego para describir al taquígrafo y la taquigrafía (16),
16) E. R. RICHARDS, The Secretary , 29 nota 66; 34.
indica que los taquígrafos profesionales en griego ya debían de haber existido, dado que Cicerón les hizo aprender taquigrafía en latín además de sus propias habilidades taquigráficas en griego. En cualquier caso, como los griegos fueron los mentores y tutores de los romanos en todas las materias culturales y literarias, es un corolario que también les proporcionaron el modelo de trabajo de la taquigrafía cuando la sofisticación creciente de los oradores romanos exigió tal facilidad [tal prestación].
De las investigaciones de Richards podemos concluir así que, cuando el sistema latino se volvió plenamente funcional, alrededor del 52 AC,
ya existía desde hacía mucho tiempo un sistema griego adecuado, del que se derivó (17).
17) E. R. RICHARDS, The Secretary , 38. Cf. F. W. G. FOAT, On Old Greek Tachygraphy [De la taquigrafía en griego antiguo], Journal of Hellenic Studies [Revista de Estudios Helénicos] 21 (1901) 201-225.
Por lo tanto, es seguro que en vida de Pedro ambos sistemas florecían uno al lado del otro para su uso según fuera necesario, ya que ambos idiomas se utilizaban activamente en la capital, como he demostrado más arriba (18).
18) E. R. RICHARDS, The Secretary , 41-42.
Es cierto que, normalmente, los servicios de estos taquígrafos profesionales sólo habrían sido utilizados por políticos o por aquellos suficientemente ricos como para tener secretarios-taquígrafos propios o para poder permitirse su empleo ocasional; pero también podemos estar seguros de que la Iglesia de Pedro tenía los recursos para disponer de tales servicios siempre que fuera necesario.
II. ¿Mc puede ser un texto hablado registrado literalmente?
El Profesor B. H. Streeter parece haberse anticipado a la opinión de muchos académicos modernos (19),
19) Cf. M. HENGEL, Probleme des Markusevangeliums [Problemas del Evangelio de Marcos] en: Das Evangelium und die Evangelien [El Evangelio y los Evangelios], Tubinga 1983, 256, también nota 78; véase también Studies in the Gospel of Mark [Estudios sobre el Evangelio de Marcos], ET 1985, p. 52, donde Hengel habla de que el segundo Evangelio se desarrolló a partir de una tradición oral viva.
al percibir instintivamente la posibilidad de que Mc reflejara un discurso real cuando escribió, en referencia a la singularidad del estilo de Marcos, que «es la diferencia que siempre existe entre el lenguaje hablado y el escrito. Marcos se lee como una versión taquigráfica de una historia narrada por un orador improvisado, con todas las repeticiones, redundancias y digresiones que son características del habla viva. Y me parece lo más probable que su Evangelio, como las Epístolas de Pablo, fuera tomado de un dictado rápido de forma oral» (20).
20) B. H. STREETER, The four Gospels: A Study of Origins [Los cuatro Evangelios: Un studio de los orígenes], Londres 1927, 163.
De hecho, sin darse cuenta, Streeter ha resaltado las características especiales que aparecen en cualquier discurso que se pronuncia en público ante una audiencia en vivo. Pero parece que no se le ocurrió considerar que Mc podría ser el resultado del texto sin editar de un discurso en vivo ante una audiencia en vivo registrado por taquígrafos en griego presentes, en lugar de un dictado privado a un secretario.
No obstante, su conclusión revela una visión del estilo de Marcos que resultará ser una pista de vital importancia para saber cómo vio la luz por primera vez. Porque él expresa su opinión ponderada de que el texto de Mc se lee como si fuera un «relato taquigráfico» de las palabras de un orador tal como fueron transcritas a partir de un «dictado rápido». Parece claro que el propio Streeter sólo estaba imaginando al autor de Mc dictando a un secretario en la privacidad de su propio estudio sin ninguna otra audiencia. No tomó en cuenta, sin embargo, que se puede hacer una distinción adicional y, después de Richards, es necesario hacerla, a saber, entre la expresión privada en el propio estudio del autor y la presentación pública de los mismos pensamientos e ideas a una gran audiencia. Tampoco había ninguna razón para que él hubiera hecho esta distinción adicional, ya que en su época el mundo académico moderno aún no había aprendido que en tiempos del NT el registro taquigráfico en griego de discursos públicos en griego, viva voce y verbatim, era una práctica establecida. La importancia de esta distinción adicional radica en el hecho de que hay ciertas características de la oratoria pública que sólo se puede captar y preservar con éxito es decir, en su totalidad y de la misma manera en que fue pronunciada originalmente mediante el uso de un sistema de taquigrafía que pueda hacer frente adecuadamente al ritmo normal del habla de un orador público. Sin darse cuenta, Streeter estaba de hecho especificando las variaciones minúsculas y sutiles de palabras y frases que, por así decirlo, son extraídas de cualquier orador público por la proximidad de su audiencia y por su simpatía con sus procesos de pensamiento. Sólo el taquígrafo profesional consumado puede reflejar plenamente esta relación viva y real entre el orador y su audiencia mientras el orador está pronunciando realmente su discurso.
III. Las características del estilo de la oratoria en vivo
Por supuesto, es un lugar común que la técnica para comunicar un discurso varíe en función de tres factores: el medio, la naturaleza del público y su ubicación. Hay una técnica para la televisión, otra para la radio, otra para el autor que escribe a mano o en su máquina de escribir en su estudio, y otra para dar una conferencia en un auditorio, especialmente si a veces sigue y a veces se aparta de un guion preparado. Si el comunicador es hábil y experimentado y conoce su tema a fondo, el lenguaje que usa tendrá en cuenta los procesos de pensamiento de su audiencia, y su discurso se convertirá en una amalgama de la interacción entre él y su público. Cuando hay una relación y simpatía genuina entre el orador y su audiencia, el vínculo entre ellos se hará manifiesto en el transcurso del discurso, y se producirán variaciones minúsculas y sutiles de frases y palabras que delatan la existencia del público al que se está dirigiendo.
