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Del Estudi General de Barcelona a la Universidad de Cervera

Mª Asunción López Suñé. Cristiandad. Barcelona, nº. 362, abril de 1961

A pedradas en la Rambla

El "Estudi General" de Barcelona, fundado con Privilegio Real de Alfonso el Magnánimo y Bula Pontificia de Nicolás V, situado junto a la puerta de San Severo, en la parte alta de la Rambla que aún hoy se llama de los Estudios, desde las "ordinacions" de 1559, era "Estudi General de totes les Facultats": Gramattica, Retórica, Ars i Filosofia, Teologia, Medicina, i Dret Civil i Canonic. Dependía de la Ciutat, es decir, de los Concellers y Prohoms. La enseñanza se daba "exclusivamente en lengua del país y había libertad de exposición en toda clase de materias, sin otra sujeción, muy explicable en aquel tiempo, que aquella intervención que las instituciones religiosas tenían en toda clase de estudios universitarios, aquí y en todas partes" (1).

(1) Pedro Corominas, Conferencias sobre la Universidad de Barcelona, Barcelona, 1935.

Casi contiguo al "Estudi General", aproximadamente por donde cae la calle Tallers, estaba el Colegio de Nobles, llamado de Cordelles por el nombre de su fundador, regido por los PP. de la Compañía de Jesús que tenían también a su cargo el colegio de Belén. En Cordelles, además de los estudios corrientes se enseñaba francés, matemáticas, astronomía, cosmografía, heráldica, esgrima y danza. Sus nobles alumnos vestían [cuando iban de] uniforme de gran gala: peluca, calzón corto, levita, banda y espadín, dando al conjunto una nota de pomposa magnificencia. En alarde de sus opiniones teológicas y filosóficas los de Cordelles, daban a su Congregación Mariana, "extraordinariamente gloriosa" (2),

(2) P. Ignacio Casanovas, S. I. Joseph Finestres, Barcelona, 1931.

los títulos de Eximia y Suarista en honor de Suárez, el "Doctor Eximio". Pero "la opinión suarista no era la más seguida, la mayor parte de los catalanes seguían la tomística" (3),

(3) Castel1ví, Narraciones históricas, I, cap. XXXI.

profesada en el Estudi General. Por esto, en contraposición a la "eximia", los estudiantes universitarios fundaron, de acuerdo con los frailes dominicos de Santa Catalina, la "Academia de Santo Tomás", baluarte del tomismo (4).

(4) P. Ignacio Casanovas, S. 1., ibid.

La rivalidad entre ambas escuelas, hasta 1701, aparte de ligeras escaramuzas estudiantiles, se había limitado a la competencia en presentar al público una vez al año, en Belén y en Santa Catalina respectivamente, fiestas literarias, con gran lujo de carteles y soberbio aparato "que dieran al público un ideal maravilloso del saber de aquellos jóvenes que se esforzaban en eclipsar o por lo menos empalidecer las fiestas de los contrarios" (5).

(5) P. Ignacio Casanovas, S. J., ibid.

Pero, al plantearse en España el problema de la sucesión de Carlos U, la distinta opinión teológica y filosófica de ambas escuelas se traduce también en una doble tendencia política: El Estudi General representa la tradición simbolizada por la Casa de Austria; el Colegio de Cordelles simpatiza por la corriente francesa y europeísta que parecía encarnar la dinastía borbónica. Desde este momento, la rivalidad ideológica trasciende del ámbito estudiantil. Menudean las pedreas entre estudiantes, en la Rambla, y a los universitarios del Estudi General se unen "oficials mecanics i altres plebeus de la ciutat" (6).

(6) Rubio Borrás, Motines, P. 54.

