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Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad. Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo. Fortalece a los débiles en la fe. Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Protege a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres. Y asiste maternalmente, oh María, a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad
(San Juan Pablo II el 6 de noviembre de 1982 ante el Pilar de Zaragoza).

La fiesta de la Hispanidad, el día de la Virgen del Pilar

En 1981, bajo la Constitución de 1978, el gobierno español estableció el 12 de octubre como día de la «Fiesta Nacional de España y Día de la Hispanidad» por el Real Decreto 3217/1981, publicado en el Boletín Oficial del Estado en enero de 1982.

El gobierno socialista de Felipe González en 1987 hace aprobar la Ley 18/1987 (BOE n. 241 de 1987) que, aunque elimina la denominación de Día de la Hispanidad, confirma y «establece el Día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre», descartando la idea de que la fiesta nacional de España fuese el 6 de diciembre, Día de la Constitución.

En cuanto a la fiesta del 12 de octubre, Rodríguez de San Pedro, al frente de la Sociedad Ibero-Americana, venía propugnando desde 1913 que se celebrase con el nombre de Fiesta de la Raza, (de la Raza Española, dice después). Esta idea provenía de una campaña emprendida en octubre de 1912 por José María González García, “Columbia”, para que los Estados hispanos celebrasen como fiesta nacional el doce de octubre, que como “Día de Colón” venían celebrando los estadounidenses y los italianos. Y la Unión Ibero-Americana celebró en sus locales la “Fiesta de la Raza” el día 12 de octubre de 1914.

El 12 de octubre de 1915 se celebró también como Día de la Raza en la Casa Argentina de Palos, que había sido fundada por el cónsul de Argentina en Málaga, el hispanófilo Enrique Martínez Ituño.

El 4 de octubre de 1917, el gobierno argentino, en un decreto firmado por el presidente Irigoyen, declara fiesta nacional de aquella república el 12 de octubre, dando estado oficial a la iniciativa nacida dos años antes en la Casa Argentina de Palos. Y no lo hace como Día de la Raza, ni siquiera aparece la palabra «raza» en el decreto argentino. Pero en la prensa sí que se denominó Día de la Raza a la fiesta nacional instituida en Argentina.

En España, siendo presidente del Consejo de Ministros Antonio Maura, una ley del 15 de junio de 1918, sancionada por Alfonso XIII, declaró fiesta nacional el día doce de octubre, con la denominación de “Fiesta de la Raza“. Esta denominación se mantuvo bajo la II República.

En plena guerra, en la zona roja se le llamaba Fiesta de la Raza Española en un decreto de 28 de septiembre de 1938 firmado en Barcelona por Azaña, como Presidente de la República, y por el Ministro de Instrucción Pública y Sanidad, Segundo Blanco González, y publicado el 1 de octubre de 1938 en la Gaceta de la República (antecesora del Boletín Oficial del Estado), que establecía las bases para la convocatoria del Premio España; la exposición de motivos del decreto decía: "El próximo día doce de Octubre, Fiesta de la Raza Española, no ha de pasar desapercibido por nuestro pueblo".

La denominación de Fiesta de la Raza fue sustituida en 1958 en un decreto de Franco que la reemplazaba por fiesta del Día de la Hispanidad.

Al sacerdote Zacarías de Vizcarra, residente entonces en Argentina le producía enorme rechazo esa denominación de raza y lo expresó en Buenos Aires en 1926 bajo el título «La Hispanidad y su verbo» y el 12 de octubre de 1931 en el semanario El Eco de España de Buenos Aires. Más tarde lo explicaba así:

"España es la menos racista de todas las naciones. Ha sabido asociar a su familia étnica toda clase de razas blancas, negras, amarillas y cobrizas, en el Viejo y Nuevo Mundo, desde los aborígenes ibéricos, célticos, ligúricos, &c., hasta los semitas e indoeuropeos de Cartago, Arabia, Berbería, Grecia, Roma y Germania, y desde los negros o morenos de Africa hasta los cobrizos de América y los amarillos de Filipinas. Es ciertamente chocante que llamemos «raza» al mosaico hispánico de razas. No sé qué pensarán en sus adentros los filipinos auténticos, cuando los españoles les hablan de «nuestra raza» o lo que se imaginarán los españoles y americanos, cuando aquéllos a su vez aludan a la raza común. Además, el artículo «la», antepuesto a «raza», hace pensar que no se trata de una raza cualquiera, sino de «la raza» por excelencia, la única que merece plenamente la denominación de «raza» (La Virgen del Pilar, Reina y Patrona de la Hispanidad. 1946).

