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El Trienio Constitucional (1820-1823)
Antecedentes
Sexenio Absolutista (1814-1820). Fernando VII, al regresar de
su cautiverio en Francia, suprime el liberalismo y toda la normativa de las
Cortes de Cádiz, empezando por la Constitución de Cádiz de 1812, en el Decreto de
Valencia de 4.05.1814.
En el plano de la historia universal es la época de la Restauración del Antiguo Régimen, que no es de
ideas tradicionales como los realistas,
sino que es la vuelta a la Ilustración de los monarcas absolutos,
reforzada con sus pactos para mantener a raya los estallidos
revolucionarios mediante el intervencionismo militar.
Esto es el sistema Metternich, que es la instrumentalización
política de la Santa Alianza. Porque la revolución, después de
Waterloo, no ha sido eliminada, ni los liberales tampoco. (En
Hispanoamérica prosiguen su revolución. En los EEUU están
en el poder. Y en Inglaterra impera el parlamentarismo desde 1689).
La revolución de 1820 en España
La insurrección de Riego en
Cabezas de San Juan, 1820, instigada desde las logias masónicas
de Gibraltar por cuenta de la logia Lautaro de los insurrectos
americanos independentistas, para entorpecer el envío de tropas
españolas a combatirles, desencadena el triunfo de la
revolución liberal en España, que impera durante el Trienio
Constitucional o Liberal (1820-1823) con la proclamación en 1820
de la Constitución de Cádiz de 1812.
La sublevación popular de los realistas no puede ser
contrarrestada por el gobierno liberal; y además las potencias de la
Santa Alianza, reunidas en el Congreso de Verona de 1822, envían
contra la revolución liberal española un ejército francés
denominado por los liberales los Cien Mil Hijos de San
Luis y así ha quedado en la denominación de la versión oficial. Ese
ejército, al que se unen los realistas cuando pasa la frontera
en 1823, vence fácilmente a los liberales ese mismo año carentes de apoyo
popular..
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Contexto
Portugal
Juan VI, era ya el regente desde 1792, porque su madre María I está incapacitada por su trastorno mental. Desde 1816 es rey. Se refugia en Brasil durante la dominación napoleónica. Beresford ocupa la regencia.
En 1820, estalla la revolución en Oporto, mediante un pronunciamiento militar y exige el regreso de Juan VI, cosa que hace éste en 1821.
En 1822 otorga un Estatuto Liberal, pero en 1823 el pronunciamiento realista del conde de Amarantes y el alzamiento de Don Miguel, segundo hijo del rey Juan VI, llevan a la derogación de ese Estatuto Liberal.
En 1826, a la muerte de Juan VI, su hijo mayor, que se había proclamado en 1822 Emperador de Brasil, con el nombre de Pedro I, separa Portugal dándole su corona a su hija Mª de la Gloria, a la que proclama reina de Portugal con el nombre de María II, y la promete en matrimonio con su hermano Don Miguel, y establece en Portugal la Constitución de 1826 bajo el dictado de Inglaterra.
En 1827, Don Miguel es nombrado regente. Pero en 1828 se proclama rey (1828-1834) y hace frente a la revolución liberal, que acaba por imponerse militarmente.
------------------------------------------------Italia
En 1820, estalla la revolución en Nápoles, Piamonte, Bolonia. En Nápoles proclamando una Constitución copiada de la Constitución de Cádiz de 1812.Francia
El asesinato del duque de Berry (1820), golpe al legitimismo, provoca una situación antiliberal en la Francia de Carlos X, que facilita la intervención contra el liberalismo imperante en España, decidida en el Congreso de Verona de 1822, que se le encarga a Francia, que envía un ejército expedicionario al mando del duque de Angulema., con el encargo de derribar en España a los liberales, pero también impedir que los realistas de ideas tradicionales se impusieran; por el contrario se trataba en definitiva de reponer a Fernando VII en su poder absoluto.-----------
El golpe militar
de 1820 en España.