Sin embargo, reproducir palabra por palabra la conferencia entera en el orden exacto en que se pronuncia sería imposible para cualquier miembro de su audiencia (incluso para uno de los miembros del entorno del orador) sin un sistema de registro de alta velocidad totalmente adecuado. Este fenómeno es, por supuesto, demasiado conocido para necesitar una descripción más detallada; y puede analizarse fácilmente hoy en día con la ayuda de máquinas de grabación electrónicas, que hoy sustituyen a los taquígrafos de hace sólo unos años. Ahora procederemos a mostrar que Mc es un ejemplo perfecto de este fenómeno.
Los criterios para reconocer esta situación serán una combinación de los siguientes:
IV. Características oratorias de Mc
Daremos una serie de ejemplos de las características oratorias de Mc, de los cuales al menos uno será tomado de cada una de las cinco secciones del Evangelio (21).
21) Las cinco secciones probablemente corresponden a cinco discursos, a saber Mc 1,1-3,19; 3,20-6,13; 6,14-10,1; 10,2-13,37; 14,1-16,8. Véase M. HENGEL, Probleme, 226-229; B. ORCHARD, H. RILEY, The Order of the Synoptics [El orden de los sinópticos], Parte III, Macon Georgia 1987, 269-272; también A Synopsis of the Four Gospels [Una synopsis de los cuatro Evangelios] (en griego: Edimburgo 1985; en inglés: Macon Georgia 1982). Se pide al lector que observe que todos los pasajes del Evangelio citados están tomados de las sinopsis antes mencionadas; las citas de los Padres están tomadas de The Order
Del 1) Un ejemplo destacado de las repeticiones, redundancias y digresiones que Streeter observó se encontrará en Mc 3,13-17. Este pasaje es un buen ejemplo de la falta de estilo literario de Mc. Nótese su uso prolífico de kai [y] para vincular cada frase y cláusula con su predecesora, una característica muy común y un signo revelador de oradores espontáneos no entrenados. Además, de las diez cláusulas de este pasaje una es una repetición: «E hizo a los Doce» (22);
22) Con la version UBS retengo esta clausula como cierta, aunque sólo tiene una calificación [C].
mientras que otra, «a quienes él mismo quiso», es prácticamente el equivalente de «para que estuvieran con él». Si uno buscara un ejemplo perfecto del discurso completo y sin editar de un orador improvisado con sus repeticiones, redundancias y apartes, difícilmente podría encontrar uno mejor. Es muy posible que Streeter tuviera en mente este pasaje cuando describe al autor de Mc como un orador que habla improvisando.
Un ejemplo más, esta vez de una digresión, se encuentra en Mc 7,3-4. Para hacer comprensible la anécdota para los romanos, el orador se siente obligado a describir con algún detalle, mediante una larga digresión, la observancia farisaica de los lavados rituales, una parte importante de la práctica religiosa purificatoria del judaísmo contemporáneo. Estos versículos interrumpen claramente la anécdota y se entienden mejor como dirigidos directamente a una audiencia que está escuchando. Si no hubiera habido una audiencia en vivo, el autor habría adoptado una forma más pulida y literaria de ilustrar a sus futuros lectores.
Del 2) Nuestro siguiente paso es examinar más de cerca algunos de los apartes de Mc: Mc 3,22-30. Nuestro primer ejemplo está en la perícopa donde los escribas acusan a Jesús de expulsar demonios por el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios. En esta perícopa, Jesús primero demuestra por medio de una parábola lo absurdo de la acusación de que Él expulsa demonios invocando a Belcebú, el príncipe de los demonios, y luego pasa a declarar que su afirmación es la máxima blasfemia porque es una mentira contra el Espíritu de la Verdad. En otras palabras, está diciendo que estos escribas se han puesto deliberadamente más allá del perdón; y dado que esto fue una condena tan chocante de estos hombres estimados como los santos maestros de Israel, el orador se siente obligado a reafirmar, para beneficio de sus oyentes, el motivo de la condena de Jesús añadiendo en una recapitulación concisa: ?t? e?e??? ??e?µa a?a?a?t?? e?e? [hoti elegon Pneuma akatharton echei; Mc 3,30: Es que decían: Está poseído por un espíritu inmundo.]
Mc 7,14-23. El propósito de Jesús en esta historia había sido enseñar a los judíos que a fin de abrir la salvación a todo el mundo debían abandonar sus tabúes alimentarios profundamente enraizados, que durante siglos los habían segregado de las naciones circundantes y habían salvaguardado la pureza de su fe en el único Dios verdadero. No obstante, todavía había muchos judíos cristianos en Roma en ese momento que tenían dificultades para romper los hábitos de toda la vida de no comer con gentiles por temor a contaminarse al comer alimentos prohibidos por la Ley. En estas circunstancias, el orador está particularmente interesado en señalar que el alimento material nunca puede causar contaminación espiritual, en la que se incurre sólo cuando está presente la voluntad de desobedecer el mandato expreso de Dios, puesto que el pecado proviene únicamente de la voluntad humana que expresa su oposición a través del corazón y la boca. Para asegurarse de que todos los oyentes comprendieran el pleno alcance de las palabras de Jesús antes de que él continuara, el orador interrumpe el flujo de la narración y hace explícita la abrogación de las leyes alimentarias por parte de Jesús con el aparte: ?a?a????? pa?ta ta ???µata [katharizon panta ta Bromata; Mc 7,19: así declaraba puros todos los alimentos].
Mc 10,30. El aparte «con persecuciones» (µeta d???µ?? [meta diogmon]) es un ejemplo perfecto de una observación lanzada durante el transcurso de un discurso apasionado. Porque es claramente una interjección del orador, que desea recordar a sus oyentes que, aunque las recompensas prometidas por Jesús en esta vida sin duda se materializarían a su debido tiempo, su propia experiencia personal era que ellas estaban entremezcladas con «persecuciones», un recordatorio de que la vida para quienes hicieran la renuncia no sería un «camino de rosas».
