La época de la dictadura de Franco (1936-1975).. .... ..La Guerra de España de 1936... ...Todos los temas de Historia de España.. ....HISTORIA UNIVERSAL.. ...Historia de España......INDEX
Acuerdo político del Congreso de Munich de 1962
"El Congreso del Movimiento Europeo, reunido en Munich los días 7 y 8 de junio de 1962, estima que la integración, ya en forma de adhesión, ya de asociación de todos los países de Europa, exige de cada uno de ellos instituciones democráticas, lo que significa en el caso de España, de acuerdo con la Convención Europea de Derechos del Hombre y de la Carta Social Europea, lo siguiente:
1.º La instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas que garanticen que el gobierno se basa en el consentimiento de los gobernados.
2.º La efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en especial los de la libertad personal y de expresión, con supresión de la censura gubernativa.
3.º El reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales.
4.º El ejercicio de las libertades sindicales sobre bases democráticas y de la defensa por los trabajadores de sus derechos fundamentales, entre otros medios por el de huelga.
5.º La posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos con el reconocimiento de los derechos de la oposición.
El Congreso tiene la fundada esperanza de que la evolución con arreglo a las anteriores bases permitirá la incorporación de España a Europa, de la que es un elemento esencial, y toma nota de que todos los delegados españoles presentes en el Congreso expresan su firme convencimiento de que la inmensa mayoría de los españoles desea que esa evolución se lleve a cabo de acuerdo con las normas de la prudencia política, con el ritmo más rápido que las circunstancias permitan, con sinceridad por parte de todos y con el compromiso de renunciar a toda violencia activa o pasiva antes, durante y después del proceso evolutivo."Fernando Álvarez de Miranda: Del "contubernio" al consenso.
Barcelona, Planeta, 1985.
Referencias del autor:
Los autores son los asistentes a la reunión en
Munich en 1962 de la sección española del Movimiento Europeo,
denominada Consejo Federal Español del Movimiento
Europeo. Los asistentes a esta reunión, que ha quedado
denominada el contubernio de Munich. Fueron 118
españoles, de los cuales 38 procedentes del exilio, y 80
de España, y, por lo tanto, procedentes de los
dos bandos enfrentados en la guerra civil, ahora en 1962
partidarios de la democracia europeísta. Ambos
grupos se reunieron inicialmente por separado. El grupo
procedente de España, presidido por Gil-Robles, y con, el
también democristiano, Álvarez de Miranda como
secretario de actas, debatió sobre un texto que traían
aprobado previamente en España por la junta directiva de la
Asociación Española de Cooperación Europea, que tenía como
presidente a Gil-Robles. Después tuvieron que consensuar con el
grupo de los exiliados presidido por Salvador de Madariaga el
texto definitivo común, que es éste, y que fue presentado y
aprobado en el Congreso del Movimiento Europeo. La autoría es de
todos ellos, por consiguiente.
La expresión "contubernio de Munich" fue lanzada por
algunos locutores y periodistas del interior de España creyendo
que así iban a halagar a Franco. No consiguieron su objetivo.
Pero la expresión quedó y ha seguido siendo utilizada, más
bien irónica, o al menos humorísticamente.
Clasificación del texto
Contexto histórico remoto y antecedentes lejanos:
España es parte fundamental, constituyente y constitutiva de Europa desde los orígenes de Europa. Lo que origina Europa es la cristianización de la civilización clásica grecorromana y la entrada en ella de sus pueblos. Es la Europa de la Cristiandad.
Los europeístas españoles en la segunda mitad
del XX aspiran a que España sea admitida en Europa
como si España no fuera
Europa.
Pero es que la Europa de la que era parte España era la Europa
de la Cristiandad
y ahora se trata de la Europa del europeísmo que, por estar
enraizado en el liberalismo, en el laicismo,
es contrario a la Europa de la Cristiandad.
En la Europa de la Cristiandad, España era desde su origen parte
fundamental,
potenciada máximamente al combatir en su defensa en la
Reconquista, en Mühlberg, en Lepanto y en Bailén
y al extenderla por las Indias de Oriente y de Occidente.
La Hispanidad es la europeidad de la Cristiandad militante,
combatiente y expansiva ecuménicamente.
La implantación del liberalismo, que es la esencia constitutiva del europeísmo, se venía realizando desde el XIX contra la resistencia del pueblo español expresada en toda la serie de guerras que habían culminado en la de 1936.
En la Europa del europeísmo, España era la última. Nunca había estado en ella. Sólo la clase política y los intelectuales, que por eso estaban acomplejados ante "Europa". España llegaba a la Europa del europeísmo tarde, mal y nunca.
Tras la 2ª Gª Mundial, Europa está en ruinas. Los USA ayudan masivamente a la reconstrucción con el Plan Marsahall (1947) del que excluyen a España por tener el régimen de Franco. Estados Unidos promueven los proyectos de cooperación europea con la creación en 1948 de la OECE (Organización E uropea de Cooperación Económica) para administrar los fondos del Plan Marshall, pero de forma mancomunada entre los países europeos. El proyecto de una Europa unida también es promovido por Alemania Occidental para rehabilitarse y por los políticos franceses como plataforma de la hegemonía de Francia aceptada por Alemania al haber sido derrotada. Al frente del europeísmo basado en el liberalismo se colocan personajes democristianos de varios países.
