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Ezequiel 34

2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza. Dirás a los pastores: Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño?
3 Vosotros ... no habéis apacentado el rebaño.
4 No habéis fortalecido a las ovejas débiles... no habéis tornado a la descarriada ni buscado a la perdida...
5 Y ellas se han dispersado, por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras del campo; andan dispersas.
6 Mi rebaño anda errante ... mi rebaño anda disperso ... sin que nadie se ocupe de él ni salga en su busca.
7 Por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh:
8 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, lo juro: Porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha hecho pasto de todas las fieras del campo por falta de pastor, porque mis pastores no se ocupan de mi rebaño, porque ellos, los pastores, se apacientan a sí mismos y no apacientan mi rebaño;

9 por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh.
10 Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra los pastores: reclamaré mi rebaño de sus manos y les quitaré de apacentar mi rebaño. Así los pastores no volverán a apacentarse a sí mismos. Yo arrancaré mis ovejas de su boca, y no serán más su presa.
11 Porque así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él.
12 Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y brumas.

13 Las sacaré de en medio de los pueblos, las reuniré de los países, y las llevaré de nuevo a su suelo. Las pastorearé por los montes de Israel, por los barrancos y por todos los poblados de esta tierra.
14 Las apacentaré en buenos pastos, y su majada estará en los montes de la excelsa Israel. Allí reposarán en buena majada; y pacerán pingües pastos por los montes de Israel.
15 Yo mismo apacentaré mis ovejas y yo las llevaré a reposar, oráculo del Señor Yahveh.

16 Buscaré la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma; pero a la que está gorda y robusta la exterminaré: las pastorearé con justicia.
17 En cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.
18 ¿Os parece poco pacer en buenos pastos, para que pisoteéis con los pies el resto de vuestros pastos? Os parece poco beber en agua limpia, para que enturbiéis el resto con los pies?

19 ¡Mis ovejas tienen que pastar lo que vuestros pies han pisoteado y beber lo que vuestros pies han enturbiado!
20 Por eso, así les dice el Señor Yahveh: Yo mismo voy a juzgar entre la oveja gorda y la flaca.
21 Puesto que vosotras habéis empujado con el flanco y con el lomo y habéis topado con los cuernos a todas las ovejas más débiles hasta dispersarlas fuera,
22 yo vendré a salvar a mis ovejas para que no estén más expuestas al pillaje; voy a juzgar entre oveja y oveja.

23 Yo suscitaré para ponérselo al frente un solo pastor que las apacentará, mi siervo David: él las apacentará y será su pastor.
24 Yo, Yahveh, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo, Yahveh, he hablado.
25 Concluiré con ellos una alianza de paz, haré desaparecer de esta tierra las bestias feroces. Habitarán en seguridad en el desierto y dormirán en los bosques.

28 No volverán a ser presa de las naciones, las bestias salvajes no volverán a devorarlos. Habitarán en seguridad y no se les turbará más.

30 Y sabrán que yo, Yahveh su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, oráculo del Señor Yahveh.
31 Vosotras, ovejas mías, sois el rebaño humano que yo apaciento, y yo soy vuestro Dios, oráculo del Señor Yahveh.

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Memoria de la misericordia divina, de la sangre de Cristo y de sus mártires

«Ten cuidado y guárdate bien, no vayas a olvidarte de estas cosas que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazón en todos los días de tu vida; enséñaselas, por el contrario, a tus hijos y a los hijos de tus hijos» (Dt 4,9).

"Si se perdiera la memoria de los cristianos que han entregado su vida por confesar la fe, el tiempo presente, con sus proyectos y sus ideales, perdería una de sus características más valiosas, ya que los grandes valores humanos y religiosos dejarían de estar corroborados por un testimonio concreto inscrito en la historia"
(San Juan Pablo II:
Discurso a los participantes en la VIII sesión pública de las Academias pontificias, 3.11.2003, n. 2: L'Osservatore Romano en lengua española, 21.11.2003, p. 6).

San Juan Pablo II:
“En diversas ocasiones he recordado la necesidad de custodia de la memoria de los mártires. Su testimonio no debe ser olvidado. Ellos son la prueba más elocuente de la verdad de la fe, que sabe dar un rostro humano incluso a la muerte más violenta y manifiesta su belleza aun en medio de atroces padecimientos. Es preciso que las Iglesias particulares hagan todo lo posible por no perder el recuerdo de quienes han sufrido el martirio”.
Homilía en la Capilla Papal para la Beatificación del Siervo de Dios José Aparicio Sanz, presbítero, y 232 Compañeros Mártires.
San Pedro en el Vaticano, 11 de marzo de 2001  (José Francisco Guijarro García:”Persecución religiosa y Guerra Civil”.- Ed. La Esfera de los Libros S.L. 2006)

"Hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad!
El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor" (Lamentaciones 3, 17-26).

