CAMPEONES (Crítica de la película desde la discapacidad intelectual) 7

Se me pasó el momento de hacer esta entrada en su día, pero su elección para iniciar la carrera de los Oscar me da una segunda oportunidad.

Mucha gente me ha preguntado sobre la cinta. Yo les comparto mi parecer, pero también lo que Maialen opina de ella que, para mí, es mucho más importante. Y esto, más o menos, es lo que les digo:

Lo que más me ha gustado es el hecho de que cuenten con personas con discapacidad intelectual para representar papeles de personajes con discapacidad intelectual. Es bueno que se trate la discapacidad en películas pero es de valientes hacerlo con personas afectadas. Luego, ya, lo demás casi es secundario: un entrenador de baloncesto con discapacidad emocional (esa bofetada al espectador cuando dice que él ya da dinero para los mongoles), situaciones cotidianas de la vida de personas con discapacidad intelectual bien cogidas y traducidas al lenguaje audiovisual, el viaje transformador de ese entrenador y la lección final de esas personas de altas capacidades emocionales (que es lo único que a mí me patina un poco, pero que acepto y, bueno, al fin y al cabo quien gana también tiene discapacidad intelectual). En cuanto a la valoración familiar: a mi mujer le gustó en general, pero tampoco le pareció maravillosa ni tan emotiva y no le gustó cómo retrataba alguna situación familiar de los personajes o la falta de higiene de alguno de ellos; a mi otra hija y a mí nos gustó y lloramos tanto como nos reímos; y a Maialen también le gustó, menos el final.

Antes, había visto repetidamente, cómo no, el tráiler de la película anunciada en televisión y tengo que reconocer que ir a verla no fue mi primer deseo… Quizás por desengaño, por desconfianza o no sé por qué, pero no me llamaba. Tenía demasiado cerca esa vida. Y, además, el gag del tráiler de tirar la pelota de baloncesto a uno de los jugadores y que le diera de lleno en la cara, no me daba risa, pues es lo que le pasaría a mi hija si le lanzas de esa forma un balón…

Pero, tras unas semanas, la familia entera nos propusimos pasar la tarde del sábado con esta película.

Casualmente, Maialen estuvo con su colegio el día anterior en unos de los pases especiales que la productora ofrecía para entidades del mundo de la discapacidad intelectual, así que me brindó la oportunidad de poder preguntarle qué le había parecido y conocer su opinión sobre las diferentes situaciones de la película.

Maialen vino encantada, me hizo un largo y exhaustivo resumen y no paraba de hablar sin dejar su sonrisa.

Yo, directamente, le pregunté qué le había parecido cuando recibe el balonazo en la cara y ella, con la cara iluminada, se reía volviendo a contar lo que sucedía. Y yo me alegré de su respuesta y tranquilizó mis prejuicios. Solo hubo dos cosas que no le gustaron: cuando dicen, y repiten, que la novia es puta (Maialen sufre cuando oye ese tipo de palabras y le cuesta oír tacos y palabras malsonantes) pero, sobre todo, el final. Maialen quería que hubiesen ganado. Y cuando le pregunté qué era mejor si ser campeones o subcampeones, no lo dudó: ser campeones. En otras palabras: con discapacidad intelectual, sí, pero no querer ganar, no.

Así que, resumiendo: una gran película, valiente, divertida y con mensaje. Acepto el que pierdan y se pongan contentos a cambio de todo lo que ofrece y, sobre todo, por trabajar con personas con discapacidad intelectual (incluso con empresas de empleo especial de servicios para la producción de la propia película y realizarla con el asesoramiento directo de entidades). No va a conseguir cambios drásticos, pero solo con el hecho de que, a raíz de la película, se hable de la discapacidad intelectual en el trabajo, tomando un café, reuniones de amigos, cenas, etc., ya es un gran logro y si, además, ha “tocado” a alguien (que seguro que lo ha hecho), se convierte en una película necesaria para nuestra sociedad.