"En realidad, ni siquiera los habitantes de la Península Ibérica pertenecen a una sola raza. Desde los tiempos prehistóricos viven en España pueblos dolicocéfalos, braquicéfalos y mesocéfalos de las más diversas procedencias, que los historiadores no han sido capaces de fijar. A la variedad de las razas prehistóricas se añadió luego la mezcla de fenicios, cartagineses, griegos, romanos, godos, suevos, árabes, &c., &c... que ha hecho cada vez más absurda la pretensión de catalogar racialmente a los mismos españoles peninsulares". (Origen del nombre, concepto y fiesta de la Hispanidad. El Español. 7 de octubre de 1944).

Por eso propuso Zacarías de Vizcarra utilizar el antiguo vocablo Hispanidad con nuevas acepciones para reemplazar ventajosamente el de «raza» que le parecía «poco feliz y algo impropio», como decía en aquellos escritos suyos de Buenos Aires, reproducidos años después en la revista Hispanidad de Madrid el 1 de febrero de 1936:

«Estoy convencido de que no existe palabra que pueda sustituir a 'Hispanidad'... para denominar con un solo vocablo a todos los pueblos de origen hispano y a las cualidades que los distinguen de los demás. Encuentro perfecta analogía entre la palabra 'Hispanidad' y otras dos voces que usamos corrientemente: 'Humanidad' y 'Cristiandad'. Llamamos 'Humanidad' al conjunto de todos los hombres, y 'humanidad' (con minúscula) a la suma de las cualidades propias del hombre. Así decimos, por ejemplo, que toda la Humanidad mira con horror a los que obran sin humanidad. Asimismo llamamos 'Cristiandad' al conjunto de todos los pueblos cristianos y damos también el nombre de 'cristiandad' (con minúscula) a la suma de las cualidades que debe reunir un cristiano. Esto supuesto, nada más fácil que definir las dos acepciones análogas de la palabra 'Hispanidad': significa, en primer, lugar, el conjunto de todos los pueblos de cultura y origen hispánico diseminados por Europa, América, África y Oceanía; expresa, en segundo lugar, el conjunto de cualidades que distinguen del resto de las naciones del mundo a los pueblos de estirpe y cultura hispánica».

[Además la Cristiandad es la civilización en la que todos sus aspectos están conectados, nutridos de vida por la religión de Jesucristo dentro de la Iglesia Católica y con sus medios para realizar esta vida cristiana en lo social, en lo político, en lo cultural, en lo económico, etc. Vivificados en el reconocimiento de Jesucristo como Dios y como rey y en la aceptación y utilización de dichos medios de la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia Católica, que son la fe y la gracia y la autoridad de la Iglesia en lo moral y lo religioso].

Por eso en esta analogía, la Hispanidad es la civilización de la europeidad de la Cristiandad arraigada constitutivamente en los pueblos de España con mucha mayor intensidad y extensión que en otros, por la militancia y combatividad de España en defensa de la Europa de la Cristiandad en la Reconquista, en la resistencia frente al Imperio Islámico turco y frente a la revolución protestante, mientras la extendía por las Indias de América, Asia, África y Oceanía. La Hispanidad es la extensión por España (Hispania) y las Indias de esta europeidad de la Cristiandad, que en España, por su militancia y combatividad, es mucho más intensa que en otros pueblos de la Cristiandad. Triplemente potenciada en intensidad la pertenencia de España a la Europa de la Cristiandad en Las Navas, en Mühlberg y en Lepanto. Y exponencialmente aumentada al extenderla ecuménicamente por las Indias de Oriente y de Occidente. Combatida a muerte por el europeísmo, enemigo de la Europa de la Cristiandad y mucho más enemigo de la Hispanidad por basarse en el laicismo liberal y socialista].

Pidió entonces don Zacarías a la Real Academia Española que insertase en su diccionario la palabra hispanidad con aquellas dos acepciones:

"En un escrito que publiqué en Buenos Aires en 1926 bajo el título «La Hispanidad y su verbo», y obtuvo amplia difusión en los ambientes hispanistas, elevaba a la Real Academia de la Lengua esta modesta súplica: «Si tuviéramos personalidad para ello, pediríamos a la Real Academia que adoptara estas dos acepciones de la palabra 'Hispanidad' que no figuran en su Diccionario». En efecto: en la decimaquinta edición del Diccionario de la Academia, publicada en 1925, seguía presentando la palabra «Hispanidad» como anticuada, con el sentido gramatical de siempre, en esta forma: «Hispanidad, f., ant. Hispanismo».
Hubo que esperar a la decimasexta edición, divulgada oficialmente en 1939, para encontrar una nueva definición oficial de esta palabra que supone un progreso en la materia, aunque no nos parece todavía suficiente clara ni completa. Dice así:

«Hispanidad, f. Carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura española. 2. ant. Hispanismo».

