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La hipótesis de las dos fuentes contra la fe en Cristo y en la Iglesia Católica

Bismarck y la primacía marcana 1870 -1914

Por William R. Farmer (State Interesse and Marcan Primacy. 1870-1914) Traducido al español y editado en 2022 por Daniel Iglesias Grèzes

William R. Farmer Bismarck y los cuatro Evangelios 1870-1914 Copyright © ChurchinHistory 2004 Edición original: William R. Farmer, State Interesse and Marcan Primacy. 1870-1914 [Interés del Estado y primacía de Marcos. 1870-1914], en: Bibliotheca Ephemeridum Theologicarum Lovaniensium, The Four Gospels, Festschrift Frans Neirynck, editado por F. Van Segbroeck, C. M. Tuckett, G. Van Belle y J. Verheyden, Volumen III, Leuven University Press - Uitgeverij Peeters Leuven, 1992.

Fuente: http://www.churchinhistory.org/pages/booklets/farmer%28n%29.htm (08/10/2011).

Este artículo fue reproducido por ChurchinHistory con permiso de Leuven University Press.

Church in History se esfuerza para hacer más fácilmente disponible la información acerca del involucramiento de la Iglesia en la historia. Traducido al español y editado en 2022 por Daniel Iglesias Grèzes con autorización de Mark Alder, actual responsable de ChurchinHistory.

Nota del Editor: Añadí aclaraciones breves entre corchetes en algunos lugares.

[William R. Farmer (1921-2000) fue un académico estadounidense, experto en el Nuevo Testamento; metodista hasta 1990, cuando se convirtió al catolicismo. Fue editor de A New Catholic Bible Commentary (Un nuevo comentario bíblico católico). En 1992, año de publicación de este artículo, estaba vinculado a la Universidad de Dallas (Texas)].

Tabla de Contenidos

Introducción

Parte I

Parte II

Parte III

Epílogo

Notas

Introducción

La teoría de que el Evangelio de Marcos fue publicado antes que el de Mateo está muy extendida en los países de habla alemana e inglesa. Este artículo muestra cómo esta teoría, con poca evidencia que la apoye, llegó a difundirse como parte de la política anticatólica de Bismarck, Kulturkampf [Guerra cultural].

Fue preparado originalmente para su presentación en Dartmouth College el 17 de agosto de 1988, en una conferencia que marcó el centenario del nacimiento de Eugen Rosenstock-Huessy, y revisado para su presentación en el Seminario de San Vicente el 9 de septiembre de 1990, en una conferencia sobre "Kulturpolitik [Política cultural] y el atrincheramiento de la primacía de Marcos en las universidades alemanas en 1860-1914". Todas las referencias a Rosenstock-Huessy en este artículo se basan en largas entrevistas con él mantenidas durante el verano de 1965 en Heidelberg y Göttingen. Un lugar literario importante para su pensamiento sobre estos asuntos puede encontrarse en M. D. Battles (ed.), The Fruit of Lips or Why Four Gospels [El fruto de los labios o por qué cuatro Evangelios], Allison Park, PA, Pickwick, 1978, especialmente pp. 9-18: “El corazón y los labios”.

Interés del Estado y prioridad de Marcos en 1870-1914

El filósofo social Rosenstock-Huessy visualizó los Evangelios sirviendo a la Iglesia como los labios de Jesús. Basándonos en esta imagen podemos ver que, a fin de que estos documentos fundamentales de la fe cristiana funcionen como deben en la Iglesia, es necesario que estén dispuestos correctamente unos con otros. Rosenstock-Huessy estaba suficientemente familiarizado con la historia académica alemana para saber que algo sucedió durante el siglo XIX que había servido para distorsionar la voz de Jesús. Él reconoció que un "resultado seguro" influyente de la crítica del Evangelio alemana protestante del siglo XIX, o sea la primacía del Evangelio de Marcos, de hecho nunca había sido establecido, y que esta inversión revolucionaria de las relaciones entre los Evangelios tuvo consecuencias canónicas de largo alcance. Esto colocó a Rosenstock-Huessy fundamentalmente en desacuerdo con el mundo establecido de la erudición teológica, dado que era inconcebible para la mayoría de sus colegas que los estudios alemanes del Nuevo Testamento pudieran estar equivocados en un punto tan fundamental, es decir la suposición de la primacía marcana. La teoría de la primacía de Marcos ha llevado a la práctica académica de interpretar el texto del Evangelio de Mateo, el Evangelio fundacional de la Iglesia cristiana, a la luz de los presuntos cambios de Mateo en el texto de Marcos. El giro de los labios de Jesús que se derivó de este cambio de paradigma disminuyó el contenido y el carácter judíos de su mensaje. El interés cristiano en el libro de Isaías (libro en el que Rosenstock-Huessy podía ver prefigurada toda la fe cristiana) fue devaluado, [considerándolo] como debido a una preocupación posterior de los apóstoles, en lugar de como un punto de partida decisivo para comprender la lectura del propio Jesús de la ley y los profetas.

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Parte I

En 1977, el reconocimiento de Rosenstock-Huessy de que la primacía de Marcos nunca fue establecida en el siglo XIX recibió una confirmación dramática en un libro publicado por Vandenhoeck y Ruprecht: Geschichte und Kritik der Markushypothese [Historia y crítica de la hipótesis de Marcos] de Hans-Herbert Stoldt 1 .

1. Traducción al inglés de Donald L. NIEWYK: History and Criticism of the Marcan Hypothesis [Historia y crítica de la hipótesis marcana], Mercer University Press, Macon, Georgia - T. & T. Clark Ltd., Edimburgo, 1980. 2. From Strauss to Holtzmann and Meijboom: Synoptic Theories Advanced during the Consolidation of Germany. 1830-70 [De Strauss a Holtzmann y Meyboom: teorías sinópticas propuestas durante la consolidación de Alemania. 1830-1870], en: NT 29 (1987) 1-21, p. 18.

En 1987, el difunto profesor Bo Reicke de la Universidad de Basilea publicó su estudio Synoptic Theories Advanced During the Consolidation of Germany, 1830-1870 (Teorías sinópticas propuestas durante la consolidación de Alemania, 1830-1870), en el que rastreó la historia de la idea de la primacía marcana desde Strauss hasta Holtzmann. De paso Reicke señaló que el nombramiento en 1874 de Holtzmann para la prestigiosa cátedra de Nuevo Testamento en la reconstituida Universidad de Estrasburgo dio un impulso importante a la carrera de este joven académico (y por lo tanto a la hipótesis marcana)2.

2. Bo Reicke: From Strauss to Holtzmann and Meijboom: Synoptic Theories Advanced during the Consolidation of Germany. 1830-70 [De Strauss a Holtzmann y Meyboom: teorías sinópticas propuestas durante la consolidación de Alemania. 1830-1870], en: NT 29 (1987) 1-21, p. 18.

Stoldt había analizado el influyente trabajo de Holtzmann publicado en 1863 en su obra de 1977 y había demostrado su inviabilidad crítica. Esto había sido hecho de forma independiente ya en 1866 por Hajo Meyboom, ocho años enteros antes del nombramiento de Holtzmann para la cátedra en Estrasburgo3 .

3. Hajo Uden MEYBOOM, Geschiedenis en critiek der Marcushypothese [Historia y crítica de la hipótesis de Marcos], Ámsterdam, Kraay, 1866, 248 pp.

Por lo tanto, es una cuestión no resuelta en la historia social de los estudios bíblicos cómo y por qué se hizo este importante nombramiento4 .

4. La correspondencia entre Bismarck y Lederhose, quien representó a la universidad en el proceso de nombramiento, se centra en la política eclesiástica de Holtzmann. No hay ninguna referencia al trabajo de Meyboom (ni, en realidad, a nada que Holtzmann hubiera publicado alguna vez) en ninguno de los documentos conservados en el expediente sobre Holtzmann en los archivos universitarios de Estrasburgo. —Toda la correspondencia merece la publicación y un análisis literario y social—.

Esto nos lleva a centrarnos en la década en que esto sucedió —1870-1880— la era de la Kulturkampf, a fin de ver si es posible descubrir cómo y por qué lo que todavía era sólo una hipótesis "científica" muy popular en 1870 se transformó finalmente en lo que B. Reicke designa como un theologumenon [una opinión teológica especulativa y no revelada]. Debe decirse de antemano que este trozo de historia social no puede resolver la cuestión controvertida de si Marcos fue o no el evangelio más antiguo. Esa cuestión sólo puede resolverse sobre la base de la evidencia histórica y literaria. Sin embargo, este trozo de historia social puede ayudar a explicar lo que podría llamarse la sociología de la primacía marcana. Por Kulturkampf se entiende aquel conflicto que dominó las relaciones entre Alemania y el Vaticano durante la década de 1870. Este conflicto surgió poco después de la clausura del Concilio Vaticano I y enfrentó al canciller de hierro, el príncipe Otto von Bismarck, contra Pío IX. El asunto era una vieja cuestión de Iglesia y Estado. Constantino simplemente había anunciado a los obispos de la Iglesia que había recibido una revelación de Dios de que él ejercería el oficio de obispo en todos los asuntos fuera de la Iglesia, tal como ellos debían ejercer jurisdicción en todos los asuntos internos de la vida de la Iglesia. Por lo tanto, siempre ha sido tentador para el jefe de cualquier gobierno de la Cristiandad presuponer el derecho de un gobernante cristiano a ejercer soberanía sobre [sus] súbditos cristianos. El Kaiser Wilhelm no fue una excepción y Bismarck fue su ministro designado. Pío IX, por otra parte, era el heredero de una tradición según la cual, como cabeza de la Iglesia católica romana, él era responsable de todos los católicos romanos, incluidos los que eran ciudadanos alemanes. La cuestión era si los católicos en Alemania en un enfrentamiento debían obedecer al Papa o al Canciller de Hierro. Desde el punto de vista del Papa, se trataba de si estos católicos iban a obedecer al hombre o a Dios, siendo él el representante designado de Dios por medio de Cristo, que había sido enviado por Dios. Cristo, a su vez, había enviado a Pedro, cuyo sucesor infalible era él (Pío IX). Desde el punto de vista de Bismarck, se trataba más de si estos ciudadanos alemanes debían estar sujetos a las leyes promulgadas por los representantes electos de la nación alemana, con él guiando el proceso legislativo por medio de [su] influencia sobre una mayoría protestante dentro del dominante parlamento prusiano. El conflicto estalló cuando el Dr. Wollmann, profesor católico de religión en el colegio de Braunsberg, en Prusia Oriental, tras negarse a manifestar su asentimiento a los decretos del Vaticano de 1870 sobre la supremacía e infalibilidad del Papa, fue excomulgado y privado de su derecho de dar instrucción en la fe católica5 .