Mc 12,41-44. En el relato del óbolo de la viuda, tal como lo había recibido el orador, las monedas de bronce que la pobre viuda depositó en el tesoro del templo eran «dos leptones», las monedas más pequeñas que circulaban en Palestina en aquella época. Leptón significa «pequeño» y era el apodo palestinense que se le daba. No circulaban en Roma, y el orador, al notar la perplejidad y la confusión en los rostros de sus oyentes cuando hablaba de las «dos pequeñas», explicó inmediatamente que eran el equivalente a un cuadrante, la moneda romana más pequeña en circulación: ?epta d?? ? est?? ??d?a?te? [lepta duo o estin kodrantes; Mc 12,42: o sea, una cuarta parte del as].
Mc 15,21. La inserción de este detalle personal pero intrascendente «el padre de Alejandro y de Rufo»: S?µ??a ... t?? patepa ??e?a?d??? ?a? ???f?? [Simona ton patepa Alexandron kai Roufon], en un momento tan solemne y doloroso de la Pasión de Jesús indica que debe de haber alguna conexión especial entre estos dos hombres y el público romano presente, aunque los estudiosos han señalado que no hay prueba de que este Rufo sea idéntico al Rufo al que Pablo envía saludos en su Carta a los Romanos (Romanos 16,13). Si bien esto es cierto, el orador parece haber sido consciente de que esta información sería de particular interés para su audiencia y, por ende, decidió interrumpir el relato de la Pasión para mencionarla, y los taquígrafos la registraron de modo normal.
Mc 16,4. La frase ?? ?a? µe?a? sf?d?a [in gar megas sfodra: y eso que era muy grande] es ciertamente el comentario de un testigo ocular, un comentario exuberante, que se traduce mejor al español con una frase como «¡Porque era muy grande!». Porque sf?d?a [sfodra] es en este contexto lo que los gramáticos llaman un «intensificador». ¿Qué hace entonces aquí? Nótese que en el v. 3 el orador hace que las mujeres planteen la cuestión de cómo quitar la piedra que habían visto en posición dos días antes, y luego señala sin comentarios que al llegar encontraron que la gran piedra había sido movida a un lado de alguna manera inesperada. Pero como había sido un testigo ocular, se dio cuenta incluso mientras hablaba de que su audiencia no podía tener idea de la fuerza necesaria para moverla. Y al agregar la explicación «¡Porque era muy grande!», creó una conciencia de la maravilla experimentada por las mujeres. No obstante, una observación de este tipo no podría haber sido obra de un escritor experimentado sentado en su escritorio, sino que debe de ser el registro de un orador introduciendo a su audiencia en su confidencia.
Del 3) Lo primero que me llamó la atención a la posibilidad del uso de taquigrafía no fueron las acotaciones, sino el error inusual en Mc 1,2 («en el Isaías»), que quizás se describa mejor como un lapsus linguae. El texto griego de Mc 1,1-4 es el siguiente (las letras griegas son un editor de escaneo) [y la traducción al español es la de la Biblia de Jerusalén]:
El texto griego de 1:2a es seguro; la edición de la UBS [United Bible Societies; Sociedades Bíblicas Unidas] rechaza la lectura «en los profetas» como una corrección de los copistas, y da una nota «A» de aprobación a la retención de la [palabra] difícil t? antes de «Isaías» (23).
23) La sugerencia de M. J. LAGRANGE (Comentarios sobre Marcos, in loco [en su lugar]) de que 'Hsa?a [Isaías] podría ser una "interpolación" es una conjetura que no tiene ningún tipo de apoyo textual, además de ser innecesaria en vistas de la alternativa propuesta.
Estos primeros versículos son notables en más de un aspecto.
En primer lugar, el orador, después de un comienzo firme con el título de su discurso, parece vacilar y estar algo inseguro de lo que pretende decir a continuación; porque los versículos 2 y 3 son oraciones incompletas, careciendo cada una de un verbo principal.
En segundo lugar, parece dudar un poco en la frase «en el Isaías», como si estuviera consultando sus fuentes.
Y en tercer lugar, está la afirmación de que el v. 2 es una cita del profeta Isaías, un error que es muy obvio y, sin embargo, nunca fue rectificado por razones que ahora sólo se pueden conjeturar. La explicación habitual para la introducción abrupta de dos textos mesiánicos sobre el Precursor es que el orador pudo haber usado o adaptado dos pasajes de alguna colección ya existente de citas del Antiguo Testamento que profetizaban la misión del Bautista. El hecho de que el texto descrito como el de Isaías (40,3) sea en realidad el de Malaquías (3,1) suele ser explicado como un simple error o una inserción del copista. Sin embargo, ninguna de las dos explicaciones es completamente satisfactoria. Si Mc hubiera sido compuesto en el estudio del autor, este error palpable habría sido eliminado instantáneamente antes de que comenzara la segunda cita.
Por lo tanto, debe haber alguna razón positiva para que la persona responsable de la publicación lo haya dejado en el texto. La presencia de este lapsus se vuelve fácil de explicar si de hecho las palabras del orador se estaban registrando con precisión y en su totalidad durante un discurso ante una audiencia en vivo. Porque no era la función de quienes tomaban nota del discurso distinguir entre lapsus, vacilaciones, repeticiones o comentarios al margen, sino sólo registrar absolutamente cada palabra pronunciada. La cuestión que nos queda es la de intentar establecer por qué el orador habló como lo hizo.
En primer lugar, debemos recordar que nos encontramos ante la primera frase del discurso del orador, ya que las palabras introductorias: '???? t?? e?a??e???? '??s?? ???at?? {???? ?e??} [v. 1] son simplemente el título y el tema de lo que sigue.
Cuando el orador, cuya calidad de testigo ocular del ministerio de Jesús es universalmente reconocida, se sumerge en su primera frase y se enfrenta con cierto nerviosismo a su distinguido público, su primer recuerdo es el del Precursor, cuyo bautismo él debe de haber recibido junto con todos sus contemporáneos. Sí, ¡él había visto al Bautista cumpliendo gráficamente la profecía de Isaías como «el que en el desierto prepara el camino del Señor y endereza sus sendas»! Por eso, impetuosamente, comienza: «Tal como está escrito en el profeta Isaías...». Pero mientras pronuncia esta frase, se le ocurre que una forma más apropiada de comenzar su descripción del Bautista sería citar la profecía del mandato dado a Juan por el Señor Dios de Israel mediante la profecía de Malaquías. Ahora no puede retirar la frase «el profeta Isaías», y para evitar la confusión que se produciría si se detuviera y dijera «Perdón, quise decir Malaquías», y más tarde repitiera «mientras que Isaías el profeta ha...», simplemente ignora su error, sabiendo que los entendidos de su audiencia comprenderían y harían las concesiones debidas. El hecho de que ignorara su obvio lapsus linguae y de que siguiera adelante sin inmutarse, sin comentarios ni disculpas, sólo puede significar la presencia de una audiencia especial que le impedía volver atrás, una audiencia en cuya indulgencia podía confiar con seguridad.