La intervención del Virrey, Conde de Palma, invadiendo la autoridad que el Consell de Cent tenía sobre la Universidad, viene a agravar la situación. He ahí cómo lo explica Feliu de la Peña, testigo contemporáneo de los hechos, en sus Anales (tomo III, páginas 475-6):

Suscitóse disturbio de los Colegiales y Licenciados que cursaban en el Colegio de Cordelles, con los de la Universidad: comenzó con tirarse algunas piedras día 18 (abril 1701). Prosiguió otro día saliendo los del Colegio contra los de la Universidad: retiráronles éstos a su Colegio e Iglesia de Belén. Día 20, por la tarde, hallándose solos en la Universidad leyendo los Catedráticos de Theología y Medicina en sus Generales, entró el Veguer acompañado de sus Corchetes con las armas en las manos; y con desatención muy grande, sacó a los Catedráticos y a los Estudiantes de sus tareas, sin tener respeto a la Autoridad Pontificia y Real que asiste a la Universidad. Ofendiéronse la Ciudad, Universidad, y todos en general: Hallándose el Veguer dentro, llegó un billete del Virrey al Rector, en que le pedía mandase cerrar la Universidad hasta otra orden, o por algunos días. Otro día por la tarde, que era jueves, ofendidos llegaron todos los Estudiantes, con asistencia de otros en crecido número a la Universidad, quisieron abrirla, acudieron Rector, Vice-Rector y Catedráticos a moderarles, y de acuerdo común enviaron al ViceRector y a dos Estudiantes de cada Facultad a los Concelleres, representando el agravio, y pidiendo y solicitando el remedio. Respondiéronles le procurarían a más tardar hasta la noche. Embió la Ciudad Embaxada al Virrey, al Obispo y al Cabildo, y éstos al Virrey: hízole su Consulta al Real Consejo, y aunque bolvieron Viernes a 22, los Licenciados a la Universidad, no se consiguió cosa. El Sábado, Domingo y Lunes, días feriados por las festividades de San Jorge, y San Marcos, y por el Santo Iubileo, que concedió Su Santidad, por el ingreso de su Pontificado, y que mandó publicar Domingo el Obispo de Barcelona el Ilustrísimo Señor Don Fr. Benito de Sala de la Orden de San Benito, dieron tregua al empeño estos días, pasados los cuales bolvieron los Licenciados a la Universidad a su tarea Martes a 20. Y suspendióse ésta para esperar el orden de Madrid..

El pleito de la provisión de Cátedras

Pero la pugna entre Cordellas y el Estudi General quedó definitivamente planteada y tomó estado oficial con motivo de la provisión de cátedras de Artes (filosofía) de la Universidad. Estas cátedras, aunque bajo un régimen legal de libertad, eran generalmente profesadas por doctores tomistas, y los de Cordelles, en su noble fervor por la doctrina del Doctor Eximio, consiguieron del favor del Rey un Decreto ordenando desdoblar dichas cátedras en tomistas y suaristas. Feliu de la Peña relata los hechos en la siguiente forma (págs. 479 y sigs.):

Dia primero de Junio conmovviéronse los licenciados que estudiaban en el Colegio de la Compañía de Jesús de Barcelona, contra los de la Universidad, para conseguir con esta conmoción tres Cathedras de Artes para los Doctores discípulos de la Compañía. Embió este día el Conde de Palma un papel al Conceller primero de Barcelona, diziéndole tenia orden de que no se hiziesen las oposiciones de las Cathedras de Artes, aunque fuesen publicadas. Juntó el Conceller a sus Colegas, y junta, y determinaron sin consultarlo al Consejo de ciento, suspender las oposiciones a las Cathedras de todas las Facultades, y embiar embaxada al Virrey participando la deliberación, y las razones que asistían a la Ciudad, que no son menos que haverle entregado los Señores Reyes toda la jurisdicción y administración. Pareció bien al Conde la resolución, pero mudó de parecer día 3. (y no fué propio motu) embiando un decreto, que no havia recibido jamás otro igual Barcelona (como de govierno estraño, y no de sus Venerados Monarcas) mandando a los Concelleres pena de dos mil escudos de bienes propios, atendiendo a que no havian obedecido como despreciando el decreto, que luego mandasen executar las oposiciones de las otras Facultades, deteniendo las de Artes. Dió motivo de disgusto la novedad del decreto al Consejo de ciento congregado en este día, el cual resolvió someterlo a los Concelleres, y junta de la Universidad, con poder de llamar a los sugetos que juzgasen a propósito para aconsejarles, bien que no faltaron votos, como en los empeños antecedentes que, engañandose a si mismos, decian dever obedecer las ordenes del Rey aunque sean contra las Leyes y Privilegios, y después representar el perjuicio. Esta proposición tan contraria a la ley de Dios, justo es explicarla e impugnarla, para que no sea ocasión de condenación eterna a los que no advirtiendo la obligación del juramento, y la fuerza de las censuras Eclesiásticas promulgadas contra los que rompen el juramento de defender las Leyes, tal vez movidos de temor no se atreven a defenderlas.

