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«Esto es lo que con sumo dolor estamos
presenciando: por primera vez en la historia asistimos a una
lucha fríamente calculada y cuidadosamente preparada contra todo
lo que es divino (cf. 2Tes 2,4). Porque
el comunismo es por su misma naturaleza totalmente antirreligioso
y considera la religión como el «opio del pueblo», ya que los
principios religiosos, que hablan de la vida ultraterrena, desvían
al proletariado del esfuerzo por realizar aquel paraíso
comunista que debe alcanzarse en la tierra».
(Pío XI Divini
Redemptoris de 19-III-1937, 22).
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«Que todas las naciones lleguen a ser Pueblo de Dios», porque todas ellas están llamadas «a la salvación operada por Dios a través de su Hijo encarnado» ( Benedicto XVI).
.."La historia va hacia la humanidad unida en Cristo"...( Benedicto XVI).
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"Cristo llama, justifica, santifica y
envía a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios,
para que todas las naciones lleguen a ser Pueblo de Dios".
«La
misión de la Iglesia es la de llamar a todos los pueblos a la
salvación operada por Dios a través de su Hijo encarnado»
«La
Iglesia entera debe comprometerse en la missio ad gentes,
hasta que la soberanía salvadora de Cristo se realice
plenamente: Pero ahora no vemos todavía que todo le esté
sometido (Hb 2,8)»
(Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de
las Misiones de 2009).
«En el lenguaje bíblico el "corazón" indica el centro de la persona, la sede de sus sentimientos y de sus intenciones. En el corazón del Redentor adoramos el amor de Dios a la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia» (Benedicto XVI, Ángelus Domingo, 5 de junio de 2005 http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/angelus/2005/documents/hf_ben-xvi_ang_20050605.html).
Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán (Jn 15,20)»
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Benedicto XVI reflexionó sobre este profundo misterio durante la fiesta del Sagrado Corazón de María, en que dijo: El corazón que más se asemeja al de Cristo es, sin duda alguna, el corazón de María, su Madre inmaculada, y precisamente por eso la liturgia los propone juntos a nuestra veneración.
Benedicto XVI, Ángelus Domingo, 5 de junio de 2005
http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/angelus/2005/documents/hf_ben-xvi_ang_20050605.html
Queridos hermanos y hermanas:
El viernes pasado celebramos la solemnidad del
Sacratísimo Corazón de Jesús, devoción profundamente
arraigada en el pueblo cristiano. En el lenguaje
bíblico el "corazón" indica el centro de la persona,
la sede de sus sentimientos y de sus intenciones. En el
corazón del Redentor adoramos el amor de Dios a la humanidad, su
voluntad de salvación universal, su infinita misericordia.
Por tanto, rendir culto al Sagrado Corazón de Cristo
significa adorar aquel Corazón que, después de habernos amado
hasta el fin, fue traspasado por una lanza y, desde lo
alto de la cruz, derramó sangre y agua, fuente inagotable de
vida nueva.
Con la fiesta del Sagrado Corazón coincidió la celebración de la Jornada mundial de oración por la santificación de los sacerdotes, ocasión propicia para orar a fin de que los presbíteros no antepongan nada al amor de Cristo. El beato Juan Bautista Scalabrini, obispo y patrono de los emigrantes, de cuya muerte el 1 de junio recordamos el centenario, tuvo una profunda devoción al Corazón de Cristo. Fundó los Misioneros y las Misioneras de San Carlos Borromeo, llamados "escalabrinianos", para el anuncio del Evangelio entre los emigrantes italianos. Al recordar a este gran obispo, dirijo mi pensamiento a quienes se hallan lejos de su patria y a menudo también de su familia, y les deseo que encuentren siempre en su camino rostros amigos y corazones acogedores, que puedan sostenerlos en las dificultades de cada día.
El corazón que más se asemeja al de Cristo es, sin duda alguna, el corazón de María, su Madre inmaculada, y precisamente por eso la liturgia los propone juntos a nuestra veneración. Respondiendo a la invitación dirigida por la Virgen en Fátima, encomendemos a su Corazón inmaculado, que ayer contemplamos en particular, el mundo entero, para que experimente el amor misericordioso de Dios y conozca la verdadera paz.
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Un acto solemne de consagración al Inmaculado Corazón de María Papa Pío XII
https://es.aleteia.org/2016/07/02/como-hacer-una-consagracion-al-inmaculado-corazon-de-maria/
¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.
En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.
[ ]
Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en Él todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a otro de la tierra, el eterno Magnificat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, el único donde pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.
