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Llena de gracia
¿Acaso se podría plantear que decir que María es la llena de gracia no es decir mucho, porque la gracia divina que tenga María depende de cuánta sea su capacidad como receptáculo de dicha gracia?
No. Absolutamente. Porque la capacidad para la gracia divina es causada por la gracia y no al revés, condicionada por la capacidad de la criatura. Por consiguiente, ser -más que estar- María llena de gracia significa que María tiene recibida la totalidad del máximo de gracia divina que puede tener una persona creada; más que cualquier criatura, incluidas todas las del cielo, más que todos los santos y todos los innumerables ángeles y arcángeles de todos los niveles y jerarquías y más que todos ellos juntos, porque María al recibir la plenitud de la gracia, recibe, causada por la gracia, la plenitud máxima de capacidad para recibir la gracia que puede recibir una persona creada y esa plenitud inmensa de capacidad de María para la gracia es colmada por la plenitud de gracia divina recibida.
María, llena eres de gracia, significa: María, tienes recibida de la misericordia de Dios la plenitud de capacidad para la gracia y la tienes plenamente colmada de gracia, de presencia divina en tu ser, en tu persona.
María es de los nuestros, hijos de Eva, (y nosotros de los suyos, hijos de Dios, hijos de María), y Ella tiene en un solo y mismo acto de Dios la plenitud de la capacidad para recibir la gracia, la presencia divina y la plenitud colmada de la gracia, la presencia divina máxima como criatura de Dios.
Como Ella misma proclama en el Magnificat, estalla de alegría su alma por la presencia en ella de Dios. Su alma entra en erupción, por la presencia de Dios en ella, por estar colmada de gracia su inmensa capacidad para la gracia recibida al mismo tiempo a causa de esa presencia divina, de esa plenitud de gracia divina recibida. Estalla, entra en erupción, es una traducción más aproximada al original que "magnifica" o "engrandece". (Véase lo que decía sobre ese pasaje el Padre Bover, S.I., en su versión crítica del Nuevo Testamento).
15 de agosto de 2016, la Asunción de María al cielo
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Canals dice que Dios crea la capacidad de los entes finitos para recibir los bienes que crea en ellos, al crear en ellos esos bienes que les comunica. Y dice que esta es una tesis tomista fundamental. Y que así lo enseñaba el padre Orlandis.
Incluye Canals con el nº 65 entre las 81 tesis tomistas que propuso en 2003 para la síntesis tomista (incluyendo las veinticuatro tesis tomistas aprobadas en 1914 y las 27 que él que propuso en 2001) la siguiente:
65.
La estructura del ente finito, bueno participativamente,
constituido por capacidad de acto que participa
del acto de ser por el que tiene su perfección, es como el
reflejo correlativo del bien infinito de Dios, que obra
por pura liberalidad, comunicando a los entes los bienes
que en ellos crea, creando simultáneamente -no
sólo en sentido cronológico, sino ontológico- su
capacidad para recibir los bienes comunicados por el
acto creador. Así lo enseñaba en su magisterio oral
mi maestro Ramón Orlandis.
(Algunas tesis características de la síntesis
filosófica de Santo Tomás [81 tesis tomistas propuestas por
Canals en 2003 en RIIAL, incluyendo las 24 aprobadas en 1914 y
las 27 propuestas por él en 2001]).
26 de mayo de 2017
Coincide con esta doctrina de san Agustín :
Toda la vida del buen cristiano es un santo deseo. Lo que
deseas no lo ves todavía, mas por tu deseo te haces capaz de ser
saciado cuando llegue el momento de la visión. Supón que
quieres llenar una bolsa, y que conoces la abundancia de lo que
van a darte; entonces tenderás la bolsa, el saco, el odre o lo
que sea; sabes cuán grande es lo que has de meter dentro y ves
que la bolsa es estrecha, y por esto ensanchas la boca de la
bolsa para aumentar su capacidad. Así Dios, difiriendo su
promesa, ensancha el deseo; con el deseo, ensancha
el alma y, ensanchándola, la hace capaz de sus dones
(De los Tratados de san Agustín, sobre la primera carta de san
Juan. Tratado 4: PL 35, 2608.2009).
8 de dicembre de 2018
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La esperanza, virtud que infunde Dios, aumenta la capacidad de obtener dones de Dios. Cuanto más se desea más se obtiene.