5. Sir Adolphus William WARD, Germany, 1815-1890 [Alemania, 1815-1890], Volumen III 1871-1890, Cambridge Historical Series [Serie Histórica de Cambridge], Cambridge University Press, 1918, pp. 56-57.

Ayuda saber que, aunque el Dr. Wollmann estaba dando instrucción a católicos, de hecho, según un acuerdo de larga data, él había sido nombrado por funcionarios del gobierno, y su salario era pagado por el Estado. Por lo general, este arreglo funcionaba bien, ya que tales nombramientos se hacían en consulta con las autoridades eclesiásticas. El Estado, a su vez, daba por sentado que ningún obispo local destituiría a una persona designada por el gobierno sin una causa justificada. Y aquí llegamos al meollo del asunto. ¿Qué causó en esta situación una ruptura en un sistema que durante tanto tiempo había funcionado bien para mantener una relación viable entre Prusia y su minoría católica? En cuestión estaba la forma en que los decretos del Concilio Vaticano del año anterior habrían de ser implementados, no sólo en Alemania, donde Bismarck podía controlar la situación a través de su influencia dentro de su estado dominante, Prusia, sino también en Francia y Austria, cuyos gobiernos eran vulnerables a la presión de las fuerzas ultramontanas dentro de sus mayorías católicas. Fue entre los elementos ultramontanos de la sociedad francesa y austríaca, con su reacción contra las tendencias liberalizadoras surgidas de la Ilustración encarnada en algunas de las fuerzas que sostenían a Bismarck, que los jesuitas habían encontrado apoyo para sus planes de persuadir al Papa de convocar el Concilio Vaticano. El objetivo había sido fortalecer el papado emitiendo decretos sobre la jurisdicción papal universal y la infalibilidad papal. Un papado fortalecido era percibido por estos europeos como la mejor esperanza para mantener una defensa eficaz contra una marea creciente y ruinosa de racionalismo y de malestar social. Mientras tanto, en respuesta a la excomunión de Wollmann, el ministro prusiano envió un rescripto al obispo Kremenz, que había excomulgado a Wollmann, exigiendo que los estudiantes católicos siguieran recibiendo instrucción religiosa de Wollmann. El obispo protestó. El Estado respondió emitiendo una ordenanza que establecía que "a los ojos del Estado, el docente excomulgado seguía siendo miembro de la Iglesia Católica"6 .

6. Op. cit., p. 57.

Los obispos prusianos, uniéndose en torno a su compañero obispo, enviaron colectivamente una reclamación "inmediata" al emperador contra "la interferencia del Estado en la esfera interna de la fe y el derecho de la Iglesia"7 .

7. Loc. cit.

En respuesta a esta rebelión episcopal incipiente, el soberano alemán comunicó a Pío IX que "el gobierno prusiano había actuado en conformidad estricta con la ley existente" tal como había sido aprobada hasta entonces por el Papa8 .

8. Loc. cit.

Un funcionario de alto rango emitió una declaración de que "el Estado no estaba obligado a tratar a los adherentes de la Iglesia Católica sin cambios como secesionistas de ella". Esto allanó el camino para el reconocimiento estatal de los derechos de propiedad y el estatus legal de la parte del clero católico que se negó a aceptar los decretos del Vaticano y se organizó en consecuencia (es decir, los [autodenominados] viejos católicos). En agosto, el Provinzial-Correspondenz, el órgano a través del cual el gobierno solía dilucidar sus opiniones en beneficio del público, explicó que no se podía permitir que ningún obispo obligara a los docentes sujetos al control estatal a dar su asentimiento a un dogma, poniendo en peligro las relaciones entre el Estado y la Iglesia de Roma9 .

9. Loc. cit.

Si preguntamos: "¿Cómo el dogma de la infalibilidad papal podría poner en peligro las relaciones entre Alemania y la Iglesia de Roma?", la respuesta es clara. Alemania era una nación en la que predominaban los principios protestantes. ¡A los protestantes este dogma les parecía antiprotestante hasta la médula! Los decretos habían sido promulgados por el Papa en San Pedro el 18 de julio de 1870. Un mes después, el Allgemeine Augsburger Zeitung emitió este juicio: "La monstruosidad ha tenido lugar. El partido supremo en la Iglesia (es decir, la Iglesia Católica Romana) ha cometido el crimen de declarar que el principio más antiguo de la fe católica, según el cual la verdad revelada se da a conocer sólo mediante el consentimiento continuo de todas las iglesias, es una herejía, y, por otra parte, ha declarado como un dogma por boca del infeliz Pío IX la loca opinión de mero origen humano de que el Papa por sí mismo es infalible. Se ha aventurado a amenazar con la excomunión de la Iglesia a todos aquellos que se nieguen a aceptar este ultraje prepotente. No fue una resolución formalmente válida del Concilio la que emitió este veredicto. Fue meramente un resto de la reunión del Vaticano que (1)debido al desprecio burlón que la corte y esa facción profirieron a los miembros independientes, (2)debido a su desviación de todas las reglas de los concilios ecuménicos para frustrar la libre deliberación, (y)(3)debido a la calumnia oficial de la minoría, había perdido hacía mucho tiempo la reputación de un concilio ecuménico, o en realidad nunca la había ganado. Este resto de un organismo enfermizo ha intentado poner patas arriba a la Iglesia mediante el derrocamiento de su constitución, y Pío IX se ha prestado a confirmar esta empresa criminal".10

10. Karl August VON HASE, Handbook to the controversy with Rome [Manual de la controversia con Roma], traducido de la 7ª edición del Handbuch der protestantisehen Polemik gegen die römisch-katholische Kirche [Manual de la polémica protestante contra la Iglesia católica romana], editado con notas de Annesley William STREANE, Londres, 1906, Vol. 1, pp. 311-312. (WRF: Los paréntesis y las cursivas son mías. "Resto" es mi traducción).

De 1830 en adelante, la unificación de Alemania había requerido un modus vivendi entre protestantes y católicos. En respuesta a esta necesidad ideológica de cambio y adaptación de la sociedad alemana, el liberalismo alemán había hecho cuidadosamente su voluntad dentro de ambas comuniones. Lillian Wallace, en su obra titulada The Papacy and European Diplomacy, 1869-1878 [El Papado y la diplomacia europea, 1869-1878]11,

11. Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 1948.

escribe que en el período anterior a la emisión de los decretos del Vaticano: "Los principales eclesiásticos alemanes habían construido un poderoso partido católico que (1) apuntaba a la armonía con el mundo de la ciencia, (2) resentía la influencia de los jesuitas sobre el Papa, y (3) se oponía firmemente a una mayor centralización del poder en manos papales" 12 .

12. WALLACE, The Papacy… [El Papado…], p. 154. (WRF: La enumeración es mía).

Wallace continúa señalando que "las ambiciones de este grupo fueron claramente captadas y expuestas" por el nuncio papal en Munich, quien escribió al cardenal Caterini lo siguiente: "Casi todas estas personas se enorgullecen de formar lo que llaman el gran partido de los sabios alemanes. Sus aspiraciones consisten en general en alentar y perseguir hasta sus últimos límites el progreso científico, y eso con libertad y completa independencia, manteniendo intacto el dogma pero sacrificando ciertas doctrinas que están asociadas a él y no han sido definidas por la Iglesia; sus aspiraciones consisten también en dejar de lado los métodos anticuados de la escolástica, esas antigüedades de la Edad Media, como las llaman, que son incompatibles con el progreso moderno; lo más importante de sus aspiraciones consiste en hacer que la investigación científica del catolicismo sea lo más similar posible a la investigación científica del protestantismo, a fin de demostrar la superioridad de la teología católica sobre la teología protestante; finalmente, sus aspiraciones incluyen dar a los estudios bíblicos filológicos e históricos un lugar muy grande, dejando sólo un lugar muy pequeño para la teología verdadera y positiva [dogmática]. Este partido está dominado por el orgullo. Se resiente contra las riendas de la autoridad que, según sus puntos de vista, obstaculiza el progreso. Toma poco en cuenta las decisiones de las congregaciones romanas; estima mucho el sistema universitario de la 'culta' Alemania y lo prefiere a los seminarios de países extranjeros; mira con ojos de lástima, si no de desprecio, el grado de cultura científica que poseen otros países, y considera que la ciencia teológica en los seminarios de Italia, Francia y otras naciones está en un estado de infancia; así se explica, también, por qué este partido nunca parece favorable a la fundación de instituciones científicas dependientes de la autoridad de los obispos, y prefiere la subordinación al gobierno civil, a fin de conservar una mayor liberalidad en la institución". 13

13. Georges GOYAU, L'Allemagne religieuse. Le Catholicism. 1800-1870 [La Alemania religiosa. El catolicismo. 1800-1870], París, 1872, Vol. IV, pp. 299 y ss., según la traducción y el comentario de WALLACE, The Papacy…, pp. 154-155. (WRF: Todas las cursivas son mías). En ese momento no había ningún representante papal en Alemania. "El Nuncio estaba en el reino de Baviera, cargo que Eugenio Pacelli ocupó durante la Primera Guerra Mundial, y posteriormente él se convirtió en el primer Nuncio en Alemania después de que [ésta] se convirtió en una República”, dice Winthrop Brainerd en una carta dirigida a mí [WRF] y fechada el 4 de mayo de 1987.