Amén.
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«Que los judíos se convertirán es cierto, por Isaías y por el Apóstol, que aduce su autoridad... Dice Isaías: "Subamos al monte del Señor y a la casa del Dios de Jacob"; y sigue: "No desenvainará la espada un pueblo contra otro, ni se adiestrarán más en el arte de la guerra". Contra esto dicen los judíos que todavía no se ha cumplido; pero el Profeta no se refiere a la primera venida o a la primera vocación, sino a la última, cuando el día del Señor se manifieste sobre todos los soberbios; y no se ha de entender que Dios abandone a aquellas ramas». (San Buenaventura: Collationes in Hexaemeron, Col. XV, 24 y 25).
«En el futuro tendrá lugar la reedificación de la Ciudad y la reparación del culto divino. Entonces se cumplirá lo profetizado por Ezequiel, cuando descienda del cielo la Ciudad, no por cierto la que es de arriba, sino la que es de aquí abajo, es decir la militante, cuando sea conforme a la triunfante en cuanto es posible en este mundo. Entonces tendrá lugar la edificación de la Ciudad y su restablecimiento como en el principio, y entonces habrá paz». (San Buenaventura: Collationes in Hexaemeron, Col. XVI, 30).
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"...Aquel vaticinio del mismo Cristo: y
oirán mi voz, y se hará un solo rebaño y un solo pastor
(Jn 10,16) . Dios quiera,
Venerables Hermanos, que lo que Nos con vosotros, y con la
porción de la Iglesia a vosotros encomendada, con un mismo
corazón imploramos en Nuestras oraciones, veamos con el
resultado mas satisfactorio realizada cuanto antes esta
tan consoladora y cierta profecía del divino Corazón".
(Pío XI: Ubi arcano, de 23-XII-1922, nº 20.).
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¿Podríase admitir como probable la presencia visible de Cristo Rey en la tierra, como defienden los milenaristas? En modo alguno; porque ni esto se funda en la revelación, ni es compatible con la institución indefectible del Pontificado en los sucesares de Pedro. ¿Para qué un virrey en donde reside el mismo Rey? (Orlandis: ¿Somos pesimistas? CRISTIANDAD, núm. 73. 1.04.1947, págs. 145-148).
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El milenarismo carnal, condenado incluso bajo su forma mitigada, es herético si se entendiera que el Reino de Cristo en la tierra coincide con una presencia «visible» de Cristo reinando no en cuerpo glorioso, sino en una «corporeidad visible empíricamente». (Francisco Canals, «Mis recuerdos del Padre Orlandis: acerca de su milenarismo», Cristiandad, Barcelona, núm. 815, 1999).
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«El ser humano es un animal político» (Aristóteles, Política, 1253a 1-3).
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«Verá el mundo al Señor que viene encima de las nubes del cielo». (La «Didaché» o Doctrina de los Doce apóstoles, siglo I)
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Y si mi amable Jesús con toda su gloria viene
otra vez al mundo (como es cierto que ha de venir) para
reinar en él, no escogerá otro camino para su viaje
más que el de la divina María, por el cual tan segura y
perfectamente ha venido la vez primera. La diferencia que habrá
entre una y otra venida es que la primera fue secreta y oculta y la
segunda será gloriosa y resplandeciente; pero las dos
perfectas, porque las dos quedarán realizadas por María.
(San Luis Mª Grignion de Montfort: Tratado de
la verdadera devoción a la Santísima Virgen, n. 158).
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«Pues Yahveh-Sebaot tiene determinado un día, contra todo lo altanero y elevado... entonces se doblegará el orgullo humano y se humillará la altivez de los hombres y sólo Yahveh será ensalzado aquel día». Isaías 2, 11-12, y 17).
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«La Iglesia universal del Dios verdadero confiesa y profesa que Cristo ha de venir del cielo a juzgar a los vivos y a los muertos, y a esto le llamamos nosotros último día del divino juicio, esto es el tiempo último. Pues, por cuantos días se extienda este juicio es incierto: pero las escrituras santas usualmente ponen el término día en lugar de tiempo, como no ignora el que haya leído, por más ligeramente que lo haya hecho aquellas letras santas. Así pues cuando decimos día del juicio de Dios, añadimos último o novísimo, lo que indica que también ahora juzga y que desde el principio del tiempo juzgó» (43. San Agustín De Civitate Dei lib. XX, cap. 1, núm. 2).
