......Fotos de Canals ....Textos de Canals en la revista Cristiandad de Barcelona....Textos de Canals......decía Canals.....Aportaciones urgentes a la teología de la historia: la plenitud intrahistórica del reino de Dios....Textos.....INDEX
Apuntes biográficos de Francisco Canals Vidal....Discípulos de Canals y otros tomistas....
Centenario de Canals (30.05.1922-7.02.2009)
Canals
rechazaba radicalmente el semijansenismo y el
semicalvinismo y no sólo el semipelagianismo y abominaba
la pseudoexplicación jansenista Podemos aportar: "Para recibir la gracia es necesario el
consentimiento del sujeto que la recibe, ya que
por medio de ella se realiza un cierto matrimonio
espiritual entre Dios y el alma". Lo causa la gracia. |
Presencia y fructificación en la Iglesia de una doctrina eminente por Francisco Canals Vidal. Cristiandad. Barcelona, nn. 835-836, enero-febrero de 2001
Canals dice esto de san José en diciembre de 1999
F. Canals: San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino
F. Canals: La Iglesia consumada en la escatología intrahistórica de San Buenaventura
El Rosario, oración de Cruzada
Os quitaré el corazon de piedra
Sobre la recomendación de la doctrina de santo Tomás
Sobre el carácter "científico" del conocimiento histórico (Notas introductorias sobre la necesidad de una Teología de la Historia), Francisco Canals,CRISTIANDAD, Barcelona, nº 119, marzo de 1949
Torras i Bages y el catalanismo
La acción de Torras i Bages,
inculturación de la fe católica en Cataluña*
Cristianos para la liberación
nacionalista de los pueblos El final del Diario de guerra del Beato Pere Tarrés Pere Tarrés y Claret, fejocista, médico y sacerdote, un buen modelo para nuestros días, por José Vives Suriá. Cristiandad. Barcelona, nn. 821-822, nov. diciembre de 1999, págs. 45-50 El beato Pere Tarrés 1905-1950 Pere Tarrés: la Iglesia al servicio de los enfermos pobres, por Gerardo Manresa Presas y Gerardo Manresa Formosa. Cristiandad. Barcelona, agosto-septiembre de 2004 La liberación de Barcelona el 26 de enero de 1939, datos y testimonios |
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"Hay que anunciar con el lenguaje de la
Escritura y de los grandes doctores de la Encarnación, y según
la letra y el espíritu de los antiguos concilios, a
Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado, el Hijo
de David, el Rey de Israel, el Hijo de Dios que
no asumió naturaleza angélica, sino el linaje de Abraham".
Canals concretaba así su tareas: "Mis tareas
«orlandianas»: el apostolado del Corazón de Jesús y de la
esperanza de su reinado en la tierra y el estudio y difusión de
la doctrina filosófico-teológica de santo Tomás de Aquino"
en "nuestros tiempos, propicios para un trabajo arduo,
difícil y fecundísimo".
El obispo Marcelo González, un gran hombre de
Iglesia. FRANCISCO CANALS
VIDAL. CRISTIANDAD. Barcelona, agosto-septiembre de 2004
Esto es válido como propuesta
sinodal que podemos y debemos firmar todos y que esperamos que la
asuma la Iglesia toda. Dios lo haga.