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La Virgen María, cuando queda embarazada en la Encarnación de Jesús, el Verbo hecho carne en sus entrañas, es aún más santa y pura que en su Inmaculada Concepción sin pecado original.
Jesucristo, al instituir la Eucaristía, su mayor prodigio, el de su presencia real en el pan consagrado, nos hace este mismo don infinito de estar en nuestro interior cuando comulgamos.
2021
El comienzo de la primera parte del avemaría recoge el saludo angélico que recibe María antes de quedar embarazada en la Encarnación de Jesús, el Verbo hecho carne en sus entrañas:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28).
Corresponde a la santidad total de María desde su Inmaculada Concepción.
El final de esa primera parte del avemaría, "¡Bendito es el fruto de tu vientre!" (Lc 1,42), es la aclamación con la que acoge Isabel a la Virgen María cuando ésta ya lleva a Jesús, el Verbo hecho carne en su vientre, mientras sigue siendo virgen. Le llama bendito, porque el Verbo hecho carne en su vientre es Dios, y porque lo ha concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, que es el mismo Dios que el Verbo, y por decisión del Padre, que es el mismo Dios que las otras dos divinas personas que comparten dicha decisión.
Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo:
«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?»
(Lc 1,41-43).
A partir de ahí, de proclamar "bendito", divino, al fruto del vientre de la siempre virgen María, a ésta se la llama Madre de Dios en ese mismo versículo del evangelio (Lc 1,43) y en la segunda parte del avemaría.
Por eso el avemaría es una oración a la que Dios posiblemente le concede ser infalible; porque lleva consigo el acto de fe en que Jesús, hijo de la siempre Virgen María, es Dios.
27.04.2021, día de la Virgen de Monserrat, rosa de abril.
El título fundamental de la siempre virgen María es el de Madre de Dios (título proclamado en el Concilio de Éfeso). Claro está que la Virgen María es madre de Jesús en su naturaleza humana, y siendo Jesús una persona divina y tener dos naturalezas, su naturaleza humana asumida y su naturaleza divina, como se es madre de la persona, por eso María es Madre de Dios.
Por su título de Madre de Dios, María
está en el orden hipostático, claro está que per
accidens, accidentalmente, y no sustancialmente. De las
categorías que encuentra Aristóteles en el ser, sustancia y
nueve acidentes, ser madre entra en el cuarto accidente de los
aristotélicos, el accidente de relación, que entre las personas
es muy especial, muy destacado, muy cercano a sus núcleos
sustanciales, porque expresa su conexión..
(Canals decía :
"Entre mi madre y yo hay algo muy metafísico").
Y por consiguiente, también está en el orden
hipostático san José por ser el marido de la siempre
virgen María.
La coronación por Dios de la Virgen María como Reina de cielos y tierra es consecuencia de ser Madre de Dios y al mismo tiempo expresión más plena de su semejanza con Jesucristo Rey.
"La Virgen Inmaculada ... asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial fue ensalzada por el Señor como Reina universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores (Ap 19,16) y vencedor del pecado y de la muerte". (Lumen Gentium, n. 59).
Por eso en algunos países e idiomas se denomina Nuestra Señora a María, que incluye y prolonga el título de Madre de Dios. En otros se conserva el título primordial de Madre de Dios. En catalán, por ejemplo, se dice la Mare de Deu de Montserrat; como en castellano se la denomina la Virgen del Pilar, o Nuestra Señora de Fátima. Y en francés Notre Dame de Lourdes
En valenciano se la llama entrañablemente la Maredeueta e incluso la Cheperudeta a la Virgen de los Desamparados, porque el imaginero la representó inclinada solícitamente sobre sus hijos y parece que tenga una chepa o joroba.
Ser María Reina de cielos y tierra, como lo es para asemejarse más plenamente a su Hijo, como enseña el Concilio Vaticano II, ha de ser por consiguiente como es Rey Jesús, el Verbo hecho carne, que es rey de todas las naciones, porque primordialmente es rey de cada uno de nosotros; y cuando establezca plenamente su reinado, reinará en todos y cada uno de los que vivan en la tierra en aquella época o día del Señor; sí, en todos; y consiguientemente reinará en todas las naciones; sí, en todas.