En otras palabras, este fenómeno muestra que el autor no estaba en proceso de escribir un libro ni de editar un manuscrito, sino que estaba ocupado en una tarea que en ese momento no le daba oportunidad de corrección. También indica que tenía la intención de transmitir sus pensamientos a su audiencia de manera coloquial y sin tener en cuenta la forma literaria.
La distribución pareja de los ejemplos anteriores a lo largo de los cinco discursos nos permite concluir que todos fueron registrados en secuencia y luego publicados sin editar ni abreviar, terminando en 16,8. Ahora podemos ver por qué Mc está en fuerte desacuerdo con los cánones estilísticos contemporáneos de Grecia y Roma y en marcado contraste con las gracias literarias de Mateo y Lucas. Sólo la gran importancia del orador y el contenido fascinante y singular de sus discursos podrían haber justificado la publicación de un documento que tan descaradamente hace caso omiso de los cánones literarios de esa época. ¡Mc no sólo se lee como un relato taquigráfico sin editar de una historia por un orador espontáneo, sino que exhibe todos los signos de serlo! Fueron los Padres de la Iglesia quienes más tarde con razón elevaron el registro de estos discursos al nivel de los demás Evangelios. Nuestro próximo paso será ver si los datos proporcionados por los Padres antiguos respaldan la idea de que Mc es la transcripción de las conferencias de Pedro.
V. El testimonio de los Padres antiguos
Los académicos expertos en estudios clásicos griegos y romanos nunca han compartido la desconfianza de los críticos bíblicos modernos en el testimonio de los escritores eclesiásticos antiguos sobre la autoría y la autenticidad de los Evangelios. Siempre han estado dispuestos a darles al menos tanto crédito como el que dan a los historiadores seculares de la antigüedad (24),
24) A. N. SHERWIN-WHITE, Roman Society and Roman Law in the New Testament [Sociedad romana y derecho romano en el Nuevo Testamento], Oxford 1963, 186-193.
y a reconocer que las habilidades de los eruditos antiguos en el análisis crítico y la crítica literaria eran tan agudas como las de los críticos modernos, aunque trabajaban con herramientas menos sofisticadas (25).
25) E. G. TURNER, Greek Papyri: An Introduction [Papiros griegos: Una introducción], Oxford 1980, 99-100.
Es importante recordar que los primeros cristianos estaban interesados principalmente en la calidad de los textos sagrados como testimonios de testigos oculares apostólicos y su inspiración resultante, y muy poco en los detalles técnicos de cómo llegaron a ser escritos. Sólo cuando la tradición de la Iglesia llegó a ser seriamente cuestionada y desafiada por herejes y disidentes, los escritores cristianos se movilizaron para defenderla vigorosamente. De ahí que los registros de la procedencia de los Evangelios sean escasos hasta que Marción, a mediados del siglo II, decidió descartar todos los Evangelios excepto su versión depurada de Lucas. Por eso, la información más importante sobre Mc surgió en respuesta a los desafíos críticos recién en los años 150-250 DC. Durante este período, los apologistas de la Iglesia Justino, Ireneo, Clemente y Orígenes condenaron la proliferación de evangelios apócrifos, afirmaron la apostolicidad de los cuatro evangelios canónicos y reunieron la información sobre sus orígenes que Eusebio habría de preservar y sistematizar en el siglo IV. Para nuestro propósito actual, sólo es necesario extraer lo que nos han transmitido sobre el Evangelio de Marcos.
Los Padres siempre describen a Marcos como ? µa??t?? ?a? e?µe?e?t?? ?et??? (discipulus et interpres Petri [discípulo e intérprete de Pedro]). ?E?µe?e?t??, según Liddell y Scott, significaba en la época clásica «traductor», «intérprete de la corte», «agente», «archivista», «intermediario» o «portavoz» (26),
26) H. G. LIDDELL, R. SCOTT, A Greek-English Lexicon [Un diccionario griego-inglés], Clarendon, Oxford 1961 (9). Cf. A. RAHLFS, Septuaginta, 2 vol., Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart 1979, Gen 42,23: ??t?? de ??? ?de?sa? ?t? a???e? ???s?f ? ?a? e?µ??e?t?? a?a µes?? a?t?? ??.
en todos los casos la persona que transmite el discurso de una persona a otra sin aventurar ninguna alteración o glosas propias. Por lo tanto, no hay lugar para entender este término en el sentido moderno de un «editor» que posee libertad para retocar o modificar la obra de un autor, especialmente cuando una autoridad como el Presbítero (HE III, 39, 15) insiste en la comprensión clásica de este término.
Sin embargo, los académicos bíblicos modernos pasan por alto este uso por parte de los Padres cuando alegan las siguientes razones para negar el valor de la evidencia patrística: 1) Se dice que casi toda ella proviene de Papías, y que es insuficiente por sí misma; 2) Se dice que parte de ella es contradictoria o inconsistente; 3) Se dice que casi toda es tardía, es decir, más de cien años después de los hechos.
Del 1) Es cierto que Papías es un testigo de primera línea debido a su relación con el Apóstol San Juan y con el «Presbítero»; pero sabemos, por ejemplo, que Clemente de Alejandría (muerto hacia el 215) se tomó la molestia de examinar las pruebas de todo el Imperio Romano y más allá (27).
27) Cf. EUSEBIO, HE V, 11.
Además, los principales testigos son los mayores eruditos del período 150-250, que no pudieron haber sido engañados todos, y había un intercambio espiritual e intelectual continuo en todos los niveles entre las iglesias desde los primeros días, desde Antioquía y Alejandría hasta Roma y viceversa (28).