En 1957, se firma el Tratado de Roma que crea la Comunidad Económica Europea, hoy llamada UE. Engloba la CECA (Comunidad del Carbón y del Acero), creada en 1952 a raíz del Tratado de París de 1951. El Tratado de Roma de 1957 crea también el EURATOM, porque la energía nuclear no tenía aún mala prensa; la campaña antinuclear en nombre del ecologismo vendrá después, porque quedaba mucho petróleo para vender. Ahora en el XXI se promueve la campaña contra la emisión de CO2, porque vergonzantemente quieren volver a la energía nuclear, aunque se han visto retrasados estos planes por el desastre nuclear de Fukushima a raíz del tsunami de Japón en 2011 y el nuevo desprestigio de la energía nuclear.
La Guerra Fría estalla en 1947.
La URSS no acepta la existencia de la Comunidad Económica Europea y también se oponen a ella los partidos comunistas de los países occidentales obedientemente. Por eso los comunistas no participan oficialmente en el contubernio, pero alguno ha revelado que él sí que asistió.
Contexto histórico próximo y antecedentes cercanos:
Franco inicia en 1942 la exhibición de su
aproximación a los aliados, que empiezan a tener las de ganar
entonces en la 2ª Gª M, cuando le interesaba desmarcarse de
toda similitud con el bando que iba a perder la II Guerra Mundial.
Así como había exhibido su aproximación a Alemania
cuando esta iba ganando la guerra en 1940 y Franco apartó a los
aliadófilos de su gobierno, a los que repone y reutiliza ahora,
desde 1942. Ya se había producido la sustitución de los
nacionales por los franquistas desde el Decreto de Unificación de 1937.
En 1945, cuando se completa la victoria de los aliados, acentúa
la exhibición de esta aproximación, entre otras cosas,
con el nombramiento de Martín Artajo como ministro de Asuntos
Exteriores. Es un democristiano colaboracionista con Franco,
mientras Gil-Robles pasa entonces de su anterior colaboracionismo
con Franco a ser un democristiano de oposición. Se sube
al carro de los vencidos, que parecía más rentable.
Y don Juan, heredero de Alfonso XIII, mediante el manifiesto de
Laussanne de ese mismo año 1945, pasa también de su
colaboracionismo militante a exhibirse como de oposición.
También hay desde entonces un sector de monárquicos juanistas
de oposición junto a otro sector colaboracionista. Se suben al
carro de los vencidos, que parecía más rentable.
Se sigue retrasando la reconstrucción en
España, por la 2ª Gª M, el bloqueo, las sanciones, la
exclusión del Plan Marshall,
pero el que pasa hambre y privaciones por la exclusión no es
Franco seguramente, sino el pueblo.
En 1948, tiene lugar el Pacto de San Juan de Luz: la conexión Don Juan - Gil Robles - Prieto. Es la conexión entre sectores que fueron adversarios en la guerra de 1936, y que ahora se presentan como demócratas para que los aliados vencedores en la 2ª Gª M los utilicen para sustituir a Franco en el poder en España. Es un precedente del contubernio de Munich entre españoles procedentes de los dos bandos enfrentados en la guerra civil, ahora en 1962 partidarios de la democracia europeísta, democristianos, monárquicos, liberales y socialistas acaudillados por Rodolfo Llopis, sucesor de Indalecio Prieto, al frente del PSOE, y por el mismo Gil-Robles, al frente de los demás.
Pero Franco se consolida en el poder en 1947.
El europeísmo será el vehículo de la transición y de la evolución-involución desde el régimen de Franco a la democracia liberal. El europeísmo será el vehículo para producir esa evolución-involución desde el interior del régimen de Franco y también desde la oposición al régimen de Franco.
"Europeísmo y progresismo fueron dos términos sinónimos y realmente entrelazados" (Álvarez de Miranda: Del "contubernio" al consenso, pág. 23. Planeta. Barcelona. 1985).
"La oposición... hace del
europeísmo su banderín de enganche",
según Vidal Beneyto, que actúa como enlace de los políticos
que actuaban en las organizaciones legales en el régimen de
Franco con los exiliados. Y añade:
"La convergencia en un mismo futuro de las fuerzas
históricamente democráticas del exilio y de los nuevos
demócratas del interior -muchos procedentes del franquismo
político o social-, avalada por los representantes de
los grandes partidos europeos, representaba una alternativa al
franquismo".
En el interior de España había en la época de Franco organizaciones europeístas legalizadas dentro del régimen de Franco. Y en el Movimiento Europeo había exiliados del bando republicano del Frente Popular. Ambos sectores europeístas, los del interior de la España de Franco y los del exilio, son "las dos medias naranjas" según los denomina Salvador de Madariaga.
Entre los europeístas del exilio figuran:
El Movimiento Europeo, originado en 1948 en el Congreso Europeo de La Haya, agrupa partidos, sindicatos y organizaciones privadas europeístas.
El Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, creado en 1949 en el seno del anterior, agrupa a los europeístas españoles del Movimiento Europeo en su inmensa mayor parte exiliados. Son partidos, sindicatos y organizaciones privadas europeístas de origen español. Lo preside Salvador de Madariaga exiliado del bando republicano de ideología liberal derechista. El secretario de este Consejo Federal Español del Movimiento Europeo es Enrique Adrhoer Gironella, dirigente durante la Guerra de España de 1936 del partido de ideología trotskista POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y miembro del gobierno de la Generalitat durante la misma guerra.
Entre los europeístas del interior de España figuran:
El Instituto de Estudios Europeos con sede en distintas ciudades, entre ellas en Barcelona, donde también se funda el Comité español de la LECE (Liga Europea de Cooperación Económica).