Esperamos que el progreso iniciado se completará en sucesivas ediciones del Diccionario oficial".
(Origen del nombre, concepto y fiesta de la Hispanidad. El Español. 7 de octubre de 1944).

Ahora en octubre de 2014 dice el DRAE:

hispanidad. 1. f. Carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura hispánica. 2. f. Conjunto y comunidad de los pueblos hispánicos. 3. f. ant. hispanismo.

[Falta evidentemente la acepción que exprese el constitutivo específico de la hispanidad porque algunos, muchos y demasiados individuos de esos pueblos de lengua y cultura hispánica son ya contrarios a la hispanidad por ser liberales o socialistas, y por eso suprimieron los socialistas la denominación de Día de la Hispanidad, en el decreto de 1987 citado, aunque se dictó en lengua hispánica].

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La Hispanidad es la militante, combatiente y expansiva europeidad de la Cristiandad

La Hispanidad es la europeidad de la Cristiandad arraigada constitutivamente en los pueblos de España y de las Indias de Oriente y de Occidente con mucha mayor intensidad y extensión que en las otras naciones por la militancia y combatividad de España en defensa de la Europa de la Cristiandad en la Reconquista, en su resistencia frente al Imperio Islámico turco y frente a la revolución protestante, en su expansión ecuménica por los otros cuatro continentes, y en su prolongación a ultranza en las guerras antiliberales del XIX, desde 1793, y en la Cruzada de 1936. Combatida a muerte por el europeísmo enemigo de la Europa de la Cristiandad y aún más enemigo de la Hispanidad por basarse en el laicismo liberal y socialista, triunfará en el futuro tras la ruina del europeísmo liberal y socialista y de todo laicismo radical y moderado, con la llegada de la Cristiandad universal futura, al cristalizar en ella la Hispanidad futura.

La Cristiandad es el conjunto de pueblos consecuentes con su cristianización hasta edificar su vida social, económia, cultural y política sobre la base de su fe cristiana, en una confesionalidad consecuente, "síntesis de la religión y de la vida", cuya plenitud, que llegará en todos los pueblos en el futuro, fue esbozada en la Europa de la plena Edad Media (siglos XI-XIII).

Falta evidentemente entre las acepciones de 'hispanidad' insertas en el Diccionario de la Real Academia Española el constitutivo específico de la hispanidad porque algunos, muchos y demasiados individuos de los pueblos de lengua y cultura hispánica son ya contrarios a la hispanidad por ser liberales o socialistas, y por eso suprimieron en España los socialistas la denominación de Día de la Hispanidad, en el decreto de 1987, aunque se dictó en lengua hispánica.

España, que es uno de los conjuntos de reinos que componen la originaria y genuina Europa, la de la Cristiandad, se constituye al irse integrando los pueblos prerromanos hispanos en la civilización clásica grecolatina con la romanización que inicia el origen de Hispania, España, su cristianización, que culmina este origen, y la entrada e integración en esta civilización hispanorromana cristianizada de los invasores bárbaros que se cristianizan y se romanizan también al hispanizarse.

Navarra es España y lo defiende con éxito reiterado frente a los repetidos intentos de Francia de conquistarla y someterla

Los ocho siglos de lucha común para la liberación de los invasores islámicos anticristianos hacen que la unidad de los reinos de España (Hispania) se potencie, aunque tengan distintos reyes.

El origen de España, que se había iniciado en la antigüedad con la romanización y la cristianización, también llega a su inicial plenitud en aquella síntesis de la religión y de la vida que empezó a fraguar en la Edad Media. España es entonces una pluralidad de reinos unidos por la religiosa empresa común de la Reconquista. Llega a su plenitud el origen de España. La plenitud de la Hispanidad vendrá en el futuro.

Con su cruzada de ocho siglos en la Reconquista, España salva del Islam a la Europa de la Cristiandad.

“¡Excelsos destinos los de España en la historia, señores! Dios quiso probarla con el hierro y el fuego de la invasión sarracena; ocho siglos fue el baluarte cuya resistencia salvó la cristiandad de Europa; y Dios premió el esfuerzo gigante dando a nuestro pueblo un alma recia, fortalecida en la lucha, fundida en el troquel de un ideal único, con el temple que da al espíritu el sobrenaturalismo cristiano profesado como ley de la vida y de la historia patria”.
(Apología de la Hispanidad, Cardenal Isidro Gomá).