28) Cf. Cartas de lgnacio, HE III,36.
Sería una injuria a la integridad y el conocimiento de los Padres argumentar que su unanimidad fue el resultado de simplemente repetirse unos a otros como loros en cada generación sucesiva.
Del 2) La única inconsistencia que se alega, a saber, la acusación de que Ireneo (Adv. Haer. III,1,1) estaba tratando de fechar Mc, resulta no ser nada de eso; de hecho, encaja perfectamente con el resto de la evidencia. Una inspección minuciosa del pasaje muestra que Ireneo no está fechando Mc sino meramente afirmando que lo que Pedro había proclamado durante su vida Marcos siguió haciéndolo disponible después de su muerte en el Evangelio de Marcos (29).
29) Cf. B. ORCHARD, H. RILEY, The Order , 128-130.
Ireneo está de acuerdo con el resto de los Padres en que Mateo fue el primer Evangelio en aparecer y que salió durante la vida de Pedro y Pablo, aunque no es específico acerca de en qué período de la vida de ellos. De manera similar, su interés en el Evangelio según Marcos radica en que éste es exactamente lo que Pedro había predicado durante su vida; este Evangelio es de hecho para él la extensión en el tiempo del testimonio personal de Pedro. Y como Ireneo utilizó explícitamente la descripción favorita de Marcos como «Petri discipulus et interpres» [discípulo e intérprete de Pedro], es claro que él asume que Marcos había tenido una asociación íntima con Pedro durante su vida. Pero no dice nada sobre la fecha de la publicación original de Mc.
Del 3) Puesto que no hubo ningún desafío importante a la autenticidad de los Evangelios antes de Marción (ca. 150), no hubo necesidad de declaraciones expresas sobre la autenticidad hasta que sus ataques las hicieron necesarias; porque la Tradición latente estaba en posesión y salía a la superficie cuando era necesario (30).
30) B. GERHARDSSON, The Origins of the Gospel Tradition [Los orígenes de la tradición evangélica], cap. 3, edición inglesa, Londres 1979, sobre la confiabilidad de la tradición.
VI. El origen de Mc según los Padres
Los pasajes relevantes de los textos originales se presentan en el Apéndice en una traducción recientemente revisada (31).
31) Todos estos textos han sido traducidos recientemente por el autor y revisados cuidadosamente por un académico de Oxford sobre los grandes clásicos. Nótese sin embargo que el texto griego de Clemente de Alejandría, Adumbrationes in Epistolarum canonicarum {Bosquejos de las epístolas canónicas], sobre 1 Pedro 5,13 se ha perdido. Hay una referencia en MIGNE, Patrologia Graeca, IX, 729-730 que sugiere que nuestro texto latino fue traducido por Casiodoro desde una parte de los Bosquejos de Clemente que ya no se conserva.
El lector recordará que Eusebio de Cesarea, que fue el primero en reunir esta información, compiló su Historia de la Iglesia en forma de una crónica año por año (32);
32) B. ORCHARD, H. RILEY, The Order , 158.
y si bien esto le facilitó resumir los detalles de la composición de Juan, Mateo y Lucas en un solo capítulo (III, 24), en el caso de Mc hubo complicaciones que lo obligaron a distribuir la información a su disposición en cuatro lugares diferentes debido al intervalo de tiempo entre las fechas de las fuentes que cita. La imparcialidad de Eusebio se prueba por el hecho de que no hace ningún intento de sintetizar la evidencia que ha recopilado tan cuidadosamente, sino que deja que el lector saque sus propias conclusiones. No hay motivos para acusarlo de parcialidad con respecto a los orígenes de los Evangelios (33).
33) B. ORCHARD, H. RILEY, The Order , 159-160.
En primer lugar, él relata la parte de Pedro en la publicación de Mc en el Libro II, 15; y debido a las diversas críticas que sabía que se habían hecho al Evangelio de Marcos, vuelve al tema en el Libro III, 39 con el pronunciamiento del «Presbítero» de que Marcos fue estrictamente el hermeneutes [intérprete] de Pedro; en el Libro V resume el testimonio de Ireneo; y aún más tarde, en el Libro VI, 14, añade una cita de Clemente de Alejandría, cuyo testimonio era necesario para confirmar que Marcos sí apareció de esta manera.
Lo que sigue es un resumen de los puntos que Eusebio plantea:
Dos observaciones más. El relato de Eusebio, junto con sus citas de Clemente de Alejandría y Papías, no tiene sentido a menos que supongamos que la audiencia de Pedro había observado que sus discursos habían sido registrados en taquigrafía mientras los pronunciaba, y que, por lo tanto, sólo se requería el permiso de Pedro para poner el registro a disposición de quienes lo habían solicitado. No hay otra manera de que Marcos pudiera haber proporcionado tan fácilmente el texto completo como Pedro lo había presentado.
El conocimiento de la existencia de un registro de este tipo explica también la persistencia de la audiencia en su determinación de tener el texto tal como fue pronunciado por Pedro, el principal testigo apostólico, porque ellos valoraban mucho su enseñanza sobre Jesús. Tener un registro personal y tangible de su testimonio sobre Jesús era una oportunidad que no se podía desaprovechar. Por otra parte, la renuencia de Pedro y de Marcos a hacer disponible el texto se habría debido a su vergüenza al ser solicitados con tanta insistencia para entregar el texto en bruto, que no sólo carecía de un estilo literario correcto, sino que además había sido presentado sin ninguna premeditación de publicación.
Hay que hacer frente a dos objeciones, a saber:
VII. La producción del Evangelio de Marcos
Ahora debemos investigar cómo se formó el texto de Mc, así como cuál pudo haber sido la motivación de Pedro para manejarlo de esta manera. La creación de Mc constituyó en un momento dado un problema para la hipótesis de los dos Evangelios [Mateo (Mt) y Lucas (Lc) como fuentes de Marcos], pues sus críticos argumentaban que, si los testigos patrísticos estaban en lo cierto, Pedro debe haber dado estos discursos mientras hacía malabarismos con tres textos, los de Mt, Mc y Lc. Pero el descubrimiento de que los discursos de Mc no fueron escritos antes de su presentación altera completamente la situación. Pedro fue capaz de articular sus recuerdos mientras sostenía Lc en sus manos y con Mt a su alcance si y cuando lo necesitaba. Esto sin duda era fácilmente factible, y el texto escrito de Mc no llegó a existir hasta que Pedro recibió las transcripciones después de que Marcos las hubiera recuperado de los taquígrafos.