La máxima
urgencia para la teología de nuestro tiempo
radica, nos parece, en la tarea de fundamentar una interpretación
teológica del sentido de la historia. Debemos
convencernos en primer lugar que la fuerza desintegradora
de los errores sociales de la modernidad anticristiana
consiste en aquel su carácter de reducción secularizada,
gnóstico-ebionita, de la
esperanza mesiánica enunciada por los dos
Testamentos. Ante una humanidad universalmente impulsada por el anhelo de conseguir en la inmanencia y en la historia la plena racionalidad de lo real y el sentido absoluto de la vida, se anunciaría estéril y fragmentariamente el mensaje del Corazón de Cristo, síntesis del evangelio del Reino, si se olvidase su constitutiva inserción en el dinamismo de anhelo y esperanza hacia el reinado del amor de Cristo sobre la universal sociedad humana. El sensus fidei del pueblo cristiano, sintonizado con la liturgia, la enseñanza del Magisterio, y la doctrina de los grandes apóstoles del Corazón de Cristo, en la línea que se expresó característicamente en la tarea no superada del padre Enrique Ramière, ofrecen las más preciosas posibilidades de anuncio al mundo de hoy del evangelio del Reino de Cristo. Esta perspectiva exige el más decidido retorno a las fuentes. Hay que anunciar con el lenguaje de la Escritura y de los grandes doctores de la Encarnación, y según la letra y el espíritu de los antiguos concilios, a Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado, el Hijo de David, el Rey de Israel, el Hijo de Dios que no asumió naturaleza angélica, sino el linaje de Abraham. El Corazón que nos patentiza a Dios que es Amor, y cuyo clamor divino y humano, espiritual y sensible, expresa en universalidad concreta el argumento de la historia entera de la humanidad, es el del Hijo del Hombre, en quien Dios Padre ha querido consumar lo prometido a los Patriarcas y Profetas del pueblo que eligió para que en él fuesen bendecidas todas las naciones. Los que hemos sido admitidos por la gracia de Cristo a la filiación de Abraham y a la dignidad israelítica somos llamados a no ignorar el misterio de la «salvación por los judíos». Es decir, precisamente por la promesa con la que Dios con gratuita misericordia, con independencia de toda obra y mérito humano, con anterioridad a toda justicia por la ley, y con soberana liberalidad frente a la grandeza y sabiduría de los hombres quiso formarse un pueblo según sus designios. El Israel de Dios de la nueva alianza es también el pueblo de los pobres de Dios, para los que es bueno Yahwe. La satánica deformación ebionita que nutre la más tremenda tentación contemporánea, no podrá, con toda la fuerza de su engaño, sustituir el anhelo de los que confían en el Dios de Israel. De los que «compadecen» el gemido de Aquel cuya tragedia que traspasa los siglos, y por la que es contemporánea de todas las generaciones y protagonista de la historia universal, contiene en sí todos los dolores de la humillación y del sufrimiento, de la opresión y de la injusticia. El apostolado del Corazón de Cristo Rey, simplemente ejercido en su verdad, no deformado ni minimizado por nuestra incomprensión de los designios del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, podría tener en sí el signo de «preparación de los caminos del Señor», rectificación de las sendas, por las que se colme todo valle y todo monte y collado se abaje. Porque, ejercido en aquella verdad y autenticidad, tendría más que nunca el sello y el signo del advenimiento del Reino de Dios: «la evangelización de los pobres». Francisco Canals Vidal El culto al Corazón de Cristo ante la problemática de hoy, CRISTIANDAD, enero 1970, en Cristiandad de Barcelona |
Dice Canals,
refiriéndose al Concilio Vaticano II:
"La gran asamblea ecuménica contiene
en el capítulo mariológico de su Constitución Dogmática sobre
la Iglesia, el texto conciliar más importante después
de Efeso sobre María, la Virgen Madre de Dios".
(F.C.V.:
Bajo la protección de María y José.
Un concilio en la era mariana,
Cristiandad, Barcelona, abril-junio 1988, pág. 58).
"Por la muerte redentora de Jesucristo ha
llegado su Resurrección, que es el
principio de nuestra salvación en la reinstauración
de todas las cosas en el orden divino".
Actualidad de la reparación
Francisco Canals Vidal (1922 2009)
Revista Cristiandad de Barcelona, núm. 728, enero de 1992, págs. 9 - 14
Conferencia pronunciada por Canals el 31 de
mayo de 1991 en el Monasterio de las Salesas de Barcelona.
