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La actividad solar y la plaga del calor abrasador
Los años de gran actividad solar, es decir, de aparición de manchas solares, se produce una repercusión en los cambios meteorológicos en nuestro planeta que consiste en que se desfasan en una semana dichos cambios. Y si la actividad solar es muy intensa, como en este año 2022, el desfase es de dos semanas. Esto se está notando este otoño, de manera que el veranillo de San Miguel, no se produjo en torno al 29 de septiembre sino a mediados de octubre; y el intenso y pesado calor que se suele producir en torno al día de la Virgen del Pilar (12 de octubre), este año 2022 ha tenido lugar el 26 y 27 de octubre. En los USA se registra cuidadosamente la actividad solar por la agencia gubernamental especializada y se mantienen los registros preventivamente ante las repercuisiones, que pueden ser graves, en el sistema eléctrico, en las telecomunicaciones y en la meteorología. No se deben seguir ocultando a la gente los efectos de las manchas solares. Si se quiere descarbonizar el parque automovilista mundial y sustituirlo por vehículos eléctricos, se debe explicar a la población que es para activar la economía y para ello la producción y por consiguiente el consumo de estos vehículos, porque el necesario consumo-inversión es insuficiente, debido a que hay insuficientes jóvenes que produzcan, tengan hijos e inviertan en consumo para criarlos, a causa del insuficiente número de niños a los que se ha permitido nacer; sin que haya indicios de que se permita desde ahora, más que en muy escasos lugares.
Los teólogos por su parte deberían aportar al gran público el conocimiento de textos como el de la cuarta plaga de las anunciadas en la Biblia como avisos finales. Y nuestros pastores deberían tener el valor de aportar que a esto se le llama plaga, sin miedo a que se le culpabilice a Dios del calor abrasador y se incluya a sus ministros en esta culpabilización. Porque ciertamente la palabra plaga evoca la acción de la mano de Dios dando estos avisos o advertencias para que los humanos cambiemos de conducta; y mira por donde resulta que al final el calor abrasador, si no es causado directamente por el hombre con su actividad no descarbonizada, como no paran de reprocharnos, si que es causado indirectamente por nuestra conducta transgresora, por nuestra iniquidad. Que es a lo que nuestros pastores deben hacer frente y advertirnos en nombre de Dios con valentía, que para eso están. Y no para seguir la corriente de los poderes, la permisividad y el avestrucismo. Sino para exhortarnos que ante todo besemos la amorosa mano de Dios que actúa.
"Vi en el cielo otro signo, grande y maravilloso: Siete ángeles que llevaban siete plagas (Ap 15,1)... Uno de los cuatro vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios (Ap 15,7)... Y oí una voz potente que salía del santuario y decía a los siete ángeles: «Id a derramar en la tierra las siete copas de la ira de Dios» (Ap 16,1)... El cuarto derramó su copa en el sol y se le permitió abrasar a las personas con su fuego; y las personas fueron abrasadas por el enorme calor; y blasfemaron contra el nombre de Dios que tenía el poder sobre estas plagas, pero no se convirtieron dando gloria a Dios (Ap 16,8-9)".
Y desde luego que no es fácil explicar el calor abrasador de junio de 2022 en lugares como Pamplona, que varios días registró la temperatura máxima de España sobrepasando los 40ºC.