El teniente coronel Riego sublevó a los soldados de su
batallón en Cabezas de San Juan (Sevilla) con la promesa
de que la proclamación, ahora el 1 de enero de 1820, de
la Constitución de Cádiz de 1812 apaciguaría la
insurrección de América y haría innecesaria la guerra
de la que así se librarían los soldados:
"a vosotros os arrebatan al paterno seno, para que
en lejanos y opuestos climas vayáis a sostener una
guerra inútil, que podría fácilmente terminarse
con sólo reintegrar en sus derechos a la nación
española. La Constitución, ¡sí, sólo la
Constitución basta para apaciguar a nuestros
hermanos de América!
Esto era dejar solos a sus compañeros de armas
que combatían en América al lado de los realistas
americanos contra los insurrectos respaldados por Inglaterra;
porque la revolución que así contribuyó Riego a
imponer en España en realidad estaba destinada a
incrementar la insurrección en América, hasta triunfar
lógicamente y consolidar allí el poder de la
oligarquía criolla mediante el separatismo. Fue
una traición a España en beneficio de los que mandaban
en Inglaterra y en beneficio de la oligarquía
que ya mandaba en lo que en el futuro se llamará
Latinoamérica a cuyos sectores populares así
explotarán aún más abusivamente.
Proclama del Ejército de Cádiz en 1820
"El ejército nacional, al pronunciarse por la Constitución de la Monarquía Española, promulgada en Cádiz por sus legítimos representantes no trata de ningún modo de atentar a los derechos del legítimo monarca que ella reconoce: mas convencido de que todas las operaciones de su Gobierno, por una fatalidad tan funesta como incomprensible, sólo han contribuido a hacer desgraciada a una Nación, que hizo tantos sacrificios para sancionarla, cree que sólo este pronunciamiento puede salvarla, tanto a ella como a su Príncipe, del estado de nulidad en que se encuentra. No trata el ejército de atentar a las propiedades ni a las personas; ni tampoco de hacer innovaciones que la equidad, la justicia y la religión de nuestros padres nos autorizan; no es un espíritu de sedición; no son los movimientos de una efervescencia efímera los resortes que le animan; el más puro patriotismo, los deseos más ardientes por la felicidad de su país, le han dictado el juramento más solemne de derramar hasta la última gota de sangre por verlos satisfechos. El resto de la milicia española, que no ha perdonado sacrificio alguno para la salvación, el honor y la gloria de la patria; la Nación entera que ha dado al universo tan brillantes pruebas de heroísmo, no podrá menos que aplaudir los sentimientos y resolución tan firmes de sus individuos. Esta idea tan satisfactoria será el premio de sus trabajos; y su ejemplo será seguido de cuantos abriguen un corazón elevado y generoso.
"Pueblo español, en tu mano está el seguirle: en tu mano está el volver a tus pasadas glorias, o hundirte para siempre en un abismo de ignominia. La alternativa no es dudosa; y la Europa entera, cuya atención ocupas tanto, no perderá las esperanzas que tiene concebidas en la nación que hace seis años la sacó de su letargo, y decidió entonces sus destinos. -
De orden y por ausencia del General en Jefe en el cuartel general". - El Jefe del Estado Mayor, Felipe de Arco Agüero
Según Luis FERNANDEZ MARTIN. (1886), Vol. III,
p.694, tal Proclama está
fechada en el Puerto de Santa María, 6 de enero de 1820.
La proclama fue publicada en el
Correo Universal de Literatura y política, por M. M., núm I, mes de abril, págs. 18 y 19, sin año, probablemente 1820;
y se puede ver, entre otros lugares, en
Fernando Díaz-Plaja, La
Historia de España en sus documentos. II.
Ediciones G. P. 1971. Págs. 241- 242.
Y en las ediciones anteriores más amplias
Fernando Díaz-Plaja, La Historia de España en
sus documentos. El siglo XIX. Instituto de
Estudios Políticos, Madrid, 1954, pp. 145-6
Fernando DIAZ-PLAJA. (1983), p.125
en RETRATO DE UN LIBERAL DE IZQUIERDA, Joaquín Varela Suanzes-Carpegna
en Moral: Textos de la Época de Fernando VII. Ariel
en ARMESTO SÁNCHEZ, J. (y otros). Historia de España.. Granada, 1997. p. 103.
Las Memorias de Antonio Alcalá Galiano, que
traen muchos datos de esos golpistas, se pueden ver en la
Biblioteca virtual Cervantes, tecleando aquí mismo:
http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=1133 .
