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Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en castellano actual

1 ANOTACIONES PARA ENTENDER ALGO LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES SIGUIENTES Y PARA AYUDARSE ASI EL QUE LOS HA DE DAR COMO EL QUE LOS HA DE RECIBIR.

..[SEGUNDA SEMANA]...[TERCERA SEMANA] ..................

 

21 EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA VENCERSE A SI MISMO Y ORDENAR SU VIDA SIN DETERMINARSE POR AFECCION DESORDENADA ALGUNA

PRESUPUESTO

22 Para que así el que da los ejercicios espirituales como el que los recibe se ayuden más y saquen más provecho, se ha de presuponer que todo buen cristiano ha de estar más dispuesto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla; y si no la puede salvar, pregunte cómo la entiende, y si la entiende mal corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, entendiéndola bien, se salve.

[PRIMERA SEMANA]

23 Principio y Fundamento

El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su alma; y las otras cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden a conseguir el fin para el que es creado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin, y tanto debe privarse de ellas cuanto para ello le impiden. Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que cae bajo la libre determinación de nuestra libertad y no le está prohibido; en tal manera que no queramos, de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y así en todo lo demás, solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce al fin para el que hemos sido creados.

24 EXAMEN PARTICULAR Y COTIDIANO. CONTIENE TRES TIEMPOS, Y EXAMINARSE DOS VECES

El primer tiempo es que a la mañana, nada más levantarse, debe uno proponer guardarse con diligencia de aquel pecado particular o defecto del que se quiere corregir y enmendar.

25 El segundo, después de comer, pedir a Dios nuestro Señor lo que uno quiere, es a saber: gracia para acordarse de cuántas veces ha caído en aquel pecado particular o defecto, y para enmendarse en adelante; y a continuación haga el primer examen pidiendo cuenta a su alma de aquella cosa propuesta y particular de la cual se quiere corregir y enmendar, recorriendo de hora en hora o de tiempo en tiempo, comenzando desde la hora en que se levantó hasta la hora y punto del examen presente; y haga la primera línea de la g= tantos puntos cuantas veces ha incurrido en aquel pecado particular defecto; y después proponga de nuevo enmendarse hasta el segundo examen que haga.

26 En el tercer tiempo, después de cenar se hará el segundo examen, asimismo de hora en hora, comenzando desde el primer examen hasta el segundo presente; y haga en la segunda línea de la misma g= tantos puntos cuantas veces ha incurrido en aquel particular pecado o defecto.

27 SIGUENSE CUATRO ADICIONES PARA QUITAR MAS PRONTO AQUEL PECADO O DEFECTO PARTICULAR

1.ª adición. La primera adición es que cada vez que uno cae en aquel pecado o defecto particular ponga la mano en el pecho doliéndose de haber caído; lo que se puede hacer, aun delante de muchos, sin que se den cuenta de lo que hace.

28 2.ª La segunda: como la primera línea de la g= significa el primer examen y la segunda línea el segundo examen, mire a la noche si hay enmienda de la primera línea a la segunda, es a saber, del primer examen al segundo.

29 3.ª La tercera: comparar el segundo día con el primero, es a saber, los dos exámenes del día presente, con los otros dos exámenes del día pasado, y mirar si de un día para otro se ha enmendado.

30 4.ª La cuarta adición: comparar una semana con otra, y mirar si se ha enmendado en la semana presente respecto a la semana anterior.

31 Nota. Es de notar, que la primera G= grande que sigue se refiere al doming

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32 EXAMEN GENERAL DE CONCIENCIA PARA LIMPIAR EL ALMA Y PARA CONFESARSE MEJOR

Presupongo que hay en mí tres pensamientos, es a saber: uno propio mío, el cual sale de mi propia libertad y querer, y otros dos que vienen de fuera, uno que viene del buen espíritu y otro del malo.

33 Del Pensamiento. Hay dos maneras de merecer el mal pensamiento que viene de fuera.
1.ª Por ejemplo, viene un pensamiento de cometer un pecado mortal, pero a ese pensamiento lo resisto al instante y queda vencido.

