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Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en castellano actual

1 ANOTACIONES PARA ENTENDER ALGO LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES SIGUIENTES Y PARA AYUDARSE ASI EL QUE LOS HA DE DAR COMO EL QUE LOS HA DE RECIBIR.

21 EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA VENCERSE A SI MISMO Y ORDENAR SU VIDA SIN DETERMINARSE POR AFECCION DESORDENADA ALGUNA

PRESUPUESTO...[PRIMERA SEMANA].. ...[TERCERA SEMANA].....[CUARTA SEMANA]................

[SEGUNDA SEMANA]

91 EL LLAMAMIENTO DEL REY TEMPORAL AYUDA A CONTEMPLAR LA VIDA DEL REY ETERNAL

Oración. La oración preparatoria sea la acostumbrada.

Primer preámbulo. El primer preámbulo es la composición de lugar. Será aquí ver con la vista de la imaginación sinagogas, villas, y castillos, por donde Cristo nuestro Señor predicaba. Segundo preámbulo.

El segundo, pedir la gracia que quiero, será aquí pedir gracia a nuestro Señor para que no sea sordo a su llamamiento, sino presto y diligente para cumplir su santísima voluntad.

92 Primer punto. El primer punto es poner delante de mí un rey humano, elegido por designación de Dios nuestro Señor, a quien reverencian y obedecen todos los gobernantes y todos los hombres cristianos.

93 Segundo punto. El segundo punto, mirar cómo este rey habla a todos los suyos, diciendo:

“Mi voluntad es conquistar toda la tierra de infieles. Por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de estar contento de comer como yo, y así de beber y vestir, etc.; asimismo ha de trabajar conmigo en el día y vigilar en la noche, etc. para que así después tenga parte conmigo en la victoria como la ha tenido en los trabajos.”

94 Tercer punto. El tercero: considerar qué deben responder los buenos súbditos a rey tan liberal y tan humano, y por consiguiente si alguno no aceptase la petición de tal rey, cuánto merecería ser menospreciado por todo el mundo y tenido por perverso caballero.

95 La segunda parte de este ejercicio consiste en aplicar el anterior ejemplo del rey temporal a Cristo nuestro Señor, conforme a los tres puntos dichos.

Primer punto. Y en cuanto al primer punto, si consideramos ese llamamiento del rey temporal a sus súbditos, cuánto es cosa más digna de consideración ver a Cristo nuestro Señor, rey eterno, y delante de él a todo el universo mundo, al cual y a cada uno en particular llama y dice:

“Mi voluntad es conquistar todo el mundo y todos los enemigos, y así entrar en la gloria de mi Padre; por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de trabajar conmigo, para que siguiéndome en la pena también me siga en la gloria”.

96 Segundo punto. El segundo: considerar que todos los que tuvieren juicio y razón ofrecerán toda su persona al trabajo.

97 Tercer punto. El tercero: los que quieran aspirar a más y señalarse en todo servicio de su rey eterno y señor universal, no solamente ofrecerán su persona al trabajo, sino que, obrando incluso contra su propia sensualidad y contra su amor carnal y mundano, harán oblaciones de mayor valor y mayor importancia ["de mayor estima y mayor momento"], diciendo:

98 «Eterno Señor de todas las cosas, yo hago mi oblación, con vuestro favor y ayuda, delante de vuestra infinita bondad y delante de vuestra Madre Gloriosa y de todos los santos y santas de la corte celestial: que yo quiero, y deseo, y es de mi determinación deliberada, con tal de que sea vuestro mayor servicio y alabanza, imitaros en pasar toda clase de injurias, y todo menosprecio y toda pobreza, así actual como espiritual, si vuestra santísima majestad me quiere elegir y recibir en tal vida y estado».

99 1.ª nota. Este ejercicio se hará dos veces al día: al levantarse por la mañana, y una hora antes de comer o de cenar.

100 2.ª nota. Para la segunda semana y así en adelante, mucho aprovecha el leer algunos ratos en los libros de la Imitación de Cristo o de los Evangelios y de vidas de santos.