A continuación Felíu de la Peña, experto jurisconsulto, se extiende en impugnar la doctrina que - dice -tiene su origen en el reinado de Felipe III, según la cual había que obedecer las órdenes contra ley y, luego, recurrir al monarca: "obedecer y después representar"; recurso que se hacía prácticamente inútil -mayormente en Cataluña- porque se impedía que llegasen las quejas a oídos del Rey. Ante esto Feliu de la Peña sostiene el carácter sagrado del juramento prestado a las leyes y defiende la doctrina tradicional en España de que las órdenes contra Ley no obligan en conciencia, aunque sean del príncipe, "porque el Rey no puede faltar a la Ley, siendo Rey porque la Ley le constituye y conserva príncipe, le arma y le da fuerza, autoridad y poder, porque más puede con la Ley que sin ella; y si no se interpusiese la Ley no hubiera distinción entre Rey y Vasallo, ni entre el dominar y obedecer". Mas prosigamos la relación de los hechos con Felíu de la Peña:

Día 6. congregado el Consejo de ciento, determinó que los Concelleres con embaxada en escrito representasen al Conde de Palma las nulidades del decreto, citando las Constituciones y Privilegios a los que se les oponía, y embiarlas a representar a Madrid por expreso, conviniendo a que bolviesen a publicar edicto por la Ciudad para las oposiciones de todas las Cathedras, menos las dos de Artes, siendo esto lo que mandava el decreto, que manifestaron contra fuero.

Oponíase el decreto, a mas de las Constituciones que disponen la forma de los decretos, a Privilegio del Rey Don Alonso de año 1450. que concedió a la Ciudad el entero Govierno y Administración de la Universidad, sin reserva; y la intención en el decreto para dar tiempo a que llegase otro para que los Doctores de opinión Thomística sólo pudiesen regentar tres Cathedras desta opinión, y los de la contraria otras tres: lo que no solo era contra el Privilegio del Rey Don Alonso, sí contra el que se entrega a los Graduados dándoles poder de regentar y conferir todas las Cathedras sin distinción, y desto no pueden ser privados; solo lo que puede hazer, y le es permitido al Patrón de la Universidad, es elegir las opiniones, pero no excluir a los Graduados de competir qualquier Cathedra.

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En este tiempo llegaron dos decretos; uno....; y otro por la Universidad, suponiendo divididas las Cathedras de Artes, en Thomistas y no Thomistas, para que votasen los Thomistas las suyas, y las otras Anti-Thomistas. (....) Satisfizo la Ciudad con los Privilegios y Bulas Pontificias, determinando con la representación dar satisfacción a la instancia del decreto de la Universidad.

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Dia 20. publicóse haverse despachado otro Decreto para las Cathedras de Artes revocando el de la División y mandando prosiguiesen como antes; cuya noticia entendida por los Estudiantes de la Universidad partieron de ella juntos a las tres de la tarde, y con Vítores y Aclamaciones dieron gracias al Duque (Felipe de Anjou), por aver atendido a la Iusticia en el Decreto, que no se vió, ni entregó; pagando los Estudiantes la facilidad de su credulidad con el disgusto que recibieron, de los Emulos, publicando que aquella su demostración mas parecía motín que obsequio; quedó no obstante por algún tiempo suspensa la dependencia, hasta que en otro Decreto se mandó a la Ciudad no publicase, ni proveyese las otras dos Cathedras de Artes que vacaban al Junio de 1703. para que no se perdiese la Universidad, publicar dos Cathedras de Artes; y no obstante otro Decreto, e instancias de los Ministros, por segunda deliberación del Consejo de Ciento al primero de Junio se hizieron las Oposiciones, y conmenzaron a leer al siguiente día los Cathedraticos, disimulando los Ministros.