Pero antes de que los discursos pudieran ser presentados, Pedro primero habría tenido que decidir, sin duda con la ayuda de su «hijo» Marcos, cómo manejar el texto de Lc. Cuando comparamos Lc con Mt encontramos que Lc ha dividido su narración del ministerio de Jesús en las siguientes secciones:
Esta estructura de Lc parece haber sugerido a Pedro que se organizara para dar cinco discursos como sigue:
[Discurso] |
Mc |
Lc |
Mt |
1. Desde el inicio del ministerio hasta la llamada de los Doce | 1,1-3,19 |
3,1-6,19 |
3,1-10,42 |
2. Desde la llamada de los Doce hasta su envío en misiones de prueba, de dos en dos | 3,20-6,13 |
6,20-9,6 |
11,1-13,58 |
3. Más formación después de su regreso hasta la partida de Jesús de Galilea | 6,14-10,1 |
9,7-9,51 |
14,1-19,2 |
4. Ministerio en el camino a Jerusalén y en la misma Jerusalén | 10,2-13,37 |
18,15-21,38 |
19,3-25,46 |
5. El relato de la Pasión | 14,1-16,8 |
22,1-24,12 |
26,1-28,10 |
Nuestra tesis de que Pedro iba a restringir su testimonio a lo que podía confirmar con sus propios recuerdos personales del ministerio [de Jesús] es apoyada por su omisión de los relatos del nacimiento, la sección central y las historias de la Resurrección de Lc y por su omisión de todo lo que Lucas mismo ha dejado fuera de los seis discursos compuestos mateanos [de Mateo]. También reincorpora la gran omisión de Lc (Mateo 14,22-16,12), y además reintroduce algunas historias mateanas omitidas por Lc, por ejemplo, la perícopa sobre el divorcio (Mateo 19,3-9), y añade algunas historias propias. Esto nos lleva a formular la siguiente hipótesis sobre el manejo de Lc por parte de Pedro:
Para la preparación remota de estos discursos le habría bastado primero leer la sección de Lc sobre la que iba a hablar, y luego compararla con los paralelos correspondientes en Mt (36).
36) Cf. nota 21, más arriba.
Eso es probablemente todo lo que necesitaba hacer, porque su conocimiento de Mt y su espléndida memoria le daban toda la facilidad verbal y la vivacidad del estilo de testigo ocular que notamos en Mc, combinadas, por supuesto, con la conciencia aguda en todo momento de la presencia de su audiencia.
En cuanto a las motivaciones de Pedro, basta ofrecer aquí las siguientes consideraciones: Pablo era una figura imponente en la Iglesia, y Lucas había preparado esta nueva presentación de la vida y la enseñanza de Jesús, que se basaba en Mt y al mismo tiempo estaba adaptada a un público gentil [no judío]. Si Pablo necesitaba una obra así para sus propias iglesias, entonces Pedro, seguro de la misión divina de Pablo y de su integridad y sabiduría, sin duda le daría todo su apoyo. Pero Pedro no habría podido lograr esto sentándose a escribir un tercer Evangelio, sino sólo formulando una declaración pública que demostrara la ortodoxia y la historicidad de la revisión de Mt hecha por Lucas.
Marcos, al darse cuenta de la importancia histórica de la ocasión, se aseguró de que cada palabra pronunciada por Pedro fuera registrada y transcrita fielmente por los taquígrafos; y ésta es la razón por la que la Iglesia le atribuyó el Evangelio. En consecuencia, Mc debe considerarse como el registro de la aprobación por parte de Pedro de la publicación de Lc y la garantía de su autenticidad para la Iglesia universal.
Además, por medio de estos discursos, Pedro habría indicado a su audiencia cosmopolita que la Iglesia de los no circuncidados enseñaba exactamente lo mismo que Mt, conocido desde hacía mucho como el Evangelio de la Iglesia de Jerusalén y el Evangelio con el que los fieles de la circuncisión se sentían cómodos, ayudando así a sanar una fractura de larga data. Pedro y Pablo eran ahora hombres ancianos y estaban cerca del final de su apostolado, y las conferencias de Pedro señalarían al mundo entero tanto la unidad de la Iglesia y de su enseñanza, como la amistad imperecedera e ininterrumpida de Pedro y Pablo, los fundadores de la Iglesia universal, una consideración nada desdeñable en vista de las herejías latentes que ya se estaban formando.
Jerónimo no nos deja ninguna duda de que Marcos era sólo el portavoz de Pedro, pues resumió el juicio de los Padres en una frase: «Marcum, cuius evangelium Petro narrante et illo scribente compositum est» [Marcos, cuyo Evangelio fue compuesto con Pedro narrando y él escribiendo] (Ep. 120,11) (37).
37) JERÓNIMO, Epistulae [Epístolas], 120, 11, Hilberg, CSEL 55.
Por lo tanto, debemos admitir que ha resumido correctamente la tradición acerca de Marcos; y dado que los taquígrafos todavía florecían en la época de Jerónimo, no se le habría ocurrido cuestionar la factibilidad técnica de registrar discursos públicos palabra por palabra (38).
38) 27) Cf. EUSEBIO, HE V, 11.
Esto es una prueba de que la tradición de la Iglesia no se ha equivocado al describir a Marcos como discipulus et interpres Petri, es decir, no sólo como su discípulo sino como su asistente personal y un agente fiel para registrar el discurso viviente de su padre espiritual.