¡Jerusalén, si yo de ti me olvido, que se seque mi diestra! ¡Mi lengua se me pegue al paladar si de ti no me acuerdo, si no alzo a Jerusalén al colmo de mi gozo!
(Sal 137,5-6).

Los pecados se remiten «gratuitamente por la misericordia divina por causa de Jesucristo” (Concilio de Trento, sesión VI, cap. IX) [DS 1533].
"Se dice que somos justificados gratuitamente, porque nada de aquello que precede a la justificación, sea la fe, sean las obras, merece la gracia misma de la justificación» (Ibíd. cap. VIII) [DS 1532].

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Caminos

"Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos" (Os 14,10).

"El Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal" (Sal 1,6).

«No te tuerzas ni a derecha ni a izquierda, aparta tu pie de la maldad» (Pr 4, 27).

En la Biblia de los LXX y en la Vulgata se añaden dos versículos:

«No te desvíes ni hacia la derecha ni hacia la izquierda, y aparta tu pie de la mala senda. Porque el Señor conoce los caminos que hay a la derecha, pero los que están hacia la izquierda son torcidos. El hará rectas tus sendas Y hará seguir en paz tus caminos» (Pr 4,26-27, Versión de los LXX).

«Ne declines ad dexteram neque ad sinistram; avertem pedem tuum a malo: vias enim quae ad dextris sunt novit Dominus: perversae vero sunt quae a sinistris sunt. Ipse autem rectos faciet cursus tuos, itinera autem tua in pace producet» (Pr 4,27. Vulgata Clementina).

Traducción propia:

«No te desvíes ni a la diestra ni a la siniestra; aparta tu pie del mal; porque los caminos que están a la derecha el Señor los conoce, y los que están a la siniestra son perversos. Mas Él hará correcta tu ruta, y que tengas buen viaje».  (Pr 4,27. Vulgata Clementina).

San Agustín explica estos versículos así:

"Hemos de entender que se desvía hacia la derecha quien quiere asignarse a sí mismo, y no a Dios, las mismas obras buenas que pertenecen a los caminos que hay a la derecha".
"Por eso… añadió a continuación: «El hará rectas tus sendas y hará seguir en paz tus caminos».
"Cuando te manda: «Haz rectos los senderos para tus pies y dirige tus caminos»entiéndelo de modo que sepas que, cuando así lo haces, Dios te otorga el que lo hagas. Así no te desviarás a la derecha, aunque vayas por los caminos que hay a la derecha, porque no confiarás en tu virtud, y tu virtud será justamente aquel que «hará rectas tus sendas y hará seguir en paz tus caminos»".
(San Agustín, Epistulae a los monjes del abad Valentín, 215, 5).

«Pero no conoce el Señor los caminos de la izquierda, los torcidos, esto es, los caminos de los impíos, porque no los hizo Él para el hombre, sino que el hombre se los hizo para sí».
(San Agustín, Epistulae a los monjes del abad Valentín, 215, 6).

«Dicen: “Hagamos el mal para que venga el bien”, ésos se desvían hacia la izquierda».
«No defendáis el libre albedrío de manera que le atribuyáis las buenas obras sin la ayuda de la gracia divina; pero tampoco defendáis la gracia de manera que, como si ya estuvieseis seguros de ella, améis las malas obras. Que la gracia de Dios os libre de tal cosa».
(San Agustín, Epistulae a los monjes del abad Valentín, 215, 8).

«Irse a la derecha es engañarse a sí mismo teniéndose por inmaculado; irse a la izquierda es, con no sé qué perversa y criminal seguridad, entregarse a toda clase de crímenes, como si no hubiera ningún castigo» (San Agustín, De peccatorum meritis  et remissione et de baptismo parvulorum, II, 5, 5.).