Canals decía que NS JC, cuando venga en su Parusía o segunda venida, ya no se va, [no hay tres venidas, su segunda venida es a juzgar a los vivos y a los muertos, y juzgar es una de las potestades propias del oficio de rey; juzgar es reinar; durante un tiempo no determinado. El juicio final no es el instante final, sino el juicio de la época final, el juicio o reinado no es un instante, seguido de la instantánea muerte de todos y de la instantánea destrucción de todo].
Canals decía comentando este versículo:
Esta expresión "has guardado mi palabra", significa que las autoridades eclesiásticas de la época de Filadelfia no han desechado la palabra de Dios, no la "han tirado por la ventana", decía Canals textualmente. Ciertamente en el propio versículo, la Escritura explica esta expresión, "has guardado mi Palabra", diciendo que equivale a "no has renegado de mi nombre". Y lo dice como un elogio. Y se está refiriendo a los fieles de la época con sus autoridades eclesiásticas al frente. Sólo no renegar ellos ya es elogiable. Realmente eso no es poco con la que está cayendo. |
Santo Tomás de Aquino (1225 1274)
Canals
decía que "la
dialéctica es el álgebra de la revolución". Y
también lo dejó escrito, por ejemplo en Diálogo y dialéctica. y en la introducción del informe "Grupos
proféticos" que insertó al final de Dialéctica y esperanza. La dialéctica hegeliana era
uno de sus temas clave y lo desarrollaba y aplicaba
continuamente en su enseñanza oral y escrita. Para
comprender el mundo moderno nos conviene
atender a la intención profunda del pensamiento
hegeliano, del sentido de su «Dialéctica» y de su
Filosofía del Absoluto. Reflexión teológica
sobre la situación contemporánea Canals explica el origen y la base intuicionista de la dialéctica de Hegel en Sobre la Esencia del Conocimiento, 1987, que es la triunfal culminación de la tarea iniciada por Canals cuarenta años antes. La tentación de las
antítesis maniqueas .La dialéctica de la
revisión del Concordato Diálogo y dialéctica Dialéctica y esperanza ANALOGÍA y DIALÉCTICA Algunas notas sobre
Analogía y Dialéctica GRUPOS PROFÉTICOS Informe publicado en
ECCLESIA de 1969.01.11 y reproducido en
CRISTIANDAD. Barcelona. Febrero, 1969.
Nº. 456, pág. 40 El reino mesiánico, FRANCISCO CANALS VIDAL, CRISTIANDAD,
diciembre 1969
Monismo
y pluralismo en la vida social Continuará, Dios mediante |
Canals es uno de los firmantes de este manifiesto recomendando votar "no" en el referéndum de la Constitución de 1978
"Dios ha
querido que se hiciese sentir a la humanidad de hoy hasta
qué punto merece misericordia precisamente por la
inconsciencia de su miseria, que es en el fondo lo
máximamente miserable." (Aspectos pedagógicos de una renovada devoción al Corazón de Cristo, conferencia pronunciada en la semana de Teología y Pastoral de Valladolid de 1975; publicada en http://www.corazondejesus.es/) "Lo
que llamamos hoy Occidente no es sino la Cristiandad
occidental secularizada y descristianizada" Occidente comenzó a vivir esta negación [de la necesidad de que el hombre sea redimido por Dios] desde el humanismo renacentista, y más expresamente en las fases sucesivas de la Ilustración, la revolución francesa, el socialismo y el comunismo. (Aspectos pedagógicos de una renovada devoción al Corazón de Cristo) |
"Por la muerte redentora de
Jesucristo ha llegado su Resurrección, que es
el principio de nuestra salvación en la reinstauración
de todas las cosas en el orden divino".
Actualidad de la reparación
Francisco Canals Vidal (1922 2009)
Revista Cristiandad de Barcelona, núm. 728, enero de 1992, págs. 9 - 14
Conferencia pronunciada por Canals el 31 de
mayo de 1991 en el Monasterio de las Salesas de Barcelona.