APÉNDICE
El Presbítero de Papías sobre Marcos (HE III,39,15)
15. Y el Presbítero solía decir esto: Marcos, siendo el cronista de Pedro, escribió con precisión pero no en orden todo lo que él (Pedro) recordaba de las cosas dichas o hechas por el Señor; porque él (Marcos) no había escuchado al Señor ni lo había seguido, sino más tarde, como dije, a Pedro, quien solía hacer los discursos según las chreias [anécdotas breves], pero no haciendo como si fuera una composición sistemática de los dichos del Señor; por lo que Marcos no se equivocó en absoluto cuando escribió ciertas cosas tal como él (Pedro) (las) había recordado. Porque él tenía una sola intención, no omitir nada de lo que había oído, ni falsificar nada en ellas. Esto es lo que fue relatado por Papías acerca de Marcos.
16. Pero acerca de Mateo fue dicho esto: Porque Mateo compuso los logia [dichos u oráculos] en un estilo hebreo; pero cada uno los registró como pudo.
Justino, Diálogo con Trifón, 106, 9-10
Y cuando se dice que él [Jesús] cambió el nombre de uno de los apóstoles por Pedro, y cuando está escrito en sus memorias que esto sucedió, así como que a otros dos hermanos, que eran los hijos de Zebedeo, les puso el nombre de Boanerges, que significa Hijos del Trueno, esto era una señal de...
Ireneo, Contra las Herejías, 3,1,1 (Eusebio, Historia Eclesiástica, V, 8, 2-3)
Así que Mateo publicó un Evangelio escrito entre los judíos en su propio estilo, cuando Pedro y Pablo estaban predicando el Evangelio en Roma y fundando la Iglesia. Pero después de su muerte, el propio Marcos, el discípulo y cronista de Pedro, también nos ha transmitido por escrito lo que había sido proclamado por Pedro.
Prólogo Antimarcionita a Marcos (texto más largo)
Marcos, quien también era llamado "Dedos Cortos" porque tenía los dedos cortos en relación con el tamaño de su cuerpo. Él había sido el discípulo y cronista de Pedro, a quien siguió, tal como lo había oído relatar. Habiéndoselo pedido los hermanos en Roma, escribió este breve evangelio en la región de Italia. Cuando Pedro se enteró, lo aprobó y autorizó para que se leyera en la iglesia con (su propia) autoridad. Pero después de la muerte de Pedro, tomando este evangelio que había compilado, viajó a Egipto y, siendo ordenado primer obispo de Alejandría, fundó una iglesia allí, predicando a Cristo. Fue un hombre de tan gran sabiduría y austeridad de vida que indujo a todos los seguidores de Cristo a seguir su ejemplo.
Clemente de Alejandría, Bosquejos (citado por Eusebio, Historia Eclesiástica, VI, 14, 5-7)
5. Y de nuevo en los mismos libros (los Bosquejos), Clemente establece una tradición de los primeros presbíteros sobre el orden de los evangelios; y tiene esta forma. Él solía decir que los primeros evangelios escritos fueron los que contienen las genealogías [Mateo y Lucas],
6. pero el [Evangelio] según Marcos tuvo esta formación: habiendo Pedro predicado la Palabra públicamente en Roma y proclamado el Evangelio por el Espíritu, los muchos que habían estado presentes rogaron a Marcos, como uno que lo había seguido durante mucho tiempo y retenía lo que se había dicho, que escribiera lo que [Pedro] había declarado; y así lo hizo, entregando el Evangelio a quienes lo habían pedido.
7. Y cuando Pedro se enteró de ello, no ejerció presión ni para prohibirlo ni para promoverlo.
Eusebio (Historia Eclesiástica, II, 15, 1-2; 16,1)
15,1. Así pues, aunque la palabra divina aún no habitaba plenamente con ellos (los ciudadanos de Roma), el poder de Simón [el Mago] se desvaneció y fue destruido de repente junto con el hombre mismo. Y de tal manera la luz de la verdadera religión iluminó las mentes de los oyentes de Pedro como no era suficiente (para ellos) haber oído [a Pedro] una sola vez, es decir, en el discurso no escrito de la proclamación divina ahora con muchas súplicas rogaron al seguidor de Pedro, Marcos, cuyo Evangelio se dice que es, que lo convenciera (a Pedro) a legar también por escrito un registro del discurso que les había pronunciado oralmente; y no se detuvieron antes de haber convencido al hombre, y a él (Marcos) le cayó la responsabilidad de hacer el Evangelio escrito, es decir, el que se dice que es según Marcos.
15,2. Dicen que cuando el Apóstol conoció la situación, a través del Espíritu que se la reveló, se alegró del interés de los hombres y autorizó el documento para su lectura en las iglesias. Clemente en el sexto libro de los Bosquejos (Hypotyposeis) relata la anécdota, y el obispo de Hierápolis, llamado Papías, también da testimonio de esto, a saber, que Pedro menciona a Marcos en su Primera Carta, que se dice que también fue compuesta en la misma Roma, y que él mismo lo indica hablando figuradamente de la ciudad como Babilonia con estas palabras: "La (Señora) Elegida en Babilonia os saluda, y también mi hijo Marcos" [1 Pedro 5,13]. 16,1. También se dice que Marcos fue el primero en viajar a Egipto para predicar el Evangelio que él mismo había escrito y el primero en fundar iglesias en la misma Alejandría.
Ealing Abbey, Londres, W5 2DY
[Notas]
1) En este estudio «Mc» se refiere al Evangelio y «Marcos» al discípulo de Pedro. En este artículo sólo nos interesa Mc 1,1-16,8 y no los últimos doce versículos [Mc 16,9-20], que no afectan a nuestro presente argumento.
2) E. R. RICHARDS, The Secretary in the Letters of Paul [El secretario en las Cartas de Pablo] (Wissenschaftliche Untersuchungen zum Neuen Testament [Estudios científicos sobre el Nuevo Testamento] 2, Serie 42), Tubinga 1991, 26-43.
3) Los textos de Eusebio citados en este artículo están tomados de ed. G. BARDY, Eusèbe de Césarée, Histoire Ecclésiastique [Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica], Sources Chrétiennes [Fuentes Cristianas], 4 vol., París 1952-1960.
4) R. H. GUNDRY, The Use of The Old Testament in St Matthew's Gospel [El uso del Antiguo Testamento en el Evangelio de San Mateo], Leiden 1975, 182.
5) E. R. RICHARDS, The Secretary , 169-177.
6) E. R. RICHARDS, The Secretary , 26-58.
