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Jesús se transfiguró delante de ellos

«Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles».
(Mc 8,38)

Y continúa:

9
1 Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios».
2 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos,
3 y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.
4 Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.

5 Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»;
6 - pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -.
7 Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle».
8 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.
9 Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.

10 Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos».
11 Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?»
12 El les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será despreciado?
13 Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto han querido, según estaba escrito de él».
(Mc 9,1-13)

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27 «El Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
28 Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino».
(Mt 16,27-28)

Y continúa:

Mateo 17
1 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
2 Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle».
6 Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
7 Mas Jesús, acercándose a ellos, les tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo».
8 Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.
9 Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.»

10 Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?»
11 Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo.
12 Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos»
13 Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.
(Mt 17,1-13)

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26 Quien se avergüence de Mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.
27 «Pues de verdad os digo que hay algunos, entre los aquí presentes, que no gustarán la muerte hasta que vean el Reino de Dios»-
28 Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.
29 Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante,
30 y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías;
31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.
32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
33 Y sucedió que, al separarse ellos de Él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.
34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.
35 Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle».
36 Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
.(Lc 9,26-36)

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La Divina Misericordia y el Sagrado Corazón de Jesús

No se debe contraponer la devoción a la Divina Misericordia a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Jesús, el Verbo hecho carne, le dice a santa Faustina Kowalska:

“De todas Mis Llagas, como de arroyos, fluye la Misericordia para las almas, pero la Herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta Fuente brotan todas las Gracias para las almas. Me queman las Llamas de Compasión, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Habla al mundo entero de Mi Misericordia.” (Diario de santa Faustina,1190).

"Adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia" (Diario, 1572).

LEER MÁS

Véase La Divina Misericordia • José M.ª Petit Sullá (1940†2007) • Revista Cristiandad de Barcelona. Año LXX- Núm. 983-984 Junio-Julio 2013, págs. 28- 31
(Posiblemente el mejor artículo de Petit)

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Texto del decreto por el que por mandato del Papa se conceden indulgencias especiales con ocasión del Año de San José hasta el 8 12 2021

Se concede indulgencia plenaria:

--a aquellos que mediten durante al menos 30 minutos en el rezo del Padre Nuestro, o que participen en un retiro espiritual de al menos un día que incluya una meditación sobre San José;

-- a aquellos que, siguiendo el ejemplo de San José, realicen una obra de misericordia corporal o espiritual;

--por el rezo del Santo Rosario en las familias y entre los novios;

--a todo aquel que confíe diariamente su trabajo a la protección de San José

--a todo creyente que invoque con sus oraciones la intercesión del obrero de Nazaret, para que los que buscan trabajo lo encuentren y para que el trabajo de todos sea más digno.

--a los fieles que recen la letanía de San José (para la tradición latina),

--a los fieles que recen el Akathistos a San José, en su totalidad o al menos una parte de ella (para la tradición bizantina),

--a los fieles que recen alguna otra oración a San José, propia de las otras tradiciones litúrgicas, en favor de la Iglesia perseguida ad intra y ad extra y para el alivio de todos los cristianos que sufren toda forma de persecución.

--a los fieles que recen cualquier oración o acto de piedad legítimamente aprobado en honor de San José, por ejemplo "A ti, oh bienaventurado José", especialmente el 19 de marzo y el 1 de mayo, fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, el domingo de San José (según la tradición bizantina), el 19 de cada mes y cada miércoles, día dedicado a la memoria del Santo según la tradición latina.

--el don de la indulgencia plenaria se extiende particularmente a los ancianos, los enfermos, los moribundos y todos aquellos que por razones legítimas no pueden salir de su casa, los cuales, con el ánimo desprendido de cualquier pecado y con la intención de cumplir, tan pronto como sea posible, las tres condiciones habituales, en su propia casa o dondequiera que el impedimento les retenga, recen un acto de piedad en honor de San José, consuelo de los enfermos y patrono de la buena muerte, ofreciendo con confianza a Dios los dolores y las dificultades de su vida.

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Se pueden utilizar para conseguir estas indulgencias las dos oraciones que incluye el papa Francisco en su Carta Apostólica Patris Corde, sobre san José y este año jubilar:

Una oración a san José tomada de un libro de devociones francés del siglo XIX, de la Congregación de las Religiosas de Jesús y María, que expresa devoción, confianza y un cierto reto a san José:

“Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén”.

Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén.

Y obviamente la oración indicada "A ti, oh bienaventurado José", que envió el Papa León XIII junto con su enciclica Quamquam pluries de 1889:

"Disponemos que durante todo el mes de octubre, durante el rezo del Rosario, sobre el cual ya hemos legislado, se añada una oración a San José, cuya fórmula será enviada junto con la presente, y que esta costumbre sea repetida todos los años":

A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de

Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.
Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén

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..Las declaraciones de Solzenitsin en España en 1976..