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"Esto es lo que con sumo dolor estamos presenciando: por primera vez en la historia asistimos a una lucha fríamente calculada y cuidadosamente preparada contra todo lo que es divino (cf. 2Tes 2,4). Porque el comunismo es por su misma naturaleza totalmente antirreligioso y considera la religión como el «opio del pueblo», ya que los principios religiosos, que hablan de la vida ultraterrena, desvían al proletariado del esfuerzo por realizar aquel paraíso comunista que debe alcanzarse en la tierra". (Pío XI, encíclica Divini Redemptoris de 19-III-1937, 22)
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Proclama el Concilio Vaticano II en su decreto sobre la libertad religiosa:
El poder civil debe asumir con eficacia, mediante leyes justas y otros procedimientos adecuados, la tutela de la libertad religiosa de todos los ciudadanos y crear condiciones propicias para fomentar la vida religiosa, para que los ciudadanos puedan realmente ejercer los derechos y cumplir las obligaciones de su religión y la sociedad goce de los bienes de justicia y de paz que dimanan de la fidelidad de los hombres a Dios y a su santa voluntad (Dignitatis humanae, nº 6).
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El Papa Benedicto XVI explicó lo que es en realidad el progreso en el mensaje del 4.01.2006:
"Sí, hay progreso en la historia, ...hay una evolución de la historia. Progreso es todo lo que nos acerca a Cristo y así nos acerca a la humanidad unida, al verdadero humanismo".
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Pío XII: creían avanzar cuando retrocedían
"Alardeaban de progreso en todos
los campos, siendo así que retrocedían a cosas peores".
(Humani Generis de Pío XII de 1950, nº 24).
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Con la muerte de Pío XII soplaron nuevos
vientos en la Iglesia, que hicieron exclamar a Juan XXIII:
"he abierto un poco las ventanas para airear el ambiente y
ha entrado un huracán". Efectivamente las "portae
ínferi", los poderes del Infierno se han desatado y en
orden de batalla presentan la más peligrosa y fuerte lucha
contra la Iglesia: la apostasía, el ataque desde dentro.
(El Padre Ramón Orlandis Despuig, Biografía por el
padre Francisco de Paula Solá, S.I., CRISTIANDAD nn708-709,
abril-junio de 1990, pág. 5).
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«Por alguna fisura el humo de Satanás ha entrado en el templo de Dios: la duda, la incertidumbre, lo problemático, la inquietud, el descontento, la confrontación» «Se creía que tras el Concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia. Pero vino una jornada de nubes, de tempestad, ...de incertidumbre... Nosotros buscamos cavar nuevos abismos en lugar de rellenarlos" (San Pablo VI, 29 de junio de 1972, Homilia de la misa en ocasión del noveno aniversario de su coronación).
...El humo de Satanás en la Iglesia...
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"Admirablemente cuadran a
nuestra Edad aquellas palabras de los Profetas: Esperamos
la paz y este bien no vino, el tiempo de la
curación, y he aquí el terror (Jer. 8, 15); el
tiempo de restaurarnos, y he aquí a todos
turbados (Jer. 14, 19). Esperamos
la luz, y he aquí las tinieblas...; y la
justicia, y no viene; la salud,
y se ha alejado de nosotros (Is. 59, 9,
11)".
(Pío XI, encíclica Urbi arcano,
de 23-XII-1922, nº 2)
"La verdadera y genuina paz pertenece más bien a la caridad que a la justicia, ya que lo que ésta hace es remover los impedimentos de la paz, como son las injurias, los daños, pero la paz es un acto propio y peculiar de la caridad". [Santo Tomás, Suma Teológica, 2a 2ae q. 29 a. 3 ad 3]
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«Me parece que estaría dispuesto a
dar mi sangre por el triunfo del Sagrado Corazón. Mi
deseo más ardiente es poder hacer algo por ese precioso objeto
de amor. Sí, quiero servir al Sagrado Corazón de Jesús, hoy y
siempre. Quiero que mi devoción a él, oculto en el Sacramento
del Amor, sea el termómetro de todo mi progreso espiritual.
Quiero hacer todo en unión íntima con el Sagrado Corazón de
Jesús Sacramentado.
Mi mayor gozo será buscar y hallar aliento solamente en ese
Corazón que es la fuente de todos los consuelos.
Determino no concederme reposo hasta que pueda considerarme
realmente anonadado en el Corazón de Jesús».
(San Juan XXIII, Diario de un alma, Ejercicios
espirituales para la ordenación de diácono; diciembre de 1903).