34 2.ª La segunda manera de merecer es cuando me viene aquel mismo pensamiento, y yo le resisto, y vuelve a venirme otra y otra vez, y yo siempre resisto, hasta que el pensamiento se va vencido; y esta segunda manera es de más mérito que la primera.

35 Venialmente se peca cuando viene el mismo pensamiento de pecar mortalmente, y uno le da entrada deteniéndose algo, o recibiendo algún gusto sensible; o cuando hay alguna negligencia en rechazar ese pensamiento.

36 Hay dos maneras de pecar mortalmente.
1.ª La primera es cuando uno consiente en el mal pensamiento, para obrar luego como ha consentido, o para ponerlo en obra si pudiese.

37 2.ª La segunda manera de pecar mortalmente es cuando se pone por obra aquel pecado; y es mayor por tres razones: la primera por el mayor tiempo, la segunda por la mayor intensidad, la tercera por el mayor daño de las dos personas.

38 De Palabra. No jurar ni por el Creador ni por una criatura, si no fuere con verdad, necesidad y reverencia. Entiendo “necesidad”, no cuando se afirma con juramento cualquier verdad, sino cuando es de alguna importancia para el provecho del alma o del cuerpo o de bienes temporales. Entiendo “reverencia”, cuando, al nombrar a su Criador y Señor, considerando lo que se hace, se le rinde el honor y reverencia debida.

39 Es advertir que, aunque en el juramento sin necesidad pecamos más jurando por el Criador que por la criatura, es más difícil jurar debidamente con verdad, necesidad y reverencia por la criatura que por el Criador, por las razones siguientes:

1.ª razón. La primera, cuando nosotros queremos jurar por alguna criatura, el nombrar la criatura no nos hace estar tan atentos ni advertidos para decir la verdad, o para afirmarla con necesidad, como en el nombrar al Señor y Criador de todas las cosas

2.ª La segunda es que en el jurar por la criatura no es tan fácil mostrar reverencia y acatamiento al Criador, como al jurar y nombrar al mismo Criador y Señor; porque el hecho de nombrar a Dios nuestro Señor lleva consigo más acatamiento y reverencia que el nombrar la cosa criada. Por tanto, a los perfectos les está más permitido jurar por la criatura que a los imperfectos; porque los perfectos, por la asidua contemplación e iluminación del entendimiento consideran, meditan y contemplan más que está Dios nuestro Señor en cada criatura, según su propia esencia, presencia y potencia; y así, al jurar por la criatura, están más preparados y dispuestos que los imperfectos para mostrar acatamiento y reverencia a su Criador y Señor.

3.ª La tercera es que en el asiduo jurar por la criatura se ha de temer más la idolatría en los imperfectos que en los perfectos.

40 No decir palabra ociosa; entiendo por tal la que ni a mí ni a otro aprovecha, ni se dice con intención de aprovechar. De suerte que nunca es ocioso hablar de cualquier cosa provechosa, o con intención de que aproveche el alma propia o ajena, al cuerpo o a bienes temporales; ni el hablar alguno cosas que están fuera de su estado, así como si un religioso habla de guerras o mercancías. Pero en todo lo que está dicho hay mérito en ordenar a buen fin el hablar, y pecado en hacerlo por mal fin, o sin provecho alguno.

41 No decir nada que sea infamar o murmurar; porque si descubro pecado mortal que no sea público, peco mortalmente; si venial, venialmente; y si defecto, muestro defecto propio. Y si se tiene intención recta, de dos maneras se puede hablar del pecado o falta de otro:

1.ª manera. La primera cuando el pecado es público, por ejemplo, hablar de una meretriz pública o de una sentencia dada en juicio; o de un público error, que envenena a las almas a las que llega.

2.ª Segunda, cuando el pecado oculto se descubre a alguna persona, para que ayude a levantarse al que está en pecado; pero hay que tener algunas conjeturas o razones probables de que le podrá ayudar.

