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La nueva síntesis de fe y vida, el reinado de Dios en las enseñanzas de la Iglesia

La Iglesia aporta la esperanza: La confesionalidad católica de todos los pueblos en el futuro será consecuente, de palabra y de obra, como proclamó el Concilio Vaticano II

La síntesis de la religión y de la vida en la Cristiandad futura..

La síntesis de la religión y de la vida en las enseñanzas de Pío XII

La síntesis de la religión y de la vida en las enseñanzas de san Juan XXIII

La nueva síntesis de fe y vida, el reinado de Dios, en las enseñanzas del papa san Juan Pablo II

La nueva síntesis de fe y vida, el reinado de Dios, en las enseñanzas de san Juan Pablo II
La síntesis de fe y vida ante todo personal
La síntesis de fe y vida en la sociedad

"La síntesis entre cultura y fe no es sólo una exigencia de la cultura, sino de la misma fe"
"Una fe que no se hace cultura es una fe que no ha sido acogida en su plenitud, que no ha sido totalmente reflexionada, ni fielmente vivida" (Mensaje de san Juan Pablo II al VI Encuentro Italiano de Profesores Universitarios Católicos en la Universidad del Sagrado Corazón, en Roma. NOTICIAS ECLESIALES 6 de Octubre de 2001)

La liturgia y la síntesis entre la fe y la vida (cardenal Sodano)

La Iglesia no concede la aprobación a ninguna organización apostólica, aunque presente como objetivos el llevar a todos a la santidad o promover la ayuda a los más necesitados del mundo entero, si no antepone a esos loables objetivos el de la vida cristiana para conseguir la santidad personal de los propios miembros de esa organización.

La Iglesia, para beatificar a alguien, examina ante todo la santidad personal de la persona propuesta, la heroicidad de sus propias virtudes, y, sobre esta base, sus acciones exteriores, que son fruto y señal de su vida personal unida a Cristo.

La tarea de todo cristiano es realizar la síntesis de la religión y de la vida en sí mismo ante todo y, consiguientemente, porque el bien es difusivo, contribuir a su realización en su prójimo, en toda la sociedad y en todos los aspectos de la vida social y política. Debe configurar su vida con Cristo prioritariamente, y, en consecuencia, pero al mismo tiempo, procurar la misma configuración con Cristo en la vida de su prójimo y en todos los aspectos de la civilización y de la cultura de su época.

Así lo explicó san Juan Pablo II en el discurso del Nou Camp de Barcelona del 7.11.1982, e insistió en ello en 1988:

"Como tuve ocasión de decir en nuestro inolvidable encuentro en el Nou Camp de Barcelona, también ahora quiero alentaros a que evitéis el espejismo en que se puede caer cuando se quiere cambiar la sociedad "cambiando sólo las estructuras externas o buscando únicamente la satisfacción de las necesidades materiales del hombre". Por el contrario, es necesario "empezar por cambiarse a sí mismo; por renovarse moralmente; por destruir las raíces del egoísmo y del pecado que anida en cada corazón" (Discurso del 7.11.1982, n. 5). Fruto de este cambio interior debe ser la solidaridad que hemos de realizar a través de acciones concretas en favor de los pobres y marginados que tenemos a nuestro alrededor". (San Juan Pablo II: Discurso a los fieles de las diócesis catalanas, peregrinos en Roma para conmemorar el milenio de Cataluña, el 5.12.1988, n. 2. L'Oss. 11.12.1988).

No debe haber contradicción entre fe y vida personal de los creyentes, si no, no reaccionarán ante la degradación social:

"Cuando la fe no está suficientemente alimentada de la palabra de Dios, cuando existe contradicción entre lo que se cree y lo que se vive, los creyentes pierden la capacidad de influir en la sociedad. Se pierde, entonces, el valor necesario para reaccionar ante la degradación que daña el tejido civil, social y moral. (San Juan Pablo II: Homilía en Nola el 23.05.1992. L'Oss.12.06.1992).