«“Los caminos que están a la derecha los conoce el Señor” , pues sólo Él está sin pecado y puede borrar nuestros delitos. “Los caminos de la izquierda son malvados”  y como tales pueden considerarse las codicias pecaminosas».
«A este propósito nos ofrecen una figura del Nuevo Testamento aquellos jóvenes de veinte años de quienes se dice que entraron en la tierra prometida (Num 14, 29 ss.) sin torcerse a la derecha ni a la izquierda (Jos 23, 6)».
«Sin torcerse a la derecha con una soberbia presunción de su propia justicia, ni a la izquierda con una complacencia segura en el pecado, entrará en la tierra de promisión. Allí no imploraremos ya el perdón de los pecados ni temeremos su castigo, porque viviremos libres por la gracia del Redentor, el cual, sin ser esclavo de pecado, redimió a Israel de todas sus iniquidades, ora de las cometidas con la vida propia, ora de las contraídas por el origen».
(San Agustín, De peccatorum meritis et remissione et de baptismo parvulorum, II, 35, 57).

"Ésta fue la orden que di a vuestros padres: «Escuchad mi voz.
Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo; caminad por el camino que os mando, para que os vaya bien».
Pero no escucharon ni prestaron oído, caminaban según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, me daban la espalda y no la frente" (Jer 7,23-24).

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¡Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda! (Sal 22,20).

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas (Sal 102,8-10).

El artículo Parusía de la Enciclopedia Espasa

"¡Ven, Jesús! ¡Ven y transforma el mundo! ¡"Ven ya", hoy, y que triunfe la paz!"

La Iglesia Católica no permite que se vuelvan a casar ante ella a los divorciados por la Iglesia Ortodoxa, porque las declaraciones de estado libre dadas por la Iglesia Ortodoxa, no pueden considerarse suficientes

Hay visiones mezcladas con errores y con ideas preconcebidas.. ..

Diferencias entre posesión diabólica y enfermedad psiquiátrica

La pretensión de que a toda nación, por el hecho de serlo, le corresponda el derecho de constituirse en Estado, ignorando las múltiples relaciones históricamente establecidas entre los pueblos y sometiendo los derechos de las personas a proyectos nacionales o estatales impuestos de una u otra manera por la fuerza, dan lugar a un nacionalismo totalitario, que es incompatible con la doctrina católica.

España es fruto de uno de estos complejos procesos históricos. Poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las graves consecuencias que esta negación podría acarrear, no sería prudente ni moralmente aceptable.

Conferencia Episcopal Española, instrucción pastoral Valoración moral del terrorismo en España, septiembre de 2002

“Uno de los mayores males de nuestro tiempo es la mediocridad en las cuestiones de fe. No nos hagamos ilusiones. O somos católicos o no lo somos. Si lo somos, es preciso que se manifieste en todos los campos de nuestra vida”
(Palabras pronunciadas por el beato mártir Stepinac en 1943, citadas por el papa Benedicto XVI en su visita pastoral a Croacia de 2011).

 

Pedagogía de Cristo para formar a sus discípulos: "El punto de partida es el llamamiento, le sigue el encuentro, la conversión, el discipulado, la comunión y misión" (Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona, La Verdad, 12.09.2014, pág. 4)

"Los principios morales, no dependen, del voto de las mayorías. Lo que está mal, está mal, aunque todos estén errados. Lo que es correcto, es correcto, aún cuando nadie esté del lado correcto". (Obispo Fulton Sheen).

San Alfonso refiere el ejemplo de san Felipe Neri —muy interesante—, quien «desde el primer momento en que se despertaba por la mañana, decía a Dios: “Señor, mantén hoy tus manos sobre Felipe, porque si no, Felipe te traiciona”» (III, 3). Muy realista. Pide a Dios que mantenga sus manos sobre él. También nosotros, conscientes de nuestra debilidad, debemos pedir ayuda a Dios con humildad, confiando en la riqueza de su misericordia. En otro pasaje dice san Alfonso: «Nosotros somos pobres de todo, pero si pedimos ya no somos pobres. Aunque nosotros somos pobres, Dios es rico» (II, 4). [Citado por Benedicto XVI, 1 de agosto de 2012].

«El bien común implica, finalmente, la paz, es decir, la estabilidad y la seguridad de un orden justo. Supone, por tanto, que la autoridad asegura, por medios honestos, la seguridad de la sociedad y la de sus miembros. El bien común fundamenta el derecho a la legítima defensa individual y colectiva» (Cat nº 1909).

«Todo ciudadano y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las guerras.
Sin embargo, “mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza correspondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa” (GS 79)» (Cat nº 2308).