La AECE (Asociación Española de Colaboración
con Europa) creada en 1954 bajo los auspicios de la ACNDP (la
Asociación Católica Nacional de Propagandistas de la que había
surgido, durante la República, la CEDA, acaudillada por Gil Robles,
y, después de la guerra, los demócratacristianos en sus dos
ramas:
los colaboracionistas con el régimen de Franco
y los que se proclamaban disidentes después de haber apoyado a
Franco; porque los nuevos eran directamente seguidores de estos y
los tenían como jefes).
Surgió la AECE con ayuda del ministro Martín Artajo,
antes presidente de la ACNDP. La AECE es uno de los
núcleos europeístas del interior. Ellos dicen que su
asociación "fue la promotora y defensora del europeísmo en
España" (Álvarez, p. 21). E intentó
"coordinar las actividades de todas las
organizaciones europeístas españolas" (Álvarez, p.
26).
[Muy típico lo de pretender acaudillar a todos].
Gil Robles ya actuaba otra vez desde el
interior de España, como cuando la guerra de 1936 en la que
había apoyado a Franco y al Movimiento acaudillado por Franco.
Después de la 2ª G M se había instalado en el extranjero para
dirigir la política de don Juan tras el Manifiesto de Lausana de
1945. Y en 1948 había firmado el pacto de San Juan de Luz con
Indalecio Prieto para colaborar en la sustitución de Franco (1948-1951).
Gil Robles ocupa la presidencia de la AECE desde el final del
curso 1960-61.
Y ya antes, desde el curso 1959-1960, participaba en las
actividades en España de la AECE pronunciando conferencias en
Madrid.
"Por aquellas fechas ya existía una total coincidencia
dentre la línea estructural del Movimiento Europeo y la que la
mayoría de la junta deseaba para la AECE; es decir, una total
apertura a las tendencias políticas europeístas,
incluido por supuesto el socialismo" (Álvarez de
Miranda: Del "contubernio" al consenso, pág.
29. Planeta. Barcelona. 1985).
Y en 1961, cuando Gil Robles se convierte en presidente de la
AECE, en la junta de esa asociación ya figuran liberales y
socialistas junto a los demócratacristianos (Ib. p. 29).
Gil Robles seguía figurando en el consejo de don Juan en 1962.
Surgen sobrados grupos europeístas:
"Incluso dentro del Movimiento Nacional [acaudillado por Franco] se desarrollan actividades favorables a la unificación europea", como el CEDI (Centro Europeo de Documentación e Información, creado en 1952 (Álvarez, p. 25). Dirigía el CEDI Alfredo Sánchez Bella, que será ministro en la época de los tecnócratas.
Los tecnócratas también desplazarán a los democristianos de la exhibición, conducción y utilización del europeísmo.
1956-1973, la época de los
tecnócratas: otra etapa blanca, pero de un blanco más blanco.
Época del aperturismo tecnocrático
Los tecnócratas encabezan la transición
a la situación actual mediante el aperturismo y
el europeísmo, pero un europeísmo más europeísta
El Congreso de Munich de 1962 es el tercer intento de organizar, aprovechando los ámbitos europeístas, una reunión de partidarios de la democracia liberal procedentes de la España de Franco con los del exilio para elaborar y publicar un manifiesto en pro de la implantación en España de un sistema político similar al de los países de la Europa occidental, es decir, basado en la democracia europeísta, el parlamentarismo liberal y los partidos políticos.
El primer intento fue la convocatoria para el otoño de 1960 de la I Semana Europeísta de Mallorca preparada por la AECE como organización europeísta legalizada en el interior y el Movimiento Europeo. Tras conseguir los permisos gubernativos el 25 de agosto, fue suspendida por las sospechas de las autoridades sobre la vinculación con el Frente Popular de alguno de los organizadores.
El segundo intento fue un coloquio España-Europa preparado para junio de 1961 por la AECE, legal en España, y el Movimiento Europeo, para celebrarse en el hemiciclo de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Las mismas sospechas del gobierno de español trasladadas por éste algunos de los patrocinadores les motivaron a retirar su patrocinio y al presidente de dicha Asamblea Parlamentaria a anunciar que no sería cedido el hemiciclo.
Ese tercer intento tiene lugar finalmente, en el marco del IV Congreso internacional del Movimiento Europeo que tiene lugar en Munich el 7 y el 8 de junio de 1962.
Previamente a la reunión general, la sección española del Movimiento Europeo, denominada Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, reúne a 118 españoles partidarios de la democracia liberal, de los cuales 38 procedentes del exilio, y 80 de España, los días 5 y 6 de junio en el Hotel Regina Palace de dicha ciudad de Munich. Los españoles procedentes del interior, cuyo portavoz es José María Gil-Robles, se oponen a reunirse con los del exilio para discutir conjuntamente los términos de la resolución que ha de someterse al Congreso, por lo que se decide constituir dos comisiones y comenzar las deliberaciones por separado. Pero la cordialidad que pronto reina entre todos los asistentes contribuye a que muchos delegados participen indistintamente en una y otra comisión y a que en la reunión final todos estén presentes y aprueben por unanimidad la resolución.
Sin embargo para alcanzar dicho acuerdo era necesario superar las diferencias relativas a la libre elección del régimen político (monarquía o república) y a la forma de organización territorial del futuro estado democrático (unitario o federal). Sobre este segundo punto acaba encontrándose una formula genérica de compromiso (reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales); pero sobre la primera resulta imposible conciliar las posiciones antagónicas entre quienes proponen un plebiscito para decidir la forma política del Estado y quienes consideran innegociable el reconocimiento previo de la monarquía. Lo que lleva a eludir toda decisión concreta y a dejar el tema abierto, recurriendo a la formulación genérica de: instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas. El 8 de junio de 1962, el Congreso del Movimiento Europeo, a pesar de las gestiones en contra del Marqués de Valdeiglesias, enviado especial del gobierno de Franco, discute y aprueba, por aclamación, la resolución aprobada que es la del presente texto.