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Viene firmada esta proclama, "de orden y por ausencia del General en Jefe en el cuartel general", por "el Jefe del Estado Mayor, Felipe de Arco Agüero", comandante graduado de coronel. Pero el que se la redactó pudo ser uno de los ideólogos de la conspiración. Se sabe por sus Memorias que Alcalá Galiano, uno de los principales agentes de la masonería en la trama del golpe, había redactado la proclama que debía ser el manifiesto inicial del golpe para ser leído por Quiroga, cabeza visible de los golpistas, al que, según habían acordado, iban a proclamar "General en Jefe" al sublevarse. Pero no es la proclama del presente texto. En esa proclama redactada por Alcalá Galiano no se citaba la Constitución de Cádiz de 1812 y sí en cambio en la proclama del presente texto, porque Riego se anticipó al lanzarse a la insurrección antes que los otros militares y les sobrepasó en radicalismo al sublevarse en 1820 y lo hizo proclamando esa Constitución de 1812. El redactor material de la presente proclama, pudo ser Evaristo San Miguel, otro jefe de los militares golpistas, pero al mismo tiempo uno de los ideólogos del liberalismo, muy significado por su radicalismo y muy identificado con la postura de Riego, frente a la de Quiroga, mientras que Arco-Agüero aparecía como "neutral" entre ambos, según las Memorias de Alcalá Galiano.
Al desencadenar el golpe, los golpistas
revolucionarios proclaman efectivamente al coronel Quiroga como
General en Jefe y al comandante graduado de coronel Felipe
de Arco-Agüero Yalif lo sitúan como segundo de a bordo
con el cargo de Jefe del Estado Mayor de Quiroga.
Al teniente coronel Riego le dan el rango de general de división,
aunque siguió usando los galones que tenía nada más.
Fue dos meses después, al triunfar la revolución, cuando fueron
ascendidos con la firma del rey al grado de Mariscales de Campo,
equivalente al actual de general de división, Arco-Agüero,
Quiroga y Riego, además de otros dos jefes del golpe, López
Baños y ODaly.
Antecedentes cercanos
A fines de 1816, por orden del gobierno de
Fernando VII, comenzó a acantonarse en torno a la ciudad de
Cádiz un ejército expedicionario destinado a sofocar la
revolución liberal e independentista en Hispanoamérica.
La logia Lautaro de los
revolucionarios criollos americanos independentistas, a través
de las logias masónicas de Gibraltar, para entorpecer o impedir
el envío de esas tropas españolas a combatirles, traza el plan
de instigar amotinamientos en esas tropas utilizando a los
oficiales que en ellas eran liberales y masones, según la
versión que la propia masonería ha tenido interés en difundir.
Obedeciendo al plan de la masonería,
varios oficiales sembraron en las tropas el temor a las bajas que
producía la guerra revolucionaria hispanoamericana y no les fue
difícil presentar la expedición como odiosa. Finalmente
tramaron un plan para una sublevación liberal en España
aprovechando el malestar de los soldados.
En 1819, había sido descubierta y abortada parcialmente la
conspiración y arrestados algunos de los golpistas, entre ellos los jefes militares Quiroga, López Baños,
Evaristo San Miguel, O'Daly y Arco-Agüero.
Pero siguieron preparando el golpe los que no habían sido
descubiertos ni arrestados, entre ellos Riego, que al frente de
su batallón, se disponía a lanzarse a la insurrección, e
incluso siguieron organizando la sublevación los que habían
sido arrestados, que conspiraban con toda libertad por la
permisividad de los militares encargados de custodiarles. Unos,
porque eran liberales y conspiraban también, y los que no lo
eran, por miedo a quedar en una situación peligrosa, si se
significaban contra los golpistas y estos triunfasen.
Este binomio miedo más simpatía se fue reproduciendo en todas
las regiones cuando se produjo la insurrección y dio como
resultante el triunfo efectivo del golpe sin necesidad de que
fuese apoyado por la mayoría del ejército, ni por nada más que
una pequeña minoría del pueblo con minúscula.
La revolución de 1820 se desencadenó como consecuencia de esos amotinamientos y de esa inacción o complicidad.
