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La Divina Misericordia de Jesús

Cometen el mismo error que con la devoción al Sagrado Corazón: hacen mirar el rostro que dicen "verdadero" de Jesús en vez de mirar su Corazón, y ahora su actitud misericordiosa, que es lo que Él pidió y pide, y que nos entreguemos a recibir Su amor misericordioso, que Él quiere darnos a toda costa; siendo así que es un rostro y un cuerpo glorioso de resucitado, no reconocible más que cuando Él quiere. Y que el objetivo de darnos a copiar la imagen de su Corazón en el siglo XVII y su figura en el XX, no es que Le veamos, como tiene reservado hacerse ver Dios a los bienaventurados en el cielo.

Jesús mismo le aclaró a santa Faustina que el poder y la importancia de esa pintura, no estaban en la calidad de la obra pictórica, puesto que además se la encargó a ella que no sabía pintar, y que se lamentaba amargamente de la insuficiencia de lo que había realizado el profesional al que le hicieron traspasar el encargo de Jesús, sino que lo importante era la gracia que Él quería vincular al cuadro:

“... cuando estaba en el taller de aquel pintor que pintaba el cuadro, vi que no era tan bello como es Jesús. Me entristecí mucho por eso ... fui a la capilla y lloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién Te pintará tan bello como Tú eres? De repente oí estas palabras:

«No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de este cuadro, sino en Mi gracia»” (Diario, 313).

“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).^

Mucho peor es el error de contraponer esta devoción a la del Sagrado Corazón de Jesús y pretender así eliminarla. Ahora ya ni se nombra nunca el Sagrado Corazón de Jesús cuando se habla de la devoción a la Divina Misericordia. No se omitía en las revelaciones de Jesús a santa Faustina, ni en el diario de ésta. Los dos rayos salen del Sagrado Corazón. La Sangre y el Agua brotaron cuando la lanzada abrió el Corazón del Crucificado:

Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.
(Jn 19,34).

No, las dos son imágenes del infinito amor misericordioso de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Teníamos ya una imagen potentísima de este amor: la Cruz con el Crucificado. Y, como no Le amábamos, Él nos quiso dar otra, la de su Corazón rodeado de espinas, llagado por la lanza, ardiendo en llamas de amor y coronado con la Cruz. Y tampoco. Y entonces, la imagen que le encargó pintar a santa Faustina.

Y eso que además de estas tres imágenes tan potentes, tenemos desde el principio la realidad de su amor en la Eucaristía y Jesús, el Verbo hecho carne, le dice a santa Faustina:.

"Adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia" (Diario, 1572).

La devoción al Sagrado Corazón y su crisis

Jesús, el Verbo hecho carne, a santa Faustina el 22 de febrero de 1931:
«Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en vuestra capilla, y en el mundo entero».

Jesús le dice a santa Faustina Kowalska:

“De todas Mis Llagas, como de arroyos, fluye la Misericordia para las almas, pero la Herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta Fuente brotan todas las Gracias para las almas. Me queman las Llamas de Compasión, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Habla al mundo entero de Mi Misericordia.” (D 1190).

Oh Amor Eterno, mandas pintar Tu Santa Imagen [1]
y nos revelas la fuente inconcebible de la misericordia.
Bendices a quien se acerca a Tus rayos,
Y el alma negra se convierte en nieve.

Oh dulce Jesús, aquí [2] has establecido el trono de Tu misericordia
Para dar alegría y ayudar al pecador,
De
Tu Corazón abierto, como de un manantial puro,
Fluye el consuelo para el alma y el corazón contrito. (Diario, 1).

"Te envío --dijo-- a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón Misericordioso (Diario, 1588).

“Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas, y tú comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación. Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente: 
Oh, Sangre y Agua que brotaste del
Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario de santa Faustina, 187).

«Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza». (Diario, 299).

“He abierto Mi Corazón como una Fuente viva de Misericordia. Que todas las almas tomen vida de ella. Que se acerquen con gran confianza a este mar de misericordia. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien” (Diario, 1520).

“Hoy te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar
a la humanidad doliente, sino deseo sanarla, abrazarla con
Mi Corazón misericordioso (...) Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia” (Diario, 1588).

"Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. En esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que esta lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante" (Diario, 1572).

“Prepararás al mundo para mi última venida” (Diario, 429).

Mi reino en la tierra es Mi vida en las almas de los hombres” (Diario de santa Faustina, 1784).


Cristo de la Divina Misericordia.
A la derecha la versión de Vilna, realizada a petición del confesor de sor Faustina, el beato padre Miguel Sopocko por el pintor Eugenio Kazimirowski en 1934

“Mi mirada en esta imagen es igual a la mirada desde la cruz” (Diario, 326).
"Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío, [Jezu, ufam Tobie]" (Diario, 327).

A la izquierda la versión de Cracovia realizada por el pintor Adolfo Hyla en 1944

El 22 de febrero de 1931 Jesús se reveló a santa Faustina en su celda del convento de Plock (Polonia). Le encomendó pintar un cuadro, enseñándole su modelo.

Refiere Santa Faustina en su diario:

“Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. Un momento después, Jesús me dijo:
«Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. 
»Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero...»
»Quiero que este cuadro que pintarás con el pincel, sea bendecido con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia»".
(Diario de santa Faustina, 47-49).

Otro día, estando Santa Faustina en oración, Jesús le dijo:

«Los dos rayos significan la Sangre y el Agua.
»El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas.
»Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando
Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza».
(Diario, 299).

Santa Faustina contaba todo esto a su confesor, el beato P. Miguel Sopocko, quien designó al pintor Eugenio Kazimirowski para que realizara la imagen según las indicaciones de la santa.

“... cuando estaba en el taller de aquel pintor que pintaba el cuadro, vi que no era tan bello como es Jesús. Me entristecí mucho por eso ... fui a la capilla y Iloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién Te pintará tan bello como Tú eres? De repente oí estas palabras: «No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de este cuadro, sino en Mi gracia»” (Diario, 313).

“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).

Oración

Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros.
... Cuantas veces entres en la capilla, reza en seguida esta oración que te enseñé. (Diario de santa Faustina, 474 - 476).

"Hace 90 años el Señor Jesús se manifestó a santa Faustina Kowalska, confiándole un mensaje especial de la divina misericordia". "Llegó al mundo entero a través de san Juan Pablo II y no es otro que el Evangelio de Jesucristo, muerto y resucitado, que nos da la misericordia del Padre.
Abramos nuestro corazón diciendo con fe:
«Jesús, confío en ti»".
(
El papa Francisco en el ángelus del 21 02 2021)

Carta del papa Francisco en el 90 aniversario de la primera revelación a santa Faustina el 22 de febrero de 1931 en Plock

Salvación de los pecadores agonizantes

“Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas, y tú comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación. Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente: 
Oh, Sangre y Agua que brotaste del
Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario de santa Faustina, 187).

“Hija Mía, ayúdame a salvar a un pecador agonizante; reza por él este rosario que te he enseñado. Al empezar a rezar el rosario, vi a aquel moribundo entre terribles tormentos y luchas. El Ángel Custodio lo defendía, pero era como impotente ante la gran miseria de aquella alma (...)  Mientras rezaba el rosario, vi a Jesús tal y como está pintado en la imagen. Los rayos que salieron del Corazón de Jesús envolvieron al enfermo y las fuerzas de las tinieblas huyeron en pánico. El enfermo expiró sereno” (Diario, 1565).

“La Divina Misericordia alcanza al pecador a veces en el último momento, de modo particular y misterioso. Por fuera parece como si todo estuviera perdido, pero no es así; el alma iluminada por un rayo de la fuerte y última gracia Divina, se dirige a Dios en el último momento con tanta fuerza de amor que en ese último momento obtiene de Dios el perdón de las culpas y de las penas, sin darnos, por fuera, alguna señal de arrepentimiento o de contrición, porque ya no reacciona a las cosas exteriores. 
Oh, qué insondable es la Divina Misericordia. Pero, ¡qué horror! también hay almas que rechazan voluntaria y conscientemente esta gracia y la desprecian. Aún ya en la agonía misma Dios misericordioso da al alma un momento de lucidez interior y si el alma quiere, tiene la posibilidad de volver a Dios. Pero, a veces, en las almas hay una dureza tan grande que conscientemente eligen el infierno; frustran todas las oraciones que otras almas elevan a Dios por ellas e incluso los mismos esfuerzos de Dios...” (Diario, 1698).