Cataluña lucha por la tradición de las Españas

Desde que empezaron las intrigas en torno a la sucesión de Carlos II, el pueblo catalán vivía en un continuo alerta. Con la venida del Duque de Anjou acompañado de un significativo séquito de "gabatxos", el pueblo adivinó las intenciones que llevaba de estructurar el país a imitación de Francia, bajo la influencia de Luis XIV, quien trataba de solventar sus conflictos internacionales con los despojos de la rica herencia española. El forcejeo para defender su tradicional constitución se inicia desde el primer momento. El malestar se manifiesta por ambas partes en inequívocos detalles que la etiqueta oficial trata en vano de disimular: celebradas las bodas reales, las aclamaciones populares al paso de los reyes por Lérida y Barcelona son salpicadas de despectivos "¡gabatxos!". El rey "olvida" indicar a los Concellers que se cubran en su presencia, aunque luego intenta justificarse. En la loa que en su honor preparan los Estudiantes con motivo del traslado del cuerpo incorrupto de San Olaguer, basta un ligero retraso para que los reyes se retiren antes de presenciarla, aunque dando luego satisfacción. La manifestación estudiantil que en su honor organizan los estudiantes celebrando el "anunciado" Decreto sobre las cátedras de Artes, es dispersada por orden del rey con apercibimiento de severos castigos (7).

(7) Arxiu Historie de In Ciutat. Deliberacions i Cartes Reials, 1701-17C3.

Según el historiador Ferrán Soldevila, los catalanes, bajo el superficial aspecto de prácticos mercaderes, constituyeron un pueblo de acusada sensibilidad de espíritu, cuya fidelidad a sus ideales religioso políticos, hondamente sentidos, les condujo en ocasiones a extremos de intransigente heroísmo y aparente rebeldía, que en realidad respondían a la recta interpretación de aquellos ideales.

Exponente de esta fidelidad es la dedicatoria de los mismos Anales de Feliu de la Peña: Fiel y agradecido el Principado de Cataluña, todas sus operaciones, progresos y vitorias las consagra a Dios, de cuyo divino favor proceden, y las ofrece a su Rey, por cuya grandeza se executaren, y por esta atención hize humilde sacrificio a Jesús Nuestro Señor Crucificado del primer Tomo destos Anales, poniéndole baxo de sus divinas Plantas; y del segundo al Rey nuestro Señor buscando el favor en su soberano Patrocinio; y aviendo de cumplir quanto en mi cabe a mis obligaciones, siguese dever el reconocimeinto a la Patria, dedicándole este tercer Tomo, en manifestación de mi afecto a Dios, al Rey, y a la Patria. y dolido de la incomprensión con que la actitud de Cataluña era juzgada en ciertos sectores (8),

(8) Entre otras puede citarse el conocido texto de Quevedo: "Son los catalanes aborto monstruoso de la política. Libres con Señor; por esto el Conde de Barcelona no es dignidad sino vocablo y voz desnuda. Tienen Príncipe, como el cuerpo alma, para vivir, y como ésta alega contra la razón apetitos y vicios, aquéllos contra la razón del Señor, alegan privilegios y fueros. Dicen que tienen Conde, como el que dice que tiene tantos años, teniéndole los años a él. El provecho que dan a sus reyes es el que da a los alquimistas su arte: promételes que harán del plomo oro, y con los gastos les obligan a que del oro hagan plomo. Ser su Virreyes tal cargo, que a los que lo son se puede decir que los condenan y no los honran. Su poder en tal cargo es sólo ir a saber lo que él y los Príncipes no pueden. Sus em- bajadas a su Gobernador cada hora no tratan sino de advertirle que no puede ordenar ni mandar ni hacer nada, anegándole en privilegios. Esta gente de natural tan contagiosa; esta provincia apestada con esta gente, este laberinto de privilegios, este caos de fueros que llaman Condado... " (\}) Castellví, Narraciones históricas, ibíd. (10) Ibíd.