El 1 de enero de 1820 se
subleva Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla) poniendo en marcha
el proceso que desemboca en la expansión del golpe militar y al
final en el triunfo de la revolución. Riego se subleva
proclamando la Constitución de Cádiz de 1812. Esto obligaba a
redactar un manifiesto como el del presente texto proclamando esa
constitución.
El teniente coronel Riego sublevó a los
soldados de su batallón en Cabezas de San Juan (Sevilla) con la
promesa de que la proclamación de la Constitución de Cádiz de
1812, ahora el 1 de enero de 1820, apaciguaría la insurrección
de América y haría innecesaria la guerra de la que así se
librarían:
"a vosotros os arrebatan al paterno seno, para que en lejanos y opuestos climas vayáis a sostener una guerra inútil, que podría fácilmente terminarse con sólo reintegrar en sus derechos a la nación española. La Constitución, ¡sí, sólo la Constitución basta para apaciguar a nuestros hermanos de América!
Esto era dejar solos a sus compañeros de armas que combatían en América a los insurrectos respaldados por Inglaterra, porque la revolución que así contribuyó Riego a imponer en España en realidad estaba destinada a incrementar la insurrección en América, hasta triunfar lógicamente y consolidar allí el poder de la alta burguesía criolla mediante el separatismo. Fue una traición a España en beneficio de los que mandaban en Inglaterra y en beneficio de la oligarquía que ya mandaba en lo que en el futuro se llamará Latinoamérica a cuyos sectores populares así explotarán aún más abusivamente.
Cuando días después consiguen unirse a la
insurrección los otros conjurados (Quiroga, Arco-Agüero, etc.),
y cuando lanzan el manifiesto o proclama del presente texto,
Alcalá Galiano, uno de los dirigentes de la trama del golpe de
1820 informa en sus Memorias que no pensaban proclamar la
Constitución de 1812, pero Riego así lo hizo al iniciar la
insurrección antes y más audazmente que los demás conjurados,
lo cual fue uno de los motivos para que los demás conjurados
tuviesen que secundar, contra lo acordado, la proclamación de
esa Constitución. Los otros motivos fueron, según el mismo
Alcalá Galiano, que la población de Cádiz consideraría
temible una sublevación militar sin objeto y tendría como
"desagradable" ese golpe, que, sin una proclama de la
Constitución, lo vería sólo como un medio de impedir la
expedición que tenía como objetivo "reconquistar"
América, dice.
También en esas Memorias de Alcalá Galiano viene el dato de que
Arco-Agüero, el firmante del presente texto, era neutral en el
enfrentamiento entre Quiroga y Riego, motivado por haberse éste
anticipado a proclamar la Constitución de Cádiz de 1812, lo que
era según las Memorias de Alcalá Galiano "atarse las manos
con la adopción de esta ley o aparecer resueltos a dictársela a
la nación y al trono". Ésta disparidad de posturas queda
reflejada en el hecho de que no sea Quiroga, sino Arco-Agüero,
el firmante del presente texto de esta proclama del pronunciamiento
en nombre de la Constitución de Cádiz de 1812, ahora en enero
de 1820.
Forma parte del contexto lógicamente ante todo la parte del texto que aquí no aparece, y en este caso la parte final, porque es significativo que no firme el texto el jefe de los golpistas, Quiroga, que no es partidario del contenido en el que se proclama la la Constitución de Cádiz de 1812 por el hecho consumado de que Riego ya la había proclamado al sublevarse, aunque no era el jefe de la sublevación, ni ése era el plan.
También hay que tener en cuenta que la Constitución de Cádiz de 1812 era considerada demasiado radical por los propios revolucionarios liberales, empezando por los que la habían implantado en 1812, los "doceañistas", que serán uno de los núcleos de los moderados. Pero incluso los más radicales no mantendrán la Constitución de Cádiz de 1812, y serán ellos los que acabarán por reemplazarla por la de 1837, por considerarla como demasiado radical. Esta es la versión oficial. La realidad es que la Constitución de Cádiz de 1812 era atípica en el liberalismo europeo porque establecía el sufragio universal, aunque indirecto (artículo 45), y esto llevaba consigo el riesgo cierto de no poder controlar el poder, porque las ideas liberales sólo eran sostenidas en aquella época por una parte de la alta sociedad. Por eso ya había sectores entre los liberales que se oponían a la Constitución de Cádiz de 1812, pero ocultando el verdadero motivo pretextando que era demasiado radical.