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En esta escuela del Corazón de Jesús
se aprende un medio fácil para llegar a la contricción y
compunción de los pecados
(Fray Fernando de Ceballos: Discurso apologético por la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Lisboa. 1800)
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"Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios" (Lc 1,3)
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"Crecía ... el fanatismo de los
deístas estáticos y falsos místicos guiados por Molinos...
que despreciaban y apartaban sus ojos de cuanto es relativo a la
humanidad de nuestro Salvador... Toda esta
contradicción nacía de la misma ilusión que era no considerar
jamás a Jesucristo ni como paciente en la cruz, ni como
injuriado en la Hostia... De aquí nació la maligna censura de
la devoción y contemplación del Corazón de Jesucristo ... El
principio fundamental o la base de estos fanáticos era asentar
que todas las cosas corpóreas y hasta la Humanidad de
Jesucristo era un objeto indigno no solamente de nuestra
adoración, sino también de nuestra contemplación... De este
perverso principio parten todos los dichos sectarios a condenar
como un crimen cualquiera devoción sensible
y llaman así a cualquier veneración o respeto que se tiene a
las reliquias de los santos y a todo lo que es visible
o de la esfera de los sentidos; como las santas imágenes, todas
las señales de nuestra religión, la misma Carne y Sangre de
Jesucristo".
(Fray Fernando de Ceballos: Discurso apologético por la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús).
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«Todo lo puedo en Aquel que me
conforta».
(Filipenses 4,13).
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«Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos» (St 1,22)
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Jesús, el Verbo hecho carne, es el rey del universo
Desde mi niñez he soñado con combatir en los campos de
batalla. Cuando comencé a estudiar la historia de Francia, el
relato de las hazañas de Juana de Arco me
entusiasmaba; sentía en mi corazón el deseo y el ánimo de
imitarla; me parecía que el Señor me destinaba a mí también a
grandes cosas. Y no me engañaba. Sólo que, en lugar de una voz
del cielo invitándome al combate, yo escuché en el fondo de mi
alma una voz más suave y más fuerte todavía:
la del Esposo de las vírgenes, que me llamaba a otras hazañas y
a conquistas más gloriosas. Y en la soledad del Carmelo he
comprendido que mi misión no era la de hacer coronar a un rey
mortal, sino la de hacer amar al Rey del cielo, la de someterle
el reino de los corazones. En el Sagrado Corazón de
Jesús, soy para toda la eternidad Su indigna hermanita, Teresa
del Niño Jesús y de la Santa Faz rel. Carm. Ind.
(Santa Teresita Carta 224 al abate Bellière 25 de
abril de 1897)
Isaías: Nos ha nacido un Niño y se nos ha dado un Hijo, el cual lleva sobre sus hombros el principado; y tendrá por nombre, el Príncipe de Paz. Su imperio será amplificado y la paz no tendrá fin; se sentará sobre el Trono de David, y poseerá su reino para afianzarlo y consolidarlo haciendo reinar la equidad y la justicia desde ahora y para siempre.
Daniel (Dan 2, 44);
Yo estaba observando durante la visión nocturna, y he aquí que venía entre las nubes del cielo un personaje que parecía el Hijo del Hombre; quien se adelantó hacia al Anciano de muchos días y le presentaron ante El. Y diole éste la potestad, el honor y el reino: Y todos los pueblos, tribus y lenguas le servirán: la potestad suya es potestad eterna, que no le será quitada, y su reino es indestructible (Dan 7, 13-14).
(Lc 1, 32-33)
(Mt 25, 31-40)
(Jn 18,37)
(Mt 28,18)
(Ap 1,5)
(Ap 19,16)
(1 Cor 15,25).
San Cirilo de Alejandría:
Posee Cristo soberanía sobre todas las criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada a nadie, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza. Es decir, que la soberanía o principado de Cristo se funda en la maravillosa unión llamada hipostática. De donde se sigue que Cristo no sólo debe ser adorado en cuanto Dios por los ángeles y por los hombres, sino que, además los unos y los otros están sujetos a su imperio y le deben obedecer también en cuanto hombre; de manera que por el solo hecho de la unión hipostática, Cristo tiene potestad sobre todas las criaturas.
Pero, además, ¿qué cosa habrá para nosotros más duce y suave que el pensamiento de que Cristo impera sobre nosotros, no sólo por derecho de naturaleza, sino también por derecho de conquista, adquirido a costa de la redención? Ojalá que todos los hombres, harto olvidadizos, recordasen cuánto le hemos costado a nuestro Salvador. Fuisteis rescatados no con oro o plata, que son cosas perecederas, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un Cordero Inmaculado y sin tacha. No somos, pues, ya nuestros, puesto que Cristo nos ha comprado por precio grande. (Encíclica Quas Primas de Pío XI).
