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CARACTERÍSTICAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES, LA GEOGRAFÍA Y LA HISTORIA
¿Y TÚ QUÉ OPINAS DE LA GEOGRAFÍA?
¿Y CÓMO DEFINES TÚ LA HISTORIA?
¿QUÉ ES ESTUDIAR Y CÓMO SE HACE? (Presentación)
¿QUÉ ES ESTUDIAR Y CÓMO SE HACE? (Sin imágenes)
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Las ciencias humanas o sociales no son deterministas. No pueden conseguir establecer leyes deterministas que permitan conocer el futuro humano en términos matemáticos a partir de datos empíricos naturales. Hay que tener en cuenta la personalidad libre de cada individuo en la multitud de las sociedades humanas. No obstante, hay una parte condicionada en la libertad de los actos humanos. Hay que contar con lo condicionando, con lo que el hombre decide y con lo que no decide.
Es evidente que el hombre como animal racional que es, según la expresión aristotélica, es un ser por una parte biológico, sometido como tal a las leyes de la bioquímica. Y entra en los esquemas de la caracteriología por la interacción psicosomática. Además está inmerso en la naturaleza. Asimismo es evidente, por otra parte, que, como ser racional y social por naturaleza -también según el mismo Aristóteles-, tiene tendencia siempre a la afirmación y realización de valores tales como verdad, justicia, bondad, fraternidad, solidaridad, laboriosidad, creatividad... Y que tiene pasiones que someter para que impulsen en el mismo sentido, porque si no, frustran esos valores sometiéndole y convirtiéndole en un mal para sí mismo y para los demás.
Por su parte, la Sociología nos indica que además de los factores de la naturaleza, existen los factores sociales y económicos y que también influyen en el quehacer humano: factores geográficos y demográficos; las condiciones económicas tan ligadas a su vez a las geográficas y a las demográficas, además de a los factores culturales; sociales (idiosincrasia nacional o regional, costumbres, tradiciones, propaganda y publicidad, presión social, control social); políticos (coacciones, presiones, interiorización ideológica, terrorismo)... Todo esto es verdad que condiciona los actos humanos, sobre todo considerados a escala social. Y que hay muchos actos reflejos e instintivos, pasionales, influidos y coaccionados por la propaganda y otras presiones y no tan puramente voluntarios, incluso y sobre todo en los que dicen hacer lo que les da la gana. Pero todo esto no elimina la voluntad libre: una cosa es que la voluntad pueda o no y otra muy distinta que en lo que pueda, poco o mucho, sea libre, como dice Ferrán. Y el papel de la libre voluntad humana es la afirmación y realización de aquellos valores a través de los condicionamientos materiales y sociales y sirviéndose de ellos incluso. La libertad es la liberación de las coacciones del mal precisamente, el poder liberarse, o en realidad ser liberado de las coacciones nocivas, no tener siempre que obrar mal forzadamente, coaccionados interna o externamente, sino poder obrar bien.
No obstante, se les puede llamar ciencias a las sociales en el sentido de que buscan un conocimiento demostrativo con pruebas de la verdad de sus conclusiones. Y lo buscan con métodos que pueden ser de alta especialización, utilizando a veces la tecnología más moderna para obtener información de sus fuentes y procedimientos matemáticos en el tratamiento de sus datos. El objeto de la Ciencia es la verdad o, lo que es lo mismo, lo que busca la ciencia es el conocimiento de la realidad. No subjetivismos, que son fuente de enfrentamiento, sino la verdad, en la cual todos podemos coincidir. Como decía el pobre Antonio Machado:
La verdad es lo que es
y sigue siendo verdad,
Aunque se piense al revés
Y añadía ese mismo pobre Antonio Machado (Proverbios y cantares, LXXXV):
Y también, en lo que se puede aplicar para rechazar el concepto burocrático de la historia, como lo expresaba Einstein en carta al ministro de Educación de Mussolini antes de 1932:
"El deseo de alcanzar la verdad debe anteponerse a todos los demás. Fue este principio el que permitió a nuestra civilización iniciar su desarrollo... la búsqueda de la verdad científica, al margen de los intereses prácticos de la vida cotidiana, es algo que todo gobierno debería considerar sagrado, y, en interés de todos, debería dejarse trabajar en paz a los honrados servidores de la verdad".
La Geografía y la Historia vienen integrando desde hace muchísimo tiempo todo un conjunto de elementos materiales de las otras ciencias sociales, además de otros de las ciencias naturales y de algunos operativos matemáticos y, por supuesto, son informadas por las concepciones filosóficas subyacentes o explícitas, pero siempre decisivas para comprender y, por tanto, para expresar los conocimientos históricos: "La verdad de la historia está en función de la verdad de la filosofía que el historiador pone en juego" (H.I. Marrou).
