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San Juan XXIII:
Esto no es lo mismo, ni mucho menos, que lo que dice el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos del hombre, de la ONU de 1948:
Porque como enseña con autoridad el Catecismo de la Iglesia Católica, en el nº. 2108:
Y además como también enseña la Iglesia con autoridad en el nº. 2109 de dicho Catecismo:
Dado que, como también enseña la Iglesia con autoridad en el nº. 2105 de dicho Catecismo:
Pero ese artículo 18 y los demás de esa Declaración de la ONU, está claro que se pueden e incluso se deben reivindicar ante los Estados que no reconocen ni aceptan la autoridad de Dios y de su Iglesia Católica.
«También los demonios creen y tiemblan» (St 2, 19).
Suma contra gentes, II, c. 3, III, c, 40 Suma Teológica, II-II, q. 1, a, II-II, q. 4, a. 5, II-II, q. 10, II-II , q. 5, a. 2, ad 2, II-II, q. 5, a. 2, ad 3, II-II, q. 5, a, II-II , q. 12, a. 1, II-II, q. 10, a. 5, in c, II-II, q. 10, a. 1, in c, II-II, q. 10, a. 1, ad 1. s, II-II, q. 10, a. 4, in c, II-II, q. 10, a. 3, in c, II-II, q. 10, a. 1, in c ---------------------
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San Pablo VI dijo sobre el demonio: «podremos suponer su acción siniestra allí donde la negación de Dios se hace radical, sutil y absurda; donde la mentira se afirma, hipócrita y poderosa, contra la verdad evidente; donde el amor es eliminado por un egoísmo frío y cruel; donde el nombre de Cristo es impugnado con odio consciente y rebelde (1Cor 16,22; 12,3); donde el espíritu del Evangelio es mistificado y desmentido; donde se afirma la desesperación como última palabra» (15-11-1972).
Jacinto Verdaguer a la Inmaculada, reina de España |
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Oh Verge Immaculada, per vostra Concepció, d´Espanya Reina amada, salvau vostra nació. Concebuda sou Maria, és lo càntic celestial, que la terra al cel envia com un himne triomfal. Concebuda sou Maria, sens pecat original. Vós, Maria, sou l´estrella, que guià Espanya al Nou Món, la de l´alba hermosa i bella de la glòria que se´ns pon. Oh Maria, hermosa estrella resplendiu d´Espanya al front. Quan sa Reina era Maria, nostre regne era el més gran: sa bandera el món cobria des d´Amèrica a Lepant. Si a regnar torna Maria, ses grandeses tornaran. Vós d´Espanya sou la glòria, Vós lo sol del Principat: nostra pàtria i nostra història Vós, oh Verge ens ho heu donat: tronos són de vostra glòria Covadonga i Montserrat. Patrimoni ets de Maria Oh d´Espanya hermós país! Més avui l´error hi nia Que et farà poble infeliç Oh ! xafau-li el cap, Maria que és la serp del paradís |
Oh Virgen Inmaculada por tu santa Concepción de España, oh Reina amada, salva ya a tu nación. Concebida eres María es el canto celestial que la tierra al cielo envía como un himno triunfal. Concebida eres María sin pecado original. Tú María eres la estrella que guió a España a Ultramar, la del alba hermosa y bella que a gloria nos fue a guiar. Oh María, hermosa estrella Ven a España a iluminar. Cuando reinaba María, nuestro reino daba espanto: su enseña el mundo cubría desde América a Lepanto. Si a reinar vuelve María, nuestro reino será santo. Tú de España eres la gloria, Tú el sol de este Principado: nuestra patria y nuestra historia Tú nos las has otorgado: vivo está en nuestra memoria el amor de tu cuidado. ¡Patrimonio es de María, de España el bello país! Pero hoy aquí el error anida que lo hará un pueblo infeliz. ¡Oh, aplástalo ya María, que es de la sierpe cerviz! |
Enseñanzas del papa FranciscoEEEE
Enseñanzas del papa Benedicto XVI
Enseñanzas de san Juan Pablo II
"El liberalismo
católico es un pie en la verdad y un pie en el error; un
pie en la Iglesia y un pie en el siglo, un pie conmigo y
un pie con mis enemigos
Lo que aflige a vuestro país y le impide merecer las bendiciones del Cielo, es la confusión de los principios. Diré la palabra y no la callaré: lo que más temo para vosotros no son esos miserables de la Comuna, verdaderos demonios escapados del infierno, es el liberalismo católico, ese sistema fatal que siempre sueña en conciliar dos cosas imposibles: la Iglesia y la Revolución. Lo he condenado ya, pero lo condenaría cuarenta veces más si fuera necesario. Sí, vuelvo a decirlo por el amor que os tengo; sí, ese juego de equilibrio es el que puede acabar por destruir la religión entre vosotros" Papa Beato Pío IX. |
El beato Pío IX condenó la creencia de que «la razón humana, sin tener para nada en cuenta a Dios, es el único árbitro de lo verdadero y de lo falso, del bien y del mal; es ley de sí misma; y bastan sus fuerzas naturales para procurar el bien de los hombres y de los pueblos» (Syllabus 1864,3; cf. Vat. II, GS 36c).
