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La buena noticia de que Dios nos da su reino y todo lo demás
Todos necesitamos convertirnos, es decir, enfocarnos a Jesús, el Verbo hecho carne, sintonizar con Él. Continuamente. Para vivir y obrar según Dios y no según nosotros, que es lo que quiere el demonio. Recibir el reino de Dios en nosotros y no someternos a Satanás. No hay término medio. Todo lo que no sea ponernos en el momento a obrar y vivir como Dios quiere, todo lo que sea aplazarlo para pronto, o compatibilizarlo con lo que nos gusta, es rechazar el reino de Dios en nosotros, que es rechazar nuestro máximo bien, y someternos al demonio, que aprovecha nuestro cansancio, nuestras enfermedades, apetencias, conflictos y problemas. Por eso necesitamos convertirnos siempre, continuamente. Suerte que Dios es infinitamente misericordioso. Su reino nos lo da Él. Y la gracia para recibirlo y soportar los sufrimientos que nos produce a cada momento vivir y obrar según Él y no según nosotros, los sufrimientos de ir renunciando continuamente a cosas que suponemos que nos gustan y, sobre todo, a nuestro propio yo. Todo nos lo da Él. La buena noticia es esta. El reino de Dios vendrá a cada uno, a todos y a la sociedad entera, liberándonos del poder anticristiano que nos impone, ninguneándonos cada vez más, vivir como si Dios no existiera. Nos lo traerá Jesús, el Verbo hecho carne, que reinará en ese reino de Dios en nosotros, que Él nos enseñó a pedir, no en vano.
Los atroces padecimientos físicos, morales y espirituales de Jesús, el Verbo hecho carne, por nosotros..
Ser víctima del reino de Dios y ser víctima del amor de Dios
La devoción al Sagrado Corazón y su crisis
La dimensión personal
del reino de Dios es la dimensión primordial y la
dimensión social es su culminación y su redundante
caldo de cultivo. El reino de Dios va de dentro a fuera. De nuestro más profundo interior, la séptima morada de nuestro castillo interior, donde está Dios "por esencia, presencia y potencia", a nuestra aceptación, con Su gracia, de que Él reine del todo en nosotros; nuestra aceptación, con Su gracia, de ser víctimas del reino de Dios y ser víctimas del amor de Dios
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