Corresponde señalar que este partido católico liberal aspiraba a volver la investigación científica del catolicismo lo más similar posible a la investigación científica del protestantismo. Esto incluía claramente los estudios bíblicos e históricos, ya que estos estudios se llevaban a cabo dentro de las universidades alemanas. El hecho de que las universidades controladas por el Estado de Alemania fueran financieramente dependientes del gobierno civil y estuvieran sujetas a su influencia parecía a estos católicos no representar una amenaza. Si tomamos esta carta eclesiástica y la sometemos a un análisis sociológico, encontramos que proporciona una confirmación contundente de la visión de que estos católicos liberales estaban profundamente implicados en facilitar la asimilación posterior de la intelectualidad católica alemana dentro de un régimen predominantemente protestante. Sin duda, para que esta asimilación tuviera lugar, era necesario que hubiera una mayoría protestante compatible, igualmente dispuesta a acatar el modus vivendi que surgiría de este tipo de adaptación cultural e intelectual. Antes de explicar con mayor detalle la función sociológica del liberalismo alemán, subrayemos este punto: es el sistema universitario alemán y, más precisamente, la ciencia alemana o Deutsche Wissenschaft la que [según esa corriente de pensamiento] ha de proporcionar el magisterio (es decir, el tribunal de apelaciones final y decisivo) en la lucha ideológica para la salvación de la nación alemana.

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Parte II

Debería ser evidente para cualquier estudiante de literatura que las necesidades ideológicas de la sociedad afectan inevitablemente la forma en que la literatura de esa sociedad es interpretada. Sin embargo, en el mundo establecido de los estudios bíblicos no siempre se reconoce esta influencia de las necesidades ideológicas de la sociedad sobre la interpretación literaria. Para ser bastante específico, hoy en día existe una renuencia a reconocer la forma en que las necesidades ideológicas de la sociedad alemana del siglo XIX han influido en la forma en que se interpretó y se sigue interpretando la Biblia en nuestras escuelas teológicas y nuestras universidades. Las razones de esta renuencia requieren una exploración.

Podemos comenzar preguntando: "¿Cuáles fueron algunas de las necesidades ideológicas de la sociedad alemana del siglo XIX que han afectado la interpretación literaria de la Biblia?" Existía, por ejemplo, la necesidad de estar al día en relación con la ciencia. Para que la fe bíblica fuera creíble, era necesario que ella fuera defendida sobre bases científicas. En el siglo XIX, una ciencia que proporcionó algunos modelos rectores fue la biología. Dado que la vida parecía evolucionar de formas más simples a formas cada vez más complicadas, se volvió creíble concebir las formas literarias como desarrollándose de lo simple a lo complejo. Así, para el Antiguo Testamento, relativamente pronto J y E [los documentos Yahvista y Elohísta] se unieron en varias combinaciones con los más desarrollados D y P [los documentos Deuteronomista y Sacerdotal] para formar los textos aún más complejos de los libros del Pentateuco.

Para el Nuevo Testamento, los [documentos] más simples Marcos y Q fueron combinados para formar los evangelios más desarrollados, Mateo y Lucas. Parábolas de Jesús como la de la levadura en el pan y la de la semilla de mostaza fueron citadas como evidencia de que Jesús se adelantó a su tiempo al pensar en términos científicos, es decir, en términos de crecimiento. De hecho, estas parábolas fueron conocidas como las "parábolas del crecimiento".

Este enfoque de la Biblia dio lugar al intento de distinguir los niveles anteriores de la tradición de los posteriores. Esto hizo posibles las reordenaciones cronológicas de las partes fragmentadas de la Biblia, que luego podían ser reelaboradas en historias "científicas" de Israel, por un lado, e historias "científicas" de la Iglesia primitiva, por otro. De esta manera la gran historia de la Biblia, ricamente diversa pero unificada, desde la creación en el libro de Génesis hasta la venida eminente de un cielo nuevo y una tierra nueva en el libro del Apocalipsis, fue fragmentada. Esto no sólo es verdad para la Biblia como un todo, sino también para los libros individuales. Podemos comprobar cómo esto ha afectado la interpretación de un libro en particular considerando el evangelio de Mateo. Encontramos en este evangelio una historia que, siguiendo el modelo canónico del Siervo de Isaías 53, comienza con el nacimiento de Jesús en Belén de Judea y transcurre de modo continuo hasta su muerte en Jerusalén y sus apariciones en Judea y Galilea tras la resurrección. Todo está conectado narrativamente en la forma de una historia bien desarrollada.

Pero hacia fines del siglo XIX este evangelio había sido irremediablemente partido y diseccionado [convirtiéndolo] en un conjunto incomprensible de fuentes separadas. Algunas partes provenían de una fuente llamada Q; otras partes provenían de Marcos o de una fuente superpuesta con Q llamada "UrMarkus"; e incluso otras partes procedían de otras fuentes putativas. En consecuencia, el carácter canónico de este libro es destruido.

Todo comentario o libro sobre Mateo escrito a partir de un compromiso con este modelo decimonónico (que a estas alturas ha asumido una función anticanónica) raya en lo ininteligible. Por mucho que lo intenten, los académicos no pueden descubrir ningún propósito autoral convincente a partir de un estudio de estas partes separadas, cuando se ordenan según lo que en este modelo se cree que es anterior y lo que se cree que es posterior. Esto no es menos cierto para los críticos de la redacción que lo que lo fue para los anteriores críticos de las formas y de las fuentes. El evangelio que sigue siendo fundacional para la Iglesia cristiana se ha vuelto, en manos de todos los que confían en esta tradición crítica alemana, en gran parte incomprensible. Como consecuencia, Mateo, para muchos cristianos y para la mayoría de los teólogos eurocéntricos, ha perdido gran parte de su autoridad y mucho de su valor literario.

Para nuestros propósitos, sin embargo, es el lado político de la cuestión ideológica el que tiene una importancia primordial. Por ejemplo, Bismarck logró excluir a la Austria católica romana del Estado prusiano en constante expansión. Esto significa que el Segundo Reich en realidad se convirtió en un imperio dominado por los protestantes y dirigido por un Káiser protestante. Sin embargo, aunque la Alemania del siglo XIX era predominantemente protestante, nunca debemos olvidar que contenía una minoría católica muy importante. Al mismo tiempo, aunque también era predominantemente cristiana, contenía una minoría judía relativamente pequeña pero muy influyente. Entre las necesidades ideológicas importantes de la Alemania del siglo XIX se encontraba no sólo un modus vivendi entre una mayoría protestante y una minoría católica, sino también entre una mayoría cristiana y una minoría judía. Los protestantes, católicos y judíos, después de la Ilustración, fueron, hacia 1870, todos reconocidos como ciudadanos del Segundo Reich. Estos ciudadanos alemanes culturalmente diversos tenían que adaptar sus diferencias heredadas y trabajar juntos si el Imperio alemán había de cumplir su rol ascendente en la política mundial. La crítica bíblica del siglo XIX sirvió bien a la sociedad alemana al permitirle satisfacer estas necesidades ideológicas apremiantes. Las universidades apoyadas por el Estado facilitaron el inevitable proceso de acomodación y/o asimilación intelectual. Desde un punto de vista posterior al Holocausto, es impactante ver cuán lejos estaban dispuestos a llegar los judíos para facilitar las posibilidades de que un judío alemán se convirtiera en un "mejor" alemán. No sólo se abandonaron las leyes dietéticas, sino que algunas sinagogas estaban dispuestas a trasladar sus principales servicios de culto al domingo. La crítica bíblica ilustrada, que se convirtió en estudios bíblicos apoyados por el Estado, allanó el camino para esta acomodación.

Por el lado de la mayoría, los sacrificios hechos por los cristianos fueron menos radicales. Sin embargo, todos los pasajes de la Escritura que habían alimentado el antisemitismo cristiano a lo largo de la Edad Media debían ser ignorados. Esto significaba, no sólo que las terribles palabras de Mateo [27,25] "que su sangre caiga sobre nuestras cabezas" debían ser relativizadas; también debían serlo las punzantes condenas de los fariseos en Mateo 23. Esto se logró efectivamente al negar el rol fundacional de Mateo en la constitución de la Iglesia, y al entregar este rol fundacional a fuentes hipotéticas anteriores que fueron desinfectadas tanto como fue posible de polémica antijudía. Los dos resultados principales de este proceso deconstructivo del siglo XIX fueron el ProtoMarcos y la fuente de logia [dichos] más tarde llamada Q. La división del texto de Mateo en muchas partes, con las primeras y más confiables provenientes de Marcos y Q, y las posteriores y menos seguras (que tendían a incluir material que era problemático) provenientes de la Iglesia o de la mano del Evangelista, hizo posible que los teólogos liberales eligieran cuidadosamente lo que tenía más sentido para ellos mientras componían "reconstrucciones históricas" de Jesús útiles para la época. Idealmente, Jesús era un rabino judío de la escuela liberal de Hillel. Pero también podía ser un profeta judío. Tanto los judíos liberales como los cristianos liberales podían experimentar alivio y gozo por este logro social y nacionalmente unificador hecho posible por la Wissenschaft [ciencia] alemana.

Sin embargo, fue precisamente este maestro judío amable y liberal o profeta escatológico el que se demostró inadecuado como base para la teología para los cristianos liberales desilusionados de la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando en última instancia se esperaba de ellos que encontraran sentido a la derrota devastadora de sus ejércitos imperiales. El pueblo alemán derrotado necesitaba una teología con una doctrina redentora del pecado. En Alemania, esto condujo a un rechazo del Jesús "histórico" y a un giro hacia una teología dialéctica dominada por [San] Pablo y, en los Estados Unidos, finalmente hacia una neo-ortodoxia predominantemente paulina. Sin embargo, un rol canónico apropiado para los evangelios aún elude a los liberales, algunos de los cuales juegan hoy con la idea de canonizar a Q y el evangelio de Tomás.