A los que yo amo los reprendo y los corrijo (Ap 3,19). Al ser castigados, somos corregido por el Señor, para que no seamos condenados por el mundo (1Co 11,32).
A ellos los habías probado como padre que amonesta (Sb 11,10)
Yo seré para el padre y él será para mí hijo. Si hace mal, le castigaré con vara de hombres y con golpes de hombres, pero no apartaré de él mi amor (2S 7,14-15)
No habéis resistido todavía hasta llegar a la sangre en vuestra lucha con el pecado.
Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por Él. Pues a quien ama el Señor le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige? Mas si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que sois bastardos y no hijos. Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir? ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas Él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad. Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella (Hb 12,4-11).Yahveh reprende a aquel que ama, como un padre al hijo querido (Pr 3,12).
Date cuenta, pues, de que Yahveh te corregía como un hombre corrige a su hijo, y guarda los mandamientos de Yahveh tu Dios siguiendo sus caminos y temiéndole. (Dt 8,5).
«Los castigos no vienen para la destrucción, sino para la corrección de nuestro pueblo» (2Macab 6,12).
«El sufrimiento debe servir para la conversión, es decir, para la reconstrucción del bien en el sujeto, que puede reconocer en esta llamada a la penitencia la misericordia divina. La penitencia tiene como finalidad superar el mal, que bajo diversas formas está latente en el hombre, y consolidar el bien tanto en uno mismo como en su relación con los demás, y sobre todo con Dios» (San Juan Pablo II, Carta apostólica Salvifici doloris de 1984, n.12).
Las desgracias nos las envía Dios para que nos apeguemos más a Él.
Sólo el hombre muy virtuoso puede sobrellevar el éxito y los elogios sin desviarse de la justicia, engreírse y entontecerse (Aristóteles).
La adulación a los poderosos debería estar tipificada en el código penal con más severidad que las injurias a las autoridades.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas (Sal 102,8-10).
"el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal. Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura". (Is. 33, 15-16).
"no hurtaréis; no mentiréis ni os defraudaréis unos a otros" (Lv 19, 11).
"no haréis sentencias injustas, ni cometeréis injusticias en pesos y medidas. Tened balanza, pesas y medidas exactas" (Lv 19, 35).
"no torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las palabras de los justos". (Dt, 16, 19). En otro punto escribe que "maldito quien acepte soborno para quitar la vida a un inocente" (Dt 27, 25).
"No morará en mi casa quien cometa fraude" (Sal 101, 7).
"No juntes mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios, que tienen en sus manos la infamia, y su diestra repleta de soborno" (Sal 26, 10).
"sus hijos no siguieron su camino: fueron atraídos por el lucro, aceptaron regalos y torcieron el derecho" (I Sam 8, 3).
"Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada, dictador de sentencias injustas, que condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables" (Dn 13, 53).
Zaqueo, jefe de recaudadores de impuestos: "daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple".
A Juan Bautista, "preguntáronle también unos soldados: 'Y nosotros ¿qué debemos hacer?' El les dijo: 'No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada".