Significado del texto
El acuerdo de Munich de 1962 es un intento más de reemplazar el régimen del general Franco en el poder, en este caso aprovechando el europeísmo y la doctrina Birckelbach. Y de sustituirlo por un sistema demócrata liberal europeísta.
Es un intento de la oposición moderada no comunista. Es lo máximo que hicieron. Cada vez fueron más inactivos, a diferencia de los marxistas del Partido Comunista y de los de la ETA.
No consiguieron reemplazar al general Franco en el poder ni unos ni otros. Ni la oposición moderada no comunista, ni los marxistas del Partido Comunista, ni los de la ETA.
Tampoco conseguirán producir la democratización, ni la evolución, ni la transición a la democracia europeísta, enraizada en el laicismo.
Esto se producirá, pero realizado por los políticos del régimen de Franco y a partir del régimen de Franco. En la transición y evolución del régimen de Franco a través de sus etapas sucesivas y, eso sí, con el europeísmo como vehículo.
La transición iniciada en 1962 fue realizada por los políticos del régimen de Franco y a partir del régimen de Franco con el colaboracionismo de algunos sectores del clero dominado por los democristianos e infiltrado por algunos marxistas, que allí como en otros ámbitos practicaban a placer el submarinismo, lo que les llevó a esos eclesiásticos democristianos, etc., a configurarse como contrarios, no sólo al régimen de Franco, sino a la guerra de 1936 como Cruzada, a la Cristiandad y a la confesionalidad consecuente del Estado, que ya en el régimen de Franco era inconsecuente. Tras esta configuración exhibida desde 1971, estos eclesiásticos después se han quejado de que, consumado el cambio de régimen, se les ataque a ellos y no se les agradezca su colaboración.
----------------------------------------------
----------------------------------------------
----------------------------------------------
El Contubernio de Munich 1962
Wikipedia
Contubernio de Munich fue el término peyorativo acuñado por el diario falangista Arriba con el que el régimen franquista dio en ridiculizar el IV Congreso del Movimiento Europeo, celebrado en la capital bávara entre el 5 y el 8 de junio de 1962, en plena oleada de huelgas mineras en Asturias.
Participaron en él 118 políticos españoles de todas las tendencias: monárquicos liberales, democristianos, socialistas, socialdemócratas, nacionalistas vascos y catalanes, reunidos bajo la alta autoridad moral de Salvador de Madariaga que, al concluir la reunión, afirmó:
Hoy ha terminado la Guerra Civil.
Los 118 delegados españoles aprobaron por unanimidad la siguiente resolución:
El Congreso del Movimiento Europeo (...) estima que la integración, ya en forma de adhesión, ya de asociación de todo país a Europa, exige de cada uno de ellos instituciones democráticas, lo que significa en el caso de España, de acuerdo con la Convención Europea de los Derechos del Hombre y la Carta Social Europea, lo siguiente:
- 1.- La instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas que garanticen que el Gobierno se basa en el consentimiento de los gobernados.
- 2.- La efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en especial los de libertad personal y de expresión, con supresión de la censura gubernativa.
- 3.- El reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales.
- 4.- El ejercicio de las libertades sindicales...
- 5.- La posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos...
Los delegados españoles, presentes en el Congreso, expresan su firme convencimiento de que la inmensa mayoría de los españoles desean que esa evolución se lleve a cabo de acuerdo con las normas de la prudencia política, con el ritmo más rápido que las circunstancias permitan, con sinceridad por parte de todos y con el compromiso de renunciar a toda violencia activa o pasiva antes, durante y después del proceso evolutivo.
En el trancurso del mismo, Rodolfo Llopis le pide a Joaquín Satrústegui que transmita al Conde de Barcelona:
El PSOE tiene un compromiso con la República que mantendrá hasta el final. Ahora bien, si la Corona logra establecer pacíficamente una verdadera democracia, a partir de ese momento el PSOE respaldará lealmente a la Monarquía.[1]
Fernando Álvarez de Miranda, Miralles, Barros de Lis, Satrústegui, Cavero, Ruiz-Navarro, Prieto, Pons y Casals quedan confinados en las diferentes islas de las Canarias.
José María Gil-Robles, Dionisio Ridruejo, Jesús Prados Arrarte, José Federico de Carvajal, José Vidal Beneyto, Baeza... optaron por el exilio.
El presidente del Consejo Privado de don Juan, José María Pemán, acompañado por el secretario García Valdecasas, visita a don Juan, que navega en su velero, y redactan una nota:
El Conde de Barcelona nada sabía de las reuniones de Múnich hasta que después de ocurridas escuchó en alta mar las primeras noticias a través de la radio. Nadie, naturalmente, ha llevado a tales reuniones ninguna representación de su Persona ni de sus ideas. Si alguno de los asistentes formaba parte de su Consejo, ha quedado con este acto fuera de él.
Este texto supuso la eliminación del juanismo de José María Gil-Robles, único miembro del Consejo Privado presente en Múnich.
Franco, unas semanas después, el 10 de julio de 1962, prescinde dentro de una crisis amplia de Gobierno, de Gabriel Arias-Salgado, ministro que le había servido durante once años, al que hace responsable de la dureza de la Prensa sobre Múnich. El ministro solo sobreviviría unos días a su destitución. Herido en el alma, murió de melancolía en la escalera de su casa en la calle de Hermosilla.