La presión iniciada por el Estado sobre los católicos alemanes para acomodarse y/o asimilarse a la mayoría protestante fue al principio resistida con éxito por el Vaticano. Pero finalmente, a través de las universidades de Alemania apoyadas por el Estado, ayudadas por universidades británicas y estadounidenses que siguieron el ejemplo de la erudición alemana, la Wissenschaft alemana triunfó sobre la tradición de la Iglesia, sobre la "revelación", sobre el "oráculo". Hablando sociológicamente, dentro de Alemania, la tradición crítica que se desarrolló y fue fomentada por estas universidades estatales fue muy útil al servicio de la necesidad ideológica de católicos, protestantes y judíos de acomodar sus diferencias, en aras de una Alemania unificada y decidida.

Las sociedades de todos los países que enfrentaban esencialmente estas mismas necesidades ideológicas se adhirieron prontamente a esta crítica alemana protestante liberal. Estos [países] incluían Inglaterra, Escocia, Holanda, Escandinavia, los Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Los jóvenes estudiosos bíblicos más talentosos y ambiciosos de estos países acudieron en masa a las universidades alemanas.

Pero las sociedades en las que estas necesidades ideológicas particulares no existían hicieron oídos sordos a esta tradición crítica. Éstas incluyeron las de Irlanda, Austria, Hungría, Grecia, Francia, Italia, Etiopía, España, Portugal y todos los países latinoamericanos. La presencia de estudiantes de estas sociedades en las aulas de las facultades de teología de las universidades de Berlín, Göttingen, Marburgo, Tubinga y Estrasburgo fue insignificante.

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Parte III

Con este estudio de los aspectos sociológicos de nuestro tema en mente, volvamos a las luchas entre Bismarck y Pío IX. Cada uno de estos titanes vivía de, y representaba, su propio mundo de discurso. El de Pío IX era católico. El de Bismarck era protestante. Lo que está en juego es la figura del apóstol Pedro, y cómo debe entenderse al Papa en relación con Pedro. Debemos tener en cuenta que los protagonistas de estos dos mundos de discurso están desempeñando sus roles en un escenario de la historia donde ambos bandos se han comprometido con cierta medida de tolerancia religiosa. No se debe derramar sangre por este tema. Ni siquiera debe haber tortura, y ciertamente tampoco pena capital —sólo puede haber arrestos, juicios, destierros o encarcelamientos—. Es en este contexto de tolerancia religiosa que las medidas tomadas por Bismarck para acabar con la resistencia católica parecen tan impactantes. Para 1876 todos los obispos prusianos estaban en prisión o habían abandonado el país14 .

14. E. L. EVANS, The German Center Party 1870-1933. A Study in Political Catholicism [El Partido del Centro alemán 1870-1933. Un estudio sobre el catolicismo político], Southern Illinois University Press, 1981, p. 76.

Se estima que en el punto álgido de la controversia hasta 989 parroquias prusianas estaban sin sacerdotes.

Pero, ¿cómo y cuándo se iniciaron estas medidas persecutorias? Ya en mayo de 1871, Bismarck había dicho a los legisladores prusianos:

"El gabinete prusiano está decidido a tomar medidas que en lo sucesivo harán imposible que los prusianos que son sacerdotes de la Iglesia Católica Romana afirmen con impunidad que ellos se guiarán por el derecho canónico en lugar de [guiarse] por la ley prusiana (el obispo Kremenz de Ermeland se había expresado así)... Mantendremos el poder legislativo del Estado contra todos los que vengan"15.

15. WALLACE, The Papacy [El papado], p. 193.

Al mes siguiente, Bismarck dijo a un funcionario del gobierno que "proponía actuar vigorosamente contra los clericales". Wallace conjetura que esta decisión, que según los contemporáneos llegó tan rápido que parecía una inspiración, y podía fijarse casi al día y a la hora, fue posiblemente el resultado de un informe de Roma que [sostuvo que]: "el papado estaba asumiendo una actitud anti-alemana".16

16. Op. cit., p. 194.

Tres días después apareció un artículo en el Neue Preussische Zeitung que declaraba que los jesuitas, que habían agotado todos los recursos para impedir la unificación de Alemania, eran los responsables de la formación del Partido del Centro (es decir, el partido católico). Aunque la Sede Papal, proseguía, había acogido al principio con aprobación el establecimiento del imperio alemán, la acción de Roma había desmentido su palabra. El gobierno de Alemania nunca consentiría en "fortalecer un partido cuyo único objetivo era resucitar los poderes del papado". Este artículo, en opinión de Wallace, fue el toque de clarín que llamó a las armas en la Kulturkampf17.

17. Op. cit., pp. 194-195.

Esto ocurrió el 22 de junio de 1871. Dos días después, el periódico Germania publicó un artículo en el que la ciencia y la religión eran yuxtapuestas como irremediablemente enfrentadas y que concluía que un "ultramontano, es decir un católico, no puede amar a su patria alemana; es un extranjero en su propia casa".18

18. Esta identificación simple e incondicional de católico con "ultramontano" representa una opinión extrema.

Claramente, la influencia de tal persona en la sociedad, en la prensa y en la política tenía que ser restringida. El conflicto se agudizó y, según un recuento realizado a principios de 1875, 136 editores y 210 miembros del partido católico del centro habían sido arrestados, se había ejecutado 20 confiscaciones de periódicos y 74 registros domiciliarios, con 55 disoluciones de reuniones y organizaciones, y 103 expulsiones e internaciones19 .

19. Frankfurter Zeitung, febrero de 1875, citado en WALLACE, The Papacy, p. 193.

La cuestión de qué hacer con los jesuitas se planteó en el Reichstag alemán. El 14 de mayo de 1872 se presentó un proyecto de ley que pedía su expulsión de Alemania. Los discursos fueron acalorados y los partidarios del proyecto de ley al final demostraron ser imparables. Una noche en el teatro, después de un día de debate, se interpretaron canciones sobre los jesuitas, el Papa y la infalibilidad20.

20. L. HAHN, Geschichte des Kulturkampf in Preussen [Historia de la Kulturkampf en Prusia], Berlín, 1881, pp. 102s. Traducción al inglés por L.P. WALLACE, The Papacy, p. 201.

Esta referencia teatral a la infalibilidad deja en claro que los decretos de 1870 ciertamente estaban en discusión en las mentes de aquellos que querían expulsar a los jesuitas.

Un mes más tarde, después de que la noticia sobre los resultados de los debates en el Reichstag alemán llegara al Papa, él tuvo la oportunidad de dirigirse al club de lectura alemán en Roma. Si bien él podía estar de acuerdo en que Dios quiere que los ciudadanos obedezcan y respeten a los magistrados, Dios también quiere que digan la verdad y combatan el error.

"Nos encontramos bajo una persecución que ha sido preparada durante mucho tiempo, pero ahora se está haciendo sentir. Es el ministro de un gobierno poderoso que después de un gran éxito en el campo de batalla (WRF: victorias sobre Austria y Francia) se ha puesto a la cabeza de esta persecución. Le he hecho saber (no es un secreto, todo el mundo puede saberlo) que el triunfo sin moderación no puede durar, que un triunfo que combate contra la verdad y la Iglesia es la mayor locura. ¿Quién sabe si pronto se desprenderá una piedrecita desde lo alto para romper el pie del coloso?... Si Dios quiere que sigan otras persecuciones, la Iglesia no tiene miedo. ¡Por el contrario! En la persecución será purificada, fortalecida y rodeada de nueva belleza"21.

21. WALLACE, The Papacy, p. 201.

Los comentarios del Papa provocaron una reacción predecible. Bismarck estaba comprensiblemente disgustado. Todo el mundo pareció darse cuenta de que la referencia a "la piedra y el coloso" estaba dirigida al imperio alemán y, en particular, al propio Bismarck. Los jesuitas fueron prohibidos y la Kulturkampf estaba ahora en marcha22.

22. WARD, Germany [Alemania], n. 5, pp. 63-64. Debe tenerse en cuenta una distinción entre el Parlamento Imperial, el Reichstag, y la legislatura prusiana, el Landtag prusiano. Las "Leyes de Mayo" fueron prusianas, no imperiales. Sin embargo, debido a su tamaño enorme, Prusia dominaba el Imperio Alemán, ejerciendo un veto virtual en el Reichstag.

Era el verano de 1872. En enero siguiente, se presentaron las primeras leyes represivas en la legislatura prusiana23.

23. 9 de enero de 1873.

Se pueden resumir de la siguiente manera:

"Los oficios sacerdotales sólo podían conferirse a candidatos nacidos en Alemania que, después de aprobar el examen final de la escuela, hubieran estudiado teología durante tres años en una universidad alemana y hubieran recibido una sólida formación científica comprobada por el Estado. A pesar de ciertas excepciones, esta regla estaba manifiestamente dirigida contra los seminarios teológicos, en cuyo favor surgió de inmediato un clamor. Aún más agresivo... fue el sometimiento del nombramiento de candidatos debidamente capacitados al veto del Estado... Los nombramientos hechos sin la aprobación del Estado eran nulos y sin efecto; y la realización de tales nombramientos o el dejar vacantes los oficios clericales más allá del período de un año, se castigaría con multas. También debían imponerse fuertes multas a los sacerdotes designados ilegalmente —incluso si sólo debían ejercer funciones espirituales—, disposición que tuvo el efecto de privar a las parroquias servidas por tales sacerdotes de los consuelos normales de la religión"24.

24. WARD, Germany, pp. 65-66.

Estas leyes fueron aprobadas por el cuerpo legislativo inferior por 245 [votos] contra 110. Después de un largo debate y finalmente de un discurso de Bismarck alegando que era "la convicción del rey y el gobierno que el fundamento del Estado está en peligro", esta legislación fue aprobada en la cámara alta el 1 de mayo por 87 [votos] contra 53. A partir de entonces estas leyes fueron conocidas como las Leyes de Mayo porque fue en ese mes cuando entraron en vigor. En respuesta, los obispos católicos se prepararon de inmediato para la resistencia, informando al gobierno once días después que "no podían cooperar en la ejecución de estas disposiciones"25.