«Se han de considerar con rigor las condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar. La gravedad de semejante decisión somete a esta a condiciones rigurosas de legitimidad moral. Es preciso a la vez:
— Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.
— Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.
— Que se reúnan las condiciones serias de éxito.
— Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.
Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la “guerra justa”.
La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común» (Cat nº 2309).

El ángel de la guarda

El tiempo ha demostrado que por el camino del “mal menor” se termina llegando al “mal mayor”. La opción del “mal menor” solo puede ser acogida por un cristiano de forma circunstancial y transitoria; sin caer en la tentación de hacer de ella su “santo y seña”. Y es que… Jesucristo nos enseñó a apostar por el bien; no por el mal menor (Monseñor Munilla, obispo de san Sebastián, septiembre de 2014) .

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Por un plato de lentejas. La peor de las corrupciones, Pastoral de Mons. Juan Antonio Reig Pla Obispo entonces de Alcalá de Henares, 26 de diciembre de 2014

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«No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna» (Mt 10,28).

«El Dios de la Revelación es Legislador y Juez en una medida tal que ninguna autoridad temporal puede hacerlo» (San Juan Pablo II: Salvifici Doloris, 10).

«Al mal moral del pecado corresponde el castigo, que garantiza el orden moral en el mismo sentido trascendente, en el que este orden es establecido por la voluntad del Creador y Supremo Legislador. De ahí deriva también una de las verdades fundamentales de la fe religiosa, basada asimismo en la Revelación: o sea que Dios es un juez justo, que premia el bien y castiga el mal» (San Juan Pablo II: Salvifici Doloris, 10).

Se puede considerar la pena de dos modos. Primero, como castigo, y en este sentido únicamente el pecado la merece, porque por ella se restablece la igualdad de la justicia, en cuanto que aquel que pecando se excedió en lo de seguir su propia voluntad, padece contra su voluntad algún daño. Por lo cual, como todo pecado es voluntario, incluso el original, conforme a lo dicho (Suma Teológica, I-II, q.81 a.1), se sigue que nadie es castigado de esta forma sino por el pecado voluntario.
Desde otro ángulo, puede ser considerada la pena como medicina, que no sólo es sanativa del pecado pasado, sino que tiene asimismo virtud para preservar del pecado futuro y para empujarnos a hacer algo bueno. Según esto, uno es castigado a veces sin culpa, aunque nunca sin causa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que nunca la medicina priva de un bien mayor para procurar un bien menor —por ejemplo, dejarle a uno sin vista para curarle el calcaño—, sino que, a veces, causa un daño en lo menor para prestar ayuda en lo más importante. Y como los bienes espirituales son los de mayor valor y los temporales los de menor, es por lo que a veces se le castiga a uno en estos últimos sin culpa, por ejemplo, con muchas penalidades de esta vida presente, que Dios le inflige para que le sirvan de humillación o de prueba. En cambio, no se castiga a nadie en los bienes espirituales sin culpa propia, ni en ésta ni en la otra vida, ya que en la vida futura las penas no son medicina, sino consecuencia de la condenación espiritual (Santo Tomás, Suma Teológica, I-II, q.108 a.4)”.

"Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles" (Mt 25,41).

En primer lugar hay que distinguir entre el castigo eterno y el castigo temporal. Por el castigo eterno entendemos el castigo definitivo a los malvados recogido explícitamente en Mateo 25 en la Sagrada Escritura y no es en absoluto incompatible con que Dios es amor. Decir que Dios es amor y por tanto no puede existir el castigo eterno es contraponer los conceptos de manera infantil. En Dios la justicia y la misericordia no son dos cosas, sino que se funden y son una sola.
 Respecto al castigo temporal:
¿Se puede decir que Dios no manda castigos temporales? No, No se puede decir tal cosa. En la Sagrada Escritura hay pasajes muy claros donde se habla de castigos de Dios, como cuando se habla de las plagas de Egipto, o a David que después de haber pecado Dios le pidió que eligiese entre varios castigos. No cabe decir que “Dios no castiga nunca”, sería incorrecto. Nuestro Papa emérito Benedicto XVI en el Sínodo de los obispos en el año 2008 dijo una frase que llamó la atención a mucha gente: Dijo que: “…Dios ha tenido que recurrir con frecuencia al castigo…”
(Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián,
Monseñor Munilla sobre si Dios castiga - podcast en audio ).

«Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno"» (Catecismo 1991, nº. 1033).