A Gabriel Arias-Salgado le sustituye Manuel Fraga Iribarne que, cuatro años después, con su Ley de Prensa, abriría la crítica al Régimen y una cierta liberalización.
El defensor máximo de la Regencia, que era la fórmula de decir no a la restauración borbónica, el general Agustín Muñoz Grandes, se convierte en vicepresidente del Gobierno. En 1963 el régimen creó el Tribunal de Orden Público para juzgar los delitos políticos.
-----------------------------------
El Contubernio de Munich
José VIDAL-BENEYTO
Comenzaremos ofreciendo una narración, lo más neutralizada y consensual posible, de lo sucedido, para presentar a continuación los hechos y argumentos correspondientes a las dos grandes opciones enfrentadas: la que niega toda significación e importancia a Munich, que llamamos negacionista y la que considera que el Contubernio, con la indisociable vinculación de la democracia a la Monarquía y con su reformismo continuista es un hito capital que marca de forma irreversible el decurso de la transición democrática. A esta segunda opción la designamos con el calificativo de pro-democrática.
1* Los datos
El periodo 1957-1969 es la fase central de lo que se ha llamado el segundo franquimo. En ella tiene lugar la institucionalización del Régimen del General Franco hasta entonces una simple autocracia militar y personal ; las fuerzas políticas y sindicales del interior, en lucha contra la dictadura, se dotan de estructuras formales aunque clandestinas, y consiguen, a pesar de la represión, una cierta visibilidad política; se inicia la apertura económica al exterior y con ella una moderada liberalización de la economía española; el desarrollo económico y sus sucesivos Planes, se convierten en el objetivo capital de la política económica franquista; y la emigración y el turismo acercan los usos sociales de los españoles a los de sus vecinos europeos.
En esta situación, Europa se convierte en el único horizonte posible tanto para los políticos como para la sociedad civil española. Esto es lo que explica que el franquismo quiera salir de su ostracismo internacional y para ello intente poner en marcha una estrategia de acercamiento al Mercado Común. Por su parte la oposición democrática, con excepción del Partido Comunista y de quienes se sitúan a su izquierda, considera que la incorporación a la Europa comunitaria y el restablecimiento de la democracia son indisociables y hace del europeísmo su banderín de enganche. La Asociación Española de Cooperación Europea (AECE), en Madrid, y la Liga de Cooperación Económica, en Barcelona, son los ámbitos legales que dan soporte a sus actividades públicas en el interior de España. En el exterior el Consejo Federal español del Movimiento Europeo, presidido por Salvador de Madariaga, pilota las actividades europeístas de las fuerzas democráticas españolas incluyendo las del País Vasco y Cataluña- en el exilio. Para hacerlas converger Enrique Adroher-Gironella, en nombre del Consejo Federal, y el autor de este de este análisis, en el de la RECE, intentan reunirlas en un acto conjunto. La Primera Semana Europeísta de Mallorca convocada a ese efecto que debía tener lugar en mayo de 1960 es prohibida a última hora por el General Camilo Alonso Vega, entonces Ministro de la Gobernación. El segundo intento es un coloquio, en junio de 1961, en Estrasburgo, bajo el patrocinio de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, cancelado por presiones del Gobierno de Franco.
1962 es el año decisivo para el desenlace de este proceso: el 15 de enero, el Parlamento Europeo aprueba el informe Birkelbach en el que se fijan las condiciones políticas para el ingreso de cualquier país en la Comunidad Económica Europea; el 9 de febrero, el gobierno franquista, olvidándose de ellas, solicita la adhesión de España a la Comunidad. Finalmente, en junio, en el marco del IV Congreso internacional del Movimiento Europeo que tiene lugar en Munich, 118 demócratas españoles, de los cuales 38 procedentes del exilio, y 80 del interior, se reúnen los días 5 y 6 en el Hotel Regina Palace de dicha ciudad. Los españoles procedentes del interior, cuyo portavoz es José Ma Gil Robles, se oponen a reunirse con los del exilio para discutir conjuntamente los términos de la resolución que ha de someterse al Congreso, por lo que se decide constituir dos comisiones y comenzar las deliberaciones por separado. Pero la cordialidad que pronto reina entre todos los asistentes contribuye a que muchos delegados participen indistintamente en una y otra comisión y a que en la reunión final todos estén presentes y aprueben por unanimidad la resolución.
Sin embargo para alcanzar dicho acuerdo era necesario superar las diferencias relativas a la libre elección del régimen político (monarquía o república) y a la forma de organización territorial del futuro estado democrático (unitario o federal). Sobre este segundo punto acaba encontrándose una formula genérica de compromiso (reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades nacionales); pero sobre la primera resulta imposible conciliar las posiciones antagónicas entre quienes proponen un plebiscito para decidir la forma política del Estado6 y quienes consideran innegociable el reconocimiento previo de la monarquía. Lo que lleva a eludir toda decisión concreta y a dejar el tema abierto, recurriendo a la formulación genérica de: instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas. El 8 de Junio, el Congreso del Movimiento Europeo, a pesar de las gestiones en contra del Marqués de Valdeiglesias, enviado especial del gobierno de la dictadura, discute y aprueba, por aclamación, la resolución de los demócratas españoles. Según ella, todo país candidato a la integración europea debe tener instituciones democráticas y representativas, condición que la futura España democrática, simbólicamente representada por los 118 delegados españoles allí presentes, se compromete a aceptar a la par que reitera su voluntad de incorporarse a la CEE. Después Salvador de Madariaga y José Maria Gil Robles glosan, entre ovaciones, el contenido de la Resolución.