A pesar del impacto en el Renacimiento del rebrote del antropocentrismo distorsionador de la Cristiandad, la defensa de la Cristiandad católica que asumen los reinos de España durante dos siglos más, con la monarquía hispánica de los Reyes Católicos y los Austrias, los mantiene unidos en su diversidad e intensifica aún más en España su europeidad de la Cristiandad, mientras la extiende por el mundo.

La pertenencia de España a la Europa de la Cristiandad es mucho más intensa que en los otros reinos europeos por la militante combatividad hispana, triplemente potenciada en intensidad en Las Navas, en Mühlberg y en Lepanto. Y exponencialmente aumentada en extensión al expansionarla ecuménicamente por las Indias de Oriente y de Occidente.

La Hispanidad es así lo más intenso y extenso de la Cristiandad.

La batalla de las Navas de Tolosa en 1212, manifestación de que Navarra es España

Esta defensa y extensión de la Europa de la Cristiandad católica la mantuvo España hasta el agotamiento, y con el agotamiento la derrota, de la segunda mitad del XVII. También se inició así la derrota de la Europa de la Cristiandad por su versión distorsionada y degradada por la desintegración de "aquella síntesis de la religión y de la vida"; desintegración que ha desembocado en el europeísmo laicista que suplanta a la europeidad de la Cristiandad. No sin tener que vencer, por ahora, la resistencia al liberalismo, al laicismo y al socialismo, y extender la infección del europeísmo, que es enemigo de la Europa de la Cristiandad por basarse en el laicismo liberal y socialista.

La Europa del europeísmo es contraria a la Europa de la Cristiandad. El núcleo del europeísmo es el laicismo o en su versión moderada y anestesiante, la sana laicidad presentada como un ideal obligatorio para los católicos y no como un mal menor al que acogerse en sociedades descristianizadas que minorizan a los católicos. El laicismo rechaza hasta la posibilidad de que la Iglesia aporte algo a la vida pública. La sana laicidad es la posibilidad de que la Iglesia aporte propuestas u opciones entre otras. Por eso es enemigo de la Cristiandad el europeísmo tanto en su versión liberal, como socialista, como posmoderna. Y mucho más enemigo de la Hispanidad.

"Occidente" es la suplantación de la Cristiandad por su versión descristianizada y laicizada progresivamente por la implantación en ella del liberalismo.

La Cristiandad es el conjunto de Estados que incipientemente acataban en la moral la autoridad de la Iglesia en virtud de su fe en la divinidad de Jesucristo, lo cual proclama la Iglesia en el Concilio Vaticano II que se producirá plenamente en el futuro de forma universal y consecuente, es decir, de palabra y de obra:

"La Iglesia, juntamente con los profetas y con el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con voz unánime y le servirán hombro con hombro" (Nostra aetate, 4).

Lo que es proclamar la esperanza cierta y segura de la futura catolicidad consecuente de todos los pueblos, con los judíos a la cabeza de los creyentes en Jesucristo, el Mesías Jesús, el Verbo hecho carne; la futura unidad católica mundial, no por exclusión legal de la libertad religiosa, sino cimentada en la aceptación voluntaria del reinado del Sagrado Corazón de Jesús en todos los corazones movidos por Su gracia divina, la extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, iniciará con Su Parusía, Su segunda venida visible y gloriosa, con la que, al evidenciar Su existencia, eliminará el poder anticristiano que, cada vez más, impone vivir como si Dios no existiera.

Esto es la ruina del laicismo y la caducidad de la sana laicidad.

Tras la ruina de la Europa del europeísmo y del poder anticristiano laicista radical y moderado vendrá la Cristiandad universal futura y la Hispanidad futura.

Miembros de la Hispanidad

Ser partícipe de la hispanidad no es una cuestión de raza o de etnia, o más bien de una combinación étnica determinada, sino, en cualquier combinación étnica que se tenga, ser partícipe de la civilización de la europeidad de la Cristiandad arraigada constitutivamente en los pueblos de España con mucha mayor intensidad y extensión por la militancia y combatividad de España en defensa de la Europa de la Cristiandad en la Reconquista, en la resistencia frente al Imperio Islámico turco y frente a la revolución protestante, mientras la extendía por las Indias de América, Asia, África y Oceanía. La Hispanidad es la extensión por España (Hispania) y las Indias de esta europeidad de la Cristiandad, que en España es mucho más intensa por su militancia y combatividad. Triplemente potenciada en intensidad la pertenencia de España a la Europa de la Cristiandad en Las Navas, en Mühlberg y en Lepanto. Y exponencialmente aumentada al extenderla ecuménicamente por las Indias de Oriente y de Occidente. Combatida a muerte por el europeísmo enemigo de la Europa de la Cristiandad y mucho más enemigo de la Hispanidad por basarse en el laicismo liberal y socialista.