Si hubiese querido reinar por la fuerza, nada le hubiera sido más fácil, teniendo a su alcance los corazones humanos; le bastaba con aparecer al mundo con esa majestad que conmueve los cielos y hace temblar la tierra sólo con una palabra las naciones se hubieran postrado a sus pies, y ni aun era precisa su intervención directa, una legión de ángeles le tenía sobrado poder para someterle la tierra
vuelve la espada a la vaina¿o piensas que no puedo yo rogar a mi Padre y al punto pondría a mi disposición doce legiones de ángeles Mt 26,52-54
Bastaba con que hubiese reproducido por todos los países del mundo las plagas de Egipto, o el milagro del mar rojo, y muy pronto el mundo entero hubiera reconocido la autoridad de su divino maestro (P. Ramière).
Vino a los suyos y los suyos no le recibieron (Jn 1,11)
No queremos que él sea nuestro Rey (Lc 19,19).
oiréis guerras y rumores de guerras pues se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino (Benedicto XV, Encíclica Ad beratíssimi, 1 de Noviembre de 1914).
Y si ahora mandamos que Cristo Rey sea honrado por todos los católicos del mundo, con ello proveeremos también a las necesidades de los tiempos presentes, y pondremos un remedio eficacísimo a la peste que hoy inficiona a la humana sociedad. Juzgamos peste de nuestros tiempos al llamado laicismo con sus errores y abominables intentos; y vosotros sabéis, venerables hermanos, que tal impiedad no maduró en un solo día, sino que se incubaba desde mucho antes en las entrañas de la sociedad. Se comenzó por negar el imperio de Crsto sobre todas las gentes; se negó a la Iglesia el derecho, fundado en el derecho del mismo Cristo, de enseñar al género humano, esto es, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad. Después, poco a poco, la religión cristiana fue igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas. Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con cierto sentimientos puramente humanos. No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios. (Encíclica Quas Primas de Pío XI, 23).
La cultura Europea da la impresión de ser una apostasía silenciosa por parte del hombre autosuficiente que vive como si Dios no existiera (Juan Pablo II Eclesia in Europa).
Los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las nacioneslos volvemos hoy a lamentar, al ver el germen de la discordia sembrado por todas partes; encendidos entre los pueblos los odios y rivalidades que tanto retardan, todavía, el restablecimiento de la paz; las codicias desenfrenadas, que con frecuencia se esconden bajo las apariencias del bien público y del amor patrio; y, brotando de todo esto, las discordias civiles, junto con un ciego y desatado egoísmo, sólo atento a sus particulares provechos y comodidades y midiéndolo todo por ellas; destruida de raíz la paz doméstica por el olvido y la relajación de los deberes familiares; rota la unión y la estabilidad de las familias; y, en fin, sacudida y empujada a la muerte la humana sociedad. (Encíclica Quas Primas de Pío XI, 24).
Nuestra sociedad actual está enferma de muerte y engendra enfermedades de muerte (Juan Pablo II).
Al comienzo del camino que conduce a la indigencia espiritual y moral de los tiempos predentes, se yerguen los nefastos esfuerzos de no pocos por destronar a Cristo, el apartamiento de la ley de la Verdad que Él anunció, de la ley del amor, aliento vital de su reino. El reconocimiento de los derechos reales de Cristo, y la vuelta de los particulares y de la sociedad a la ley de su verdad y de su amor, son la única vía de salvación. (Pío XII Summi Pontificatus-1939).
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. Al final cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos (1º Cor 15,20).
Todo ojo lo verá también los que le atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa (Ap 1,7).
Todas las naciones vendrán y se postrarán ante Ti. (Ap 21,1).
Quien al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación; para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera confiamos alcanzar&rdquo (Prefacio I de Adviento).
La humanidad no tiene fuerzas para quitar la piedra que ella misma ha fabricado, intentando impedir tu vuelta. Envía tu ángel, ¡oh, Señor! Y haz que nuestra noche se ilumine como el día. Cuantos corazones, ¡oh Señor! Te esperan. Cuántas almas se consumen por apresurar el día en que tú sólo vivirás y reinarás en los corazones. Ve, ¡oh Señor Jesús! ¡Hay tantos indicios de que tu vuelta no está lejana (Pío XII, mensaje pascual 21 de abril de 1957).