Munich, como señaló Madariaga, supone el fin de la Guerra Civil. La convergencia en un mismo futuro de las fuerzas históricamente democráticas del exilio y de los nuevos demócratas del interior -muchos procedentes del franquismo político o social-, avalada por los representantes de los grandes partidos europeos, representaba una alternativa al franquismo que no podía menos que inquietar al dictador. Pero además las huelgas de febrero en Bilbao, Valencia y Cartagena, y las de abril y mayo en León, Asturias, Cataluña y Madrid eran un poderoso resonador popular de esa alternativa. Franco reaccionó con dureza. La suspensión del art.14 del Fuero de los Españoles le permitió condenar a los participantes al exilio o al destierro y una campaña de prensa orquestada por el Ministro Arias Salgado intentó descalificar el proyecto al que Munich apuntaba y a quienes habían participado en su diseño. Pero el Contubernio había mostrado que los españoles eran capaces de debatir y entenderse en libertad, y se habían comprometido a apoyar la candidatura a la Comunidad económica europea de la España democrática. La aceptación unánime de ese compromiso por parte de las fuerzas democráticas de Europa dió carta de naturaleza a la alternativa democrática española.
2* La opción negacionista
Desde el primer momento el franquismo moviliza todos sus medios de comunicación para desacreditar la reunión de Munich, argumentando que se trata de un puñado de fracasados y de traidores cuyo prestigio e influencia son nulos. La prensa del Movimiento -nombre con que se designa al partido único- es la más virulenta. Ya el 9 de Junio de 1962, Adolfo Muñoz Alonso, Director General de Prensa remite a todos los diarios, una crónica sobre dicha reunión del periodista francés Marcel Niedergang en France Soir del 8 de Junio, con la obligación de publicarla, pero criticándola. El diario Arriba sigue con entusiasmo esas instrucciones calificando el encuentro de Munich de El Contubernio de la traición. Este término es utilizado de modo unánime por toda la prensa franquista y la oposición democrática, a pesar de su usual denotación negativa, acaba reactivamente asumiéndolo y haciéndolo suyo.
La misma publicación falangista insiste el 10 de Junio en la insignificancia de la reunión en un largo articulo titulado Pelillos a la mar. En la misma linea el periódico Pueblo, órgano de los sindicatos oficiales, publica el 12 de junio de 1962 un comentario que llama Cosas sabidas insistiendo en la inutilidad de querer oponerse a la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea que el Gobierno de Franco acaba de solicitar y el diario monárquico~ franquista ABC, que representa una versión ligeramente atenuada de la autocracia, confirma la lectura reduccionista, escribiendo el 13 de Junio el llamado Pacto de Munich ofrece pocas, por no decir ninguna novedad. El 10 de Julio de 1962, la misma publicación, de la mano de su colaborador Gonzalo Fernandez de la Mora, uno de los más conspicuos ideólogo del régimen así como luego ministro de Franco, reitera la misma valoración : esta reunión, en sí misma intrascendente y auspiciada por una asociación no gubernamental, ha tenido un eco lamentable y desmesurado....
Dede el bando contrario coinciden con esta posición descalificadora tanto el Partido Comunista que reitera su oposición al Mercado Común por ser contrario a los intereses económicos y políticos de España7, como la CNV8, y, en particular, el Frente de Liberación Popular. Este último se manifiesta totalmente ajeno a la Reunión de Munich, a pesar de la participación en ella de su Secretario General Ignacio Fernandez de Castro, porque representa un intento de buscar al régimen de Franco una salida de tipo evolutivo que garantice a las clases dominantes el tranquilo disfrute del poder económico9. Fernandez de Castro retoma esta tesis en su libro De las Cortes de Cádiz al Plan de Desarrollo10 y procede a una repulsa frontal del Contubernio en base a tres argumentos : Munich apuesta por Europa, por la democracia parlamentaria-representativa y por el capitalismo de mercado y clausura con ello todo proyecto de transformación radical; Munich rechaza la violencia como instrumento del cambio democrático y acepta en cambio la violencia impuesta por la clase dominante española ; Munich, con su reconciliación entre vencedores y vencidos, legitima y consolida al Régimen franquista, al otorgar al bando de los sublevados y a los que proceden de él, una aceptabilidad política, que unida al poder que detentan, los convierte en indesplazables.
La legitimación exterior al proceso, que como hemos apuntado antes es decisiva, es obra, en cuanto a la posición negacionista, en primer término, de los historiadores Raymond Carr y Juan Pablo Fusi11 quienes en su libro España: de la dictadura a la democracia afirman que la reunión de Munich fue un evento irrelevante, cuya existencia apenas afectó a la vida política española de su tiempo. De acuerdo con esta apreciación, le dedican nueve líneas de la pagina 66, nueve de la 218 y una de la 6, considerándose cumplidos con tan exiguo tratamiento. En él afirman que su única consecuencia fue la utilización que hizo Franco de la reunión para reforzar aún más su poder, abonando con ello la tesis prevalente entre muchos historiadores, casi exclusivamente sensibles al poder franquista, de que la insignificancia de la oposición democrática al franquismo, sus acciones, se traducen en la gran mayoría de los casos en reacciones del Gobierno que aseguraban la continuidad del General Franco.