Los sumos sacerdotes "sobornaron" a los guardias que custodiaban el sepulcro cuando Jesús resucitó para que no dijeran la verdad.
San Pablo a los Romanos: "por eso precisamente pagáis los impuestos, porque son funcionarios de Dios, ocupados asiduamente en ese oficio Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor. Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley".
"Que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo" (Ef 4,7-16).
El pecado contra la castidad en la Sagrada Escritura
«¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
La gran restauración y el cardenal George
El milagro del sol en Fátima el 13 de octubre de 1917
Pablo VI y la comisión papal sobre el control de natalidad desde el 23 de junio de 1963
La fiesta de la Hispanidad el 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar
Decreto del Concilio Ecuménico Vaticano II UNITATIS REDINTEGRATIO SOBRE EL ECUMENISMO, 21 de noviembre de 1964
. Textos de santa Teresa de Lisieux. ...
La civilización del amor es el reinado social en la tierra del Sagrado Corazón de Jesucristo
«No te olvides del Señor... No sea que, cuando... abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios... Y no digas: "Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas. "
Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy» (Dt 8, 7-18).
La exégesis
liberal Los herederos de los padres de la Reforma, asumiendo el naturalismo racionalista de la Ilustración, generan la exégesis protestante liberal. Todas las confesiones cristianas que siguen en exégesis un historicismo-crítico racionalista extremo siguen un evidente camino de extinción. Nada quieren saber de ellos los evangélicos, más bien tentados de fundamentalismo bíblico, ni menos los orientales ortodoxos. Son comunidades cristianas degeneradas, que aceptan el aborto, la anticoncepción, la eutanasia, el divorcio, la homosexualidad, el sacerdocio presbiteral o episcopal de mujeres, a veces lesbianas reconocidas, y son quienes producen las exégesis más aberrantes, al gusto del autor y de las ideologías mundanas de moda Estas comunidades cristianas, al no ser asistidas por la sucesión apostólica, son conducidas de hecho no tanto por sus pastores como por sus teólogos (mucho más valorados en el protestantismo que los pastores), y han mostrado en nuestro tiempo un instinto casi infalible para adherirse sucesivamente a todos los peores errores: nacionalsocialismo, anarquismo, autoritarismo fascista, feminismo extremo, revolución sexual, pacifismo ilimitado, ecologismo pseudoreligioso, conformismo permanente con el modelo cultural predominante en el mundo: en la educación, las costumbres, la política, el arte o lo que sea. Viven intensamente el Romanos 12, 1-3, pero al revés. Parece increíble que quienes comenzaron con la «Sola Scriptura» se hayan quedado prácticamente «Sine Scriptura». Pero es perfectamente comprensible: dado el libre examen de las Escrituras, habiéndola triturado modernamente con las exégesis analíticas más destructoras de la Palabra divina, y habiendo negado la historicidad de casi toda la Biblia, también de los Evangelios, se quedaron sin Biblia. Perviven a veces malamente estas confesiones en Estados protestantes confesionales, sostenidas por los impuestos eclesiásticos recaudados por la Administración política. En algunas ciudades, subsiste la Facultad teológica, pero ya cesó toda forma de culto en las iglesias, porque quedaron vacías. Tienen los días contados. Y las Iglesias locales católicas que están más o menos contagiadas de su espíritu llevan el mismo camino hacia la extinción o hacia una reducción extrema. Mientras tanto la Iglesia Católica verdadera y la Ortodoxia subsisten, y los Evangélicos fundamentalistas crecen. (Iraburu, La Virgen María, siempre virgen, 17.09.2013) |
"Apartar la memoria viva de la historia
vivida por la Compañía según la voluntad del Señor, siendo
así que recibió la misión de anunciar el misterio del amor de
Dios revelado en el Corazón del Hijo único, sería traicionar
la existencia misma de la Compañía, en razón sobre
todo de una real connaturalidad entre la espiritualidad del
Corazón de Jesús y la espiritualidad ignaciana".
(Conferencia del P. Kolvenbach, General de los Jesuitas, Paray-le-Monial,
2 de julio 1988. MISION
AGRADABLE (P. Peter-Hans Kolvenbach, S.J.)
