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Jesús, el Verbo hecho carne, le encargó a santa Faustina dar algunos detalles sobre este anuncio que viene ya en Su discurso escatológico del evangelio:
«Escribe esto: "Antes de venir como Juez Justo, vengo como Rey de Misericordia. Antes de que llegue el día de la justicia, les será dado a los hombres este signo del cielo. Se apagará toda luz en el cielo y habrá una gran oscuridad en toda la tierra. Entonces en el cielo parecerá el signo de la cruz y, de los orificios donde fueron clavadas las manos y los pies del Salvador, saldrán grandes luces que durante algún tiempo iluminarán la tierra. Eso sucederá poco tiempo antes del último día"».
(Diario de santa Faustina Kowalska, 83).
Conviene aclarar que, al igual que en la Sagrada Escritura, en este texto de santa Faustina, la expresión "último día" significa última época de la vida humana en la tierra; no hay que imaginar la literalidad material de un día de 24 horas de reloj.
Así lo explica san Agustín, como doctor de la Iglesia que es:
«La Iglesia universal del Dios verdadero confiesa y profesa que Cristo ha de venir del cielo a juzgar a los vivos y a los muertos, y a esto le llamamos nosotros último día del divino juicio, esto es el tiempo último. Pues, por cuantos días se extienda este juicio es incierto: pero las escrituras santas usualmente ponen el término día en lugar de tiempo, como no ignora el que haya leído, por más ligeramente que lo haya hecho aquellas letras santas. Así pues cuando decimos día del juicio de Dios, añadimos último o novísimo, lo que indica que también ahora juzga y que desde el principio del tiempo juzgó» (San Agustín De Civitate Dei lib. XX, cap. 1, núm. 2).
Y Dios mismo deshace el posible malentendido por medio de san Pedro en la Sagrada Escritura:
"Una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día". (II P 3,8).
Y lo dice san Pedro empleando una expresión revelada que era ya muy conocida, porque está en los Salmos: ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día.
Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.
(Sal 90,4).
Este es el anuncio de Jesús, el Verbo hecho carne, en Su discurso escatológico del evangelio:
«Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria».
(Mt 24,11-12;30).
La Santa Romana Iglesia, en su calendario de conmemoraciones, confirma lo referente a la señal del Hijo del Hombre:
«La Santa Cruz es ensalzada como trofeo pascual de la victoria de Cristo y signo que aparecerá en el cielo anunciando a todos su segunda venida».
(Martirologio Romano, 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz).
La expresión "último día" significa última época de la vida humana en la tierra que se iniciará con la Parusía, la segunda venida gloriosa y visible de Jesús, el Verbo hecho carne, en el día de 24 horas de reloj que sólo Dios sabe cuándo será, mientras que nosotros no sabemos "ni el día, ni la hora" del momento de la Parusía. En esta segunda expresión se trata de un día de 24 horas de reloj, en la hora minuto y segundo que marque el reloj en ese momento feliz, que sólo Dios sabe cuándo será.
El malentendido sobre el fin del mundo
Malentendidos sobre la Parusía..