Te adorarán, Señor, todos los pueblos de la tierra! Esta aclamación, repetida ahora en el Salmo responsorial, expresa muy bien el significado de la Solemnidad de la Epifanía que hoy celebramos.
Te adorarán, Señor: se trata de una visión que nos habla de futuro y nos hace mirar a lo lejos. Evoca la antigua profecía mesiánica, que se realizará plenemente cuando Cristo el Señor volverá glorioso al final de la historia. En efecto, ha tenido ya una primera realización histórica y al mismo tiempo profética cuando los Magos llegaron a Belén trayendo sus dones. Fue el inicio de la manifestación de Cristo o sea su epifanía- a los representantes de los pueblos del mundo. Cristo ayer y hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo y la eternidad. A Él la gloria y el poder/ por todos los siglos de los siglos. (Homilía de San Juan Pablo II en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, Sábado, 6 de enero de 2001).
yo deseo, en esta ocasión solemne, exhortar a todos los miembros de la Compañía a que promuevan con mayor celo aún esta devoción (al Sagrado Corazón de Jesús) que corresponde más que nunca a las esperanzas de nuestro tiempo. Junto al Corazón de Cristo, el corazón del hombre aprende a conocer el sentido verdadero y único de su vida y de su destino, a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana, a evitar ciertas perversiones del corazón humano, a unir el amor filial hacia Dios con el amor al prójimo. Así y ésta es la verdadera reparación pedida por el Corazón del Salvador- sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, se podrá construir la tan deseada civilización del amor, el reino del Corazón de Cristo. (Carta de Juan Pablo II sobre el culto al Corazón de Jesús: Al reverendísimo padre PETER-HANS KILVENBACH, S.I. prepósito general de la Compañía de Jesús).
Nosotros esperamos que Cristo realice su promesa y se establezca pronto la tan deseada civilización del Amor. Sabemos que esta sólo vendrá de la Misericordia del Corazón de Cristo. Como expresaba Juan Pablo II al consagrar el mundo a la divina Misericordia: de aquí debe salir la chispa que preparará al mundo para su última venida. Es preciso encender esa chispa de la gracia de Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia. En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad (Juan Pablo II Santuario de la Divina Misericordia 17-VIII-2002).
No me cansaré yo mismo de repetir, en cumplimiento de mi deber de evangelizador, a la humanidad entera: ¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora las puertas de los Estados, los sistemas económicos y políticos, los extensos campos de la cultura, de la civilización y el desarrollo (Juan Pablo II en Puebla, 28 de enero de 1979).
Al final mi Corazón Inmaculado triunfará&rdquo Quisiera al final volver aun sobre otra palabra clave del secreto, que con razón se ha hecho famosa: Mi Corazón Inmaculado triunfará. ¿Qué quiere decir esto? Que el Corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El Fiat de María, la palaba de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este sí Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre (Card. Ratzinger Comentario Teológico al secreto de Fátima)
Nos, con firmísima esperanza y absoluta confianza, nos esforzamos en conseguir de la Bienaventurada Virgen María, que se digne otorgarnos que la Iglesia, desaparecidas todas las dificultades y deshechos todos los errores, florezca en el universo entero, para que todos los extraviados vuelvan al camino de la verdad, y se forme un solo rebaño y un solo pastor. Beato Pío IX al declarar el dogma de la Inmaculada, Roma, 8 de diciembre de 1854.
"El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres a juicio del mundo: humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia, grandes y elevados en santidad delante de Dios, superiores a cualquier otra criatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucrusto, pues debe creerse que al fin de los tiempos, y tal vez más pronto de lo que se piensa, esta Bienaventurada Virgen Soberana hará grandes maravillas en la tierra para destruir en ella el pecado y establecer el reinado de Jesucristo su Hijo sobre el corrompido mundo
Pero, ¿cuándo y cómo sucederá esto? ¡sólo Dios lo sabe! A nosotros nos toca callar, orar, suspirar y espera
Por medio de la Santísima Virgen vino Jesucristo al mundo y por medio de Ella debe también reinar en el mundo. Así como por María vino Dios al mundo la vez primera en humildad y anonadamiento, ¿no podría también decirse que por María vendrá la segunda vez, como toda la Iglesia le espera para reinar en todas partes y juzgar a los vivos y a los muertos? (María en el designio de Dios y María en los últimos tiempos de San Luis María Grignon de Monfort).