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El
Papa Francisco cesa a Monseñor Rogelio Livieres, miembro
del Opus Dei, como obispo de Ciudad del Este
Sta. Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia:
-------------------- No olvidemos las advertencias de Dios por medio de su Profeta a los que tenemos responsabilidad sobre el pueblo:
Monseñor Rogelio Livieres, ex obispo de Ciudad del Este (Paraguay), blog, 11 de agosto de 2014 ---------------------------- ------------------------------------- Juramento antimodernista de 1910 . ..Sacrorum antistitum de 1910 . Profesión tridentina de fe de 1564 ...PASCENDI Fórmulas de la profesión de fe y del juramento de fidelidad prescritos el 9 de enero de 1989 |
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«No te acostarás con
varón como con mujer; es abominación». (Lev 18, 22)
"¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios." (1 Cor. 6,9). « Apoyándose en la Sagrada Escritura, que los presenta como depravaciones graves (cf. Gn 19,1-29; Rm 1,24-27; 1Cor 6,10; 1Tm 1,10), la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso» (Catecismo de la Iglesia Católica 2357). «Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo, que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica 2359 ). El Sínodo anterior sobre la
familia, en 1980, enseñó la doctrina católica sobre
este mismo tema: |
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"Lo principal que es preciso notar es que, cuando prescribimos que se siga la filosofía escolástica, entendemos principalmente la que enseñó Santo Tomás de Aquino, acerca de la cual, cuanto decretó nuestro predecesor queremos que siga vigente y, en cuanto fuere menester, lo restablecemos y confirmamos, mandando que por todos sea exactamente observado. A los obispos pertenecerá estimular y exigir, si en alguna parte se hubiese descuidado en los seminarios, que se observe en adelante, y lo mismo mandamos a los superiores de las órdenes religiosas. Y a los maestros les exhortamos a que tengan fijamente presente que el apartarse del Doctor de Aquino, en especial en las cuestiones metafisicas, nunca dejará de ser de gran perjuicio" (San Pío X: Pascendi).
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La Iglesia tiene el
coraje de una madre que siente del deber de defender a
los propios hijos de los peligros que derivan de la
presencia de Satanás en el mundo, para
llevarlos al encuentro con Jesús. Una madre siempre defiende a sus hijos. Esta defensa consiste también en exhortar a la vigilancia: vigilar contra el engaño y la seducción del maligno. Porque si bien Dios ha vencido a Satanás, éste vuelve siempre con sus tentaciones; nosotros lo sabemos, todos nosotros somos tentados y hemos sido tentados. Depende de nosotros no ser ingenuos. Él viene y ´como león rugiente gira buscando a quien devorar´. Y nosotros no tenemos que ser ingenuos, sino vigilar y resistir firmes en la fe. Resistir con los consejos de la madre, resistir con la ayuda de la Madre Iglesia, que como buena madre acompaña a sus hijos en los momentos difíciles. Francisco, Audiencia General, miércoles, 3-09-2014 |
"Saludos y paz a todas las otras
comunidades Cristianas... Un saludo cordial mandamos...
a los que creen en Dios... Después, en este momento, pensamos en
toda la humanidad, movido por el amor del que tanto amó al mundo
que dio su vida por él. El corazón asume dimensiones mundiales;
ojalá asuma las dimensiones infinitas del Corazón de
Cristo".
(Alocución del papa san Pablo VI del Jueves
Santo, en Insegnamenti di Paolo VI, Poliglotta Vaticano 1975, vol.
II, 210. Traducción Mercaba.)
"El corazón del hombre es pequeño, es egoísta,
no tiene lugar sino para sí mismo y para pocas personas, los de
la propia familia y de la propia casta. Y cuando, después de
nobles esfuerzos largos y fatigosos, se dilata un poco, llega a
comprender la propia patria y la propia clase social, pero
siempre busca barricadas y fronteras, entre las cuales pueda
limitarse y refugiarse. Hasta hoy, el corazón del hombre moderno
sufre fatiga al trascender estos confines interiores, y, a la
invitación que el progreso civil le hace de dilatar la capacidad
del amor para el mundo, responde con incertitud y a condición,
todavía egoísta, de hallar en eso su propia ventaja. La
utilidad, el prestigio, aunque no sea la manía de dominar y de
subyugar a los demás para sí, gobiernan el corazón del hombre.