Y ya en la presente trama, la revolución de 1820 no se tenía que haber realizado con la Constitución de Cádiz de 1812, según Alcalá Galiano, que era el agente principal de la masonería en esa trama.
Esta disparidad de posturas queda reflejada en la parte del contexto que contiene la firma: hay tres posiciones políticas en la situación y tres nombres en la proclama, uno de los cuales, el de Riego, no aparece, sino que brilla por su ausencia:
También hay que tener en cuenta la llegada de las nuevas generaciones de liberales que se presentan como más radicales que sus antecesores y aún creían que era signo de radicalismo la Constitución de 1812, son los ahora llamados "los exaltados", aunque serán ellos, los radicales, los que, en 1837, acabarán eliminando definitivamente esta Constitución de Cádiz de 1812.
Significado del texto en función de esas circunstancias
Es la proclamación de la revolución liberal con la Constitución de Cádiz de 1812, considerada verbalmente demasiado radical por la mayor parte de los que la habían hecho. Como se va haciendo habitual, esta revolución se realiza por la fuerza, manu militari. Al frente de cada tendencia del liberalismo aparece un caudillo militar.
3 El Trienio Constitucional o Liberal (1820-1823).
Cuando en marzo de 1820 se une a la insurrección la guarnición de Madrid, Fernando VII se ve forzado a proclamar: "Marchemos todos juntos, y yo el primero, por la senda constitucional".
La proclamación en 1820 de la Constitución de Cádiz de 1812 lleva consigo el centralismo: todo el poder en "la Nación" o Estado monolítico. Navarra pasa otra vez a ser reducida de reino a provincia. Ya le ocurrió en 1812, cuando las Cortes de Cádiz proclaman la Constitución de Cádiz de 1812. Lo que implica la supresión total de sus fueros e instituciones: las Cortes de Navarra, la Diputación del Reino de Navarra, el virrey de Navarra, el Consejo Real de Navarra, la Cámara de Comptos y todas las demás instituciones autónomas subordinadas.
Subdivisión de los liberales en exaltados y doceañistas (moderados); porque los exaltados no le dejan ejercer al rey el poder ejecutivo, sino que pretenden controlar desde el parlamento (las Cortes) el nombramiento de los ministros del gobierno, superponiendo el parlamentarismo a la división de poderes, que es anulada así desde esta segunda fase decimonónica del liberalismo.
Los realistas se sublevan y se lanzan a la guerra de guerrillas.
La sublevación de los realistas cristaliza en 1822, dando lugar a una guerra civil, precedente de las guerras carlistas.
Los realistas son de
ideas tradicionales:
Las ideas tradicionales parten de que la libertad y de la
justicia sólo se pueden conseguir si se basan en la religión,
en la Iglesia Católica; mientras que los liberales, aunque son
católicos, lo basan todo en el poder del Parlamento en nombre
del Pueblo Soberano, de la Nación, como poder supremo.
Los realistas defienden los fueros frente al centralismo de los
liberales, que han reducido a Navarra de reino a provincia.
Los liberales les llaman absolutistas, pero los liberales
suprimen las Cortes de Navarra y todos sus fueros. También los
de las Vascongadas.
Mientras que los realistas proclaman la defensa de los fueros de
Navarra, de Vascongadas e incluso los de Cataluña, suprimidos
desde los decretos de Nueva Planta del XVIII.
No sólo son los de Navarra los realistas que se sublevan, sino que lo hacen en el contexto de una sublevación más amplia y generalizada, que tiene como principales campos de actividades todas las regiones del norte, en especial Cataluña donde se constituye la Regencia de Urgel, que se pone al frente de la insurreción realista en toda España y a la que presta acatamiento la Junta Interina del Reino de Navarra, el organismo dirigente de los reslistas navarros insurrectos.