25. WALLACE, The Papacy, p. 215.

Seis meses después, Pío IX publicó una encíclica en la que lamentaba ciertas cosas, incluso las Leyes de Mayo, que estaban causando tanto sufrimiento a los católicos prusianos. No obstante, aconsejó valor y les recordó a todos que la Iglesia triunfaría al final. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” [Mateo 24,35]. El Papa dijo que las palabras a las que se refería Jesús eran: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" [Mateo 16,18]. Aquellos que se oponen a la Iglesia, nos enseña la historia, han sido derrotados al final, mientras que la Iglesia misma "resplandece más que el sol"26 .

26. WALLACE, The Papacy, p. 216.

Aquí vemos a uno de estos dos protagonistas llamando públicamente la atención sobre lo que el historiador de Yale Jaroslav Pelikan ha designado como "la constitución del cristianismo católico romano", es decir el pasaje del evangelio de Mateo donde Cristo otorga a Pedro las llaves del reino (Mateo 16,18-19), pasaje que sustenta las pretensiones papales de jurisdicción universal e infalibilidad27.

27. The Riddle of Roman Catholicism [El enigma del catolicismo romano], Nueva York, Abingdon, 1959, p. 79.

Sólo será cuestión de tiempo antes de que el otro protagonista (Bismarck) presente públicamente su contraofensiva a esta apelación papal a la Sagrada Escritura.

Mientras tanto, en la superficie, estos lamentos papales parecen no haber tenido ningún efecto en los acontecimientos en Alemania. Los historiadores sólo pueden conjeturar qué reacción pudo haber estado ocurriendo detrás de escena. En cualquier caso, se obligó a los obispos a prestar juramento de guardar las leyes del Estado de modo escrupuloso, incondicionalmente y sin reservas. Los legisladores católicos, tanto en el parlamento prusiano como en el imperial, se opusieron a estas medidas a cada paso y expresaron enérgicamente su desafío al canciller de hierro y su gobierno. En ocasiones redujeron a sus torturadores al silencio. Su principal portavoz se puso de pie en el parlamento prusiano y dijo:

"Ustedes tienen poder para atormentarnos y para herir nuestros corazones. No tienen el poder de quitarnos nuestra fe. Cuando hayan clausurado todas nuestras iglesias nos reuniremos en los bosques e imitaremos a los católicos de Francia durante el reinado del Terror"28.

28. WALLACE, The Papacy, pp. 241-242.

La campaña de Bismarck contra la Iglesia Católica alcanzó su punto más alto en 1874 con la aprobación de la ley sobre la "reclusión o expulsión de los sacerdotes recalcitrantes". Con todos los obispos católicos en Prusia en prisión o en el exilio, con cientos de sacerdotes encarcelados y varios cientos de parroquias sin sacerdotes, el Papa el 5 de febrero de 1875 emitió otra encíclica en la que clamó contra las Leyes de Mayo y de nuevo lamentó su daño a la Iglesia. Debido a que la Iglesia ya no tenía el control de la educación de sus sacerdotes y, por lo tanto, por ejemplo, no podía estar segura de que su "estatuto" quedara intacto, el Papa podía sostener que esta legislación anticatólica anulaba la constitución de la Iglesia y destruía el fundamento de la autoridad de los obispos. A los obispos católicos que, por su resistencia a esta legislación opresiva, fueron encarcelados, los tuvo como mártires.

"Porque no es a los poderes de esta tierra a los que el Señor ha sometido a los obispos de su Iglesia, sino a Pedro, a quien ha confiado sus ovejas y sus corderos. Por eso ningún poder temporal... tiene derecho a despojar de su dignidad episcopal a aquellos que han sido nombrados por el Espíritu Santo para administrar la Iglesia... Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres".29

29. Ídem.

De ello se sigue que Bismarck no está luchando contra un mero ser humano sino cotra el príncipe de los apóstoles, a quien, por la fe, los católicos perciben como presente con autoridad en la persona y el oficio del Papa. Fue esta resistencia incesante de los obispos católicos, instada y apoyada por las fuerzas ultramontanas (léase: "petrinas") de otros países católicos, lo que atormentó a Bismarck más allá de lo soportable30.

30. Ídem.

Esta encíclica del Papa provocó una respuesta en un periódico del gobierno: "El hecho de este mensaje abierto y franco no deja ninguna duda de que las relaciones de la sede papal con el gobierno secular han sido fundamentalmente alteradas a través del desarrollo más reciente (es decir, la apelación a la Escritura para justificar la resistencia a la autoridad última de las Leyes de Mayo).

El mensaje del Papa, sostuvo el escritor, fue una confrontación revolucionaria de la autoridad del Estado que, en virtud de su propósito inequívoco, indica el curso que el gobierno debe seguir para combatirla; se debe hacer saber a la Iglesia Católica quién es soberano en Prusia".31

31. WALLACE, op. cit., p. 247. “Las consecuencias de la Kulturkampf fueron extremadamente graves para la Iglesia. Más de un millón de católicos fueron privados de los sacramentos porque miles de sacerdotes estaban en el exilio o en prisión. No había obispos disponibles para ordenar nuevos sacerdotes, porque habían sido relevados de sus sedes por el Estado después de no haber obtenido la aprobación de los prefectos para su ordenación; dos arzobispos (Colonia y Posen) habían sido exiliados. El gobierno prohibió a los párrocos visitar parroquias distintas a la suya para dar los sacramentos. Y, como una especie de insulto supremo, se dio prioridad en el uso de las iglesias al puñado de viejos católicos antirromanos, y el gobierno creó un nuevo obispado que otorgó al líder de esa secta".
(E. E. Y. HALES, The Catholic Church in the Modern World: A Survey from the French Revolution to the Present [La Iglesia Católica en el mundo moderno: Un estudio desde la Revolución Francesa hasta el presente], Londres, Eyre y Spottiswoode, Burns and Oats, 1958, p. 235). Este párrafo de resumen no documentado representa cómo un historiador católico del siglo XX pudo mirar hacia atrás a la Kulturkampf desde una perspectiva posterior al Tercer Reich y, sin embargo, no mencionar en su libro cómo Bismarck allanó el camino para Hitler. Aparentemente, el hecho de que Bismarck "creía en el valor de la Iglesia y estaba preocupado por controlarla, para asegurarse de que ella diera apoyo a su régimen", mientras que "el punto de vista personal de Hitler era fundamentalmente antitético al cristianismo en cuanto tal" (p. 296), justificó en la mente de este historiador el no llamar la atención de sus lectores sobre la forma en que las acciones de Bismarck proporcionaron a Hitler precedentes legales a considerar. El hecho de que haya diferencias entre Bismarck y Hitler que son decisivas no justifica que no se tome en serio la continuidad —así como la discontinuidad— en el modus operandi de los líderes del Segundo y el Tercer Reich. Una diferencia principal entre Bismarck y Hitler es su relación. Una diferencia importante entre Bismarck y Hitler estriba en sus relaciones con los judíos. Bismarck eligió como banquero personal a un judío. Hitler creía que los judíos habían apuñalado a Alemania por la espalda.

En lo que respecta a Bismarck, no podía haber dudas sobre el papel decisivo en todo esto tanto del decreto del Concilio Vaticano sobre la infalibilidad papal como de sus corolarios ideológicos básicos, el primado petrino y la supremacía papal. Sólo dos meses después de que el Papa llamara la atención pública por última vez sobre su autoridad petrina, el 15 de abril de 1875, mientras la Kulturkampf todavía estaba en su apogeo, Bismarck lanzó un contraataque amargo contra Pío IX. La Iglesia [católica], dijo, ahora no es más que el Papa. Antes del Concilio Vaticano, los obispos alemanes ejercían el derecho de al menos pensar por sí mismos independientemente de lo que sostuviera el Papa. Sin embargo, desde el Concilio Vaticano, se quejó Bismarck, ellos ya no ejercían esta independencia del Papa. Y ahora, yendo a por la vena yugular (en sentido figurado) de su oponente, Bismarck yuxtapone a Pedro con el Papa diciendo que Pío IX no era realmente el sucesor de Pedro dado que el apóstol Pedro no había sido infalible; Pedro había pecado, llorado amargamente y se había arrepentido; Bismarck cerró su ataque con un toque de ironía: "Creo que del Papa no tenemos que esperar eso"32.

32. Provinzial-Correspondenz.

Este uso hábil de la exégesis bíblica sugiere fuertemente, si no lo demuestra, que Bismarck y sus asesores entendían el papel de Pedro en la lucha política en curso. Está claro que ellos habrían entendido la forma en que el interés estatal sería servido por un contraargumento respaldado por la universidad. Por supuesto, este contraargumento no podría ser eficaz a menos que fuera apoyado en la mayoría, si no en todas, las universidades influyentes del reino. Esto ciertamente incluía la universidad de Berlín y universidades como la recién reconstituida universidad de Estrasburgo. Un profesorado que fuera sensible (pero no abiertamente servil) a los intereses del Estado, y un gobierno que supiera cómo trabajar con los funcionarios universitarios locales serían esenciales para este desarrollo33 .

33. La relación realista pero sutil entre el profesorado y el interés estatal surge claramente en dos libros excelentes sobre las universidades alemanas. Éstos son: C. E. McCLELLAND, State, Society, and University in Germany, 1700-1914 [Estado, Sociedad y Universidad en Alemania, 1700-1914], Cambridge, University Press, 1980; y F. K. RINGER, The Decline of the German Mandarins: The German Academic Community, 1890-1933 [La decadencia de los mandarines alemanes: La comunidad académica alemana, 1890-1933], Cambridge, MA, 1969. Para la documentación del ethos anticatólico de las universidades controladas por Prusia en el período imperial, véase K. H. JARAUSCH, Student, Society and Politics in Imperial Germany [Estudiantes, sociedad y política en la Alemania imperial], Princeton, NJ, University Press, 1982; y J. E. CRAIG, Scholarship and Nation Building: The University of Strasbourg and Alsatian Society 1870-1939 [La educación académica y la construcción de la nación: La Universidad de Estrasburgo y la sociedad alsaciana 1870-1939], Chicago, IL, University Press, 1984.