"Jesús anuncia en términos graves que «enviará a sus ángeles... que recogerán a todos los autores de iniquidad, y los arrojarán al horno ardiendo» (Mt 13, 41-42), y que pronunciará la condenación: «¡Alejaos de mí malditos al fuego eterno! (Mt 25, 41)»" (Catecismo 1991, nº. 1034).

Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada (Is 11,10).

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Las leyes que inducen a obrar contra la ley divina son normas de un régimen que por imponerlas es «totalmente corrupto» y tiránico

Podemos denominar leyes tiránicas propiamente dichas las que, según Sto. Tomás (S.T. I-II, 96, 4C), se oponen ad bonum divinum,

"Leyes de los tiranos que inducen a la idolatría, o a cualquier otra cosa que sea contraria a la Ley divina. En ningún modo es lícito observar tales leyes porque como se dice en los Hechos de los Apóstoles, 5, 29, «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres»".

Ni siquiera tienen el nombre de ley, ni entran en la clasificación que, siguiendo a San Isidoro, hace Santo Tomás de las leyes, según el régimen político que las establezca, las del régimen tiránico, que es «totalmente corrupto» (S.T. I-II, 95, 4c).

Valoración de la Iglesia de las doctrinas de santo Tomás de Aquino

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Santo Tomás de Aquino definió a la persona humana como «lo más perfecto que hay en toda la naturaleza, es decir, un sujeto subsistente en una naturaleza racional» (Summa Theologiae, Iª, q. 29, a. 3)

«Oh santísima y dulcísima Virgen María, Madre de Dios…, encomiendo toda mi vida a tu corazón misericordioso… Alcánzame, oh dulcísima Señora mía, caridad verdadera, con la cual ame con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a tu santísimo Hijo y, después de él, a ti, y al prójimo en Dios y por Dios» (oración atribuida a santo Tomás de Aquino).

Habiendo peligro próximo para la Fe, los prelados deben ser argüidos incluso públicamente por los súbditos”. (Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, II-II, 33, 4-2).

Jaime Bofill: «El pensamiento contemporáneo vendría a ser un patente testimonio de la actualidad de la doctrina del Doctor Angélico, reclamada, sin conocerla, por la misma necesidad sentida de una doctrina y de una ordenación social que restaure a la persona en el lugar de dignidad que, por su misma naturaleza, reclama».

 

--¿Y la respuesta más difícil de responder?
--A los casados por la Iglesia, divorciados, y vueltos a casar que quieren comulgar. Uno quisiera ser amable con todos, pero no siempre puedes decir lo que ellos quieren oír
(El P. Loring a Alex del Rosal en 2009. Anécdotas de una vida apostólica).

«No es Dios sino el demonio quien os empuja al pecado mediante la esperanza de la misericordia» (San Alfonso Mª de Ligorio, Preparación para la muerte, 17a Consideración).
http://www.clairval.com/lettres/es/2009/03/09/4110309.htm

"Quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús... Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado." (Hbr 12 1-4).

"Entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
Talitha qum» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años... Y les dijo que dieran de comer a la niña".
(Marcos 5, 42-43).

"Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá" (Dt 18,20).

Cuando te llamen loco, pecador, endemoniado etc.

Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.
(Marcos 3, 20-21).

Otras veces decían que estaba endemoniado. (Mc 3,22; Mt 9,34; Mt 11,18; Mt 10,25; Mt 11,18)

Otras que era un pecador, se escandalizaban de Él. (Mt 13,57).

Otras que blasfemaba. (Mt 9,3; Mc 2,7)

Él preguntaba: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? (Mt 16,13).

Y decía: bienaventurado el que no se escandalice de Mí. (Mt 11,6; Lc 7,23)

Y, como Él enseñaba también, no es mayor el discípulo que el maestro (Mt 10,24; Lc 6,40), el siervo que su señor (Jn 15,20).

«Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros...
Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,18-20).

- «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
- «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo? Porque quien se avergüence de Mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.» (Lc 9, 22-26).

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Lecturas de la Misa del 15.03.2013 (viernes de la cuarta semana de Cuaresma)

LECTURA
Se dijeron los impíos, razonando equivocadamente: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; declara que conoce a Dios y se da el nombre de hijo del Señor; es un reproche para nuestras ideas y sólo verlo da grima; lleva una vida distinta de los demás, y su conducta es diferente; nos considera de mala ley y se aparta de nuestras sendas como si fueran impuras; declara dichoso el fin de los justos y se gloría de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»
Así discurren, y se engañan, porque los ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan el premio de la virtud ni valoran el galardón de una vida intachable.
(Sb 2, la. 12-22)


SALMO RESPONSORIAL 33, 17-18. 19-20. 21 y 23
R. El Señor está cerca de los atribulados.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo librará el Señor. R.
Él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. R.