Ni la estructura social ni el disfrute de bienes materiales son la clave principal de la vida humana,. El Oriente totalitario contemporáneo y el actual Occidente democrático, al parecer sistemas opuestos, sin embargo están en realidad emparentados, reposan sobre una base común, que es el materialismo.

»Esta base común viene durando ya trescientos años. El mundo occidental está en crisis, que no consigue superar, pero no es una crisis del siglo XX. La humanidad lleva ya una larga crisis, desde que la gente se apartó de la religión, se apartó de la fe en Dios, dejó de reconocer ningún poder superior a sí misma, adquirió una filosofía pragmática, esto es, hacer sólo lo que resulte útil, beneficioso, guiarse sólo por intereses materiales y no por consideraciones de moralidad superior. Este espíritu se ha ido desarrollando paulatinamente y ha desembocado en una crisis que, insisto, no es política, sino moral. Se manifiesta no en la oposición entre comunismo y capitalismo, sino en algo mucho más profundo: es precisamente esta crisis la que ha traído el comunismo, y en Occidente, la sociedad consumista y pragmática. Es la crisis del materialismo, que ha desechado el concepto de algo superior a nosotros.

Juan Pablo I admiraba a Solzenitsin.

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Antinatalidad y eutanasia

"Los padres devorarán a sus hijos, en medio de ti, y los hijos devorarán a sus padres" (Ez 5,10).

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Por eso, tras la segunda venida de Cristo la conversión será no sólo de los hijos a los padres, sino también de los padres a los hijos:

He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible.
Él hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema (Za 3, 23-24).

Y principalmente, la entrada de los judíos en el muevo Pueblo de Dios.

 

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Texto que el Papa emérito BXVI entregó a la Pontificia Universidad Urbaniana el 21 de octubre de 2014, con ocasión de la inauguración del "Aula Benedicto XVI" en la misma, y que fue leído por boca de Mons. Georg Gänswein:

"¿Pero todavía sirve (la tarea misionera)? Se preguntan muchos hoy dentro y fuera de la Iglesia ¿de verdad la misión sigue siendo algo de actualidad? ¿No sería más apropiado encontrarse en el diálogo entre las religiones y servir junto las causa de la paz en el mundo? La contra-pregunta es: ¿El diálogo puede sustituir a la misión? Hoy muchos, en efecto, son de la idea de que las religiones deberían respetarse y, en el diálogo entre ellos, hacerse una fuerza común de paz. En este modo de pensar, la mayoría de las veces se presupone que las distintas religiones sean una variante de una única y misma realidad, que ‘religión’ sea un género común que asume formas diferentes según las diferentes culturas, pero que expresa una misma realidad. La cuestión de la verdad, que al comienzo movió a los cristianos más que a todos los demás, es aquí puesta entre paréntesis. Se presupone que la auténtica verdad sobre Dios, en último término, es inalcanzable y que, como mucho, lo que es inefable sólo puede hacerse presente con una variedad de símbolos. Esta renuncia a la verdad parece realista y útil para la paz entre las religiones del mundo. Y, sin embargo, es letal para la fe. En efecto, la fe pierde su carácter vinculante y su seriedad si todo se reduce a símbolos intercambiables en el fondo, capaces de remitirse sólo de lejos al inaccesible misterio de lo divino".

Santo Tomás de Aquino enseña que «muy bien puede fundarse una Orden religiosa para la vida militar, no con un fin temporal, sino para la defensa del culto divino, de la salud pública o de los pobres y oprimidos» (STh II-II, 188, 3).

Justo lo que hizo san Raimundo de Fitero al frente de sus cistercienses al fundar la Orden de Calatrava:
San Raimundo de Fitero abad fundó la Orden Militar de Calatrava y la encabezó al principio dándole la regla del Císter

Lo que concuerda con lo que prescribe san Francisco de Asís a sus frailes menores:

"Los hermanos no lleven armas ofensivas, sino para defender a la Iglesia Romana, a la fe cristiana o a su tierra natal, o con el permiso de sus ministros“.
(San Francisco de Asís, Primera Regla).

Y aclara santo Tomás de Aquino:

"Si alguno no reclama lo que es de otros cuando debe hacerlo, peca, ya que el hombre hace bien en dar lo suyo, pero no lo ajeno, y mucho menos debe descuidar las cosas del Señor, ya que, como dice San Juan Crisóstomo en Super Mt., es una gran impiedad no preocuparse por las injurias contra Dios” (STh, II-II, q. 188, a. 3, ad 1um).