........Nuestra Señora del Rosario y de la Victoria de Lepanto, el 7 de octubre de 1571

Para los que se creen que ser de la Hispanidad es ser de "pura" ascendencia española vamos a ver qué es "un español puro":

Ser un "español puro" es descender de los

tartesios

vascones

iberos

celtas y celtíberos

fenicios y cartagineses

griegos

romanos

judíos

suevos,

vándalos y alanos

visigodos

árabes

beréberes o moros

negros y eslavos

gascones

franceses

gitanos

etc.

etc.

El que hable de etnias puras es un ignorante puro y duro

Si además de estos ingredientes étnicos se adquiere algún otro en América, Asia o África, sea mexica de idioma nahuatl, tolteca, guaraní, tagalo o cualquier otro, sea amerindio, sea afroamericano, sea filipino, ecuatoguineano, etc., se seguirá teniendo una combinación étnica con algún otro ingrediente más entre los que se conocen históricamente, que a su vez son combinaciones de otros anteriores, hasta perderse en la Prehistoria en la que no se conoce a los pueblos por sus nombres.
Si los ingredientes son muchos en los 30 siglos de Historia de España, ¿cuántos más tenemos procedentes de los 30.000 siglos anteriores?
El que hable de etnias puras es un ignorante puro y duro.

Lo hispano se pierde por el cambiazo de la Europa de la Cristiandad por su versión distorsionada y degradadada que ha desembocado en el europeísmo laicista que la suplanta. Los que dan el cambiazo son los ilustrados del XVIII, los liberales del XIX, los socialistas del XX y los posmodernos del XXI cualquiera que sea la combinación étnica que tengan.
Los criollos del XVIII y del XIX, descendientes de españoles o españoles mismos de América,
que constituían y constituyen la alta sociedad y pretenden ser la clase dirigente, reciben y asumen mayoritariamente las ideas de la Ilustración y después del liberalismo, del socialismo y del falsario indigenismo socialista y son los que más han perdido la hispanidad en la medida en que han asumido esas ideas, lo mismo que los españoles de España que han hecho eso mismo.
Han mantenido más la hispanidad los de las clases populares que son en muchos casos indios, mestizos, mulatos, etc.
Y los que hicieron la revolución liberal e independentista fueron criollos que combatieron contra la Hispanidad y además trabajaron para Inglaterra.
Las clases populares han sido llevadas desde arriba en la misma dirección antihispánica desde entonces.
Aunque aún se mantiene y se desarrolla algo en España y en Hispanoamérica la Hispanidad, no es entre los que mandan, que, desde los años 50 del siglo XX, están llevando a España hacia el europeísmo enemigo de la Europa de la Cristiandad y mucho más enemigo de la Hispanidad
por basarse en el laicismo liberal y socialista.

La insurrección liberal e independentista en Hispanoamérica (1810-1825)....

La revolución liberal e independentista de Hispanoamérica en el primer cuarto del XIX fue realizada, no por los indios, mestizos, mulatos y negros, sino por los criollos. Aunque algunos de los criollos fueron realistas, como los de España, fieles a la Hispanidad y a la monarquía en conexión con su fe católica.
Lo de "emancipación" es un eufemismo de los liberales decimonónicos por no decir independización, que les abochornaba por ser una derrota propiciada por ellos a España (y a Hispanoamérica) en beneficio de Inglaterra en el XIX y de USA en el XX. La expresión
Latinoamérica no existió hasta medio siglo más tarde, inventada en Francia y utilizada por el imperialismo francés (leer más).

La mayor parte de los criollos junto con los españoles que se les unieron, hicieron la independencia de Hispanoamérica para reunir el poder político al económico, en nombre del Pueblo Soberano, y sin dejar de presentarse como libertadores frente a la opresión y hasta los abusos de "los españoles".

Los abusos sobre los indios y negros fueron realizados por una parte de los españoles que fueron a América, no de los que no fueron. De ellos desciende la oligarquía que continúa rigiendo esos países a los que dividieron y subdividieron cuando algunos caudillos promovieron la independización para tener ellos su propio poder personal. Con la pretensión de la mayor parte de los criollos de seguir controlando, ya más plenamente, la sociedad americana como élite y oligarquía. Siempre se trata de estar ellos en la más alta posición social, económica (como antes de la independencia) y también política tras la independencia.