A quien tiene una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalismo

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La Iglesia Católica no permite que se vuelvan a casar ante ella a los divorciados por la Iglesia Ortodoxa porque las declaraciones de estado libre dadas por la Iglesia Ortodoxa, no pueden considerarse suficientes

«Ya habita en este mundo el “hijo de la perdición” de quien habla el Apóstol (2Tes 2,3)» (San Pío X, E supremi apostolatus cathedra, 1903).

“Pienso que actualmente hay una crisis muy grave de la vida religiosa y que no hay que hablar de renovación, sino más bien de decadencia. La causa esencial de esta crisis es una falsa interpretación del Vaticano II” (Cardenal Jean Danielou, SI, en Radio Vaticana el 23 de octubre de 1972).

Jaime Bofill: «El pensamiento contemporáneo vendría a ser un patente testimonio de la actualidad de la doctrina del Doctor Angélico, reclamada, sin conocerla, por la misma necesidad sentida de una doctrina y de una ordenación social que restaure a la persona en el lugar de dignidad que, por su misma naturaleza, reclama».

"Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá" (Dt 18,20).

"Pondré mi arco en el cielo" (Gen 9).

 

 

 

La Hostia consagrada, el Sagrado Corazón de Jesús

"Cuando el sacerdote hace la elevación..., santa Gertrudis vio en ese momento a Jesús en el cielo levantarse de su trono, tomar con sus propias manos su corazón, elevarlo y presentarlo a Dios Padre, inmolándose a Sí mismo. Este acto expresa perfectamente el misterio del sacrificio renovado del Salvador mismo entre las manos del celebrante" (Francesco Arisi, sacerdote salesiano. Il Messale Romano Completo. Torino. 1925. Págs. 30-31, nota 1).

Letanías de la humildad del cardenal Merry del Val

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.

Todo se hizo por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.

En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron.

Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.

Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos creyeran.

No era él la luz, sino el que debía dar testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre, que viene a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo se hizo por Él, y el mundo no le conoció.

Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron.

Pero a cuantos le recibieron les dio la potestad de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre,

que no han nacido de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni del querer del hombre, sino de Dios.

Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

(Jn 1,1-18. Biblia versión EUNSA)

«Dios Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo» (Gen 2,19).

Así dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor... Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza» (Jeremías 17,5,7).

A tus manos encomiendo mi espíritu (Sal 30).

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“La Escritura Santa y la naturaleza, al provenir ambas del Verbo divino, la primera en cuanto dictada por el Espíritu Santo, y la segunda en cuanto ejecutora fidelísima de las órdenes de Dios, no pueden contradecirse jamás” (Galileo Galilei en carta a Benetto Castelli de 21 de diciembre de 1613).

«A partir de la Creación, esto es, del mundo y de la persona humana, el hombre, con la sola razón, puede con certeza conocer a Dios como origen y fin del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita» (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 3).

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Editorial Cordis Iesu; 5/03/2015, http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=23424 :

"Los hacedores de las independencias nacionales en toda Hispanoamérica eran o masones, o filo-masones. Desde entonces hasta ahora, salvo muy escasas excepciones, ha habido gobiernos que profesan la ideología liberal en toda la región, que poco a poco han ido contaminando a las personas. Pueblos tan católicos, como México, han sufrido represiones inmensas por parte de gobiernos que desean imponer ideologías contra Cristo...
La educación viene siendo falseada u oscurecida por el socialismo. Los jóvenes, desde la cuna, reciben una visión falsa de la historia, conceptos filosóficos erróneos, ideas de lo que es el hombre distorsionadas, mentiras -derechamente- sobre Dios y la Iglesia.
Hasta en las asignaturas que uno podría pensar son más benignas, como lenguaje y comunicación, se utilizan como plataforma para introducir ideas anticristianas en los jóvenes". Las palabras del jesuita español Ramón Orlandis, en un memorable artículo escrito por los años cuarenta, son de profética actualidad: ¿Somos pesimistas? Revista Cristiandad N°73, 1947".