De hecho, los profesores de Geografía e Historia conocemos por lo general las otras ciencias sociales a través de esta integración y utilización de sus conocimientos en nuestras disciplinas habituales, pero desde el punto de vista, u objeto formal, geográfico o histórico. El objeto material puede ser y es el mismo que el de otras ciencias, pero el objeto formal, lo que hacen con esos materiales, las define como ciencias diferentes esencialmente. Cada ciencia recibe sus principios de su ciencia superior. El concepto de lo que son las cosas y de lo que es el hombre y de todo lo humano lo reciben la Historia y la Geografía de la Filosofía. Cuando el geógrafo y el historiador, para hacer su Geografía y su Historia, conocen y definen esencialmente lo que es el hombre y todo lo humano, para explicar cómo ha llegado a ser lo que es y cómo se distribuye por la superficie del planeta, lo conocen y definen haciendo filosofía. Aunque sea partiendo de lo que diga el filósofo, es el geógrafo y es el historiador quienes lo tienen que comprender y expresar ellos. Y así lo hacen, sea buena filosofía, o falsa filosofía, como acontece.
La cuestión
de la verdad La versión oficial de la historia viene de tomar los textos de los políticos, en los que sólo hacen propaganda falsificadora, como fuentes históricas que expresan la realidad. Estudiar historia es para no olvidar las carencias y avances del pasado, ni creernos que el reino de la felicidad sobre la tierra en el futuro lo hará llegar el hombre con sus solas fuerzas. La Geografía y la Historia vienen integrando desde hace muchísimo tiempo todo un conjunto de elementos materiales de las otras ciencias sociales, además de otros de las ciencias naturales y de algunos operativos matemáticos y, por supuesto, son informadas por las concepciones filosóficas subyacentes o explícitas, pero siempre decisivas para comprender y, por tanto, para expresar los conocimientos históricos: "La verdad de la historia está en función de la verdad de la filosofía que el historiador pone en juego" (H.I. Marrou). El objeto de la Ciencia es la verdad o, lo que es lo mismo, lo que busca la ciencia es el conocimiento de la realidad. No subjetivismos, que son fuente de enfrentamiento, sino la verdad, en la cual todos podemos coincidir. Como decía el pobre Antonio Machado: La verdad es lo que es; y sigue siendo verdad, aunque se piense al revés. Y añadía ese mismo pobre Antonio Machado: "¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela" (Proverbios y cantares, LXXXV). |
Primero de
Bachillerato
Segundo
de Bachillerato
Es la ciencia que estudia, en su distribución sobre la superficie del planeta e interrelacionados, los fenómenos físicos, biológicos y humanos, con los económicos incluidos entre los humanos. Y todo ello expresado en mapas. Esto viene a coincidir con la idea que expresa Floristán cuando dice que la geografía estudia, desde la perspectiva del medio cultural, el medio natural y su manifestación y repercusión en los paisajes; que es un estudio integrado del medio natural, del hombre y sus actividades y de los paisajes; y que el medio natural o medio físico es el conjunto de los hechos naturales de la superficie terrestre que están interrelacionados y que sirven de asiento a la vida humana. Mientras que los paisajes constituyen para este geógrafo la fisonomía que ofrece la corteza terrestre, mezcla de naturaleza y cultura, porque son el resultado de la combinación inestable de los elementos físicos, biológicos y humanos que reaccionan los unos sobre los otros en las diversas partes de la superficie terrestre.
A nivel de investigación, pero también didácticamente se ha de aplicar, según el mismo autor, el principio de universalidad o de geografía general: la comparación de unos fenómenos geográficos con otros facilita el establecimiento de tipologías y modelos, la formulación de principios y leyes generales y, en definitiva la explicación. Todo ello utilizando un lenguaje comprensible, regla de oro que se remonta a Aristóteles y sobre todo al sentido común y que exige taxativamente evitar a toda costa la pedantería de utilizar terminología de moda para impresionar con palabras que parecen científicas y, sobre todo, modernas. Al revés hay que hacer. No sólo emplear los términos conocidos comúnmente, que pueden y deben ser muy precisos, sino desmitificar toda esa jerga de las modas imperantes; desmitificarla a base de explicar su significado para poner de manifiesto que se puede reducir con ventaja a términos corrientes y más correctos y que, quitado ese velo pseudocientífico, no son casi nada.