Canals decía: El Señor pide que tengamos misericordia
de Él, porque su corazón de hombre
angustiado la necesita. Dios pide que
tengamos compasión de Él. Esto está
en el Evangelio, está en los profetas
del Antiguo Testamento y está en santa Margarita María. Canals lo dijo así:
|
Santa Margarita María ha sido la santa
profeta del mensaje que se ha concretado en la espiritualidad y
en la liturgia de la que conocemos hoy como devoción y culto al
Corazón de Jesús.
Santa Teresita del Niño Jesús es también la profeta de
la confianza filial en Dios, del abandono en los
brazos paternales de Dios y de la entrega al Amor Misericordioso.
Actualidad de la reparación
Francisco Canals Vidal (1922 2009)
Revista Cristiandad de Barcelona, núm. 728, enero de 1992, págs. 9 - 14
Sería engañoso
entender esta actualidad y adecuación
del ideal del Reino de Cristo para nuestro tiempo, cual
si pudiéramos esperar que se le acepte con
fácil popularidad; o que sintonice cómodamente con la
sensibilidad masificada por la propaganda, vertida
hedonísticamente hacia lo inmediato, o torturada por la
soberbia y endurecida rebeldía de los justicialismos y
pacifismos «mundanos». Este malentendido llevaría a confundir con la eficacia y fructificación del apostolado cristiano y de la consecratio mundi los éxitos equívocos que se apoyan en tácticas de adulación, instrumento de influencias de grupo o de secta, que ponen a su servicio las energías cristianas, a las que deforman por la renuncia al escándalo de la Cruz. En este tipo de éxito, con el que triunfan hoy las nuevas gnosis pseudocristianas y las teologías «modernistas», el apóstol y el dirigente cristiano sucumben en el fondo a aquellas tentaciones que planteó Satanás en el desierto al ofrecer a Jesús el dominio sobre todos los reinos del mundo. No afirmamos con
seductor naturalismo que la espiritualidad y doctrina del
Reino de Cristo por su Corazón se armonice con el sentir
de los amadores del mundo de nuestro humanismo secular.
Tenemos que reconocer, por el contrario, la estridencia y
la tragedia inevitable del choque y de la
hostilidad. Pero debemos arraigarnos en la
convicción de la oportunidad y armonía del evangelio
del Amor misericordioso, que llama al acatamiento de la
soberanía de Dios, respecto de las necesidades y
aspiraciones de la humanidad frustrada en su desarrollo y
progreso, y fracasada en sus esperanzas terrenas, en la
medida en que se cierra y vuelve de espaldas a lo único
que podría traerle la paz. |
El equívoco de la democracia aclarado por Canals
El Evangelio del
Reino, que anuncia la final sumisión
de todas las cosas a Dios Padre, no cancela la religión:
el deber de justicia, fundado en la dependencia del
hombre como criatura respecto de su Creador y Señor. Pero la religión no es virtud teologal; no tiene a Dios como objeto sino sólo como término de la relación debida por parte del hombre. Obediencia a la ley, culto a la majestad divina, son relaciones de respeto que miran a Dios en su excelencia infinita y en su dominio omnipotente. Por esto la religión no deifica al hombre. El respeto y la justicia no superan la alteridad, y mantienen la distancia infinita entre Dios y su criatura. --- El nexo íntimo entre religión y caridad teologal, y la posible antinomia en que podamos caer