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Testamento espiritual de Santa Bernadette en Nevers

Por la pobreza en la que vivieron papá y mamá, por los fracasos que tuvimos, porque se arruinó el molino, por haber tenido que cuidar niños, vigilar huertos frutales y ovejas y por mi constante cansancio... te doy gracias, Jesús.

Te doy gracias, Dios mío, por el fiscal y por el comisario, por los gendarmes y por las duras palabras del padre Peyramale...

No sabré cómo agradecerte, si no es en el paraíso, por los días en que viniste, María, y también por aquellos en los que no viniste. Por la bofetada recibida y por las burlas y ofensas sufridas, por aquellos que me tenían por loca, y por aquellos que veían en mí a una impostora; por aquel que trataba de hacer un negocio... te doy gracias, Madre.

Por la ortografía que jamás aprendí, por la mala memoria que siempre tuve, por mi ignorancia y por mi estupidez, te doy las gracias.

Te doy las gracias porque si hubiese existido en la tierra un niño más ignorante y estúpido, tú lo hubieses escogido.

Porque mi madre haya muerto lejos. Por el dolor que sentí cuando mi padre, en vez de abrazar a su pequeña Bernardita, me llamó "Hermana María Bernarda"... te doy las gracias.

Te doy las gracias por el corazón que me has dado, tan delicado y sensible, y que colmaste de amargura.

Porque la Madre Josefa anunciase que no sirvo para nada, te doy las gracias. Por el sarcasmo de la madre maestra, por su dura voz, por sus injusticias, por su ironía y por el pan de la humillación... te doy las gracias.

Gracias por haber sido como soy, por que la Madre Teresa pudiese decir de mí: "Jamás le cedáis lo suficiente".

Doy las gracias por haber sido una privilegiada en la indicación de mis defectos y que otras hermanas pudieran decir: ¡Qué suerte que no soy Bernardita!

Agradezco haber sido la Bernardita a la que amenazaron con llevar a la cárcel porque te vi a ti, Madre... Agradezco que fui una Bernardita tan pobre y tan miserable que, cuando me veían, la gente decía: "¿Esa cosa es ella?". La Bernardita que la gente miraba como si fuese el animal más exótico.

Por el cuerpo que me diste, digno de compasión y putrefacto... por mi enfermedad que arde como el fuego y quema como el humo, por mis huesos podridos, por mis sudores y fiebre, por los dolores agudos y sordos que siento... te doy las gracias, Dios mío.

Y por el alma que me diste, por el desierto de mi sequedad interior, por tus noches y tus relámpagos, por tus rayos... por todo. Por ti mismo, cuando estuviste presente y cuando faltaste... te doy las gracias, Jesús...

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El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre. (Mc 3,35).

"Esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios" (Hbr 11,10).

Juramento antimodernista de 1910 . ..Sacrorum antistitum de 1910 .  Profesión tridentina de fe de 1564 ...PASCENDI

Decreto Lamentabili sobre los errores del modernismo, aprobado por el Papa san Pío X el 3 de julio de 1907

Motu proprio Sacrorum antistitum de 1910 del Papa san Pío X en el que se prescribe el juramento antimodernista y algunas otras normas

Fórmula prescrita en lugar de la fórmula tridentina y del juramento antimodernista desde 1967 hasta 1989

Fórmulas de la profesión de fe y del juramento de fidelidad prescritos el 9 de enero de 1989

Carta Apostólica de san Juan Pablo II «AD TUENDAM FIDEM» que adecua la normativa a la Fórmula de la «Profesión de Fe» prescrita el 9 de enero de 1989

Carta circular de 1966 de la Congregación de la Doctrina de la Fe acerca de errores sobre el Concilio Vaticano II

La anomía

Relativismo

 

Santo Tomás de Aquino definió a la persona humana como «lo más perfecto que hay en toda la naturaleza, es decir, un sujeto subsistente en una naturaleza racional» (Summa Theologiae, Iª, q. 29, a. 3)

«Oh santísima y dulcísima Virgen María, Madre de Dios…, encomiendo toda mi vida a tu corazón misericordioso… Alcánzame, oh dulcísima Señora mía, caridad verdadera, con la cual ame con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a tu santísimo Hijo y, después de él, a ti, y al prójimo en Dios y por Dios» (oración atribuida a santo Tomás de Aquino).

"Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé. Y es que Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba.
Y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de mí aquellas cosas que si no estuviesen en ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera. Brillaste y resplandeciste y fugaste mi ceguera; Exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti. Gusté de ti, y siento hambre y sed.
Me tocaste y me abrasé en tu paz. Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti".
(San Agustín)

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
(Mateo 11,28-30).