Pero, si está penetrado verdaderamente de su condición de
católico, todo egoísmo está superado, todo clasismo está
elevado a la plena solidaridad social, todo nacionalismo se
compagina con el bien de la comunidad mundial; entonces todo
racismo está condenado, como todo totalitarismo está
manifestado en su inhumanidad; el corazón pequeño se rompe o,
mejor, adquiere una nueva capacidad de dilatarse. Palabra de San
Agustín: "Dilatentur spatia caritatis."
Un corazón católico significa un corazón de dimensiones
universales. Un corazón que ha superado el egoísmo, la angustia
radical que excluye al hombre de la vocación al Amor supremo.
Significa un corazón magnánimo, un corazón ecuménico, un
corazón capaz de abrazar al mundo entero dentro de sí. Pero,
eso no lo hará un corazón indiferente a la verdad de las cosas
y a la sinceridad de las palabras; no confundirá la debilidad
con la bondad, no colocará la paz en la maldad y en la apatía.
Sino sabrá pulsar en la maravillosa síntesis de San Pablo:
"veritatem facientes in caritate." (Ef. 4,15; 31)".
(EI papa san Pablo VI, anunciando la creación de la Secretaría
para los no-cristianos. Pentecostés 1966, en lnsegnamenti di
Paolo VI, vol. II, 340. Traducción Mercaba.)
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Una sana democracia, fundada sobre los
inmutables principios de la ley natural y de las verdades
reveladas, será resueltamente contraria a aquella corrupción
que atribuye a la legislación del Estado un poder sin freno ni
límites, y que hace también del régimen democrático, a pesar
de las contrarias, pero vanas apariencias, un puro y simple
sistema de absolutismo.
El absolutismo de Estado (que no debe ser confundido, en cuanto
tal, con la monarquía absoluta, de la cual no se trata aquí)
consiste de hecho en el erróneo principio de que la autoridad
del Estado es ilimitada y de que frente a ésta -incluso cuando
da libre curso a sus intenciones despóticas, sobrepasando los
límites del bien y del mal- no se admite apelación alguna a ley
superior moralmente obligatoria.
(Pío XII, Radiomensaje de Navidad de 1944)
la misma ley natural que rige las
relaciones de convivencia entre los ciudadanos debe regular
también las relaciones mutuas entre las comunidades políticas.
Este principio es evidente para todo el que considere que los
gobernantes, cuando actúan en nombre de su comunidad y atienden
al bien de la misma, no pueden, en modo alguno, abdicar de su
dignidad natural, y, por tanto, no les es lícito en forma alguna
prescindir de la ley natural, a la que están sometidos, ya que
ésta se identifica con la propia ley moral.
(Juan XXIII, Pacem in terris, nº 80-81)
La Iglesia promueve el valor de la
democracia, entendida como gestión participativa del Estado a
través de órganos específicos de representación y control, al
servicio del bien común; una democracia que, más allá de sus
reglas, tenga un alma, constituida por aquellos valores
fundamentales sin los cuales se convierte con facilidad en
un totalitarismo visible o encubierto -Centesimus annus, 46-
(Juan Pablo II: Discurso al mundo de la cultura en Riga, 9 de
septiembre de 1993).
La historia demuestra con gran claridad
que las mayorías pueden equivocarse. La verdadera racionalidad
no queda garantizada por el consenso de una mayoría, sino sólo
por la transparencia de la razón humana ante la Razón creadora
y por la escucha de esta Fuente de nuestra racionalidad. Cuando
están en juego «las exigencias fundamentales de la dignidad de
la persona humana, de su vida, de la institución familiar, de la
justicia del ordenamiento social, es decir, los derechos
fundamentales del hombre, ninguna ley hecha por los hombres puede
trastocar la norma escrita por el Creador en el corazón del
hombre, sin que la sociedad quede golpeada dramáticamente en lo
que constituye su fundamento irrenunciable".
(Benedicto XVI, discurso a los miembros de la Comisión
Teológica Internacional, 5 de octubre del 2007).