La primacía marcana ofrecía claramente apoyo para descartar los reclamos de una autoridad papal que se apoyaba en el pasaje de Pedro en Mateo ausente en Marcos. Tener profesores bien ubicados en las universidades cuyas publicaciones apoyaran la primacía marcana claramente serviría a los intereses del Estado. A la inversa, cualquier profesor cuya obra publicada procediera de la posición tradicional de que el evangelio de Mateo es nuestro evangelio más antiguo, estaría fuera de sintonía con los intereses del Estado y podía esperar, bajo el nuevo Reich, marchitarse en la vid. Esto es exactamente lo que le sucedió al distinguido Hilgenfeld, cuya reseña negativa del libro de Holtzmann hizo poco para dañar el creciente apoyo a la hipótesis marcana. Los pastores protestantes, atrapados en el espíritu de los tiempos, simplemente dejaron de recomendar a los jóvenes teólogos que fueran a escuchar a Hilgenfeld. No se consideró necesario tener en cuenta sus opiniones.

Y ahora nos acercamos al punto central de nuestro ensayo.

La primacía marcana, como ha señalado B. Reicke, se convirtió en un theologumenon (opinión teológica) alemana. Eventualmente fue enseñada a los niños en las escuelas sin cuestionamientos. ¿Cómo pasó esto? En 1870, la hipótesis marcana no era más que una wissenschaftliche Hypothese [hipótesis científica] cada vez más popular. Pero ciertamente en 1914, probablemente en 1890 y posiblemente ya en 1880, esta hipótesis popular se convirtió implícitamente en un dogma protestante alemán. ¿Por qué? Deseo sugerir que, en la lucha cultural entre la Iglesia y el Estado, las ideas de la primacía marcana y la existencia de Q asumieron roles imaginativos e ideológicos. Es decir, comenzaron a funcionar canónicamente dentro del nuevo magisterio protestante dominado por la universidad. Al proponer esto, deseo contemplar la probabilidad, si no la certeza, de que esta función de la hipótesis de las "dos fuentes" (la teoría de que Mateo y Lucas se basaron en Marcos y Q) fue en gran parte, si no totalmente, inconsciente. En cualquier caso, no se puede negar que estas ideas respaldadas por la universidad sirvieron para socavar la base canónica de los decretos del Concilio Vaticano I. Además, en términos sociológicos los logros teológicos de la primacía marcana y la existencia de Q se correlacionan positivamente con los resultados de los logros políticos de las Leyes de Mayo. En ambos casos los resultados alcanzados fueron antiultramontanos (léase: "anti-petrinos"), y se alcanzaron a través de instituciones estatales bajo la influencia del gobierno. En ambos casos se establecieron parámetros dentro de los cuales la minoría católica había de encontrar un lugar viable en el cuerpo político del Segundo Reich.

La reacción inmediata de la jerarquía católica fue de resistencia a la agresión política de la mayoría protestante dominante. El centro simbólico de la resistencia dentro de Alemania fue la tumba de San Bonifacio, el misionero benedictino inglés que es venerado como "el apóstol de Alemania". Los obispos católicos se reúnen cerca de esta tumba en Fulda en tiempos de peligro y siempre que se reúnen por asuntos de importancia para todos los católicos alemanes. Bismarck, sin embargo, con el tiempo encontró una forma de sortear esta resistencia pasando por encima de los católicos alemanes y negociando con el nuevo Papa [León XIII] el fin de la Kulturkampf (lucha cultural-religiosa). El nuevo Papa quería normalizar las relaciones entre Alemania y el Vaticano. Esto finalmente liberó a los católicos liberales alemanes —quienes, en primera instancia, ante la persecución estatal, habían unido fuerzas con los católicos conservadores— para reanudar su programa de asimilación cultural a través de la Wissenschaft (investigación y enseñanza sistemáticas) alemana patrocinada por la universidad. Esto, a su vez, finalmente allanó el camino para que los académicos católicos alemanes recomendaran la primacía marcana y la existencia de Q, incluso frente a la respuesta de 1912 de la Comisión Bíblica patrocinada por el Vaticano, que en ese momento todavía era negativa para esta teoría.

Durante la Kulturkampf, las universidades alemanas estaban más unidas en apoyo de los objetivos de Bismarck que la legislatura prusiana. Había habido una oposición abierta a las Leyes de Mayo en la legislatura. No se desarrolló tal oposición concertada a los lugares comunes protestantes en las universidades.

Debemos tener en cuenta que todos los profesores de las universidades alemanas, tanto católicos como protestantes, eran nombrados por el Estado. Después de 1875, durante un breve período, cualquier académico alemán que cuestionara abiertamente la hipótesis marcana, incluso en pequeña medida, sería percibido como poniendo en peligro "el fundamento del Estado". ¡Habría puesto en peligro el fundamento del Estado al negarle un arma defensiva decisiva contra la agresión inspirada por el Vaticano, manifiesta en el uso que los jesuitas y el Papa estaban haciendo del pasaje de Pedro, un pasaje de Mateo notablemente ausente en Marcos!

Esta situación intensamente conflictiva duró sólo dos o tres cortos años. Cuando murió Pío IX, su sucesor quería hacer las paces, y al enterarse de esto, Bismarck, como se señaló anteriormente, pasó por alto a los líderes católicos alemanes y elaboró un concordato directamente con el Vaticano, poniendo fin a la Kulturkampf en términos favorables a un Estado alemán dominado por los protestantes. La persecución de los católicos en Alemania disminuyó, pero para entonces la suerte estaba echada. En adelante, el evangelio de Mateo habría de identificarse con el ultramontanismo. La prioridad de Mateo difícilmente podía ser defendida por un protestante como una solución científica sin levantar la sospecha de que el académico en cuestión era "pro-católico" o "antipatriótico", o al menos estaba fuera de sintonía con el consenso académico en rápido crecimiento requerido por los teólogos de la Iglesia. En esta situación, ciertamente se formó una masa crítica de opinión académica a favor de la primacía marcana. ¿Pero por qué? Todas las historias cuidadosas muestran que esto sucedió en ausencia de evidencias históricas y literarias convincentes y, en verdad, frente a pruebas en contra contundentes. Por lo tanto, la conclusión de que otros intereses estaban ejerciendo influencia es inevitable. Cuáles eran algunos de estos "otros intereses" se discute en las historias de Meyboom y Stoldt. A éstos ahora se puede agregar el interés del Estado. Si bien el conflicto entre Bismarck y el Vaticano finalmente se calmó, los sentimientos anti-ultramontanos persistieron en Alemania y se mantuvieron fuertes a lo largo de la vida del Segundo Reich.

La acusación de "ultramontanismo" puede traducirse en la acusación de estar "sometido al Vaticano". Una base para esta acusación perduró después de que Bismarck hizo las paces con León XIII, e incluso después de él fue despedido por el Káiser en 1890. La fuente del continuo sentimiento anticatólico podía ser teológica o política.

Y la simpatía popular [hacia la Iglesia Católica] en general se vio enajenada en gran medida por la campaña antimodernista, que al enfatizar la supremacía del dogma sobre la "libre investigación" pareció una afrenta especial al trabajo de las universidades alemanas... La temperatura del nacionalismo alemán iba en aumento, y la propaganda violentamente anticatólica del Bund evangélico sirvió para avivar las llamas. Parecía cada vez más intolerable que la "misión manifiesta en el mundo" de Alemania fuera refrenada por un partido (el católico Partido del Centro) en el Reichstag que supuestamente estaba "sometido al Vaticano"34.

34. E. E. Y. HALES, The Catholic Church in the Modern World [La Iglesia Católica en el mundo moderno], n. 31, p. 241. La erudición teológica patrística y litúrgica francesa hizo una contribución muy importante al Concilio Vaticano II.

Se podría argumentar que ningún académico alemán se habría dejado influir por consideraciones no científicas, como el temor de ser considerado como alguien que desea limitar la "libre investigación". Pero, ¿tal argumento es sociológicamente sostenible? Y en todo caso, ¿estos académicos alemanes estarían también libres de todo sentimiento nacional?

Por ejemplo, ¿los profesores católicos durante el Segundo Reich serían inmunes a la presión social emanada del prejuicio mayoritario de que un católico "no puede amar a su Patria"? Es dentro de este contexto histórico y sociológico donde es más probable que encontremos la respuesta a la pregunta: "¿Cómo Marcos desplazó a Mateo como el evangelio fundacional para la fe cristiana y se encontró a sí mismo como el modelo teológico principal para la teología protestante liberal, y finalmente para la teología católica liberal?" Conjeturamos que una vez que la hipótesis marcana se convirtió en una alternativa popular a la más radical hipótesis de Tubinga [caracterizada por el racionalismo y el escepticismo sobre la historicidad de los Evangelios], esta transformación ocurrió de modo imperceptible e inconsciente en respuesta a la necesidad ideológica del Estado alemán de una defensa teológica contra una supuesta amenaza "católica". Esta percepción de amenaza fue desencadenada por Pío IX y sus asesores cercanos, quienes fueron vistos como habiendo arrasado, a través del Concilio Vaticano, la oposición de los liberales del norte de Europa y de los Estados Unidos a los decretos sobre la supremacía papal y la infalibilidad papal —decretos que se esperaba que reunieran una coalición de fuerzas ultramontanas contra la Prusia protestante—, decretos que procedían y dependían del pasaje de Pedro que se encuentra sólo en Mateo. Los católicos liberales perdedores en el Concilio Vaticano I, después de que terminó la Kulturkampf, finalmente se reagruparon, y en el Concilio Vaticano II, con la ayuda de varios sectores, se convirtieron en los ganadores [DIG: Opino que este juicio histórico necesita ser matizado]. Mientras tanto, sin embargo, ellos habían aprendido una lección importante. Hacia el Concilio Vaticano II, habían llegado a reconocer quién era soberano en Alemania: era Marcos, no Mateo35 .