Los sectores populares, indios, mestizos, negros y mulatos no sólo no apoyaron la revolución liberal e independentista de hace doscientos años, sino que la combatieron haciendo causa común con las autoridades virreinales. Aunque éstas en muchos casos no se emplearon muy a fondo contra los criollos independentistas, porque compartían sus ideas liberales y su vinculación a la masonería. Pero los sectores populares, indios, mestizos, negros y mulatos que combatieron a los independentistas fueron realistas tradicionales, como los de España, fieles a la Hispanidad y a la monarquía en conexión con su fe católica, sabedores de que de España recibieron la civilización.

Ahora, conectado con la fase socialista de la revolución, el indigenismo, que presenta como enemiga y opresora a España, sirve para desviar hacia un supuesto enemigo opresor lejano las críticas que saben que merecen los opresores locales y presentes. Pero han conseguido contagiar al pueblo de sus ideas falsas y tóxicas, dañándole aún más que con la opresión económica, social y política, arrebatándole el alma además del cuerpo. Y han conseguido que el pueblo interiorice lo que los criollos en la fase liberal de la revolución proclamaban contra España y se autodenomine latino como quería el imperialismo francés de Napoleón III.

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Los criollos

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¿Europeizar a los españoles?

El contraste más que paradójico sembrado en muchos españoles entre el afán por exhibir conseguir ser europeos y por exhibirlo y la pertenencia de España a Europa desde sus orígenes en la cristianización de los pueblos romanizados, se resuelve en el hecho histórico de que la Europa a la que pertenece España desde su origen es la Europa de la Cristiandad, y no la Europa del europeísmo. El europeísmo se cimenta en el laicismo liberal y socialista.

El europeísmo cimentado en el laicismo liberal y socialista es lo constitutivo de la Unión Europea y se intentó intensificar en su laicismo en la fracasada Constitución del Tratado de 2004, que falsea la historia de Europa al omitir su enraizamiento cristiano, como lo omite el Tratado de 2007 que improvisaron para salir adelante tras aquel fracaso.
Los "padres de la Unión Europea" aún eran confesionales ellos, pero por ser democristianos no hicieron ya confesional su Europa, sino europeísta.
Ahora, tras el Tratado de 2007, como en la fracasada Constitución europea de 2004, quitan hasta la mención del origen histórico de Europa en la civilización grecolatina cristianizada. La UE se cimenta en una falsificación de la historia al omitir las raíces cristianas de Europa. La Europa del europeísmo es contraria a la Europa de la Cristiandad. San Benito, San Cirilo y San Metodio son los patrones de Europa. Esta es la Europa de la Cristiandad destruida y suplantada por el europeísmo.

El afán por europeizarnos cuando ya somos europeos desde los orígenes y desde las raíces de la Cristiandad es porque se trata de imponernos el europeísmo, que es contrario a la Cristiandad y por eso mismo es extraño en España. A este europeísmo sí que somos los últimos en llegar, en la Europa del europeísmo sí que somos unos advenedizos. En esto sí que hay que hacerlo todo por puntillo, por aparentar que somos más europeos europeístas que nadie. Y decirlo todo en el idioma ajeno, a diferencia de ellos que lo dicen todo en su propio idioma.

Al europeísmo contrario a la Europa de la Cristiandad por estar cimentado en el laicismo liberal y socialista,
sí que ha llegado tarde, mal y nunca España, más que nadie en Europa. Porque España, no sólo perteneció desde su origen a la Europa de la Cristiandad como fundadora, sino que con su lucha de ocho siglos contribuyó más que nadie a salvarla de ser islamizada, como lo fueron los países del Norte de África que estaban mucho más civilizados que los de la Europa del Norte, y que, al no poder ser liberados todavía del burka que les ha sepultado, han presentado un lamentable atraso empeorado por el islamismo radicalizado en el que han caído ahora algunos de ellos.

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Se equivoca Messori en cuanto al complejo de inferioridad tan typical spanish, que no hispánico el 17 de mayo de 2008