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo (Efes. 1, 10)". (San Pío X, Enciclica Notre Charge Apostolique, 11).
"La Iglesia, que jamás ha traicionado la
felicidad del pueblo con alianzas comprometedoras, no tiene que
desligarse del pasado, le basta retomar, con el concurso de los
verdaderos obreros de la restauración social, los organismos
rotos por la revolución, y adaptarlos, con el mismo
espíritu cristiano de que estuvieron animados, al nuevo
medio creado por la evolución material de la sociedad
contemporánea, porque los verdaderos amigos del pueblo
no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas"
(San Pío X, Enciclica Notre Charge Apostolique, 40).
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San Juan Pablo II: Discurso a la Pontificia Comisión Bíblica, 23 de abril de 1993, anunciando el documento sobre La interpretación de la Biblia en la Iglesia: AAS 86 [1994], pp. 232-243. (AAS 85 [1993], pp. 764-772, San Juan Pablo II)
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"En contacto con el Corazón de Cristo, el corazón
del hombre aprende a conocer la significación verdadera y única
de la vida y de su destinación, a comprender el valor de una
vida verdaderamente cristiana; cómo guardarlo contra ciertas
perversiones del corazón humano, y cómo hermanar el amor de
Dios y el del prójimo. De esta manera - y esto es la verdadera
reparación requerida por el Corazón del Salvador - será
posible construir en las ruinas acumuladas por el odio y la
violencia, la civilización del Corazón de Cristo".
(El papa san Juan Pablo II en su carta de 1986 de Paray-le-Monial
al superior general de los Jesuitas).
La Hostia
consagrada, el Sagrado Corazón de Jesús "Cuando el sacerdote hace la elevación...,
santa Gertrudis vio en ese momento a Jesús en el cielo
levantarse de su trono, tomar con sus propias
manos su corazón, elevarlo y presentarlo a Dios Padre,
inmolándose a Sí mismo. Este acto expresa perfectamente
el misterio del sacrificio renovado del Salvador mismo
entre las manos del celebrante". |
Textos de Francisco Canals Vidal
Artículos de la revista Cristiandad de Barcelona
La tradición: su trascendencia de la historia por José Mª Petit Sullá
El sentido cristiano de la historia por José Mª Petit Sullá
Actualidad psicológica del culto al Sagrado Corazón de Jesús por Mercedes Palet Fritschi
Enchiridion de indulgencias.. .... ..Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina de san Pablo VI sobre las indulgencias
DE TRISTITIA CHRISTI (LA AGONÍA DE CRISTO) de Tomas Moro
Oración del buen humor de santo Tomas Moro
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra (Cántico del Hermano Sol de San Francisco)
La verdadera y perfecta alegría según san Francisco de Asís
Las cinco vías o pruebas filosóficas de la existencia de Dios de santo Tomás de Aquino
Acerca de las Antinomias kantianas (I y II) Por Néstor Martínez
San José de Cupertino, 18 de septiembre, al que se le pide en los
exámenes:
"Haz que me toquen en suerte puntos en los que yo esté más
fuerte".
Campanadas de San Josemaría Escrivá de Balaguer
San Vicente de Lerins, Commonitorium, 23: «Quizá alguien diga: ¿ningún progreso de la religión es entonces posible en la Iglesia de Cristo? Ciertamente que debe haber progreso, ¡Y grandísimo! ¿Quién podría ser tan hostil a los hombres y tan contrario a Dios que intentara impedirlo? Pero a condición de que se trate verdaderamente de progreso por la fe, no de modificación. Es característica del progreso el que una cosa crezca, permaneciendo siempre idéntica a sí misma; es propio, en cambio, de la modificación que una cosa se transforme en otra. Así, pues, crezcan y progresen de todas las maneras posibles la inteligencia, el conocimiento, la sabiduría, tanto de la colectividad como del individuo, de toda la Iglesia, según las edades y los siglos; con tal de que eso suceda exactamente según su naturaleza peculiar, en el mismo dogma, en el mismo sentido, según una misma interpretación»,«In eoden dogmate, eodem sensu, eademque sententia».
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