35. Cabe señalar que, a diferencia del Concilio Vaticano I, ninguno de los decretos emanados del Vaticano II procede del pasaje de Pedro en Mateo. Habiendo ya pasado el Vaticano II, los eruditos católicos romanos contemporáneos pueden interpretar con razón su recepción más favorable por parte de los colegas protestantes como evidencia de que ahora se les percibe más fácilmente como capaces de estar libres de la influencia del Vaticano. Sin embargo, no está claro si ellos se dan cuenta de que esta percepción más favorable se ha comprado a un precio, es decir, la aceptación académica aparentemente total e incondicional de la primacía marcana (léase: "antiultramontanismo"). Sin embargo, es bastante erróneo pensar que la aceptación católica liberal contemporánea de la prioridad marcana se debe solo, si acaso, a la preocupación por lo que puedan pensar los protestantes. Para la mayoría, si no la totalidad, de los católicos liberales, la prioridad marcana es intelectualmente satisfactoria. Es con un sentimiento genuino de liberación que un exégeta católico liberal puede producir nuevas ideas a partir de Marcos, ideas que de algún modo parecen ser más difíciles de derivar a partir de los evangelios más sofisticados (y eclesiásticamente desarrollados) de Mateo y Lucas. Marcos no parece representar tanto la libertad del dogma católico como un nuevo comienzo en la emocionante búsqueda de una fe supuestamente más válida, menos evaluada por el derecho canónico o la doctrina de la Iglesia que por la experiencia cristiana común. Para los académicos que cuestionan la prioridad marcana, no reconocer esta contribución positiva y liberadora de la prioridad marcana [desde el punto de vista liberal] a la vida actual del catolicismo liberal sólo conducirá a más malentendidos y falta de comunicación. Si Marcos es de hecho menos sofisticado o menos desarrollado eclesiástica y/o teológicamente que los evangelios más extensos es otra cuestión. Pero al aprender unos de otros, uno debe tomar en serio cómo el otro percibe las cosas y cómo el otro se siente acerca de lo que él o ella perciben como verdadero.

La soberanía de Marcos en el Segundo Reich pasó rápidamente a todas las sociedades fuera de Alemania que disfrutaban de una relación simbiótica con el Segundo Reich a través de la acción de la Wissenschaft alemana, cuya vigencia a través de la investigación apoyada por el Estado fue siempre en aumento.

Cabe preguntarse si los académicos de la Iglesia de Inglaterra en las venerables universidades británicas de Oxford y Cambridge asumirían acríticamente la primacía marcana de sus colegas protestantes alemanes. Pero que lo hicieron ha sido documentado36.

36. W. R. FARMER, The Synoptic Problem. A Critical Analysis [El problema sinóptico. Un análisis crítico], Nueva York, Macmillan, 1964, pp. 48-198.

Y que lo hicieran es menos sorprendente cuando se reconoce que las necesidades ideológicas de la sociedad inglesa, con su mayoría anti-católica romana de la Iglesia de Inglaterra y su minoría católica romana (y con su mayoría cristiana y su minoría judía), no eran muy diferentes de las de la Alemania de Bismarck.

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Epílogo

El historiador rara vez puede fechar con precisión el comienzo exacto de cualquier fenómeno social. Pero si hubo un momento decisivo cuando prevalecieron las condiciones sociales que pueden explicar cuándo y por qué la tradición de la Iglesia de que Mateo es nuestro primer evangelio se convirtió en anatema para la teología protestante liberal, parecería haber sido ese momento en junio de 1871 cuando Bismarck decidió "actuar vigorosamente" contra los sacerdotes recalcitrantes de la Iglesia católica romana.

Si Wallace tiene razón al sugerir que esta decisión fue el resultado de un informe de Roma de que el papado estaba asumiendo una "actitud anti-alemana", tenemos lo esencial para explicar lo que sucedió. El mes anterior Bismarck había emprendido una acción que forzó la mano del Papa. En mayo de 1871, Bismarck había dicho a los legisladores prusianos que el gabinete prusiano estaba decidido a tomar medidas para hacer "imposible" que los sacerdotes católicos de Prusia "afirmaran con impunidad" que se guiarían por el derecho canónico en lugar de por la ley prusiana. Es importante captar la naturaleza esencial de la crisis constitucional que implicaba esta yuxtaposición de derecho "canónico" y ley "prusiana". El derecho canónico se basa en la Biblia. El Nuevo Testamento es la norma de la Biblia cristiana. Y dentro del Nuevo Testamento los evangelios tradicionalmente han regulado el derecho canónico ya que ahí tenemos la voz legisladora del Hijo de Dios. Dentro de este canon del evangelio cuádruple, es el primer evangelio el que ha sido fundacional para la Iglesia. Allí Cristo, como el Nuevo Moisés, revela su ley para su Iglesia (Mateo 28,18-20).

El evangelio de Mateo es la columna vertebral del derecho canónico. Romper esa espalda era romper la espalda de la resistencia a la autoridad prusiana. Bismarck mismo difícilmente podría haber pensado de modo consciente en estos términos ya que Mateo es Escritura y los luteranos honran la Escritura. Pero el "derecho canónico" podía ser atacado dado que era identificado como "católico", y para la mayoría protestante podía ser interpretado como prescindible.

En cualquier caso, que no haya error al respecto; es la autoridad eclesiástica tal como llega a su expresión por excelencia en el evangelio de Mateo lo que inspiraba al Papa y lo que se interponía en el camino de Bismarck. Porque además del pasaje de Pedro, está el discurso apostólico (Mateo 10,18-38).

Este discurso apostólico de Jesús es lo que puso de rodillas al imperio romano y lo que ha fortalecido a los mártires de la Iglesia desde entonces. El Segundo Reich con su Káiser protestante resucitó el espectro de los Césares de antaño. Y la Realpolitik [política fundada en consideraciones pragmáticas] de Bismarck estaba llevando la crisis a un apogeo. Su movida exitosa contra el derecho canónico ayudó a allanar el camino para la desviación más flagrante de las normas legales tradicionales hecha por Hitler en 1933.

Sociológicamente hablando, la "primacía marcana" conduce a una deconstrucción de la autoridad canónica basada en el testimonio apostólico de la Iglesia tal como se lo entiende tradicionalmente.

La mayoría de los luteranos, sin embargo, piensa que no es Mateo sino Pablo quien regula el Nuevo Testamento. Y como sabía todo buen luterano en la época de Bismarck, el apóstol Pablo enseña que los cristianos deben estar sujetos a las autoridades gobernantes (Romanos 13,1-5).

Tradicionalmente, la Iglesia siempre había leído estas palabras en Romanos en diálogo con las palabras de Jesús encarnadas en los evangelios que fortalecen la resistencia contra aquellas autoridades injustas que pueden matar el cuerpo pero no pueden matar el alma. Pero en los círculos luteranos donde la autoridad de los evangelios, y especialmente la autoridad canónica de Mateo, estaba bajo sospecha, este diálogo exegético esencial fue suspendido, y Romanos 13,1-5 fue absolutizado para servir al interés del Estado. Esto significaba que Bismarck podía contar con el apoyo de una legislatura prusiana dominada por los protestantes en su movida para multar, arrestar y encarcelar a los sacerdotes y obispos católicos que se resistían a la autoridad del Estado alemán. Pero tales medidas solo podían traer un alivio temporal. No proporcionarían una solución a largo plazo para las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Para garantizar a la Iglesia Católica alemana el liderazgo sacerdotal y episcopal a largo plazo esencial para el modus vivendi requerido, Bismarck recurrió al sistema universitario controlado por el Estado. Al requerir que todos los clérigos fueran educados en las universidades estatales, reclutó al profesorado universitario alemán para las fuerzas de su lado. El resultado final [pretendido] de este movimiento de Bismarck era erradicar el ultramontanismo en el catolicismo alemán.

No había necesidad de ninguna directiva oficial de Berlín al profesorado universitario. Tales directivas abiertas habrían sido contraproducentes en cualquier caso. Muchos profesores alemanes protestantes habían luchado con valentía contra las autoridades de gobiernos de príncipes en nombre de la unidad alemana en la primera mitad del siglo XIX. Y ahora que Bismarck había logrado esa unidad alemana, estos profesores y sus colegas estaban más que dispuestos a dar su apoyo a un Imperio que respetaba y honraba al profesor alemán. Estos servidores bien pagados del Estado eran perfectamente capaces de una autocensura agradecida. Una consecuencia de esto fue una tendencia cada vez mayor a consentir por medio del silencio el lugar común protestante de la "primacía marcana". Es en este sentido que el historiador puede decir con no poca confianza que la "primacía marcana" ganó por ausencia de oposición. Esto ayuda a explicar cómo se formó una masa crítica de opinión académica a favor de la primacía marcana, a pesar de la evidencia convincente en sentido contrario, de modo que durante la primera mitad del siglo XX se hizo posible que casi todos los académicos creyeran (lo que hoy muchos académicos han llegado a no creer) que la "hipótesis de las dos fuentes" era un "resultado seguro" de la erudición alemana del siglo XIX.

William R. Farmer

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Notas

1. Traducción al inglés de Donald L. NIEWYK: History and Criticism of the Marcan Hypothesis [Historia y crítica de la hipótesis marcana], Mercer University Press, Macon, Georgia - T. & T. Clark Ltd., Edimburgo, 1980. 2.

From Strauss to Holtzmann and Meijboom: Synoptic Theories Advanced during the Consolidation of Germany. 1830-70 [De Strauss a Holtzmann y Meyboom: teorías sinópticas propuestas durante la consolidación de Alemania. 1830-1870], en: NT 29 (1987) 1-21, p. 18.