El papa Benedicto XVI volvió a defender la síntesis de la religión y de la vida (15.09.2005) recordando lo proclamado por el Concilio Vaticano II:

"La separación entre la fe que profesan y la vida cotidiana de muchos debe ser considerada como uno de los errores más graves de nuestro tiempo" (Gaudium et spes, 43)

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Y Benedicto XVI expresó así la síntesis futura de fe y vida a través de la esperanza:

"La fe cristiana es esperanza. Abre el camino hacia el futuro... La fe no debe quedarse en teoría: debe convertirse en vida"
(Benedicto XVI, 29.06.2009).

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El papa Benedicto XVI rechazó en su viaje de 2008 a los USA la versión de la laicidad como separación de la autoridad de la Iglesia sobre la moral a la que se debe someter todo lo humano para ser humano y rechazó también que sean un modelo las formulaciones imperantes en los USA de una religiosidad por encima de las confesiones religiosas: "La justa autonomía del orden secular no puede desvincular esa autonomía de Dios", ni puede separarse la fe de la vida, ni el cristianismo es una religión privada, sino para salvar al mundo; y el secularismo de América reduce la creencia religiosa al mínimo común denominador" (Benedicto XVI)

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La síntesis de fe y vida en la sociedad

El papa san Juan Pablo II proclamó una vez más, el 27 de julio de 2003, que el Evangelio se aplica a toda la vida social, incluyendo la política, la economía y la cultura:

“El Evangelio es luz que ilumina todo el vasto campo de la vida social: la familia, la cultura, la escuela y la universidad, los jóvenes, los medios de comunicación social, la economía, la política... Cristo sale al encuentro del hombre dondequiera que viva y trabaje, y da pleno sentido a su existencia”, dijo el Santo Padre en Castelgandolfo en su breve predicación antes del rezo del Ángelus (L'Osservatore Romano, 1.08.2003).

Estas palabras sintetizan las que aparecen en su Exhortación Apostólica Ecclesia in Europa (28.06.2003, n. 58):

"La evangelización de la cultura debe mostrar también que hoy, en esta Europa, es posible vivir en plenitud el Evangelio como itinerario que da sentido a la existencia. Para ello, la pastoral ha de asumir la tarea de imprimir una mentalidad cristiana a la vida ordinaria: en la familia, la escuela, la comunicación social; en el mundo de la cultura, del trabajo y de la economía, de la política, del tiempo libre, de la salud y la enfermedad".

"LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR PUNTO DE LLEGADA DE LA HISTORIA HUMANA"

"La civilización del amor debe ser el verdadero punto de llegada de la historia humana" (San Juan Pablo II, 3.11.1991. Homilía en la Parroquia de San Romualdo de Roma. L'Oss. 21.11.91).

"La civilización del Amor es el Reino del Corazón de Cristo"

"Sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, podrá levantarse la civilización del Amor, el Reino del Corazón de Cristo" (San Juan Pablo II, 5.10.1986. Carta al General de la Compañía de Jesús)

CRISTIANDAD FUTURA:

"Ningún ser humano puede vivir sin perspectivas de futuro. Mucho menos la Iglesia que vive de la esperanza del Reino que viene y que ya está presente en el mundo" (Ecclesia in Europa, 28.06.2003, n.11).

LA ALIANZA QUE DIOS PROPONE: ACEPTAR LIBREMENTE SU REINADO

"Reunidos en familias, ciudades, pueblos, los seres humanos no viven y sufren en vano: el cristianismo les enseña que la historia no es un ciclo indiferente que se inicia continuamente, sino que encuentra un sentido en la alianza que Dios propone a los hombres a fin de invitarles a aceptar libremente su reinado".
(San Juan Pablo II: Discurso a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa el 8.10.1988. L'Oss 6.11.1988).

La nueva síntesis personal y social

"Este clima cultural afecta no solamente a los no creyentes, sino también a los cristianos, que experimentan en su propio ser la división amenazadora entre su corazón y su mentalidad de creyentes y el pensamiento, las estructuras y las presiones de una sociedad basada en el agnosticismo y la indiferencia. Frente a este neopaganismo, la Iglesia en España ha de responder con un testimonio renovado y un decidido esfuerzo evangelizador que sepa crear una nueva síntesis cultural capaz de transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad» (Evangelii nuntiandi, 19)" (San Juan Pablo II: Discurso a los obispos de las provincias eclesiásticas de Valencia y Valladolid en visita ad limina, el 23.09.1991; L'Oss. 27.09.1991).