Amor, para llamarte así, la eternidad será corta
(André Frossard)

"No hacer caso de cosa que no sea para llegarnos más a Dios" (Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida, cap. 4º, 3).

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.

"El obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable... Debe mostrar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios" (Dice Dios por medio de la I de san Pablo a Tito 1,7-9).

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
(Lc 1,46-56).

Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada (Is 11,10).

"Aquel día, el Señor de los ejércitos arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte» (Is 25,6-10).

La guerra necesaria hoy para detener la persecución religiosa de Oriente medio y de África

San Pablo VI, en su alocución del 15 de noviembre de 1972, dice del demonio: “El mal que existe en el mundo es el resultado de la intervención en nosotros y en nuestra sociedad de un agente oscuro y enemigo, el Demonio. El mal no es ya sólo una deficiencia, sino un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica todo aquel que rehúsa reconocerla como existente”.

 

“Estad alerta y velad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar” (1ª Epístola de San Pedro 5,8).

Elías y Juan el Bautista

Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido.
Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego.
¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria?
Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo.
Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel.
Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives.
(Eclesiástico 48,1-4.9-11).

He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema.
(Mal 3,23-24).

«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto».
(Lc 1,13-17).

Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús:
- «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó:
- «Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.
(Mateo 17, 10-13).

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-«Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista, hasta ahora se hace violencia contra el reino de Dios, y gente violenta quiere arrebatárselo. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo. El que tenga oídos que escuche».
(Mateo 11,11-15).

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
- «¿A quién se parece esta generación?
Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado".
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio". Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores".
Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios».
(Mateo 11, 16-19).

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien» (Lc 10,21).

Catecismo de la Iglesia Católica

El deber social de la religión y el derecho a la libertad religiosa

2104 “Todos los hombres [...] están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla” (Concilio Vaticano II, Dignitatis Humanae, DH 1). Este deber se desprende de “su misma naturaleza” (DH 2). No contradice al “respeto sincero” hacia las diversas religiones, que “no pocas veces reflejan, sin embargo, [...] un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres” (Nostra Artate, NA 2), ni a la exigencia de la caridad que empuja a los cristianos “a tratar con amor, prudencia y paciencia a los hombres que viven en el error o en la ignorancia de la fe” (DH 14).

2105 El deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado. Esa es “la doctrina tradicional católica sobre el deber moral de los hombres y de las sociedades respecto a la religión verdadera y a la única Iglesia de Cristo” (Concilio Vaticano II, Dignitatis Humanae, DH 1). Al evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja para que puedan “informar con el espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive” (Concilio Vaticano II, Apostolicam Actuositatem, AA 13). Deber social de los cristianos es respetar y suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del bien. Les exige dar a conocer el culto de la única verdadera religión, que subsiste en la Iglesia católica y apostólica (cf DH 1). Los cristianos son llamados a ser la luz del mundo (cf AA 13). La Iglesia manifiesta así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en particular, sobre las sociedades humanas (cf León XIII, Carta enc. Immortale Dei; Pío XI, Carta enc. Quas primas).

2106 “En materia religiosa, ni se obligue a nadie a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella, pública o privadamente, solo o asociado con otros, dentro de los debidos límites” (DH 2; cf Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, GS 26). Este derecho se funda en la naturaleza misma de la persona humana, cuya dignidad le hace adherirse libremente a la verdad divina, que trasciende el orden temporal. Por eso, “permanece aún en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y adherirse a ella” (DH 2).

2107 “Si, teniendo en cuenta las circunstancias peculiares de los pueblos, se concede a una comunidad religiosa un reconocimiento civil especial en el ordenamiento jurídico de la sociedad, es necesario que al mismo tiempo se reconozca y se respete el derecho a la libertad en materia religiosa a todos los ciudadanos y comunidades religiosas”(DH 6).

2108 El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum), ni un supuesto derecho al error (cf Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (cf DH 2).

2109 El derecho a la libertad religiosa no puede ser de suyo ni ilimitado (cf Pío VI, breve Quod aliquantum), ni limitado solamente por un “orden público” concebido de manera positivista o naturalista (cf Pío IX, Carta enc. Quanta cura"). Los “justos límites” que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según “normas jurídicas, conforme con el orden objetivo moral” (DH 7).

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