En la misma linea se sitúan Biescas y Tuñon de Lara, muy cercanos al exilio histórico y en consecuencia poco sensibles a la oposición moderada interior. En su libro España bajo la dictadura franquista12, abundan en la perspectiva reduccionista, consagrando al Contubernio tres páginas y media y presentándolo, de manera inexacta, además de incongruente como una respuesta de la oposición a una iniciativa de Franco. Esta consistió en una concentración de los antiguos alféreces provisionales de la guerra civil, que tuvo lugar en Garabitas, junto a Madrid, en la que el Dictador, para mostrar que el Régimen continuaba siendo tan fuerte como siempre, se produjo en unos términos y con una violencia a los que parecía haber definitivamente renunciado. La réplica a la estrategia de Garabitas, que postulan estos historiadores, asigna a Munich un papel incidental y absolutamente menor, a remolque del franquismo que es quien le concede todo su sentido y alcance.
3* La opción pro-monárquica
La consideración de la reunión de Munich como un no-acontecimiento dejaba el campo libre a la construcción de cualquier otro tipo de memoria. Los monárquicos ocuparon desde el primer momento el territorio disponible de manera exhaustiva. Su agente principal fue Joaquín Satrustegui, fundador de Unión Española que estuvo en Munich acompañado por los principales lideres de dicha organización monárquica. Satrustegui en la tarde del día 6, cuando ya se había llegado al acuerdo de no decidir por el momento el sistema para determinar la forma política del Estado, presentó ante una vasta audiencia de participantes las razones que llevaban a la Unión Española a defender la monarquía como el instrumento más adecuado para la transición y como soporte del sistema democrático. En su largo parlamento13, prescindiendo del hecho de que la cuestión sobre si monarquía o república acabara de dejarse en suspenso, afirmó categóricamente que la Monarquía vendrá porque en el fondo cuenta con el apoyo difuso y casi instintivo del conjunto de la nación que no ve la posibilidad de ninguna otra formula para el futuro... ya que ella es la única que nos permitirá resolver nuestras dos cuestiones básicas: superar la guerra civil e integrarnos en Europa. Por estas razones los monárquicos demócratas añade Satrustegui se oponen a cualquier plebiscito previo que problemática la restauración monárquica y complique o retrase, inútilmente el transito a la democracia. Un largo debate con los representantes republicanos del exilio abrió paso a la tesis del valor instrumentalmente democrático de la monarquía. Una segunda reunión en el Hotel Regina, en la tarde del día 8 de Junio cuando ya estaba terminando la reunión, ofreció una nueva oportunidad a los miembros de la Unión Española de amartillar la opción monárquica, secundados en esta ocasión por diversas personalidades del interior, entre otras por dos dirigentes tan destacados como José María Gil Robles y Dionisio Ridruejo. Conviene recordar que la casi totalidad de la delegación interior es monárquica por convicción -como los demócratas cristianos Fernando Alvarez de Miranda, Iñigo Cavero, etc.- o por táctica como los amigos de Tierno Galván, los de Dionisio Ridruejo y los socialistas del interior que fueron a Munich- y esta unanimidad impacta fuertemente a quienes proceden del exilio.
Pero con todo las fuerzas históricas del exilio siguieron ancladas en la hipótesis del gobierno provisional y del plebiscito previo, posición que históricamente siguen manteniendo hasta hoy. Y así Javier Flores, que tomó parte en el Contubernio como delegado del partido Acción Republicana Democrática Española, en su intervención14en las jornadas de Estudio sobre el significado histórico del IV Congreso del Movimiento Europeo, recuerda que los republicanos no desistieron nunca de que el pueblo español decidiese entre monarquía y república y que la formula a que se llegó en Munich no supuso en absoluto que ellos hubieran renunciado en sus principios y doctrina a los que guardaron absoluta lealtad hasta hoy.
Sin embargo, estas resistencias no han impedido que la opción monárquica se impusiera de modo absoluto en la construcción de la memoria del Contubernio, gracias, también en este caso, a la intervención de instancias legitimadoras exteriores al proceso, que el Prof. Charles Powell, representa de manera paradigmática. Para el colaborador del Prof. Raymond Carr, la monarquía asume en Munich la función de eje capital de la transición a la democracia y conserva ese rol desde entonces hasta las primeras elecciones generales de junio de 1977, es decir hasta el final del proceso. Función que Powell, explica y justifica, retomando casi literalmente los argumentos que los monárquicos españoles esgrimieron en Munich, y que hemos transcrito anteriormente, pero añadiendo un comentario del mayor interés. Para él, si bien los monárquicos rechazaron explícitamente toda forma de plebiscito directo sobre la forma de gobierno, aceptaron en cambio la vía del referéndum constitucional para determinarla. Es decir excluyeron que se pudiese votar el sí o el no a la monarquía pero admitieron, que el contenido de esa decisión se incorporase al articulado de una Constitución que consagrase su existencia y sus modalidades operativas. Powell insiste en la importancia que tuvo este mecanismo indirecto de legitimación popular de la monarquía, para el establecimiento de la democracia, como prueba el que la aprobación de la Ley de Sucesión, que es la que confirma al mismo tiempo a la monarquía y al monarca, no se hace a través de las Cortes, sino gracias al Referéndum de Diciembre de 1976. Este conferirá su primer aval democrático al proceso de autotransformación del régimen franquista, que será definitivamente ratificado por medio del Referéndum constitucional de 1978.
Ahora bien si la memoria colectiva del Contubernio y de la Transición es unívoca respecto del papel de la monarquía en ambos casos, no lo es tanto respecto de la persona del monarca. Y no lo es por la ambigua posición de D. Juan de Borbón, heredero de la Corona, respecto de la Reunión de Munich que ilustra, muy claramente, la declaración de su Consejo Privado15 rechazando cualquier relación del pretendiente con Munich y excluyendo de dicho Consejo a quienes hubiesen participado en el Contubernio. Este fue el caso de José María Gil Robles que se apresuro dimitir como Consejero.