La nueva síntesis entre Evangelio y vida, más a fondo aún que la medieval

"Jóvenes en búsqueda de una casa común. A todos os digo: ésta es vuestra casa, la casa de Cristo y de María, la casa de Dios y del hombre. Jóvenes de la Europa que está en camino hacia el año 2000, entrad en esta casa para construir juntos un mundo diverso, un mundo en el que reine la civilización del amor...
»¡Cuántas veces en el pasado Europa ha tenido que afrontar difíciles periodos de transformación y de crisis! Siempre los ha superado acudiendo sin cesar a la inagotable reserva de energía vital del Evangelio. Así sucedió, por ejemplo, en la época de san Benito. Y hoy, en un ámbito ya planetario, hay que ir más a fondo aún, realizando una nueva síntesis entre valores y necesidades, entre fe y cultura, entre Evangelio y vida" (San Juan Pablo II: Mensaje en la vigilia de la juventud de Loreto el 9.09.1995. L'Oss. 22.09.1995).

SANAR LA FRACTURA, EL INTENTO DE SEPARAR LA FE DE LA VIDA

"La dignidad plena de las personas no puede realizarse ni en el liberalismo ni en el socialismo entendidos como exasperación ideológica de exigencias opuestas entre sí...Urge sanar la fractura existente entre moral y sociedad" (San Juan Pablo II, Discurso en Cremona al mundo del trabajo, el 21.06.1992, fiesta del Corpus Christi, L'Oss. 17.07.1992).

"Sabemos que estamos afrontando en nuestros días un reto cultural que, bajo formas nuevas, asume dimensiones gigantescas, también gracias a la presencia de los medios de comunicación social: el intento de separar la fe de la vida, el Evangelio de la cultura, y la moral de la política, de la economía y de la técnica.
»Alguno piensa en un mundo sin Dios y en una sociedad sin Iglesia. Otros consideran que la luz de la fe puede iluminar las conciencias, pero no aceptan que el Evangelio pueda ejercer su influencia en la vida social. Sólo la fe de los creyentes puede vencer ese reto: una fe madura, adulta, convincente y capaz de dar testimonio" (Beato Juan Pablo II, Discurso también en Cremona, el 21.06.1992, al final de la procesión del Corpus Christi, L'Oss. 17.07.1992).

"La síntesis entre cultura y fe no es sólo una exigencia de la cultura, sino de la misma fe"
"Una fe que no se hace cultura es una fe que no ha sido acogida en su plenitud, que no ha sido totalmente reflexionada, ni fielmente vivida"

NOTICIAS ECLESIALES 6 de Octubre de 2001
Roma, 6 (NE - eclesiales.org) "Humanismo cristiano y cultura universitaria" es el tema del congreso que se inauguró este fin de semana en la Universidad del Sagrado Corazón, en Roma. Se trata del VI Encuentro italiano de profesores universitarios católicos, que se inició el viernes en la Ciudad Eterna. Al empezar el congreso, se leyó el mensaje enviado por el Papa Juan Pablo II:

"El docente es un maestro. El no transmite el saber como si fuese un objeto de uso y de consumo", afirmó el Pontífice. Asimismo, el Papa invitó a los docentes a "mostrar que la palabra de la fe es verdaderamente una fuerza que ilumina el conocimiento, la libera de toda servidumbre, la hace capaz de bien." La Universidad -señaló más adelante- "está llamada a convertirse cada vez más en un laboratorio en el que se cultiva y se desarrolla un humanismo universal, abierto a la dimensión espiritual de la verdad". "La fe cristiana ilumina y aclara la existencia en todos sus ámbitos. Animado por esta riqueza interior, el cristiano la difunde con valor y la testimonia con coherencia". Al respecto del tema del congreso, el Papa señaló que un nuevo humanismo se concreta en una "síntesis entre cultura y fe", que "no es sólo una exigencia de la cultura, sino de la misma fe". "Una fe que no se hace cultura es una fe que no ha sido acogida en su plenitud, que no ha sido totalmente reflexionada, ni fielmente vivida", subrayó.