7) Algunos académicos afirman que el idioma original de Mc fue el hebreo y no el griego, por ejemplo R. L. LINDSEY, A Hebrew Translation of the Gospel of Mark [Una traducción hebrea del Evangelio de Marcos], Jerusalén 1971 (cf. también C. TRESMONTANT, Le Christ hebreu [El Cristo hebreo], OEIL, París 1985; J. CARMIGNAC, La naissance des Évangiles synoptiques [El nacimiento de los Evangelios sinópticos], OEIL, París 1984).
8) SUETONIO, The Twelve Caesars [Los doce Césares], V, 42. Penguin Classics, Harmondsworth 1989.
9) Ed. H. St. J. THACKERAY, Josephus [Josefo], Vol. II, The Jewish War [La Guerra judía], Libro 1, 1, Loeb Classical Library, Cambridge 1989.
10) SUETONIO, The Twelve Caesars, XI, 3.
11) E. R. RICHARDS, The Secretary , 26-43.
12) Cita de PLUTARCO, [Vidas Paralelas], Catón el Menor, 23, 3-5; también E. R. RICHARDS, The Secretary , 29, también nota 66.
13) E. R. RICHARDS, The Secretary , 31. También BUTLER, British Shorthand [Taquigrafía británica], 3; THIEDE, Tachygraphie [Taquigrafía], 1401.
14) E. R. RICHARDS, The Secretary , 35.
15) E. R. RICHARDS, The Secretary , 34.
16) E. R. RICHARDS, The Secretary , 29 nota 66; 34.
17) E. R. RICHARDS, The Secretary , 38. Cf. F. W. G. FOAT, On Old Greek Tachygraphy [De la taquigrafía en griego antiguo], Journal of Hellenic Studies [Revista de Estudios Helénicos] 21 (1901) 201-225.
18) E. R. RICHARDS, The Secretary , 41-42.
19) Cf. M. HENGEL, Probleme des Markusevangeliums [Problemas del Evangelio de Marcos] en: Das Evangelium und die Evangelien [El Evangelio y los Evangelios], Tubinga 1983, 256, también nota 78; véase también Studies in the Gospel of Mark [Estudios sobre el Evangelio de Marcos], ET 1985, p. 52, donde Hengel habla de que el segundo Evangelio se desarrolló a partir de una tradición oral viva.
20) B. H. STREETER, The four Gospels: A Study of Origins [Los cuatro Evangelios: Un studio de los orígenes], Londres 1927, 163.
21) Las cinco secciones probablemente corresponden a cinco discursos, a saber Mc 1,1-3,19; 3,20-6,13; 6,14-10,1; 10,2-13,37; 14,1-16,8. Véase M. HENGEL, Probleme, 226-229; B. ORCHARD, H. RILEY, The Order of the Synoptics [El orden de los sinópticos], Parte III, Macon Georgia 1987, 269-272; también A Synopsis of the Four Gospels [Una synopsis de los cuatro Evangelios] (en griego: Edimburgo 1985; en inglés: Macon Georgia 1982). Se pide al lector que observe que todos los pasajes del Evangelio citados están tomados de las sinopsis antes mencionadas; las citas de los Padres están tomadas de The Order
22) Con la version UBS retengo esta clausula como cierta, aunque sólo tiene una calificación [C].
23) La sugerencia de M. J. LAGRANGE (Comentarios sobre Marcos, in loco [en su lugar]) de que 'Hsa?a [Isaías] podría ser una "interpolación" es una conjetura que no tiene ningún tipo de apoyo textual, además de ser innecesaria en vistas de la alternativa propuesta.
24) A. N. SHERWIN-WHITE, Roman Society and Roman Law in the New Testament [Sociedad romana y derecho romano en el Nuevo Testamento], Oxford 1963, 186-193.
25) E. G. TURNER, Greek Papyri: An Introduction [Papiros griegos: Una introducción], Oxford 1980, 99-100.
26) H. G. LIDDELL, R. SCOTT, A Greek-English Lexicon [Un diccionario griego-inglés], Clarendon, Oxford 1961 (9). Cf. A. RAHLFS, Septuaginta, 2 vol., Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart 1979, Gen 42,23: ??t?? de ??? ?de?sa? ?t? a???e? ???s?f ? ?a? e?µ??e?t?? a?a µes?? a?t?? ??.
27) Cf. EUSEBIO, HE V, 11.
28) Cf. Cartas de lgnacio, HE III,36.
29) Cf. B. ORCHARD, H. RILEY, The Order , 128-130.
30) B. GERHARDSSON, The Origins of the Gospel Tradition [Los orígenes de la tradición evangélica], cap. 3, edición inglesa, Londres 1979, sobre la confiabilidad de la tradición.
31) Todos estos textos han sido traducidos recientemente por el autor y revisados cuidadosamente por un académico de Oxford sobre los grandes clásicos. Nótese sin embargo que el texto griego de Clemente de Alejandría, Adumbrationes in Epistolarum canonicarum {Bosquejos de las epístolas canónicas], sobre 1 Pedro 5,13 se ha perdido. Hay una referencia en MIGNE, Patrologia Graeca, IX, 729-730 que sugiere que nuestro texto latino fue traducido por Casiodoro desde una parte de los Bosquejos de Clemente que ya no se conserva.
32) B. ORCHARD, H. RILEY, The Order , 158.
33) B. ORCHARD, H. RILEY, The Order , 159-160.
34) La inferencia a partir de HE VI, 14, 5-6 parece ser que, dado que Pedro había dictado sus conferencias conociendo la existencia de «los Evangelios con las genealogías», no quería que sus recuerdos personales fueran considerados como el equivalente de un tercer Evangelio.
35) B. ORCHARD, H. RILEY, The Order... 182-184, sobre la identidad del Presbítero; cf. también R. T. FRANCE, Matthew - Evangelist and Teacher [Mateo Evangelista y maestro], repr. 1992, 52-56.
36) Cf. nota 21 más arriba.
37) JERÓNIMO, Epistulae [Epístolas], 120, 11, Hilberg, CSEL 55.
38) Para el uso generalizado de la taquigrafía en la época de Jerónimo, cf. BUTLER, British Shorthand, 5-4.