Esta actitud de D. Juan que los monárquicos de Munich intentaron minimizar y exculpar atribuyéndola a falta de información (D. Juan estaba navegando en estas fechas a bordo del yate Saltillo) y a la presión que sobre él habían ejercido josé María Pemán y Alfonso García Valdecasas, Presidente y Secretario General del citado Consejo, ha sido severamente criticada por diversos biógrafos del Pretendiente. Luis María Anson16 lamenta la Nota del Consejo que juzga indigna de D. Juan y Rafael Borrás17 subraya que D. Juan, que se manifestaba siempre como el Rey de todos los españoles, lejos de aprovechar la oportunidad que el Contubernio le deparaba de alzarse como tal, prefiere distanciarse de él alineándose con el franquismo sociológico que prevalece en su Consejo. Esta voluntad de no querer romper los puentes con el régimen de Franco y de evitar, salvo en muy contadas ocasiones, el enfrentamiento directo con él, aparece de nuevo en el momento decisivo de la transición, cuando D. Juan se niega a denunciar el continuismo que representa Juan Carlos y rechaza acercarse, ni aún indirectamente, a la Junta Democrática, que agrupa una parte importante de las fuerzas democráticas, incluyendo al Partido Comunista.
Esta ambivalencia juanista, no se debe a necesidades de supervivencia cotidiana -D. Juan fue ayudado económicamente, de manera permanente, por el Gobierno de Franco- ni a la influencia de su contexto más inmediato -Sáinz Rodríguez, Pemán, etc.- en el que todos pertenecían al entorno del franquismo originario (el de la sublevación militar), sino a la contradictoria condición del propósito monárquico de D. Juan que se quería democrático a la par que en estricta continuidad con la sociedad franquista. Contradicción que no deriva sólo de la voluntad de D. Juan sino, como ha quedado anotado ya, del entronque, de la identificación de la monarquía con el poder social que el Prof. Powell18 percibe con toda claridad cuando escribe quisiera insistir en que la solución monárquica es de por sí reformista, en el sentido de que hace inviable la celebración de un plebiscito sobre la forma de Estado, exigencia que presentarían luego (sin éxito) las sucesivas plataformas unitarias.... Pero a esa meta de la autotransformación acabarán apuntando también las fuerzas más dinámicas de la España de Franco que elegirán a Juan Carlos como su ejecutor. Los constructores de la memoria de la Transición trabajarán en esa dirección situando simbólicamente la operación diez años antes de que tuviera efectivamente lugar. En efecto, apoyándose en la boda de Juan Carlos en Atenas tres semanas antes del Contubernio y en el tratamiento peyorativo que le dan los medios de información franquistas, que llegan a hablar del escóndalo de Atenas, los historiadores pro-monárquicos anticipan la hipótesis juancarlista. Y así Powell anota que, aunque los monárquicos pensaban que el titular de la futura monarquía sería D. Juan... sin embargo muchos acababan de presenciar en Atenas la boda de Juan Carlos con Doña Sofía, con lo cual se abría otra posibilidad para el futuro19.
Javier Tusell cierra su análisis del Contubernio en las ya aludidas Jornadas de estudio del Senado en 198720 en el mismo sentido, apuntándole retroactivamente a Juan Carlos lo que significó la reunión de Munich: El llamado escándalo de Atenas, la Monarquía de D. Juan Carlos, me parece que, de una manera sustancial, ha incorporado, a partir de 1976, el programa de la supuesta farsa de Munich. Ahora bien para que el heredero natural de Munich sea Juan Carlos es necesario desposeer de la titularidad de la operación a sus promotores y protagonistas, lo que se opera mediante el mecanismo antes señalado de selección y simbolización de los hechos congruentes con el objetivo buscado y de ocultación y sepultamiento de todos los demás.
Sin embargo la legitimación democrática de la monarquía juancarlista, ni puede venirle de sí misma ni cabe arroparla con los partidos democráticos históricamente vinculados a la República. De aquí que se recurra en cuanto a la construcción de la memoria, a la capacidad de legitimación retroactiva que tienen las grandes instituciones del nuevo Estado democrático y a quienes en ellas han ocupado u ocupan posiciones importantes. Esta es la razón por la que las dos principales celebraciones oficiales del Contubernio, la del 25 aniversario en 1987 y la del 40 aniversario en Junio del 2002, tengan lugar respectivamente en el Senado y en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, adscrito al Senado y que en ella participen además de la Presidenta del Centro y del Presidente del Movimiento Europeo en España, los Sres. Fernando Álvarez de Miranda como expresidente del Congreso de los Diputados, José Federico de Carvajal como ex presidente del Senado, Iñigo Cavero como Presidente del Consejo de Estado, Fernando Baeza como Embajador de España y Joan Casals como ex diputado a Cortes. Los representantes de la República, del Gobierno vasco en el exilio, de Cataluña, de todas las fuerzas detentoras de la legitimidad democrática, tienen que ser negadas no ya en el presente, del que obviamente están ausentes, sino en su existencia pasada. Solo existió lo que hoy existe. La memoria de la Transición es sólo la memoria de los vencedores de la guerra civil, que lo fueron también de la Transición misma.
José VIDAL-BENEYTO
-----------------------------------------------------------------------------------
-----------------------------
Navarra desde 1975.......HISTORIA
DE NAVARRA....HISTORIA
DE ESPAÑA...Historia Universal
Contemporánea....HISTORIA
UNIVERSAL.......INDEX
Todos los temas de Historia de España
Cuestiones y temarios de Historia de España....Fototeca de Navarra....