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Rectificaciones del papa Francisco

Dice fray Nelson Medina el 16.10.2021 sobre la encíclica Fratelli Tutti:
https://www.infocatolica.com/blog/mundoescorinto.php/2010160602-preguntas-y-respuestas-sobre#more40273

¿Acaso esta encíclica de Francisco niega esa fraternidad nueva, la que se da en Cristo?

No la niega pero tampoco le da el lugar que le corresponde.

¿Por qué lo afirma tan categóricamente?

Porque cuando se habla de la fraternidad universal o de la amistad social, que es en la casi totalidad del texto, se presenta como fundamentada en la sola dignidad humana (es decir: “en Adán"). No aparece una invitación, que sería apenas natural, a ver esa fraternidad como un paso previo, provisorio, insuficiente, que mira a la verdadera y gran fraternidad, la que se da en Cristo.

Es decir, ¿Ud. esperaría que la encíclica dijera algo como: “Aprendamos a convivir y abramos las puertas a algo mejor y mayor que la simple convivencia"?

Exactamente. Yo no lo hubiera dicho mejor. Sus palabras me hacen recordar el gran lema y consigna del Papa San Juan Pablo II al inaugurar su pontificado: hablando a todos los pueblos, a todas las razas, a todas las culturas, dice: “¡Abrid las puertas al Redentor!” Por ahí empieza todo, desde la perspectiva cristiana.

...

¿Considera Ud. entonces que sería interesante hacer una especie de “segunda edición,” corregida y aumentada, de FT?

Con humildad, considero que sí, y creo que sería algo muy provechoso para la Iglesia y el mundo: plantear las necesidades y decisiones propias de la hora presente sin perder en dónde está lo propiamente cristiano, ya que, como he dicho, es nuestro deber, anunciar al mundo el tesoro de gracia que está en Cristo y sólo en Cristo. Quizás eso que Ud. llama “segunda edición” no lo hará el Papa Francisco pero ya sabemos que la vida de la Iglesia trasciende las particularidades de los Papas. Al final, habrá que gradecer a Francisco el bien que hizo y quiso hacer, y nuevos Pontífices sabrán usar adecuadamente esos bienes de enseñanza en favor de todos.

Gracias, fray Nelson.

Gracias a Ud. Dios nos bendiga a todos.

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Jesús, el Verbo hecho carne tiene la soberanía sobre la sociedad humana y sobre cada uno de sus miembros y la ejercerá en plenitud con la voluntaria aceptación de todos en toda la tierra. Este es el significado de la fiesta solemne de Cristo Rey, establecida en 1925, como enseñó el papa Pío XI:

... En nuestra encíclica Quas primas ...instituimos la fiesta de Cristo Rey...

Cuando eso hicimos, no sólo declaramos el sumo imperio de Jesucristo sobre todas las cosas, sobre la sociedad civil y la doméstica y sobre cada uno de los hombres, mas también presentimos aquel faustísimo día en que el mundo entero espontáneamente y de buen grado aceptará la dominación suavísima de Cristo Rey.
(Encíclica
Miserentissimus Redemptor de Pío XI, 1928; nº 5).

Había en la Iglesia fundada en Antioquía profetas y maestros: Bernabé, Simeón llamado Níger, Lucio el cirenense, Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
(Hch 13,1)

San Pablo anuncia como profeta la conversión de Israel:

No quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios (Pr 3,7): el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y así, todo Israel será salvo, como dice la Escritura: «Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades» (Is 59,20-21). «Y esta será mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados» (Is 27,9).
En cuanto al Evangelio, son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección amados en atención a sus padres. Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables.
En efecto, así como vosotros fuisteis en otro tiempo rebeldes contra Dios, mas al presente habéis conseguido misericordia a causa de su rebeldía, así también, ellos al presente se han rebelado con ocasión de la misericordia otorgada a vosotros, a fin de que también ellos consigan ahora misericordia.
Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia.
(Rom 11,25-32).

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Pequeño soy y despreciado, mas no olvido tus ordenanzas (Salm 119,141)///adulescentulus sum ego et contemptus, iustificationes tuas non sum oblitus.

Se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» (Lc 10, 21).

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Pequeño soy y despreciado, mas no olvido tus ordenanzas (Salm 119,141)///adulescentulus sum ego et contemptus, iustificationes tuas non sum oblitus.

Tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
(Mt 11,25-30 Bibl CEE)

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El secreto de María, según san Luis María Grignion de Montfort

"Como tengo poco tiempo para escribir y tú tienes poco para leer, te lo diré en compendio"
(San Luis María Grignion de Montfort: El secreto de María, 1ª parte, nº. 2)

"Molde viviente de Dios, forma Dei, llama a María San Agustín [más bien, parece ser, san Fulberto de Chartres]; es decir que en ella sola se formó Dios hombre al natural, sin que rasgo alguno de divinidad le faltara; y en ella sola también puede formarse el hombre en Dios, al natural, cuanto es capaz de ello la naturaleza humana, por la gracia de Jesucristo.
De dos maneras puede un escultor sacar al natural una estatua o retrato:
primera, con fuerza y saber y buenos instrumentos puede labrar la figura en materia dura e informe;
segunda, puede vaciarla en un molde.
Larga, difícil, expuesta
a muchos tropiezos es la primera; un golpe mal dado, de cincel o de martillo, basta, a veces, para echarlo todo a perder.
Breve, fácil y suave
es la segunda, casi sin trabajo y sin coste, con tal que el molde sea perfecto y que represente al natural la figura; con tal que la materia de que nos sirvamos sea maleable y de ningún modo resista a la mano.

María es el gran molde de Dios, hecho por el Espíritu Santo
, para formar al natural un Dios Hombre, por la unión hipostática, y para formar un hombre Dios por la gracia. Ni un solo rasgo de divinidad falta en este molde; cualquiera que sea metido en él y se deje manejar, recibe allí todos los rasgos de Jesucristo, verdadero Dios; y esto de manera suave y proporcionada a la debilidad humana, sin grandes trabajos ni agobios; de manera segura y sin miedo de ilusiones, pues el demonio no ha tenido, ni tendrá jamás entrada donde esté María, santa e inmaculada, sin sombra de la menor mancha de pecado.

¡Oh alma querida, cuánto va del alma formada en Jesucristo, por los medios ordinarios de aquellos que, como los escultores, se fían de su pericia, y se apoyan en su industria, al alma bien manejable, bien desligada, bien fundida, que sin estribar en ella misma, se mete dentro de María y se deja manejar allí por la acción del Espíritu Santo! ¡Cuántas tachas, cuántos defectos, cuántas tinieblas, cuántas ilusiones, cuánto de natural y humano hay en la primera! ¡Y qué pura, divina y semejante a Jesucristo es la segunda!

16. Marie est appelée par saint Augustin [ más bien, parece ser, san Fulberto de Chartres], et est, en effet, le moule vivant de Dieu, forma Dei, [la copie manuscrite porte par distraction"monde" au lieu de moule]; c'est-à-dire que c'est en elle seule que Dieu [fait] homme a été formé au naturel, sans qu'il lui manque aucun trait de la Divinité, et c'est aussi en elle seule que l'homme peut être formé en Dieu au naturel, autant que la nature humaine en est capable, par la grâce de Jésus-Christ. Un sculpteur peut faire une figure ou un portrait au naturel de deux manières:
1 se servant de son industrie, de sa force, de sa science et de la bonté de ses instruments pour faire cette figure en une matière dure et informe;
2 il peut la jeter en moule.
La première est longue et difficile et sujette à beaucoup d'accidents: il ne faut souvent qu'un coup de ciseau ou de marteau donné mal à propos pour gâter tout l'ouvrage.
La seconde est prompte, facile et douce, presque sans peine et sans coûtage, pourvu que le moule soit parfait et qu'il représente au naturel; pourvu que la matière dont il se sert soit bien malléable, ne résistant aucunement à sa main.

17. Marie est le grand moule de Dieu, fait par le Saint-Esprit, pour former au naturel un Homme Dieu par l'union hypostatique, et pour former un homme Dieu par la grâce. Il ne manque à ce moule aucun trait de la divinité; quiconque y est jeté et se laisse manier aussi, y reçoit tous les traits de Jésus-Christ, vrai Dieu, d'une manière douce et proportionnée à la faiblesse humaine; sans beaucoup d'agonies et de travaux; d'une manière sûre, sans crainte d'illusion, car le démon n'a point eu et n'aura jamais d'accès en Marie, sainte et immaculée, sans ombre de la moindre tache de péché.

18. Oh! chère âme, qu'il y a de différence entre une âme formée en Jésus-Christ par les voies ordinaires de ceux qui, comme les sculpteurs, se fient en leur savoir-faire et s'appuient sur leur industrie, et entre une âme bien maniable, bien déliée, bien fondue, et qui, sans aucun appui sur elle-même, se jette en Marie et s'y laisse manier par l'opération du Saint-Esprit! Qu'il y a de taches, qu'il y a de défauts, qu'il y a de ténèbres, qu'il y a d'illusions, qu'il y a de naturel, qu'il y a d'humain dans la première âme; et que la seconde est pure, divine et semblable à Jésus-Christ!


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