dice en el prólogo del Tomo 1 de sus Anales: Siendo Catalán, y natural de Barcelona, parece devia escribir esta obra en el Catalán idioma; pero para que se dilaten las noticias, y por los papeles y libros que en la centuria de 1600 se han escrito en idioma Castellano, desdorando algunas acciones de Cataluña, deviendo manifestar su equivocación, no puedo excusar la respuesta en lengua Castellana, para que igualmente se entienda el cargo y la defensa, la equivocación y la Verdad...

«Vigatans» y «botiflers»: la guerra

El primer núcleo de resistencia armada a la causa borbónica se formó en la Plana de Vich; de ahí que los partidarios de la Casa de Austria en Cataluña tomaran el nombre de "vigatans". La negativa de su jefe Puig de Perafita a obedecer las órdenes del virrey Velasco dio tanta fuerza a los partidarios del Archiduque Carlos, que permitió el desembarco de éste en Barcelona.

No es mi propósito narrar las incidencias de la guerra que sostuvo Cataluña a lo largo de catorce años, hasta la rendición de Barcelona. En ella tomaron parte muy activa los estudiantes. El Colegio de Cordel1es, como perteneciente al estamento noble, "nutrió más copiosamente las filas de los botiflers" (9).

(9) Castellví, Narraciones históricas, ibíd.

Así se llamaron en Cataluña los partidarios de Felipe V. En cambio, el Estudi General luchó al lado de los vigatans; y en los sitios de Barcelona, con sus estudiantes de Teología, Filosofía y Medicina, el Capitán de la Coronela formó la VIII Compañía del Batallón de la Trinidad y la IX del quinto Batallón de San Severo, cuyo capitán, José Fornés, era catedrático de Prima de Medicina. Otros estudiantes constituyeron la guarda oficial, aunque voluntaria, de la Bandera de Santa Eulalia (10).

(10) Ibíd.

A partir de 1708, la ciudad de Cervera, ante la enemiga del gobierno de Felipe V al Estudi General de Barcelona, inició sondeos, interpuso influencias, levantó tropas a favor del "francés", emigró en masa ante las fuerzas de Carlos III, y mandó a sus síndicos a la corte de Madrid para obtener una Universidad y tener "en sus límites, una nueva Atenas en que se podrían fraguar Dionisios y Crisóstomos, Licurgos y Solones, Hipóerates y Galenos, Platones y Aristóteles, Euclides y Homeros" (11).

(11) José Corts, Estado antiguo y moderno de la Ciudad de Cervera, inédita.

Entretanto, el curso de la guerra intensificó la actuación estudiantil en el ejercicio de las armas: "quan les muralles de la Ciutat van comenqar... a patir el setje, llavors, ate1Tides, les Arts més mansuetas emmudiren, i ... en tant gran perill per la Patria, llenqats els llibres, eren eridats (els estudiants) a pendre les armes" (12).

(12) Llúcia Gallissá. De vita et scriptis Josephi Finestres... , Cervera, 1802.

El fracaso del primer sitio de Barcelona exacerbó aún más la animosidad de Felipe V... Ante el tesón con que la ciudad resistía el cerco del Conde de Pópuli, Luis XIV envió un poderoso ejército al mando del Duque de Berwick. El historiador francés Tricaud de Belmont, en su Histoire de la derniere révolte des catalans, dice que este sitio de Barcelona "sostenido por simples burgueses y paisanos, sin ayuda de ninguna potencia, sin esperanza del más pequeño auxilio, sorprenderá un día a la posteridad"; y añade que "se hace difícil comprender como burgueses y estudiantes pudieron mostrar tanto valor, durante tanto tiempo..."