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La síntesis de la religión y de la vida en las enseñanzas de Pío XII

No se trata de buscar la organización social y política de la vida digna del hombre en la vuelta a la Edad Media, sino en "aquella síntesis de la religión y de la vida", como proclamó el papa Pío XII cuando canonizó a san Nicolás de Flüe, patrón de Suiza. Esa síntesis, incipiente y parcialmente conseguida en la época medieval, desintegrada en la modernidad hasta la descristianización de la sociedad, de la cultura y de la política, que es su deshumanización, es la tarea de todo cristiano alentada constantemente por los Papas. La cristianización es siempre la clave de la civilización. Así lo expresó en 1947 Pío XII al día siguiente a la canonización de san Nicolás de Flüe ante los peregrinos suizos que honraban a su compatriota:

"¿Caéis en la cuenta, amados hijos de la hora presente y de la dolorosa antítesis que ofrece a nuestros ojos? De una parte nosotros, que cantamos la gloria de los santos de la Edad Media, de aquellos santos que han realizado en sí mismos, en la unidad de la religión y de la vida, la «devoción a Dios», y de la otra, en el polo opuesto, una parte excesivamente grande del Mundo llevando a la práctica la «devoción al Mundo», la idolatría del Mundo hasta la negación de Dios, hasta la profesión del ateísmo más absoluto.
¿Cuál será prácticamente la solución en lo que a vosotros concierne, vosotros que vivís en medio de este desconcierto de los más altos valores espirituales y morales? ¿La vuelta a la Edad Media? Nadie ha soñado con eso: pero sí la vuelta a aquella síntesis de la religión y la vida. Ésta de ningún modo fue un monopolio de la Edad Media: supera infinitamente todas las contingencias y es siempre actual, porque es la clave de arco de toda civilización; el alma que ha de vivificar toda cultura, so pena de que se destruya con sus propias manos y se precipite en el abismo de la malicia humana, que ante sus pasos se abre desde el momento en que con la apostasía comienza a separarse de Dios" (Cristiandad, Barcelona, tomo IV, 1947, p. 301).

El papa constata que aquella síntesis realizada en la Edad Media, aunque imperfectamente, entre la religión y la vida, se ha disgregado, desintegrado, hasta convertirse en "desconcierto" y producir la "antítesis" de "la profesión del ateísmo más absoluto". La civilización y la cultura van así a la autodestrucción, este es el pronóstico que sigue a ese diagnóstico. Y la solución es la siempre actual síntesis de la religión y de la vida. Esto es lo que vino Cristo a traer y lo que dejó como misión de la Iglesia, no sólo lo sobrenatural propio de su divinidad, sino la inserción de lo sobrenatural, de lo divino, en lo natural humano. Para redimirlo, para sanarlo, para humanizarlo. Y para divinizarlo, para sobrenaturalizarlo, para darle valor de vida eterna. Para habilitar a cada hombre para ir al cielo. Cristianizar también la sociedad para que pueda cumplir el deber de acatar a Dios como tal colectivamente, y porque esto, el reino de Dios, es el bien del hombre, porque creará así el ambiente apropiado para que cada persona pueda llevar una vida cristiana, y por lo tanto, y sólo así, plenamente humana, y porque de ahí vendrá el florecimiento y la fructificación de la civilización y de la cultura en su máximo esplendor terreno. Esta síntesis de la vida humana individual y colectiva y de la vida divina, en la tierra, será realizada en el reinado de Cristo, que Él mismo implantará por su amor ardiente expresado en su Sagrado Corazón.