101 EL PRIMER DIA Y PRIMERA CONTEMPLACION ES DE LA ENCARNACION. CONTIENE LA ORACION PREPARATORIA, TRES PREAMBULOS, TRES PUNTOS Y UN COLOQUIO.

Oración. La oración preparatoria acostumbrada.

102 Primer preámbulo. El primer preámbulo es recordar la historia de lo que debo contemplar; que es aquí cómo las tres personas divinas miraban la llanura o redondez de todo el mundo lleno de hombres, y cómo, viendo que todos descendían al infierno, determinan en su eternidad que la segunda persona se haga hombre para salvar el género humano, y así al llegar la plenitud de los tiempos envían al ángel San Gabriel a Nuestra Señora (n.262).

103 Segundo preámbulo. El segundo, composición viendo el lugar. Aquí será ver la gran capacidad y redondez del mundo, en el cual están tantas y tan diversas gentes; asimismo después ver particularmente la casa y aposento de Nuestra Señora en la ciudad de Nazaret, en la provincia de Galilea.

104 Tercer preámbulo. El tercero, pedir lo que quiero: será aquí pedir conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga.

105 Nota. Conviene notar aquí que esta misma oración preparatoria sin cambiarla, como se dijo al principio, y los mismos tres preámbulos se han de hacer en esta semana y en las siguientes, cambiando la forma según la materia correspondiente.

106 Primer punto. El primer punto es ver las personas, unas y otras; y primero las de la faz de la tierra, en tanta diversidad, así en trajes como en actitudes, unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo, unos sanos y otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo, etc.

2.º: ver y considerar las tres personas divinas, en su solio real o trono de su divina majestad, cómo miran toda la faz y redondez de la tierra, y todas las gentes en tanta ceguedad y cómo mueren y descienden al infierno.

3.º: ver a Nuestra Señora y al ángel que la saluda, y reflexionar para sacar provecho de lo que vemos.

107 Segundo punto. El segundo: oír lo que hablan las personas sobre la faz de la tierra, es a saber, cómo hablan unos con otros, cómo juran y blasfeman, etc.; asimismo lo que dicen las personas divinas, es a saber: “Hagamos la redención del género humano”, etc.; y después lo que hablan el ángel y Nuestra Señora; y reflexionar después para sacar provecho de sus palabras.

108 Tercer punto. El tercero: después de mirar lo que hacen las personas sobre la faz de la tierra, como por ejemplo herir, matar, ir al infierno, etc.; asimismo lo que hacen las personas divinas, es a saber realizar la santísima encarnación, etc.; y asimismo lo que hacen el ángel y Nuestra Señora, a saber, el ángel hace su oficio de enviado y Nuestra Señora se humilla y da gracias a la divina majestad; y después reflexionar para sacar algún provecho de cada cosa de éstas.

109 Coloquio. Al fin se ha de hacer un coloquio, pensando lo que debo hablar a las tres personas divinas, o al Verbo eterno encarnado o a la Madre y Señora nuestra, pidiendo gracia, según lo que sintiere en mí, para seguir e imitar más al Señor nuestro que acaba de encarnarse. Decir por último un Padrenuestro.

110 SEGUNDA CONTEMPLACION ES DEL NACIMIENTO.

Oración. La oración preparatoria acostumbrada.

111 Primer preámbulo. El primer preámbulo es la historia, y será aquí cómo desde Nazaret salieron Nuestra Señora encinta, casi de nueve meses, como se puede meditar piadosamente, sentada en una borriquilla, y José y una esclavita, llevando un buey para ir a Belén a pagar el tributo que el César impuso en todas aquellas tierras (n.264).

112 Segundo preámbulo. El segundo: composición viendo el lugar. Será aquí ver con la vista de la imaginación el camino desde Nazaret a Belén, considerando su longitud y anchura, y si ese camino es llano, o si pasa por valles o cuestas; asimismo mirar el lugar o gruta de nacimiento, qué grande o qué pequeña era, qué baja o qué alta, y cómo estaba preparada.