42 De la Obra.

Tomando por tema los diez mandamientos y los preceptos de la Iglesia y recomendaciones de los superiores, todo lo que se pone en obra contra alguna de estas tres cosas, según su mayor o menor importancia, es mayor o menor pecado. Entiendo por recomendaciones de superiores cosas como bulas de cruzadas y otras indulgencias, como por jubileos confesando y tomando el santísimo Sacramento. Porque no poco se peca entonces en actuar o ser causa de que otros actúen contra tan pías exhortaciones y recomendaciones de nuestros mayores.

43 MODO DE HACER EL EXAMEN GENERAL. CONTIENE CINCO PUNTOS.

Primer Punto. El primer punto es de dar gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios recibidos.

2.º El segundo, pedir gracia para conocer los pecados y rechazarlos.

3.º El tercero, pedir cuenta al alma desde la hora de levantarse hasta el examen presente, de hora en hora o de tiempo en tiempo; y primero del pensamiento, después de la palabra, y después de la obra, siguiendo el mismo orden que se dijo en el examen particular.

4.º El cuarto, pedir perdón a Dios nuestro Señor de las faltas.

5.º El quinto, proponer enmienda con su gracia. Decir un Padrenuestro.

44 CONFESION GENERAL CON LA COMUNION.

En la confesión general, para quien voluntariamente la quisiere hacer, entre otros muchos se hallarán tres provechos en hacerla durante los ejercicios.

1.º El primero: aunque quien se confiesa cada año no está obligado a hacer confesión general, haciéndola tiene mayor provecho y mérito, por el mayor dolor actual de todos los pecados y faltas deliberadas de toda su vida.

2.º El segundo: como en los tales ejercicios espirituales se conocen los pecados y la malicia de ellos más profundamente que en el tiempo en que uno se daba así a las cosas internas, por alcanzar ahora más conocimiento y dolor de ellos, tendrá mayor provecho y mérito que antes tuviera.

3.º El tercero es, finalmente, que estando mejor confesado y dispuesto, se halla más preparado y en mejores condiciones para recibir el santísimo Sacramento, cuya recepción no solamente ayuda para que no caiga en pecado, más aun para conservarse en gracia y aumentarla. Dicha confesión general se hará mejor inmediatamente después de los ejercicios de la primera semana.

45 PRIMER EJERCICIO: ES MEDITACION CON LAS TRES POTENCIAS, SOBRE EL 1.º, 2.º, Y 3er. PECADO. CONTIENE, DESPUES DE UNA ORACION PREPARATORIA Y DOS PREAMBULOS, TRES PUNTOS PRINCIPALES Y UN COLOQUIO.

46 Oración. La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones se ordenen puramente al servicio y alabanza de su divina majestad.

47 Primer preámbulo. El primer preámbulo es la composición de lugar. Aquí es de notar que en la contemplación o meditación visible (como es contemplar a Cristo nuestro Señor, el cual es visible) la composición será ver con la vista de la imaginación el lugar material donde se halla la cosa que quiero contemplar. Digo el lugar material, por ejemplo un templo o monte donde se halla Jesucristo o Nuestra Señora, según lo que quiero contemplar. En la invisible (como aquí, tratando este ejercicio de los pecados) la composición será ver con la vista imaginativa y considerar que mi alma está encarcelada en este cuerpo sujeto a corrupción, y todo el compuesto en este valle, como desterrado, entre brutos animales. Digo todo el compuesto de alma y cuerpo.

48 Segundo preámbulo. El segundo es pedir a Dios nuestro Señor lo que quiero y deseo. La petición ha de ser según la materia correspondiente, es a saber, si la contemplación es de la Resurrección, pedir gozo con Cristo gozoso; si es de la Pasión, pedir pena, lágrimas y tormento con Cristo atormentado. Aquí será pedir vergüenza y confusión de mí mismo, viendo cuántos han sido condenados por un solo pecado mortal, y cuántas veces yo merecía ser condenado para siempre por tantos pecados míos.

49 Nota. Antes de todas las contemplaciones o meditaciones se debe hacer siempre la oración preparatoria, sin cambiarla, y los dos preámbulos ya dichos, algunas veces cambiándolos según la materia correspondiente.