3. Hajo Uden MEYBOOM, Geschiedenis en critiek der Marcushypothese [Historia y crítica de la hipótesis de Marcos], Ámsterdam, Kraay, 1866, 248 pp.

4. La correspondencia entre Bismarck y Lederhose, quien representó a la universidad en el proceso de nombramiento, se centra en la política eclesiástica de Holtzmann. No hay ninguna referencia al trabajo de Meyboom (ni, en realidad, a nada que Holtzmann hubiera publicado alguna vez) en ninguno de los documentos conservados en el expediente sobre Holtzmann en los archivos universitarios de Estrasburgo. —Toda la correspondencia merece la publicación y un análisis literario y social—.

5. Sir Adolphus William WARD, Germany, 1815-1890 [Alemania, 1815-1890], Volumen III 1871-1890, Cambridge Historical Series [Serie Histórica de Cambridge], Cambridge University Press, 1918, pp. 56-57.

6. Op. cit., p. 57.

7. Loc. cit.

8. Loc. cit.

9. Loc. cit.

10. Karl August VON HASE, Handbook to the controversy with Rome [Manual de la controversia con Roma], traducido de la 7ª edición del Handbuch der protestantisehen Polemik gegen die römisch-katholische Kirche [Manual de la polémica protestante contra la Iglesia católica romana], editado con notas de Annesley William STREANE, Londres, 1906, Vol. 1, pp. 311-312. (WRF: Los paréntesis y las cursivas son mías. "Resto" es mi traducción).

11. Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 1948.

12. WALLACE, The Papacy… [El Papado…], p. 154. (WRF: La enumeración es mía).

13. Georges GOYAU, L'Allemagne religieuse. Le Catholicism. 1800-1870 [La Alemania religiosa. El catolicismo. 1800-1870], París, 1872, Vol. IV, pp. 299 y ss., según la traducción y el comentario de WALLACE, The Papacy…, pp. 154-155. (WRF: Todas las cursivas son mías). En ese momento no había ningún representante papal en Alemania. "El Nuncio estaba en el reino de Baviera, cargo que Eugenio Pacelli ocupó durante la Primera Guerra Mundial, y posteriormente él se convirtió en el primer Nuncio en Alemania después de que [ésta] se convirtió en una República”, dice Winthrop Brainerd en una carta dirigida a mí [WRF] y fechada el 4 de mayo de 1987.

14. E. L. EVANS, The German Center Party 1870-1933. A Study in Political Catholicism [El Partido del Centro alemán 1870-1933. Un estudio sobre el catolicismo político], Southern Illinois University Press, 1981, p. 76.

15. WALLACE, The Papacy [El papado], p. 193.

16. Op. cit., p. 194.

17. Op. cit., pp. 194-195.

18. Esta identificación simple e incondicional de católico con "ultramontano" representa una opinión extrema.

19. Frankfurter Zeitung, febrero de 1875, citado en WALLACE, The Papacy, p. 193.

20. L. HAHN, Geschichte des Kulturkampf in Preussen [Historia de la Kulturkampf en Prusia], Berlín, 1881, pp. 102s. Traducción al inglés por L.P. WALLACE, The Papacy, p. 201.

21. WALLACE, The Papacy, p. 201.

22. WARD, Germany [Alemania], n. 5, pp. 63-64. Debe tenerse en cuenta una distinción entre el Parlamento Imperial, el Reichstag, y la legislatura prusiana, el Landtag prusiano. Las "Leyes de Mayo" fueron prusianas, no imperiales. Sin embargo, debido a su tamaño enorme, Prusia dominaba el Imperio Alemán, ejerciendo un veto virtual en el Reichstag.

23. 9 de enero de 1873.

24. WARD, Germany, pp. 65-66.

25. WALLACE, The Papacy, p. 215.

26. WALLACE, The Papacy, p. 216.

27. The Riddle of Roman Catholicism [El enigma del catolicismo romano], Nueva York, Abingdon, 1959, p. 79.

28. WALLACE, The Papacy, pp. 241-242.

29. Ídem.

30. Ídem.

31. WALLACE, op. cit., p. 247. “Las consecuencias de la Kulturkampf fueron extremadamente graves para la Iglesia. Más de un millón de católicos fueron privados de los sacramentos porque miles de sacerdotes estaban en el exilio o en prisión. No había obispos disponibles para ordenar nuevos sacerdotes, porque habían sido relevados de sus sedes por el Estado después de no haber obtenido la aprobación de los prefectos para su ordenación; dos arzobispos (Colonia y Posen) habían sido exiliados. El gobierno prohibió a los párrocos visitar parroquias distintas a la suya para dar los sacramentos. Y, como una especie de insulto supremo, se dio prioridad en el uso de las iglesias al puñado de viejos católicos antirromanos, y el gobierno creó un nuevo obispado que otorgó al líder de esa secta". (E. E. Y. HALES, The Catholic Church in the Modern World: A Survey from the French Revolution to the Present [La Iglesia Católica en el mundo moderno: Un estudio desde la Revolución Francesa hasta el presente], Londres, Eyre y Spottiswoode, Burns and Oats, 1958, p. 235). Este párrafo de resumen no documentado representa cómo un historiador católico del siglo XX pudo mirar hacia atrás a la Kulturkampf desde una perspectiva posterior al Tercer Reich y, sin embargo, no mencionar en su libro cómo Bismarck allanó el camino para Hitler. Aparentemente, el hecho de que Bismarck "creía en el valor de la Iglesia y estaba preocupado por controlarla, para asegurarse de que ella diera apoyo a su régimen", mientras que "el punto de vista personal de Hitler era fundamentalmente antitético al cristianismo en cuanto tal" (p. 296), justificó en la mente de este historiador el no llamar la atención de sus lectores sobre la forma en que las acciones de Bismarck proporcionaron a Hitler precedentes legales a considerar. El hecho de que haya diferencias entre Bismarck y Hitler que son decisivas no justifica que no se tome en serio la continuidad —así como la discontinuidad— en el modus operandi de los líderes del Segundo y el Tercer Reich. Una diferencia principal entre Bismarck y Hitler es su relación. Una diferencia importante entre Bismarck y Hitler estriba en sus relaciones con los judíos. Bismarck eligió como banquero personal a un judío. Hitler creía que los judíos habían apuñalado a Alemania por la espalda.

32. Provinzial-Correspondenz.

33. La relación realista pero sutil entre el profesorado y el interés estatal surge claramente en dos libros excelentes sobre las universidades alemanas. Éstos son: C. E. McCLELLAND, State, Society, and University in Germany, 1700-1914 [Estado, Sociedad y Universidad en Alemania, 1700-1914], Cambridge, University Press, 1980; y F. K. RINGER, The Decline of the German Mandarins: The German Academic Community, 1890-1933 [La decadencia de los mandarines alemanes: La comunidad académica alemana, 1890-1933], Cambridge, MA, 1969. Para la documentación del ethos anticatólico de las universidades controladas por Prusia en el período imperial, véase K. H. JARAUSCH, Student, Society and Politics in Imperial Germany [Estudiantes, sociedad y política en la Alemania imperial], Princeton, NJ, University Press, 1982; y J. E. CRAIG, Scholarship and Nation Building: The University of Strasbourg and Alsatian Society 1870-1939 [La educación académica y la construcción de la nación: La Universidad de Estrasburgo y la sociedad alsaciana 1870-1939], Chicago, IL, University Press, 1984.

34. E. E. Y. HALES, The Catholic Church in the Modern World [La Iglesia Católica en el mundo moderno], n. 31, p. 241. La erudición teológica patrística y litúrgica francesa hizo una contribución muy importante al Concilio Vaticano II.

35. Cabe señalar que, a diferencia del Concilio Vaticano I, ninguno de los decretos emanados del Vaticano II procede del pasaje de Pedro en Mateo. Habiendo ya pasado el Vaticano II, los eruditos católicos romanos contemporáneos pueden interpretar con razón su recepción más favorable por parte de los colegas protestantes como evidencia de que ahora se los percibe más fácilmente como capaces de estar libres de la influencia del Vaticano. Sin embargo, no está claro si ellos se dan cuenta de que esta percepción más favorable se ha comprado a un precio, es decir, la aceptación académica aparentemente total e incondicional de la primacía marcana (léase: "antiultramontanismo"). Sin embargo, es bastante erróneo pensar que la aceptación católica liberal contemporánea de la prioridad marcana se debe solo, si acaso, a la preocupación por lo que puedan pensar los protestantes. Para la mayoría, si no la totalidad, de los católicos liberales, la prioridad marcana es intelectualmente satisfactoria. Es con un sentimiento genuino de liberación que un exégeta católico liberal puede producir nuevas ideas a partir de Marcos, ideas que de algún modo parecen ser más difíciles de derivar a partir de los evangelios más sofisticados (y eclesiásticamente desarrollados) de Mateo y Lucas. Marcos no parece representar tanto la libertad del dogma católico como un nuevo comienzo en la emocionante búsqueda de una fe supuestamente más válida, menos evaluada por el derecho canónico o la doctrina de la Iglesia que por la experiencia cristiana común. Para los académicos que cuestionan la prioridad marcana, no reconocer esta contribución positiva y liberadora de la prioridad marcana [desde el punto de vista liberal] a la vida actual del catolicismo liberal sólo conducirá a más malentendidos y falta de comunicación. Si Marcos es de hecho menos sofisticado o menos desarrollado eclesiástica y/o teológicamente que los evangelios más extensos es otra cuestión. Pero al aprender unos de otros, uno debe tomar en serio cómo el otro percibe las cosas y cómo el otro se siente acerca de lo que él o ella perciben como verdadero.

36. W. R. FARMER, The Synoptic Problem. A Critical Analysis [El problema sinóptico. Un análisis crítico], Nueva York, Macmillan, 1964, pp. 48-198.

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