al ser incapaces de pensarlas en síntesis, nos sugiere tentaciones de rebeldía frente a la «divinidad celosa», o de exigencia de que se abdique la soberanía y omnipotencia para que no repudiemos como insoportable la ofrenda del Amor. El culto y la obediencia que integran la religión no consumarían, en cuanto orden debido de la criatura al Creador, de siervo al Señor, la plenitud a que nos destina la dispensación del don divino. Es en la fe y la esperanza teologales en que se ejercita el dinamismo intelectual y voluntario del corazón al que ha sido enviado el Espíritu de Dios hacia Dios mismo al que abraza desde ahora ya la caridad, amor de correspondencia al Amor que nos invita a la vida eterna, contemplación cara a cara de Dios que es Amor. .... La religión es exigida también por razón de correspondencia al amor. El pecado y la desobediencia a la ley son repudio y cerrazón hacia quien nos ama. «Si me amáis guardad mis mandamientos», y la caridad es debida a quien nos amó primero y nos dio a su Hijo, propiciación por nuestros pecados. El desamor es la máxima injusticia. El amor a Dios, y a nuestros hermanos desde el amor de Dios, que nos amó primero y nos exige que les amemos como Él nos ha amado, es el primer precepto de la ley. La caridad exige la religión. Y la religión exige la caridad. A esta subjetiva e íntima vinculación de las dimensiones de justicia y amor en nuestra vida personal, corresponde la eterna y trascendente unidad del amor y la misericordia y el señorío y la justicia. El objeto del culto es lo excelente y poderoso, pero Dios es, por decirlo así, máximamente adorable y digno de ser obedecido, porque es Amor. Lo más honorable y excelente, lo más poderoso y respetable es el amor. En el culto al Corazón de Cristo, en el que habita corporalmente la plenitud de Dios, se alaba a Dios porque es bueno y su misericordia es eterna. Y se nos llama a reparación por el pecado, al invitarnos a corresponder a su amor, a reparar la injusticia del desamor hacia quien es justo y misericordioso. Consagración y reparación, el doble elemento del culto al Corazón de Cristo conforme a la enseñanza del magisterio de la Iglesia, sintetizan amor y religión en unidad inseparable. La entrega al Amor es acatamiento a la soberanía de Dios; la reparación a la justicia es voluntad de «consolar» el Amor no correspondido. (Francisco Canals Vidal, El culto al Corazón de Cristo ante la problemática de hoy, CRISTIANDAD, Año XXVII, Núm. 467, enero de 1970 ). |
La futura unidad
religiosa de toda la humanidad Canals dijo que el Concilio Vaticano II anunció la unidad religiosa de toda la humanidad
"Tratando de la religión judía, y afirmando la futura conversión de Israel, el texto anuncia la futura unidad religiosa de toda la humanidad". La teología de la historia del Padre Orlandis, S. I. y el problema del milenarismo............... CRISTIANDAD, Barcelona. Año LV - Núms. 801-802 Marzo-Abril 1998. Págs. 23-28 |
«Me siento con libertad y casi con el sentimiento del deber de propugnar una profunda reforma de la enseñanza del pensamiento filosófico en las escuelas católicas, para dar a la filosofía cristiana, a la vez, solidez filosófica y adecuación armónica con el contenido inteligible de los dogmas revelados» (Francisco Canals Vidal, 2007).