Nos anima, sin embargo, la dulce esperanza de que la fiesta anual de Cristo Rey, impulse felizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimo Salvador. Preparar y acelerar esta vuelta con la acción y con la obra sería ciertamente deber de los católicos&rdquo (Encíclica Quas Primas de Pío XI, 25).
Mi voluntad es conquistar todo el mundo y todos los enemigos y así entrar en la gloria de mi Padre; por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de trabajar conmigo, para que siguiéndome en la pena también me siga en la gloria (San Ignacio de Loyola EE 95).
«Reinaré en
España, y con más veneración que en otras muchas
partes» La promesa de Jesús, el Verbo hecho carne, a Bernardo de Hoyos el jueves, 14 de mayo de 1733, fiesta solemne de la Ascensión del Señor "Después de comulgar, tuve la
misma visión referida del Corazón, aunque con las
circunstancias de verle rodeado de la corona de espinas y
una cruz en la extremidad de arriba, ni más ni menos que
la pinta el P. Gallifet; también vi la herida por la
cual parece se asomaban los espíritus más puros de
aquella sangre, que redimió el mundo. Convidaba el
divino amor Jesús a mi corazón se metiera en el suyo
por aquella herida, que aquél sería mi Palacio, mi
Castillo, y Muro en todo lance. Y como el mío aceptase,
le dijo el Señor: ¿No ves que está
rodeado de espinas y te punzarán?, que
fue irritar más el amor, que introduciéndose a lo más
íntimo, experimentó eran rosas las espinas. Reparé que
además de la herida grande, había otras tres menores en
el Corazón de Jesús, y preguntándome si sabía quién
se las había hecho, me trajo a la memoria aquel favor
con que nuestro amor le hirió con tres saetas. Recogida
todo el alma en este Camarín Celestial, decía: «Haec
requies mea in saeculum saeculi, hic habitabo quoniam
elegi eam». Dióseme a entender que no se me
daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí
solo, sino que por mí las gustasen otros. Pedí a toda
la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos,
y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en
quien ni aun memoria parece que hay de ella, me dijo
Jesús: «Reinaré en España, y con más
veneración que en otras muchas partes». Bernardo de Hoyos consignó por escrito enseguida con la máxima fidelidad el gran mensaje en un manuscrito desaparecido, como todos sus escritos. Pero su director el P. Juan de Loyola, S. I., lo copió fielmente en el manuscrito Autógrafo de su vida. Fallecido Bernardo de Hoyos el 29 de noviembre de 1735, dicho P. Juan de Loyola, S. I. publicó la vida de Bernardo para referir los principios en España de la devoción al Sagrado Corazón en la primera edición del Tesoro Escondido, publicada en 1736 y en todas las siguientes. El P. Uriarte, S. I. publicó su Vida del P. Hoyos «arreglada y aumentada de como la escribió y dejó inédita el P. Juan de Loyola». El texto de la promesa del Reinaré en el autógrafo está en la 2ª ed., páginas 250-251. (Véase el artículo de José Mª. Sáenz de Tejada, S. I., «Reinaré en España y con más veneración que en otras partes», Revista Cristiandad de Barcelona, nº 29, páginas 249-251, 1 de junio de 1945) |
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«Buscad primero el reino de Dios y su
justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura» (Mt 6,33).
O por quitadura, decía
Canals.
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«Has guardado mi Palabra y no has
renegado de mi nombre» (Ap 3,8).
Canals explicaba esta expresión has guardado mi palabra,
diciendo que significa que las autoridades eclesiásticas de esta
época simplemente no han desechado la palabra de Dios, no la
"han tirado por la ventana", decía
Canals textualmente. Ciertamente en el propio versículo, el
Apocalipsis explica esta expresión, has guardado mi Palabra,
diciendo que consiste en que no has renegado de mi nombre. Y lo
dice como un elogio. Y se está refiriendo a los fieles con las
autoridades eclesiásticas y el Papa a la cabeza, a la santa
Madre Iglesia Jerárquica. Sólo no renegar ellos ya es elogiable.
Debido a la que está cayendo.