50 Primer punto. El primer punto será ejercitar la memoria sobre el primer pecado, que fue el de los ángeles, y luego sobre el mismo ejercitar el entendimiento discurriendo; luego la voluntad; queriendo recordar y entender todo esto para avergonzarme y confundirme más; comparando con un pecado de los ángeles tantos pecados míos, y pensando que, si ellos por un pecado fueron al infierno, cuántas veces yo lo he merecido por tantos. Digo hacer memoria del pecado de los ángeles: cómo siendo ellos creados en gracia, no queriendo ayudarse de su libertad para reverenciar y obedecer a su Criador y Señor, ensoberbeciéndose, quedaron convertidos de gracia en malicia, y lanzados del cielo al infierno; y así a continuación discurrir, más en particular, con el entendimiento; y a continuación mover más los afectos con la voluntad.

51 Segundo punto. El segundo, hacer otro tanto, es a saber, ejercitar las tres potencias sobre el pecado de Adán y Eva, trayendo a la memoria cómo por aquel pecado hicieron tanto tiempo penitencia, y cuánta corrupción vino en el género humano yendo tanta gente al infierno. Digo “traer a la memoria” el segundo pecado (el de nuestros primeros padres), recordando cómo después que Adán fue creado en el campo de Damasco y puesto en el paraíso terrenal, y Eva fue creada de su costilla, aunque se les prohibió que comiesen del árbol de la ciencia, ellos comieron y asimismo pecaron; y después, vestidos de túnicas de pieles y lanzados del paraíso, sin la justicia original que habían perdido, vivieron toda su vida en muchos trabajos y mucha penitencia; y a continuación discurrir con el entendimiento más particularmente, y usar de la voluntad como está dicho.

52 Tercer punto. El tercero, asimismo hacer otro tanto sobre el tercer pecado: el pecado personal de uno cualquiera que por un pecado mortal ha ido al infierno; y otros muchos sin cuento, por menos pecados de los que yo he hecho. Digo hacer otro tanto sobre el tercer pecado personal, trayendo a la memoria la gravedad y malicia del pecado contra su Criador y Señor; y discurrir con el entendimiento, ponderando cómo al pecar, por obrar contra la bondad infinita el pecador, justamente ha sido condenado para siempre; y acabar ejercitando la voluntad como está dicho.

53 Coloquio. Imaginando a Cristo nuestro Señor delante y puesto en cruz, hacer un coloquio, considerando cómo de Criador ha venido a hacerse hombre, y de vida eterna a muerte temporal, y así a morir por mis pecados. Otro tanto mirando a mí mismo considerando lo que he hecho por Cristo, lo que hago por Cristo, lo que debo hacer por Cristo; y al fin, viéndole de esa manera y colgado así en la cruz, dejar correr el afecto, expresando lo que se ofreciere.

54 El coloquio se hace, propiamente, hablando como un amigo habla a otro o un siervo a su señor, unas veces pidiendo alguna gracia, otras culpándose por algo que se ha hecho mal, otras comunicando sus cosas y deseando consejo en ellas. Decir un Padrenuestro.

55 SEGUNDO EJERCICIO: MEDITACION DE LOS PECADOS. CONTIENE, DESPUES DE LA ORACION PREPARATORIA Y LOS DOS PREAMBULOS, CINCO PUNTOS Y UN COLOQUIO.

Oración. La oración preparatoria sea la misma.

Primer preámbulo. El primer preámbulo será la misma composición del lugar.

Segundo preámbulo. El segundo es pedir lo que quiero. Será aquí pedir crecido e intenso dolor y lágrimas de mis pecados.

56 Primer punto. El primer punto es el proceso de los pecados; es a saber, traer a la memoria todos los pecados de la vida, recordándolos de año en año o de tiempo en tiempo; para lo cual aprovechan tres cosas: la primera mirar el lugar y la casa donde he habitado. La segunda, el trato que he tenido con otros. La tercera, el oficio en que he vivido.