Para comprender el mundo moderno nos conviene atender a la intención profunda
del pensamiento hegeliano, del sentido de su
«Dialéctica» y de su Filosofía del Absoluto. «Concupiscencia» es el deseo de algo para sí mismo. Tampoco este deseo es, en cuanto tal, malo, sino sólo en cuanto es privado del orden a amarse no sólo a sí mismo sino a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. El propio Santo Tomás refiere la esperanza teologal al «amor de concupiscencia», es decir, el deseo que tenemos de poseer a Dios como objeto de nuestra propia felicidad. «No se hizo el hombre semejante al diablo por tener carne, de la que el diablo carece, sino por vivir según sí mismo, esto es según el hombre... Cuando el hombre vive según él mismo, es decir, según el hombre, indudablemente vive según la mentira. No porque el hombre sea mentira, puesto que es Dios su autor y su creador, y Dios no es autor y creador de la mentira, sino porque el hombre no fue creado para vivir según sí mismo, sino según su Creador (XIV, cap. 3, 1; cap. IV, 1...2). Que el atractivo de los bienes terrenos sea para nosotros ocasión de instalamos en el «mundo», que San Agustín definía como constituido por «los amadores del mundo», no justifica el que nosotros definiésemos como males a aquellos bienes que el hombre naturalmente apetece. En esta perspectiva se sitúa admirablemente San Agustín, que como vimos, define «la Ciudad Terrena» como la que se edifica sobre el amor de sí mismo que llega hasta el desprecio hacia Dios, al hablar de «los bienes de la ciudad terrena»:
el «mundo moderno»; este mundo proyectado por el humanismo antropocéntrico que surge en el Renacimiento, y que es sucesiva y «progresivamente» realizado por el imperialismo mercantil, la Ilustración, la Revolución industrial, el despotismo ilustrado y la Revolución francesa; y por las revoluciones nacionales, que pusieron lo divino y absoluto en el «espíritu del pueblo»; y las revoluciones socialistas, nacionalistas o internacionalistas. En la Encíclica Quanta cura y en los documentos de los que se tomaron las 80 proposiciones del célebre Syllabus se contiene a la vez un tesoro doctrinal luminoso y definitivamente esclarecedor, y un «discernimiento de espíritus» verdaderamente clarividente y dotado de la oportunidad de la heroica prudencia de los santos. en aquella encíclica de 1864 y en las 80 proposiciones que la acompañaban, el Magisterio de la Iglesia juzgó la revolución anticristiana, ejercicio consciente y consumado del antropocentrismo egolátrico y antiteístieo, tal vez con la más precisa e intencionada documentación acerca de sus fuentes filosóficas y de los elementos culturales y sociológicos de las diversas dimensiones de la contemporánea apostasía contra la soberanía de Cristo en el mundo. En dos ocasiones, y hablando a dos sucesivos Nuncios de su Santidad en España, afirmé respetuosamente mi convicción de que aquellos documentos expresan probablemente de la forma más rigurosa y exacta la mentalidad filosófica que ha servido como ariete destructor de la concepción teística y sobrenaturalista del universo v de la historia, y de impulso para todas las acciones dirigidas a corromper el orden cristiano en lo polítíco, lo internacional, lo económico-socíal, en todos los ámbitos de la cultura y de la vida. Puede ponerse como ejemplo de esto la proposición primera del Syllabus:
En esta proposición, que sintetiza bien la filosofia vigente entre los que inspiraban el liberalismo político contemporáneo, confluyen en práctica y efectiva identidad el monismo estático del «Tratado teológico-político» y de la «Ética demostrada con método geométrico» de Spinoza, y el monismo dialéctico del idealismo absoluto de Hegel, que atraviesa todas sus obras, y ha sido el decisivo inspirador del estado moderno en todas sus fases: liberal, marxista y fascista. Desde los comienzos de la corriente católico-liberal en el contexto del «movimiento católico», se ha dado reiteradamente la paradoja de que, invocando como principio que «el catolicismo no se puede identificar con un partido político», se ha llegado a la conclusión de la práctica obligatoriedad de la actitud liberal y demócrata-cristiana. Reflexión teológica
sobre la situación contemporánea |
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"Toda la razón de ser de la revista Cristiandad es la afirmación del Reinado de Cristo en el mundo, tal como se formuló sobre todo en los documentos de León XIII y de Pío XI sobre la consagración del linaje humano al Sagrado Corazón y la institución de la festividad de Cristo Rey" (Francisco Canals Vidal, 1999).
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La máxima urgencia para la teología
de nuestro tiempo radica, nos parece, en la tarea de fundamentar
una interpretación teológica del sentido de la historia.
Debemos convencernos en primer lugar que la fuerza desintegradora
de los errores sociales de la modernidad anticristiana consiste
en aquel su carácter de reducción secularizada, gnóstico-ebionita,
de la esperanza mesiánica enunciada por los dos
Testamentos.