La derrota

Por fin, el 11 de septiembre de 1714, un conjunto de circunstancias adversas obligó a la capitulación de Barcelona, trágica encrucijada de su historia que la entregó al centralismo borbónico. Las Españas, que palmo a palmo habían reconquistado el solar en el que asentaban su personalidad histórica, desaparecían. Cataluña, la que con más tesón defendió lo tradicionalmente español, era vencida. El vencedor podía ya rehacerla a su manera, que es lo que significó, en definitiva, el Decreto llamado de Nueva Planta. Añadiéronse, además, innecesarios vejámenes: desarme de La Coronela; entrega de las banderas de San Jorge y de Santa Eulalia; la Diputación y el Consejo de Ciento sustituidos por la Administración de Barcelona y la Real Junta Superior de Justicia y Gobierno; las Veguerías, suprimidas; el Somatén, disuelto; pena capital a cuantos salieran del Principado sin pasaporte; erección de la Ciudadela, derribando barrios enteros, para dominar la ciudad; secuestro de los documentos históricos; mutilación de libros referentes a las incidencias de la pasada guerra (13);

(13) Entre ellos, los Anales de Narciso Feliu de la Peña.

destrucción del monumento a la Inmaculada levantado por Carlos III; fusión de la campana de la Catedral que había tocado a rebato; etc.

Cierre de los antiguos «Estudis Generals». Creación de la Universidad de Cervera

También la Universidad, "que había dado alma y brazos a la lucha", había de recibir su castigo. El 15 de setiembre -a los cinco días de la entrada en Barcelona de las tropas borbónicas- el Duque de Berwick prohibe la apertura de curso del Estudi General e informa, en cambio, a la Real Junta que "para evitar los males que ahora resultarían de la aglomeración en las presentes circunstancias... se destinase la ciudad de Cervera, en cuyos naturales por su ejemplar fidelidad queda asegurada la quietud, para que en ella se leyesen las Facultades de Teología, Cánones y Filosofía, eligiéndose maestros de toda satisfacción, dejando solamente en Barcelona la Facultad de Medicina..." (14).

(14) Castellví, ibíd., citado por Sampere, Fin de la Nación Catalana, p. 652.

La oficiosidad de los cerverinos y la embajada de sus Síndicos a la corte de Felipe V obtienen un rotundo éxito. El príncipe T'Serclaes nombra los catedráticos, el rector y hasta el portero de las aulas de Cervera. El Estudi General de Barcelona aún tiene partidarios, incluso entre los redactores del Decreto de Nueva Planta (Francisco Ametller, del Consejo de Castilla), y la Real Junta, a pesar de su filipismo, informa oficialmente que la Universidad de Cervera "ha tenido que suspender el curso por la escasez de estudiantes" (15),

(15) F. Durán Canyameras, Catalunya sota el govern dels reils absoluts de la casa de Borbó.

mientras que la de Barcelona "...tiene una singular estimación y aplauso entre todas las de España, haciendo esta fama de acreditada opinión los frutos que se han experimentado y éstos resultaban del numeroso concurso frecuente y de casi continua representación de actos públicos literarios, que no es fácil conseguir en un pueblo reducido" (16).

(16) Citado por Rubio i Borrás, Universidad de Cervera, l, página 107.

Pero la Corte no se deja convencer y su resentimiento se acusa en la primera redacción del preámbulo del Decreto suprimiendo, no sólo el Estudi General de Barcelona, sino todos los de Cataluña, y dejando la recién fundada Universidad de Cervera como único centro "oficial" de estudios superiores en todo el Principado:

"La tenaz resistencia de los catalanes contra la debida sujeción a mi legítimo dominio, que desconoció su perfidia, en la que se introdujeron muchos sujetos notables de las Universidades Literarias de aquel país, provocó mi Justicia y obligó a mi Providencia a mandar que se cerrasen las Universidades que eran fomento de maldades cuando debían serlo de virtudes."