57 Segundo punto. El segundo, ponderar los pecados, mirando la fealdad y la malicia que cada pecado capital cometido tiene en sí mismo, aunque no estuviese prohibido.

58 Tercer punto. El tercero, mirar quién soy yo, disminuyéndome por ejemplos:

1.º cuánto soy yo, en comparación de todos los hombres; 2.º. qué son los hombres en comparación de todos los ángeles y santos del paraíso; 3.º, mirar qué es todo lo criado en comparación de Dios; pues yo solo, ¿qué puedo ser?; 4.º, mirar toda la corrupción repugnante de mi cuerpo; 5.º, mirarme como una llaga y postema, de la que han salido tantos pecados y tantas maldades y pus tan asqueroso.

59 4.º punto. El cuarto, considerar quién es Dios, contra quien he pecado, según sus atributos, comparándolos con sus contrarios en mí: su sabiduría comparada con mi ignorancia, su omnipotencia con mi debilidad, su justicia con mi iniquidad, su bondad con mi malicia.

60 5.º punto. El quinto, exclamación llena de admiración y con crecido afecto, recorriendo una a una todas las criaturas: cómo me han dejado con vida y conservado en ella: los ángeles, siendo como son espada de la justicia divina, cómo me han sufrido y guardado y rogado por mí; los santos cómo se han puesto a interceder y rogar por mí; y los cielos, sol, luna, estrellas y elementos, frutos, aves, peces y animales. Y la tierra, cómo no se ha abierto para sorberme, criando nuevos infiernos para siempre sufrir en ellos.

61 Coloquio. Acabar con un coloquio de misericordia, razonando y dando gracias a Dios nuestro Señor, porque me ha dado vida hasta ahora, proponiendo enmienda con su gracia para adelante. Decir un Padrenuestro.

62 TERCER EJERCICIO: REPETICION DEL 1.º Y 2.º EJERCICIO, HACIENDO TRES COLOQUIOS.

Después de la oración preparatoria y los dos preámbulos, repítase el primer y segundo ejercicio, notando y haciendo pausa en los puntos en que he sentido mayor consolación o desolación, o mayor sentimiento espiritual; después de lo cual haré tres coloquios de la manera que sigue:

63 Primer coloquio. El primer coloquio a Nuestra Señora para que me alcance gracia de su Hijo y Señor para tres cosas: la primera, para que sienta interno conocimiento de mis pecados y aborrecimiento de ellos; la segunda, para que sienta el desorden de mis operaciones, para que, aborreciéndolo, me enmiende y me ordene; la tercera, pedir conocimiento del mundo, para que, aborreciéndolo, aparte de mí las cosas mundanas y vanas. Y después decir un Ave María.

Segundo coloquio. El segundo, pedir otro tanto al Hijo, para que me lo alcance del Padre. Y después decir el “Alma de Cristo”.

Tercer coloquio. El tercero pedir otro tanto al Padre para que el mismo Señor eterno me lo conceda. Y después decir un Padrenuestro.

64 CUARTO EJERCICIO: RESUMIR ESTE MISMO TERCERO.

Digo “resumir”, porque el entendimiento, sin divagar, ha de ir repasando asiduamente los recuerdos de las cosas contempladas en los ejercicios pasados. Y hacer los mismos tres coloquios.

65 QUINTO EJERCICIO: MEDITACION DEL INFIERNO. CONTIENE, DESPUES DE LA ORACION PREPARATORIA Y LOS DOS PREAMBULOS, CINCO PUNTOS Y UN COLOQUIO.

Oración. La oración preparatoria sea la acostumbrada. Primer preámbulo.

El primer preámbulo, es la composición de lugar, que es aquí ver con la vista de la imaginación la longitud, anchura y profundidad del infierno.

Segundo preámbulo. El segundo, pedir lo que quiero. Será aquí pedir interno sentimiento de la pena que padecen los condenados, para que si del amor del Señor eterno me olvidare por mis faltas, a lo menos el temor de las penas me ayude para no caer en pecado.

66 Primer punto. El primer punto será ver, con la vista de la imaginación, los grandes fuegos y las almas como en cuerpos incandescentes.