(F. Canals, El
culto al Corazón de Cristo ante la problemática de hoy, CRISTIANDAD, enero 1970)
«Uno de los acontecimientos revelados como
futuros en la Sagrada Escritura es la aparición en su tiempo del
hombre llamado del pecado, del Anticristo, supremo perseguidor de
la Iglesia. En los tiempos de fe más viva preocupaba
hondamente este hecho profetizado; ahora
casi ha desaparecido del cuadro de las preocupaciones humanas».
(R. Orlandis, SJ: Advertencia previa, 1 de mayo de 1945)
"Después de muchos años de estudio
personal del tema -en el que fui estimulado y aconsejado después
de la muerte del Padre Orlandis, por el Padre Francisco de Paula
Solá, que participaba, con el Padre Francisco Segarra S.I., de
las convicciones del Padre Rovira- no puedo menos de decir
francamente que me parece que, por la publicación del
Catecismo de la Iglesia Católica en 11 de octubre de 1992,
se ha entrado en aquella etapa de
renovación de la escatología
de la que hablaba en 1976 el entonces Cardenal Arzobispo de
Cracovia Karol Wojtyla ante Pablo VI.
La escatología de «la culminación del Reino en la
tierra» y del «cumplimiento de las esperanzas
de Israel en el Segundo Advenimiento» (Cat., 671 y 674)
parece mejor explicada por las interpretaciones del Padre Rovira
y del Padre Orlandis: a la conversión del pueblo judío se une
como algo inseparable la
unidad de todos los hombres, que con una sola voz y hombro con
hombro adorarán al Dios de Israel (Con. Vaticano II. Nostra
aetate, 4)".
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio de 1999
La salvación viene de los
judíos
(Francisco Canals Vidal, CRISTIANDAD,
diciembre 1965)
La vocación de Israel,
del «Israel de la carne», y el entronque de la vocación
cristiana con la providencia misericordiosa sobre el pueblo de
los hijos de Jacob, constituye el tema central de la Teología de
la Historia. El Vaticano II
señala también en esto una dirección de retorno a las fuentes.
"La conversión de Israel «que la Iglesia
espera con los profetas y el Apóstol» (Conc. Vaticano II, Nostra
aetate,4) no se dará sino después del derribo del imperio del Anticristo. Porque el pueblo de Israel como pueblo recibirá aquel imperio
anticristiano y antiteístico como si en
él se realizasen sus esperanzas mesiánicas, las que no habían
querido reconocer en Cristo. Tal era la interpretación
tradicional de las palabras de Jesús en el Evangelio de San Juan: «Yo he venido en nombre de mi Padre y no me
habéis recibido. Otro vendrá en su propio nombre y a éste le
recibiréis» (Jn 5, 43).
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio
de 1999.
"Supuesto que la ruina del imperio del
Anticristo no se obrará sino por la «epifanía del
Advenimiento del Señor» (II Tes 2, 8) y supuesto
también que no se darán tres advenimientos, este advenimiento
segundo por el que cesa el imperio del
Anticristo en el mundo es aquel por el que Jesucristo viene de
nuevo con gloria para juzgar, es decir para reinar en el
mundo.
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio
de 1999
"El Padre Orlandis entendía que el
milenarismo prohibido, incluso en su forma mitigada por el
decreto del Santo Oficio de 21 de julio de 1944, hubiera
podido ser condenado formalmente como herético. Porque el
milenarismo propiamente dicho entendía la segunda venida y el
Reino de Cristo en la tierra en la perspectiva de la
«visibilidad» del Rey, es decir, interpretando la
segunda venida como una vuelta triunfante del Señor a estar
visiblemente presente en el mundo: no en cuerpo glorioso,
como consta por las Sagradas Escrituras que estuvo en los días
desde la resurrección a la ascensión a los cielos, sino con una
corporeidad visible empíricamente, del mismo tipo que la que quiso
tener desde su nacimiento a su muerte en la cruz.