[Decía Canals]
Conferencia del cardenal Burke sobre Fátima en el centenario de la aparición del 13 de octubre
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Ciudad del Vaticano
La separación de los esposos
con permanencia del vínculo matrimonial puede ser
legítima en ciertos casos previstos por el Derecho
Canónico (cf CIC can. 1151-1155). CIC 1141 El matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano, ni por ninguna causa fuera de la muerte. 1151 Los cónyuges tienen el deber y el derecho de mantener la convivencia conyugal, a no ser que les excuse una causa legítima. 1152 § 1. Aunque se recomienda encarecidamente que el cónyuge, movido por la caridad cristiana y teniendo presente el bien de la familia, no niegue el perdón a la comparte adúltera ni interrumpa la vida matrimonial, si a pesar de todo no perdonase expresa o tácitamente esa culpa, tiene derecho a romper la convivencia conyugal, a no ser que hubiera consentido en el adulterio, o hubiera sido causa del mismo, o él también hubiera cometido adulterio. § 2. Hay condonación tácita si el cónyuge inocente, después de haberse cerciorado del adulterio, prosigue espontáneamente en el trato marital con el otro cónyuge; la condonación se presume si durante seis meses continúa la convivencia conyugal, sin haber recurrido a la autoridad eclesiástica o civil. § 3. Si el cónyuge inocente interrumpe por su propia voluntad la convivencia conyugal, debe proponer en el plazo de seis meses causa de separación ante la autoridad eclesiástica competente, la cual, ponderando todas las circunstancias, ha de considerar si es posible mover al cónyuge inocente a que perdone la culpa y no se separe para siempre. 1153 § 1. Si uno de los cónyuges pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la prole, o de otro modo hace demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo legítimo para separarse, con autorización del Ordinario del lugar y, si la demora implica un peligro, también por autoridad propia. § 2. Al cesar la causa de la separación, se ha de restablecer siempre la convivencia conyugal, a no ser que la autoridad eclesiástica determine otra cosa. 1154 Realizada la separación de los cónyuges, hay que proveer siempre de modo oportuno a la debida sustentación y educación de los hijos. 1155 El cónyuge inocente puede admitir de nuevo al otro a la vida conyugal, y es de alabar que así lo haga; y en ese caso, renuncia al derecho de separarse. |
Os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y experiencia (Jr 3,15).
¡Ay de los pastores que se apacientan a sí mismos! (Ez 34,2).
Yo mismo cuidaré de mi rebaño las apacentaré en buenos pastos (Ez 34,11ss).
Santa Marta también hizo en otra ocasión lo único importante
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"la civilización cristiana, única civitas verdaderamente
humana".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 7).
"El Salvador del mundo, apareciendo en la
tierra, colmó la expectación e inauguró una nueva
civilización universal, la civilización
cristiana, inmensamente superior a la que el hombre
había hasta entonces alcanzado trabajosamente en algunas
naciones privilegiadas".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 1).
"el comunismo ateo... satánico
azote".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 1).
"cuando
se arranca del corazón de los hombres la idea misma de Dios, los
hombres se ven impulsados necesariamente a la moral feroz de una
salvaje barbarie".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 21).
"también
en el campo económico es necesaria una moral, un sentimiento
moral de la responsabilidad, los cuales, ciertamente, no tienen
cabida en un sistema cerradamente materialista como el comunismo.
Para sustituir este sentimiento moral no queda otro sustitutivo
que el terrorismo".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 23).
"Tanto el matrimonio como su uso natural son
de origen divino".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 28).
[Recordemos a Jesús y a María en las bodas de Caná celebrando
la unión de un hombre y una mujer para el uso natural del
matimonio: «No tienen vino»].
"El
Estado es para el hombre y no el hombre para el Estado... Sólo
el hombre, la persona humana y no las sociedades, sean las que
sean, está dotado de razón y de voluntad moralmente libre".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 29).
"El
hombre no puede rechazar los deberes que le vinculan con el
Estado y han sido impuestos por Dios, y por esto las
autoridades del Estado tienen el derecho de obligar al ciudadano
al cumplimiento coactivo de esos deberes cuando se niega
ilegítimamente a ello".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 30).
"La sociedad no puede despojar al
hombre de los derechos personales que le han sido concedidos por
el Creador".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 30).
"Es
conforme a la razón y exigencia imperativa de ésta, que, en
último término, todas las cosas de la tierra estén
subordinadas corno medios a la persona humana, para que por medio
del hombre encuentren todas las cosas su referencia esencial al
Creador. Al hombre, a la persona humana, se aplica lo que el
Apóstol de las Gentes escribe a los corintios sobre el plan
divino de la salvación cristiana: «Todo es vuestro, y
vosotros de Cristo, y Cristo de Dios» (1Cor 3,23).
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 30).
"Tiene que derrumbarse necesariamente todo
lo que no se apoya sobre la única piedra angular, que es
Jesucristo".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 38).
"No puede haber autoridad alguna
estable sobre la tierra si se niega la autoridad de Dios".
(Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris de 19
de marzo de 1937, nº. 80).