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Evangelio mutilado
El 19/11/2014 el celebrante omitió este versículo en la lectura del evangelio de la misa:
"Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia".
Pero se puede explicar muy bien, no hay que omitirlo ni decir que es el lenguaje y la mentalidad de la época, pero que lo cristiano no es esto.
Lo que expresa ese versículo es que nosotros nos merecemos un castigo terrible por nuestros pecados, porque son en sí espantosos y horribles y totalmente inadmisibles. Dios no los debería dejar pasar por alto sin dejar de ser Dios, sin admitir que nosotros, los que le desobedecemos, somos más que Él.
Un castigo análogo a las represalias a las que se expone el que se enfrenta u ofende a un poderoso, pero un castigo mucho más justo y desapasionado.
Lo que pasa es que Dios no nos aplica ese castigo que nos hemos ganado indiscutiblemente, porque su misericordia es aún mayor que la inmensa enormidad de nuestros pecados.
"El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas" (Sal 102,8-10).
La inmensidad superior de su misericordia está visualizada en el crucifijo y en el Sagrado Corazón de Jesús y expresada, realizada y agrandada en la Hostia consagrada.
Jesús nos ganó con su sangre el perdón del castigo que nos hemos merecido sobradamente.
La omisión de lo inadmisible de nuestros pecados y del castigo que merecen, además de llevarnos a considerar que no son pecados, sino ejercer nuestros derechos, lo cual es pecar contra el Espíritu Santo, además de eso, es no dejarle a Dios realizar su amor misericordioso, y obrar como si la cruz de Jesús fue por nada y para nada.
Se escandalizan de versículos como el citado los que dicen que lo cristiano y lo evangélico es considerar malas las advertencias de castigos, de desgracias correctivas y las advertencias de la condena al infierno y que son malos los jueces, policías, militares.
Pero el lenguaje cristiano del propio Cristo es el de esta lectura del Evangelio y esto es lo evangélico, es esto lo que está en el Evangelio
Lo otro tan buenista es maniqueísmo.
Y es no confiar en el propio Evangelio y comprender que se pueden explicar muy bien esos textos así del Evangelio, no hay que omitirlos y menos decir que es el lenguaje y la mentalidad de la época, pero que lo cristiano no es esto.
Si es malo omitirlo y censurar el Evangelio, hace mucho daño decir lo otro, que es el lenguaje y la mentalidad de la época, pero que lo cristiano no es esto.
Si el Evangelio no coincide con nuestras ideas y las dominantes en esta época, ¿qué hay que cambiar? ¿El Evangelio o nuestro sometimiento a la mentalidad dominante y a nuestras pasiones?
Una desgracia es un mal, pero es un mal menor si nos sirve para ser corregidos. Dios nos envía ese mal para sacar de él bienes mayores como son los de nuestra correción y acercamiento al propio Dios.
Un castigo es un mal, pero Dios nos lo envía para sacar de él el bien mayor de restablecer la justicia por nuestra infracción y para que nos corrijamos y nos acerquemos al propio Dios.
El infierno es un mal total, pero la advertencia de que nos lo podemos merecer es un bien, no un mal, ni siquiera un mal menor.
La guerra es un mal que hay que evitar, pero es un mal mayor la matanza de cristianos y de otras personas inocentes y la violación de sus mujeres e hijas en Oriente medio, en Nigeria, en Asia, etc. Y por lo tanto es un deber recurrir a ese mal menor de la guerra en este caso, como insisten las autoridades de la Iglesia en la actualidad.
Por el hecho de ser la guerra un mal (a veces un mal menor), no son malos los militares. Decir eso es maniqueísmo, no cristianismo. La Iglesia elogia y agradece a los militares (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nº 79), (Cat IC, nº 2310); y proclama como un derecho la legítima defensa de los Estados (Catecismo de la Iglesia Católica de 1992, Cat IC, nº 1909), (GS 79)» (Cat IC nº 2308), (Cat IC nº 2309).
Por el hecho de ser un mal las penas de cárcel, un mal menor, no son malos los policías, ni los jueces. Es maniqueísmo decirlo. En cambio, la actitud cristiana fue visualizada por el anterior papa, Benedicto XVI cuando se puso un tricornio de la Guardia Civil públicamente al recibir benévolamente el saludo de unos guardias que peregrinaban..
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19,
11-28
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que
estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios
iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues:
-«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse
el título de rey, y volver después.
Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro,
diciéndoles:
"Negociad mientras vuelvo."
Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una
embajada para informar:
"No queremos que él sea nuestro rey."
Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados
a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había
ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
"Señor, tu onza ha producido diez."
Él le contestó:
"Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en
una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades."
El segundo llegó y dijo:
"Tu onza, señor, ha producido cinco."
A ése le dijo también:
"Pues toma tú el mando de cinco ciudades."
El otro llegó y dijo:
"Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el
pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que
reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras."
Él le contestó:
"Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y
siego lo que no siembro?
Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses."
Entonces dijo a los presentes:
"Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez."
Le replicaron:
"Señor, si ya tiene diez onzas."
"Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se
le quitará hasta lo que tiene.'
Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos
acá y degolladlos en mi presencia."»
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia
Jerusalén.
Palabra del Señor.