El maligno enemigo, Satanás, lo que intenta es disgregar, desintegrar aquella síntesis de fe y vida. A veces, violentamente como dragón; a veces, suavemente como serpiente. La descendencia de la serpiente enfrentada a la descendencia de la mujer, es decir, enemiga siempre de la humanidad, intensifica en nuestra época el intento de la disgregación. También fue denunciado ese intento por Pío XII:

«El "enemigo" se encuentra por todas partes y en medio de todos. Sabe ser violento y taimado. En estos últimos siglos ha intentado llevar a cabo la disgregación intelectual, moral, social de la unidad del organismo misterioso de Cristo. Ha querido la naturaleza sin la gracia; la razón sin la fe; la libertad sin la autoridad; a veces, la autoridad sin la libertad. Es un "enemigo" que cada vez se ha hecho más concreto, con una despreocupación que deja atónitos todavía: Cristo, sí; Iglesia, no. Después: Dios, sí; Cristo, no. Finalmente el grito impío: Dios ha muerto; más aún, Dios no ha existido jamás. Y he aquí la tentativa de edificar la estructura del mundo sobre fundamentos que Nos no dudamos en señalar como a principales responsables de la amenaza que gravita sobre la humanidad: una economía sin Dios, un derecho sin Dios, una política sin Dios. El "enemigo" se ha preparado y se prepara para que Cristo sea un extraño en la universidad, en la escuela, en la familia, en la administración de la justicia, en la actividad legislativa, en la inteligencia entre los pueblos, allí donde se determina la paz o la guerra» (Pío XII. Discurso en el XXX Aniversario de la Acción Católica Italiana, 12-10-1952).

La síntesis de la religión y de la vida en las enseñanzas de san Juan XXIII

El Papa siguiente, san Juan XXIII, insiste en la misma denuncia con fuertes palabras. Caracteriza a nuestra época por este intento de excluir a Dios del orden temporal y lo califica de insensato, si lo que se quiere es que el orden temporal prospere, porque este Papa proclama también que es Dios el fundamento indispensable de una sólida prosperidad:

"La insensatez más caracterizada de nuestra época consiste en el intento de establecer un orden temporal sólido y provechoso, sin apoyarlo en su fundamento indispensable o, lo que es lo mismo, prescindiendo de Dios; y querer exaltar la grandeza del hombre cegando la fuente de la que brota y se nutre, esto es, obstaculizando y, si posible fuera, aniquilando la tendencia innata del alma hacia Dios. Los acontecimientos de nuestra época, sin embargo, que han cortado en flor las esperanzas de muchos y arrancado lágrimas a no pocos, confirman la verdad de la Escritura: Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen (Sal 127, 1)" (San Juan XXIII. Mater et magistra, 15.05.1961, n. 217).

Allí mismo, san Juan XXIII explica que es la separación de Dios lo que hace al hombre inhumano:

"El hombre, separado de Dios, se torna inhumano para sí mismo y para sus semejantes, porque las relaciones humanas exigen de modo absoluto la relación directa de la conciencia del hombre con Dios, fuente de toda verdad, justicia y amor" (San Juan XXIII. Mater et magistra, 15.05.1961, n. 215).

Y, no sólo pone como ejemplo las persecuciones cruentas que sufren los cristianos (n. 216), sino que a continuación es donde dice lo citado más arriba de que es la insensatez más característica de nuestra época la de buscar la prosperidad excluyendo a Dios que es su cimiento indispensable.

Tenemos ahí la doctrina positiva de la conexión del hombre con Dios como base de las relaciones humanas, además de la condena de la separación de Dios como origen de toda inhumanidad personal y social.

San Juan XXIII proclamó que el objetivo del Concilio Vaticano II fue preparar el fundamento para que la ciudad terrenal se organice a semejanza de la Ciudad celeste, al decir el Papa que el Concilio,

«… mientras agrupa las mejores energías de la Iglesia y se esfuerza en hacer que los hombres acojan con mayor solicitud el anuncio de la salvación, prepara y consolida este camino hacia la unidad del género humano, que constituye el fundamento necesario para que la ciudad terrenal se organice a semejanza de la Ciudad celeste».
(San Juan XXIII: Discurso pronunciado en la Basílica vaticana, 11-X-1962, en la Inauguración Solemne del Concilio Vaticano II, párrafo 18).

Siendo por lo tanto ese fundamento, según esta enseñanza de san Juan XXIII, la unidad de la humanidad consolidada en la acogida por todos los hombres del anuncio de la salvación que hace la Iglesia.

L'Oss significa L'Osservatore Romano, Edición en castellano