Al margen del texto fue escrita esta nota: "Parece que este principio se debe moderar y explicar con otros términos más templados" (17).

(17) Rubio i Borrás, Universidad de Cervera, l, p. 113.

Efectivamente, se cambió algo la forma, pero no el contenido. El lector podrá leer a continuación el texto - en su parte sustancial- del Real Decreto creando la Universidad de Cervera.

M. Asunción LÓPEZ SUÑÉ

Erección de la Universidad de Cervera

REAL DECRETO

D. Felipe V por la gracia de Díos, rey de Castilla, de León, de Aragón, etc. Por cuanto las turbaciones pasadas del Principado de Catallula obligaron mi providencia a mandar se cerrasen todas las Universidades por saber que los que asistían a ellas habían fomentado muchas inquietudes, mas viendo reducido a mi obediencia todo aquel Principado, y reconociendo la obligación en que Dios me ha puesto de atender al bien de aquellos vasallos y no permitir que las torpes sombras de la ignorancia obscurezcan el precioso lustre de las ciencias: por Rcal Orden mía de 11 de mayo expedida a mi Consejo de Castilla resolví restituir a sus naturales esa común utilidad erigiendo para general comprensión de todas las ciencias, buena crianza de la juventud esplendor de esta monarquía una Universidad que siendo émula de las mayores de Europa en riqueza, honor, privilegios, convide a los naturales y extranjeros a coronar su grandeza con el más autorizado curso.Y teniendo muy presente mi gratitud cuanto he debido al amor y constante lealtad de la Fidelísima Ciudad de Cervera en todo el tiempo que ocuparon los enemigos aquel Principado, como era acostumbrado a mantener siempre la fe prometida a sus soberanos, y siendo sano su temperamento, proporcionada su situación, y no siendo plaza de armas donde los militares suelen turbar la quietud de los estudios la he elegido por teatro literario, único y singular de aquel principado, a cuyo fin he mandado hacer diseño y plan de un majestuoso edificio a proporción de la idea formada de esta Universidad para darle principio la he aplicado las 6.000 libras de renta que sobre las Generalidades de Barcelona paga aquella ciudad a su Universidad, con más todas las rentas eclesiásticas y seculares que gozaba dicha Universidad y las de Lérida, Gerona, Vic, Tarragona y demás de aquel Principado, las cuales por esta providencia quedarán extinguidas y trasladadas a la de Cervera, y no se ha de permitir en otra parte de aquel Principado escuela pública de las facultades mayores y las que tienen las Religiones en algunos lugares del Principado se permitirán por los años de estudio ganados en ellos no han de poder servir para obtener grados de las facultades en esta Universidad nuestra, ni otra de mi reino y no ha de limitar mi liberalidad a las rentas de las Universidades agregadas por ser mi real ánimo aumentar estas rentas mayores dotando sus cátedras y públicas funciones de suerte que no pueda envidiar a la más rica de España, aunque siendo preciso concluir la obra de las escuelas que desde luego se empezará no podrá por ahora señalarse los estipendios de los maestros que son correspondientes a esta idea, hasta que la obra sea acabada, a cuyo gasto ha de contribuir también con una pensión competente a sus fuerzas la misma ciudad de Cervera y para que mejor lo pueda hacer aunque antes de ahora la he hecho gracia y remisión de la mitad de las contribuciones que se la repartieron, ahora se la repito de todas por el espacio de veinte años ilustrándola con estas escuelas generales, que aumentaran su población y enriquecerán a sus moradores y pediré a Su Santidad los breves necesarios para la erección de esta Universidad y aprobación de sus Constituciones y agregación de las rentas eclesiásticas de las Universidades referidas y otras que aplicará mi providencia con todos los privilegios, gracias y honores con que la Santa Sede ha ilustrado las demás Universidades de este Reino, dando al Cancelario que yo nombraré toda la jurisdicción