En Navarra se
caracteriza así la sublevación de los realistas:
"El día 11 de diciembre de 1821 formará época
memorable en los anales de Navarra. Entonces fue cuando los
católicos realistas de este Reyno salieron al campo diciendo con
los Macabeos: "Más vale que muramos en la guerra, que ver
tantos males como padece nuestra gente". Entonces juraron
defender hasta morir los intereses de Dios, los derechos del Rey
y las leyes patrias del suelo natal"
(Andrés Martín, cura de Ustárroz: Historia de la Guerra de la
División Real de Navarra contra el intruso sistema llamado
constitucional. 1825).
Los liberales, pese a contar con el aparato oficial del Estado y con el Ejército oficial, al no tener apoyo popular, no consiguen vencer a los realistas.
Lo que inclina la balanza es un ejército francés que envían las potencias de la Santa Alianza contra la revolución liberal española. Es denominado por los liberales los Cien Mil Hijos de San Luis y así lo denomina la versión oficial. Ese ejército, al que se unen los realistas cuando pasa la frontera en 1823, vence fácilmente a los liberales carentes de apoyo popular.
Los liberales se van retirando hacia el sur llevándose como rehén a Fernando VII. Las tropas francesas que venían a conseguir victorias que equiparar a las napoleónicas, avanzan casi sin lucha, en en un paseo militar. Sólo pueden exhibir como acción de armas "gloriosa" el asalto al fuerte de Trocadero en el Puerto de Santa María. Al comprobar los liberales que ni siquiera en Cádiz eran capaces de resistir, optan por huir al exilio dejando en libertad a Fernando VII. Y éste se apresura a anular toda la legislación del Trienio Constitucional, empezando por la Constitución de Cádiz de 1812 alegando que al aceptarla había obrado por la fuerza y que por lo tanto eran nulos todos sus actos,
Uno de los protagonistas del golpe militar revolucionario de 1820, reconocía años después el escaso apoyo popular con el que contaban y el protagonismo de la masonería y otras sectas secretas en la acción que les llevó a adueñarse del poder:
"La revolución de España había sido obra de la conjuración de unos pocos y de la quietud y asombro de la muchedumbre, y la nueva forma de gobierno establecida no descansaba ni en la opinión general ni en el interés de clases poderosas, y antes teniendo mucho contra sí, había menester algo que la mantuviese trabada y sólida, y este algo podía encontrarse en el interés y aun en las pasiones de secta. Fuerza es aquí anticipar una opinión, no tanto encaminada a disculpar ciertos errores, aunque a ello también propenda, cuanto a explicar las causas de donde nacieron y que los perpetuaron, siendo bueno entender que sólo por medios forzados y vituperables se mantienen las situaciones violentas. En 1820, los constitucionales en España eran pocos, y para aumentar su número era indispensable crear un núcleo considerable de sectarios" (Memorias de D. Antonio Alcalá Galiano, 2ª parte, cap 5. T II, pág 68. BAE).
La cristalización de la La insurrección liberal e independentista en Hispanoamérica (1810-1825).
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| Codo con codo Es penoso oír a personajes políticos decir que van a actuar codo con codo queriendo decir que van a actuar unánimemente. Emplear la expresión con este significado es una incorrección resultante de mezclar las expresiones: hombro con hombro, que significa que todos colaboran unánimemente; y codo a codo, que significa que todos actúan hermanados En cambio codo con codo lo que significa es formar parte de una cuerda de presos. Que es como antiguamente eran conducidos. Se puede visualizar en el cuadro realizado por Antonio Gisbert en 1888, El fusilamiento de Torrijos en la playa de Málaga, que se encuentra en el Museo del Prado. Se observa como va atado por los codos Torrijos a otros de sus compañeros. (Véase la imagen).
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La expresión repetida tópicamente de la "alianza del Altar y del Trono", expresa también en cierto sentido la realidad: en el sentido de que algunos eclesiásticos, a veces numerosos e importantes, pactan con el poder especialmente cuando es revolucionario. Basta ver la gran cantidad de eclesiásticos que fueron miembros de las Cortes de Cádiz (1810-1813). (Gráfica 1). Esas Cortes se hacían dar el tratamiento de "majestad", por actuar en nombre del Pueblo Soberano, según decían, e impusieron la Constitución más radicalmente liberal, o al menos así se decía y se dice tópicamente.
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