...El apóstol Santiago el Mayor, Patrón de España.......Artículos.......Textos.....INDEX

Los puestos a la derecha y a la izquierda de Jesús, el Verbo hecho carne, en su reino estaban reservados para la Virgen María y para san José

Jesús, el Verbo hecho carne, les dijo a Santiago y a Juan cuando les prometió la muerte gloriosa del martirio:

«Mi cáliz lo beberéis, pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no es cosa mía concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre» (Mt 20,23).

Evidentemente esos puestos estaban reservados a la Virgen María y a san José.
Así se proclama respecto a María en la definición del dogma de la Asunción:

«Como supremo coronamiento de sus privilegios, fue preservada de la corrupción del sepulcro y, vencida la muerte, como antes por su Hijo, fue elevada en alma y cuerpo a la gloria del cielo, donde resplandece como Reina a la derecha de su Hijo, Rey inmortal de los siglos» (Const. Ap. Munificentissimus Deus, 40).
«Quasi supremam suorum privilegiorum coronam, ut a sepulcri corruptione servaretur immunis, utque, quemadmodum iam Filius suus, devicta morte, corpore et anima ad supernam Caeli gloriam eveheretur, ubi Regina refulgeret
ad eiusdem sui Filii dexteram, immortalis saeculorum Regis».

Y a María la acompaña siempre su esposo san José.

A san José le corresponde dar su brazo derecho a su esposa María y su mano derecha al Niño Jesús cuando Éste está entre ambos.

Escribe Canals:

"San José tiene como una cierta igualdad con María, fue santificado de modo excelente, y es eminente en santidad por encima de todos los santos y de todos los ángeles, a los que también sobrepasa por su pureza.
La gloria de San José en el cielo corresponde a su asociación con María, y una gloria inferior derogaría la dignidad excelsa de la Virgen Madre de Dios".
(Francisco Canals. Cristiandad. Barcelona, nn. 821-822, diciembre de 1999, págs. 17-18).

Pío XII, en aquella definición dogmática, cita además a los teólogos y predicadores sagrados que ponían como figura de María Asunta al cielo a "la Reina que entra triunfalmente en el palacio celeste y se sienta a la diestra del divino Redentor (Sal 44, 10, 14-16)

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Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder:
«Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará». (Mc 10,32-34 Bibl Jerusalén

Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen:
«Maestro, queremos, que nos concedas lo que te pidamos».
El les dijo:
«¿Qué queréis que os conceda?»
Ellos le respondieron:
«Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús les dijo:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?»
Ellos le dijeron:
«Sí, podemos». [Justo lo que dicen y no hacen los de Pablo Iglesias II]
Jesús les dijo:
«La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado».
Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.

Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder.
Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,42-45 Bibl Jerusalén).
(Mc 10,32-45 Bibl Jerusalén)

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