La Fiesta de la Misericordia

“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas, especialmente, para los pobres pecadores. En este día (...) derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En este día están abiertas todas las compuertas Divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mi, aunque sus pecados sean como escarlata” (Diario, 699).

La hora de la Misericordia: "A las tres, implora mi misericordia"

En octubre de 1937, en Cracovia (Polonia), Jesús pidió a santa Faustina que se le rinda honor en la hora de su muerte, aunque sólo sea por unos momentos, para unirse con Él en la oración, recurriendo con súplicas a los valores y méritos de Su Pasión.

A las tres, implora mi misericordia, en especial por los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en el abandono que sentí en el momento de Mi agonía. Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión...” (Diario, 1320).

“...cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esta hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esta hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. 
(...) en esa hora procura rezar el Vía Crucis, y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a
Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración, allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura...” (Diario, 1572).

“En la cruz, la Fuente de Mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas; no he excluido a ninguna” (Diario, 1182).

La Coronilla a la Divina Misericordia

La Coronilla a la Divina Misericordia la dictó el Señor Jesús a sor Faustina en Vilna (Lituania) los días 13-14 de septiembre de 1935 como una oración que debe ser rezada para alcanzar la gracias de la misericordia de Dios para los pecadores.

“A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad” (Diario, 1731).

“Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita” (Diario, 687).

“Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando delante de un agonizante en rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma” (Diario, 811).

“Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso” (Diario, 1541).

Para rezarla, con las cuentas del rosario.
“Al comienzo:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. 

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

En las cuentas grandes (1 x):
"Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, 
como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero".

En las cuentas pequeñas (10 x):
"Por Su dolorosa pasión,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero".

Al finalizar (3 x):
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten piedad de nosotros y del mundo entero”.
(Diario, 476).

La difusión de la Misericordia de Jesús

“...haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré lo que te falte. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz. (...) Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas. A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa...” (Diario, 1074-1075).

A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen” (Diario, 1521).

“Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera, los actos; la segunda, la palabra; la tercera, la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia” (Diario, 742).

El triunfo de la Divina Misericordia de Jesús pese a los esfuerzos de Satanás

“Hoy he visto la gloria de Dios que fluye de esta imagen. Muchas almas reciben gracias aunque no lo digan abiertamente. Aunque su suerte varía, Dios recibe gloria a través de ella y los esfuerzos de Satanás y de la gente mala se estrellan y vuelven a la nada. A pesar de la maldad de Satanás, la Divina Misericordia triunfará en el mundo entero y será adorada por todas las almas” (Diario, 1789).

“He amado a Polonia de manera particular y si obedece Mi voluntad, la enalteceré en poder y en santidad. De ella saldrá la chispa que preparará el mundo para Mi última venida” (Diario, 1732).

Cuerpo glorioso

Somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.
Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de Su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. (Fil 3,20-21 Bibl CEE. Lectura de la misa del 6.11.2020)

En la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza;
se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. En efecto, así es como dice la Escritura (Gn 2,7): Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida.
Mas no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual.
El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo. Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes. Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste.
Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción.
¡Mirad! Os revelo un misterio: No moriremos todos, mas todos seremos transformados. En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.
En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad.
Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita (Is 25,8): La muerte ha sido devorada en la victoria.
(1Co 15, 42-54)

Iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado.
Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?»
El les dijo: «¿Qué cosas?»

(...)

...cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado.
Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!»
Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros»...
(Lc 24, 13-19; 30-36)

Tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.
Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante
(Lc 9,28-29).

Toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
(Mt 17,1-2).

Toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos.
(Mc 9,2).

Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad.
Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco».
Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo.
(2P 1,16-18)

Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
(Jn 1,14)

Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso

http://www.faustyna.eu/ES/nuevas-formas-culto.htm

https://web.archive.org/web/20110202001333/http://misericordia-divina.com/

Divina Misericordia: Esta es la verdadera historia de la imagen...... https://www.aciprensa.com/noticias/divina-misericordia-esta-es-la-verdadera-historia-de-la-imagen-23837

Historia del cuadro de Jesús Misericordioso

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