67 El 2.º, oír con los oídos llantos, alaridos, voces, blasfemias, contra Cristo nuestro Señor y contra todos sus santos.

68 El 3.º, oler con el olfato humano, azufre quemado, posos fétidos y cosas podridas.

69 El 4.º, gustar con el gusto cosas amargas, como lágrimas, tristeza y el gusano de la conciencia.

70 El 5.º, tocar con el tacto, es a saber, cómo los fuegos tocan y abrasan las almas.

71 Coloquio. Haciendo un coloquio a Cristo nuestro Señor, traer a la memoria las almas, que están en el infierno, unas porque no creyeron el advenimiento de Cristo, otras porque creyendo no obraron según sus mandamientos; haciendo tres partes: 1.ª parte: La primera antes del advenimiento de Cristo. 2.ª La segunda en su vida. 3.º La tercera después de su vida en este mundo; y después darle gracias porque no me ha dejado caer en ninguna de éstas acabando mi vida. Y agradecerle también porque hasta ahora siempre ha tenido de mí tanta piedad y misericordia. Acabar con un Padrenuestro.

72 Nota. El primer ejercicio se hará a media noche; el 2.º nada más levantarse a la mañana; el 3.º antes o después de la misa (de todos modos, que sea antes de comer); el 4º a la hora de vísperas; el 5º una hora antes de cenar. Entiendo este horario, más o menos, en todas las cuatro semanas, según que la edad, disposición y temperamento ayuden a la persona que se ejercita para hacer los cinco ejercicios o menos.

73 ADICIONES PARA MEJOR HACER LOS EJERCICIOS Y PARA MEJOR HALLAR LO QUE SE DESEA.

1.ª adición. La primera adición es, después de acostado, cuando ya estoy para dormirme, por espacio de un Ave María, pensar a qué hora me tengo que levantar, y para qué, resumiendo el ejercicio que tengo que hacer.

74 2.ª adición. La segunda: cuando me despertare, sin dar lugar a unos pensamientos ni a otros, fijarme enseguida en lo que voy a contemplar en el primer ejercicio (el de media noche), moviéndome a confusión de tantos pecados míos, poniendo ejemplos: como si un caballero se hallase delante de su rey y de toda su corte, avergonzado y confundido de haber ofendido mucho a aquel de quien primero recibió muchos dones y muchas mercedes. Asimismo en el segundo ejercicio, viéndome como gran pecador y encadenado, es a saber, que voy atado como en cadenas a comparecer delante del sumo juez eterno, poniéndome el ejemplo de cómo los encarcelados y encadenados ya dignos de muerte comparecen delante de su juez temporal; y con estos pensamientos vestirme, o con otros según la materia correspondiente.

75 3.ª adición. La tercera, un paso o dos antes del lugar donde tengo que hacer la contemplación o meditación, me pondré en pie por espacio de un Padrenuestro, alzado el entendimiento arriba, considerando cómo Dios nuestro Señor me mira, etc., y haré una reverencia o gesto de humillación.

76 4.ª adición. La cuarta, entrar en contemplación, unas veces de rodillas, otras postrado en tierra, otras tendido rostro arriba, otras sentado, otras en pie, yendo siempre a buscar lo que quiero. Dos cosas advertiremos: la primera es que, si de rodillas hallo lo que quiero no pasaré adelante, y si postrado, lo mismo, etc.; la segunda: en el punto en el cual hallare lo que quiero me detendré, sin tener ansia de pasar adelante hasta que me satisfaga.

77 5.ª adición. La quinta, después de acabado el ejercicio, por espacio de un cuarto de hora, sentado o paseándome, miraré cómo me ha ido en la contemplación o meditación; y si mal, miraré la causa de donde procede, y al descubrirla me arrepentiré, para enmendarme en adelante; y si bien, daré gracias a Dios nuestro Señor, y haré otra vez de la misma manera.

78 6.ª adición. La sexta, no querer pensar en cosas de placer ni alegría, como de gloria, resurrección. etc.; porque para sentir pena, dolor y lágrimas por nuestros pecados, impide cualquier consideración de gozo y alegría; sino tener delante de mí quererme doler y sentir pena, trayendo más bien a la memoria la muerte y el juicio.