Se equivoca Messori, el complejo de inferioridad tan typical spanish, que no hispánico, no es porque España, como Rusia, esté en la periferia espacial, que no esencial a la Europa de la Cristiandad. Como Messori sabe muy bien, supongo, el origen de Europa se produce por la cristianización de la civilización clásica grecolatina y la entrada de los pueblos bárbaros en esta civilización. Esta es la originaria y genuina Europa, los reinos de la Cristiandad. Y la civilización de la europeidad de la Cristiandad está arraigada constitutivamente en los pueblos de España (Hispania) con mucha mayor intensidad y extensión por la militancia y combatividad de España en su defensa en la Reconquista, en la resistencia frente al Imperio Islámico turco y frente a la revolución protestante, mientras la extendía por las Indias de América, Asia, África y Oceanía.
El europeísmo, en cambio, es contrario a la Europa de la Cristiandad por estar cimentado en el laicismo liberal y socialista. "Occidente" es la suplantación de la Cristiandad por la implantación en ella del liberalismo. A este europeísmo sí que somos los últimos en llegar, en la Europa del europeísmo sí que somos unos advenedizos. En esto sí que hay que hacerlo todo por puntillo, por aparentar que somos más europeos europeístas que nadie. Al europeísmo contrario a la Europa de la Cristiandad sí que hemos llegado tarde, mal y nunca; España más que nadie en Europa.
El contraste más que paradójico entre el afán por demostrar que se es europeo y la pertenencia de España a Europa desde sus orígenes en la cristianización de los pueblos romanizados, se resuelve en el hecho histórico de que la Europa a la que pertenece España desde su origen es la Europa de la Cristiandad, y no la Europa del europeísmo.
La Hispanidad es la extensión por España (Hispania) y las Indias de esta europeidad de la Cristiandad, que en España es mucho más intensa por su militancia y combatividad. Triplemente potenciada en intensidad la pertenencia de España a la Europa de la Cristiandad en las Navas, en Mühlberg y en Lepanto, y exponencialmente aumentada al extenderla ecuménicamente por las Indias de Oriente y de Occidente. Y prolongada a ultranza en las guerras antiliberales del XIX y en la Cruzada de 1936. Y la que triunfará en el futuro.
Tras la ruina del europeísmo y de todo laicismo radical y moderado vendrá la Cristiandad universal futura y cristalizará la Hispanidad futura.

Vittorio Messori dijo en La Razón y en Religión en Libertad (17.05.2008): "Yo en el zapaterismo veo mucho provincianismo. Aparece un complejo de inferioridad hispánico. España, junto a Rusia, son los extremos de Europa, han sido la periferia geográfica e históricamente. Por ello España siempre ha tratado de ser más europea que los europeos. Así, lo políticamente correcto, que es la ideología de Occidente, aquí se radicaliza porque se quiere ser más europeo que en Europa. Zapatero, pobrecito, ha oído ciertas cosas de la cultura europea, y en ese complejo de inferioridad, quiere ser superior a los maestros. Se inspira en el laicismo francés del XIX y lo radicaliza. Y hoy es un anacronismo. Los inventores del laicismo francés se avergonzarían de lo que está haciendo Zapatero". (Vittorio Messori).

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El complejo de inferioridad typical spanish

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El principio de España y el de su eliminación según Menéndez y Pelayo

«Ni por la naturaleza del suelo que habitamos, ni por la raza, ni por el carácter, parecíamos destinados a formar una gran nación. Sin unidad de clima, ni unidad de costumbres, sin unidad de culto... sin sentimiento de nación, sucumbimos ante Roma tribu a tribu, ciudad por ciudad, hombre por hombre... Fuera de algunos rasgos nativos de selvática y feroz independencia, el carácter español no comienza a acentuarse sino bajo la dominación romana... Roma nos da la unidad de lengua... Pero faltaba otra unidad más profunda: la unidad de creencia... Esta unidad se la dio a España el Cristianismo... Por él fuimos nación y gran nación, en vez de muchedumbre de gentes».

«Presenciamos el lento suicidio de un pueblo que, engañado por gárrulos sofistas, hace espantosa liquidación de su pasado, escarnece a cada momento las sombras de sus progenitores, huye de todo contacto con su pensamiento, reniega de cuanto en la Historia hizo de grande, arroja a los cuatro vientos su riqueza artística y contempla con ojos estúpidos la destrucción de la única España que el mundo conoce, la única cuyo recuerdo tiene virtud bastante para retardar nuestra agonía. Un pueblo viejo no puede renunciar [a su historia] sin extinguir la parte más noble de su vida y caer en una segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil».
Menéndez y Pelayo (1856-1912).

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"Se hace urgente que tomemos conciencia del problema de la especialísima relación en que están, en una perspectiva de filosofía de la historia y de la cultura, la Hispanidad y el Occidente. Si antes que Europa existió la Cristiandad Occidental, cabría reconocer que en sus orígenes y en su madurez tuvo lo hispánico papel directivo, y que vista desde sus raíces religiosas, debe más Europa a los grandes dirigentes espirituales y políticos hispanos, que a Federico de Prusia o a Napoleón. Pero es también patente que las tareas europeizantes emprendidas en los pueblos hispánicos a partir del siglo XVIII se presentan como absorción y transforman las minorías dirigentes de España e Hispano-América en proletariado interno de Occidente". (Francisco Canals, 1968)

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Ha caído sobre nosotros con insistencia la que podríamos llamar "evangelización" del europeísmo como máximo imperativo. A las dos europeizaciones, la ilustrada o absolutista, y la liberal, ha sucedido la que podríamos llamar con toda precisión democrático-cristiana.