El método de la historia incluye ya el constructivismo desde su fundamento mismo, puesto que, con los datos buscados en la investigación histórica, se construye la respuesta a la pregunta que plantea la propia investigación y, para reconstruir la realidad histórica, se inserta la respuesta en los conceptos, que siempre es la mente activamente la que los construye (Aristóteles, Santo Tomás) y no son contemplados pasivamente en las cosas como quiere el racionalismo. Así lo expresa Marrou: "Búsqueda, comprensión y explotación de los documentos: así es como la mente del historiador construye una respuesta a la pregunta con que se lanza a indagar y descubrir el pasado"; y, luego, conocer, pero "conocer históricamente, conocer al modo del historiador, es sustituir el dato en bruto, de suyo inaprehensible, por un sistema de conceptos elaborado por la mente, y ello desde el instante en que el conocimiento histórico aparece en la mente del historiador". F. Suárez precisa que los conceptos, obviamente elaborados por la mente, deben ser tomados de las mismas fuentes y, cuando esto no es posible, elaborados con los datos de la época investigada, nunca con los de los tiempos en que vive el historiador.
La historia
es la ciencia que estudia la interconexión sincrónica y
diacrónica de los fenómenos importantes, proyectivos, de la
vida de la humanidad que transcurre en el tiempo; los fenómenos,
por tanto, que tienen la suficiente importancia para proyectarse
en las épocas siguientes, en el futuro a través del presente;
fenómenos de todo tipo -económico, social, político, cultural,
artístico, religioso- y de toda duración -larga, media o corta-.
Son procesos, pero no hay inconveniente en llamarlos hechos pese
al malentendido positivista. El problema del positivismo no es
que potencie demasiado los hechos, sino que no quiere considerar
todos los hechos, sino sólo los cuantificables, medibles y,
sobre todo, compatibles con su creencia de lo que es científico;
y descarta los que los pueden valorar y dar sentido, precisamente
los más vitales.
Hay hechos trascendentes y hechos que se agotan en su puro pasar, como dice Millán Puelles. Los primeros, por influir en el curso del acontecer humano ulterior y dar a éste una orientación, entran en la historia; los otros, como cerrados y estériles, quedan fuera de ella. Aquello a lo que compete ser histórico es actual en tanto que presente considerado de manera formal, no material; lo histórico se define únicamente por su permanencia. En este sentido, toda historia es historia contemporánea. Cada situación histórica presenta una interconexión sincrónica de elementos de todo tipo, pero además tiene -según el mismo autor- un doble contexto previo y posterior, una dirección proyectiva, además de una dimensión retrospectiva. Lo que hace ser histórico a un fenómeno es la virtualidad por la que trasciende. Historiar, por tanto, es conocer la virtualidad de los fenómenos. De ahí el carácter formalmente conectivo de todo conocimiento histórico. Establecer la conexión es el conocimiento histórico. Lo demás lo es sólo indirectamente, materialmente, si sólo es preparar los materiales. La forma del conocimiento histórico es la síntesis dinámica y conectiva de la continuidad de los fenómenos o procesos. Analizar objetos históricos aislados no es tarea histórica. Pero sí insertar en su contexto histórico ese análisis, que puede tomar del economista, sociólogo, filósofo, etc., o hacerlo él en cuanto economista, sociólogo, filósofo. Esto es combinar lo lógico con lo cronológico adecuadamente. Establecer el sentido general correcto y, en él insertar los datos trascendentes que lo indican verificados concienzudamente.
Todos estos planteamientos enlazan y se aplican a la metodología didáctica. Como trabajar la cronología más que como memorización de fechas, como búsqueda de las fechas de fenómenos históricos significativos, exponiendo su significado. Así se ayuda a evitar la cuantofrenia (Gurvicht). En el conocer histórico, el entendimiento lleva a unidad conectiva los elementos plurales coimplicados y verificados. Su única norma es la verdad. Así se puede superar la visión burocrática de la historia y también la manipulación histórica de signo contrario.
Todo ello utilizando el lenguaje común, llano, sencillo, sobrio que, por otra parte, es el más apropiado en historia, no la pedantería, que es inapropiada en todo. La historia nunca ha sentido la necesidad de usar tecnicismos, llega a decir F. Suárez; y Braudel recomienda taxativamente usar las palabras vivas del lenguaje vulgar. Lo cual no quita, sino que, al contrario, exige aclarar a los alumnos los tecnicismos y terminologías tópicas de las escuelas de moda para que les pierdan el miedo y para que sepan manejarse con soltura ante las realidades más allá de la barrera de las apariencias.
Primero de
Bachillerato
Segundo
de Bachillerato