79 7.ª adición. La séptima, es privarme de toda claridad, para el mismo efecto, cerrando ventanas y puertas el tiempo que estuviere en la habitación, si no fuere para rezar, leer y comer.

80 8.ª adición. La octava, no reír ni decir cosa que mueva a risa.

81 9.ª adición. La novena, refrenar la vista, excepto al recibir o despedir a la persona con quien hablare.

82 10.ª adición. La décima adición es penitencia, que se divide en interna y externa. Interna es dolerse de sus pecados con firme propósito de no cometer aquellos ni otro ninguno. La externa o fruto de la primera, es castigo de los pecados cometidos, y principalmente se hace de tres maneras:

83 1.ª manera. La primera es acerca del comer; es a saber, cuando quitamos lo superfluo no es penitencia, sino templanza; penitencia es cuando quitamos de lo conveniente, y cuanto más y más, mayor y mejor, sólo que no se debilite la persona ni se siga enfermedad notable.

84 2.ª manera. La segunda, acerca del modo de dormir; y asimismo no es penitencia quitar lo superfluo de cosas delicadas o suaves, sino que es penitencia cuando en el modo se quita de lo conveniente, y cuanto más y más mejor, solo que no se debilite la persona ni se siga enfermedad notable. Ni tampoco se quite del sueño conveniente, a no ser que tal vez tenga hábito vicioso de dormir demasiado, para venir al justo medio.

85 3.ª manera. La tercera, castigar la carne, es a saber, dándole dolor sensible, el cual se da trayendo cilicios o sogas o barras de hierro sobre las carnes, flagelándose o llagándose, y usando otras maneras de asperezas.

86 Lo que parece más práctico y más seguro de la penitencia, es que el dolor sea sensible en las carnes y que no entre dentro de los huesos, de manera que dé dolor y no enfermedad. Por lo cual parece que es más conveniente lastimarse con cuerdas delgadas, que dan dolor de fuera, que no de otra manera que cause dentro enfermedad que sea notable.

87 1.ª nota. La primera nota es que las penitencias externas principalmente se hacen por tres efectos: el primero, por satisfacer los pecados pasados; 2.º, por vencerse a sí mismo, es a saber, para que los sentidos obedezcan a la razón, y el instinto esté más sujeto a las facultades superiores de la persona; 3.º, para buscar y hallar alguna gracia o don que la persona quiere y desea, como si desea tener interna contrición de sus pecados, o llorar mucho sobre ellos o sobre las penas y dolores que Cristo nuestro Señor pasaba en su Pasión, o por la solución de alguna duda en que la persona se halla. 88 2.ª nota. La segunda, es de advertir que la primera y segunda adición se han de hacer para los ejercicios de la media noche y al amanecer, y no para los que se harán en otros tiempos; y que la cuarta adición nunca se hará en la iglesia delante de otros, sino en sitio escondido, como en casa, etc.

89 3.ª nota. La tercera, cuando la persona que se ejercita aún no halla lo que desea (como lágrimas, consolaciones, etc.) muchas veces aprovecha hacer cambios en el comer, en el dormir, y en otros modos de hacer penitencia, de manera que cambiemos, haciendo dos o tres días penitencias y otros dos o tres no. Porque a algunos conviene hacer más penitencia, y a otros menos; y también porque muchas veces dejamos de hacer penitencia por el amor sensual, y por juzgar erróneamente que el cuerpo no podrá tolerarla sin enfermedad notable; y algunas veces, por el contrario, hacemos demasiada pensando que el cuerpo podrá tolerarla; y como Dios nuestro Señor conoce infinitamente mejor nuestra naturaleza, muchas veces en esos cambios da a sentir a cada uno lo que le conviene.

90 4.ª nota. La cuarta, el examen particular se haga para quitar defectos y negligencias sobre ejercicios y adiciones, y así en la segunda, tercera, y cuarta semanas.

 

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en castellano actual

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