Con esta «visibilidad» del Rey estaba conexa en el pensamiento
de los antiguos milenaristas -«herederos del error
judío» según San Jerónimo, y «que rechazaban el
vino celeste y no querían ser sino agua secular», según San
Ireneo-, una comprensión del Reino
en el horizonte terreno y mundano
que llevó a los dirigentes del pueblo judío al desconocimiento
de la salvación que traía a este mundo el Hijo de Dios
encarnado.
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio
de 1999.
Testamento espiritual de Francisco Canals: «El padre Orlandis había advertido que en la comunión de Schola Cordis Iesu con el Apostolado de la Oración estaba la garantía de su continuidad, nuestro servicio a la Iglesia en el Apostolado de la Oración es el camino de una expansión fecunda»
Canals: «Deseo terminar estas reflexiones y
confidencias evocando el significativo título de la obra de mayor profundidad y trascendencia
doctrinal del Padre
Enrique Ramière. Aunque el sistema contenido en Las esperanzas de la Iglesia no coincide en todos sus detalles con el del Padre
Ramón Orlandis, cuyo pensamiento estaba más próximo del que
expuso el escriturista jesuita Juan Rovira y Orlandis, en su obra
inédita De Regno Christi in terris consummato,
había una profunda coincidencia de actitud espiritual y de
visión de la historia, regida por los designios salvíficos de
la providencia divina. Las sistematizaciones de Orlandis y de
Rovira podrían considerarse más próximas a la que
hallamos en el gran doctor franciscano San Buenaventura,
en la última de sus obras, las llamadas Collationes
in Hexaemeron, serie de sermones predicados en
París, ya en vísperas de su muerte, cuyo texto se conserva en
una reportatio cuya autenticidad apoyan los críticos más
solventes de la obra de San Buenaventura».
(Conferencia pronunciada en la clausura de la XXIX Reunión de
amigos de la Ciudad Católica. Poblet, 14 de octubre de 1990).
«Desgraciadamente, han sido muy patentes los corruptores
efectos de la inoculación del veneno catalanista
éste era el modo de hablar del padre Ramón Orlandis S.I.,
en el pueblo cristiano de Cataluña. Hoy podemos comprender que
de aquel árbol dañado hayan brotado tales frutos corruptores».
(Francisco Canals en su libro La tradición catalana en el siglo
XVIII).
|
«La mentalidad progresista, con instrumentos filosóficos del idealismo romántico, contaminó el sentimiento de amor a la patria de muchos pueblos cristianos, transformándolo en un nacionalismo que ha sido causa frecuente de reducción inmanentista de su propia tradición religiosa» (Francisco Canals Vidal, 1998).
"Se hace urgente que tomemos conciencia del problema de la especialísima relación en que están, en una perspectiva de filosofía de la historia y de la cultura, la Hispanidad y el Occidente. Si antes que Europa existió la Cristiandad Occidental, cabría reconocer que en sus orígenes y en su madurez tuvo lo hispánico papel directivo, y que vista desde sus raíces religiosas, debe más Europa a los grandes dirigentes espirituales y políticos hispanos, que a Federico de Prusia o a Napoleón. Pero es también patente que las tareas europeizantes emprendidas en los pueblos hispánicos a partir del siglo XVIII se presentan como absorción y transforman las minorías dirigentes de España e Hispano-América en proletariado interno de Occidente". (Francisco Canals, 1968) |
Página dedicada a Francisco Canals Vidal: http://canals.orlandis.org/
Página web de la revista Cristiandad: http://cristiandad.orlandis.org/
Espacio para la síntesis doctrinal de Santo Tomás de Aquino realizada por Francisco Canals Vidal.
La obra de Francisco Canals Vidal sobre el conocimiento, según Albero Caturelli