y potestad que tiene el de Salamanca, y respeto que en dicha ciudad de Cervera hay un hospital de S. Antonio Abad, vacío, en que vive el Prelado, se trasladará a éste el hospital de la Ciudad en cuyo sitio se ha de hacer la nueva fábrica de las escuelas, poniendo al cuidado y coste de la Ciudad los reparos y gastos que se hicieran en la traslación de dicho hospital a cuenta de lo que ha de contribuir a la obra de la Universidad, y para cuando se perfeccione ésta y se ordenen las Constituciones; es mi voluntad se establezcan y doten de competentes salarios las Cátedras siguielltes: Cuatro de Gramática Latina en que al mismo tiempo se ha de enseíiar la lengua y gramática griega. Una Cátedra de Retórica, y para el profesorado que se ha de establecer en ésta y las siguientes Cátedras se dará norma en las constituciones. La de Filosofía se ha de leer en seis Cátedras, tres de la doctrina Tomística, y tres de la Jesuítica por el modo de la Universidad de Alcalá. Para la Teología ha de haber seis Cátedras, las cuatro de ellas de la Escolástica dividida también en las dos doctrinas, dos de Prima, una de Tomística y otra Jesuitica, y dos de Vísperas de la misma forma. La quinta Cátedra ha de ser de Scoto donde se ha de leer la doctrina de este sutil Doctor por un Escotista Religioso de la Regular Observancia de S. Francisco que ha de ser a mi elección proponiéndome el Provincial de aquella Provincia con el Definitorio tres sujetos. La sexta Cátedra ha de ser de Escritura cuyo maestro ha de enseñar también a los discípulos la lengua hebrea, y ha de ser encargo de la Religión de la Compañía de Jesús proponerme tres sujetos de los más hábiles e inteligentes para que yo elija uno que enteramente satisfaga este magisterio. La última Cátedra ha de ser de Teología moral eclesiástica indiferente a cualquier doctrina. Para los Cánones se han de establecer ocho Cátedras: las cinco de Regencia que durarán cinco años para los cinco libros de las Decretales, empezando todos los años un Catedrático el primer libro y continuando los siguientes hasta cumplir el quinquenio. Las tres restantes serán de propiedad perpetua, una de prima, otra de vísperas y otra del concilio Tridentino. Para el Derecho Civil se han de establecer nueve Cátedras, las cuatro de Regencia cuadrienales para los cuatro libros de la Instituta, según el modo expresado en los Cánones y las cinco de propiedad, perpetuas, una de Prima, otra de Vísperas para los Digestos, otras dos semejantes para el Código y la otra para el volumen Novelas y Constituciones. Para la medicina se establecerán seis Cátedras: una de Prima, otra de Vísperas, otra de Pronósticos, otra de Método, otra de Simples y la última de Cirugía y Anatomía para la cual no se admitirá el que no fuere cirujano latino práctico. Otra Cátedra se establecerá de Matemática buscando para ella quien la lea con utilidad. Han de comenzar estas escuelas su curso todos los años el día 15 de septiembre y deberá acabar a finales de junio del siguiente año, con todo lo demás que para el régimen de esta Universidad se prevendrá en sus constituciones y considerando ser lo más preciso el atender a la fábrica de estas escuelas que en su conclusión se emplee la mayor diligencia y cuidando para que las rentas agregadas y las que pudiere facilitar mi real ánimo, puedan desde luego aplicarse a la obra; mando que hasta que ésta sea concluida no se dé principio a esta mi resolución, pero deseando no defraudar las esperanzas y común beneficio de la enseñanza: quiero que por providencia desde el día 15 de septiembre de este año se establezcan escuelas públicas en el convento de los Padres Mínimos de San Francisco de Paula de la misma Ciudad en que hay sitio capaz para disponerlas y por ahora elegiré yo mismo los Catedráticos que con moderados sueldos regenten las Cátedras, ..

FecIzado en el Prado a 17 de agosto de 1717. Yo el Rey - Francisco Romeu, Secretario del Rey N. Sr. lo hice escribir por su mandato.