Este imperativo del europeísmo se impone por encima de cualquier otra consideración. Para que España resulte apta para ser absorbida por Europa, se ha trabajado activamente por introducir en ella el pluralismo religioso e ideológico, y para que desaparezca de sus costumbres y tradiciones familiares el espíritu cristiano que las caracterizaba.
(Francisco Canals, 1968)

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«García Morente coincidió con Ramiro de Maeztu en atribuir un origen absolutamente cristiano a la Hispanidad, al tiempo que afirma que el cristianismo es algo consustancial con la misma idea».
(Álvaro Castellano Arés, director de la Academia de la Hispanidad de Salamanca, Sentido único de la Hispanidad, «Doce de Octubre», 1944).

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La Hispanidad es «una categoría por encima del espacio y del tiempo. Pertenece al presente y al pasado, pero ha de ser ante todo un quehacer para el futuro. La palabra Hispanidad expresa lo que es común a los hombres y los pueblos hispánicos, lo que les da una relación peculiar entre ellos mismos y los distingue de los demás. La Hispanidad no es una unidad de raza, ni siquiera un idioma común. Lo que da carácter a la Hispanidad, lo que en ella ata y vincula es, sobre todo, un mismo sentido de vida».
(Gregorio Marañón Moya, penúltimo director del Instituto de Cultura Hspánica)

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San Juan Pablo II se refirió a la Virgen del Pilar como Patrona de la Hispanidad el 6 de noviembre de 1982 en dos ocasiones durante su homilía en la celebración litúrgica de ese día ante el Pilar de Zaragoza:

El amor mariano ha sido en vuestra historia fermento de catolicidad. Impulsó a las gentes de España a una devoción firme y a la defensa intrépida de las grandezas de María, sobre todo en su Inmaculada Concepción. En ello porfiaban el pueblo, los gremios, cofradías y claustros universitarios, como los de esta ciudad, de Barcelona, Alcalá, Salamanca, Granada, Baeza, Toledo, Santiago y otros. Y es lo que impulsó además a trasplantar la devoción mariana al Nuevo Mundo descubierto por España, que de ella sabe haberla recibido y que tan viva la mantiene. Tal hecho suscita aquí, en el Pilar, ecos de comunión profunda ante la Patrona de la Hispanidad.
(San Juan Pablo II el 6 de noviembre de 1982 ante el Pilar de Zaragoza).

Virgen Santa del Pilar:
Protege a España entera y a sus pueblos,
a sus hombres y mujeres.
Y asiste maternalmente, oh María,
a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad.
Así sea. (San Juan Pablo II el 6 de noviembre de 1982 ante el Pilar de Zaragoza).

Y otra ocasión en en 1984:

«Quiero referir a España el grito que desde Compostela dirigí a Europa: “Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes” (Acto europeo en Santiago de Compostela, 4; 9 de noviembre de 1982). Así encontrarás tu historia vertebrada. Podrás superarla con la debida apertura hacia metas más altas. Podrás avanzar hacia los desafíos del futuro, con savia vital, con creatividad renovada, sin rupturas ni fricciones en los espíritus. A la Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad, confío estas intenciones, España, sus pueblos y cada uno de sus hijos». (San Juan Pablo II en el Aeropuerto de Zaragoza el 10 de octubre de 1984).

 

La Virgen del Pilar Reina de la Hispanidad

El papa Pío XII el 28 de abril de 1958 llama a la Virgen del Pilar “Reina de la Hispanidad”, en su Alocución a los peregrinos que asistieron al rito de beatificación de la monja española Teresa de Jesús Jornet e Ibars, al referirse a la congregación fundada por la nueva beata diciendo que realizó “la fundación en Zaragoza el mismo día consagrado al culto de la Reina de la Hispanidad”.

El mismo papa Pío XII había llamado a la Virgen del Pilar “gran madre de la Hispanidad” en un Radiomensaje a los fieles argentinos en el I Centenario del Apostolado de la Oración, en el que recuerda a los argentinos “el ejemplo de tantas naciones, hermanas vuestras de lengua y de sangre, y de la misma gran madre de la Hispanidad”.

Luis Antequera, 12.10.2011 en Religión en Libertad (ReL)

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