De la misma manera, venerar y proclamar a María como Reina, como hace el Concilio y como se proclama cada día en el quinto misterio de gloria, no debe ser una bandera externa de combate, sino ante todo el acatamiento suplicante de que reine personalmente en el que lo pide para él, para cada uno de los demás y para todas las naciones. Esto estaba ya enseñado por san Luis María Grignion en su doctrina de la esclavitud mariana; es urgente aprenderlo y ejercitarlo. Y en el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, al final de su primera parte, san Luis María proclama su esperanza de que por este medio Jesús reinará en los corazones.
12 de abril de 2021.
Jesús el Verbo hecho carne, ya explicó que ser rey le hace ser el servidor de todos; y demostró que lo es hasta dar su vida para que tengamos la máxima vida, el reinado de Dios en nosotros, para que reine Dios del todo en nosotros, que es nuestro máximo bien. Y María, lo mismo. Coronada como reina de cielos y tierra, como enseña el quinto misterio de gloria, al aceptar ser nuestra reina, se entrega totalmente a nuestro servicio para administrar para nosotros y dispensarnos las gracias innumerables, continuas e inmensas que Dios nos concede por su medio. Ya al sernos entregada como madre por Jesús, su hijo e Hijo de Dios, asumió nuestro cuidado total y universal. Y por eso es reina y madre, como enseña la oración con la que la Iglesia nos enseña a saludarla y a suplicarle que nos muestre a Jesús, fruto bendito de su vientre.
4 de octubre de 2021
Esto último es el ejercicio del pricipio de subsidiaridad generalizado con el que Dios rige el reino de los cielos. Según este pricipio de subsidiaridad generalizado, parece ser que Dios ha dispuesto que todos los seres personales que ha creado se encarguen de realizar sus designios en vez de realizarlos Él directamente. Al coronar a María como reina de cielos y tierra ha dispuesto que Ella se encargue de todos nosotros los miembros de la Iglesia militante, secundada por los millones y millones de docenas de legiones de ángeles del cielo que la ayudan con mucho gusto, y secundada también por los santos con las legiones de ángeles que Dios ha puesto a su disposición para que "pasen su cielo haciendo el bien en la tierra", como decía que tenía pensado hacer santa Teresa del Niño Jesús, nuestra doctora de la Iglesia.
7 de diciembre de 2021, víspera de la fiesta solemne de la Inmaculada Concepción, Patrona de España.
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La profecía del Emmanuel nacido de madre virgen
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21 11 2022 Conmemoración de la Presentación de la Virgen:
María se entregó totalmente a Dios, Nuestro Señor, movida por su gracia, hasta no ser dueña de sí para nada, sino ser toda de Dios; y por eso, fue totalmente libre y volcada en el prójimo por amor de Dios. Siendo así la persona humana que más ha amado y ama a Dios, y ha hecho y hace la voluntad de Dios, así como es la persona humana más humilde, por ser la persona humana que más y mejor ha sabido, con sabiduría, qué es, quién es Dios y cuánta es su grandeza (por inspiración del Espírtu Santo, por misericordia divina); por eso Ella se siente y se sabe ante Dios como infinitamente pequeñita y por esto último, a su vez, es la más grande de las criaturas, incluidas todas las del cielo, hasta ser coronada como reina del Cielo y de la tierra, por el Dueño de todo lo creado. Todo por ser la elegida para ser la madre de Jesús, el Verbo hecho carne, por la misericordia de Dios totalmente gratuita, sin mérito alguno de Ella previo a que Dios se los concediera, sino teniendo todos los méritos después de que Dios, por su infinito amor misericordioso, la engalanase gratuitamente con ellos, los máximos que una criatura puede recibir y se los premiase al máximo, coronando sus propios dones, como enseña la Iglesia en el Concilio de Trento utilizando esta idea de san Agustín (Viene en un texto del gran Bossuet citado por Canals, Obras Completas, 3, pág 427):
"La misma Iglesia ha recibido en el Concilio de Trento, como doctrina de fe católica, la palabra de san Agustín, según la cual Dios al coronar los méritos de sus servidores corona sus propios dones".
(Bossuet, Exposition de la doctrine de l'Elise Catholique sur les matiéres de controversie, Oeuvres complétes, t. 31. Lib. Bailly. Noyon. 1829. Págs. 85-87)
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