113 Tercer preámbulo. El tercero será el mismo y de la misma forma que en la contemplación anterior.

114 Primer punto. El primer punto es ver las personas; es a saber, ver a Nuestra Señora y a José y a la esclava, y al Niño Jesús recién nacido, haciéndome yo un pobrecito y esclavito indigno, mirándolos, contemplándolos y sirviéndoles en lo que 20 necesiten, como si presente me hallase, con todo el acatamiento y reverencia posibles; y después reflexionar en mi interior para sacar algún provecho.

115 Segundo punto. El segundo: mirar, advertir y contemplar lo que hablan; y reflexionando en mi interior sacar algún provecho.

116 Tercer punto. El tercero: mirar y considerar lo que hacen, como por ejemplo caminar y trabajar, para que el Señor nazca en suma pobreza, y al final de tantos trabajos, de hambre y sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz, y todo esto por mí; después, reflexionando, sacar algún provecho espiritual.

117 Coloquio. Acabar con un coloquio, así como en la anterior contemplación, y con un Padrenuestro.

118 LA TERCERA CONTEMPLACION SERA REPETICION DEL PRIMERO Y SEGUNDO EJERCICIO.

Después de la oración preparatoria y de los tres preámbulos se hará la repetición del primero y segundo ejercicio, destacando siempre algunas partes más principales donde haya sentido la persona algún conocimiento, consolación o desolación, haciendo asimismo al fin un coloquio y diciendo un Padre nuestro.

119 En esta repetición y en todas las siguientes se procederá de la misma manera que en las repeticiones de la primera semana, cambiando la materia y guardando la forma.

120 LA CUARTA CONTEMPLACION SERA REPETICION DE LA PRIMERA Y SEGUNDA, DE LA MISMA MANERA QUE SE HIZO EN LA REPETICION ANTERIOR.

121 LA QUINTA SERA APLICAR LOS CINCO SENTIDOS SOBRE LOS TEMAS DE LA PRIMERA Y SEGUNDA CONTEMPLACION.

Oración. Después de la oración preparatoria y de los tres preámbulos, aprovecha aplicar los cinco sentidos de la imaginación por la primera y segunda contemplación de la manera siguiente:

122 Primer punto. El primer punto es ver las personas con la vista de la imaginación, meditando y contemplando en particular sus circunstancias; y sacar algún provecho de lo que vemos.

123 Segundo punto. El segundo: oír con el oído lo que hablan o pueden hablar, y reflexionando en mi interior sacar algún provecho de ello.

124 Tercer punto. El tercero: oler y gustar con el olfato y con el gusto la infinita suavidad y dulzura de la divinidad, del alma y de sus virtudes y de todo, según fuere la persona que se contempla, reflexionando en sí mismo; y sacar provecho de ello.

125 Cuarto punto. El cuarto: tocar con el tacto, por ejemplo abrazar y besar los lugares donde esas personas pisan y están colocadas, procurando siempre sacar provecho de ello.

126 Coloquio. Se acabará con un coloquio como en la primera y segunda contemplación, y con un Padrenuestro.

127 1.ª nota. Primera nota: es de advertir, para toda esta semana y las otras siguientes, que solamente tengo que leer el misterio de la contemplación que inmediatamente he de hacer, de manera que por entonces no le sea ningún misterio que no haya de hacer aquel día o en aquella hora, para que la consideración de un misterio no estorbe a la consideración el otro.

128 2.ª nota. La segunda: el primer ejercicio de la encarnación se hará a media noche; el segundo al amanecer; el tercero antes o después de la misa; el cuarto a la hora de vísperas; y el quinto antes de la hora de cenar, estando por espacio de una hora en cada uno de los cinco ejercicios; y el mismo orden se llevará en todo lo siguiente.

129 3.ª nota. La tercera: es de advertir que si la persona que hace los ejercicios es viejo o débil, o, aunque sea fuerte, si de la primera semana ha quedado débil de alguna manera, es mejor que en esta segunda semana, al menos algunas veces, no se levante a media noche, sino que haga a la mañana una contemplación, otra antes o después de la misa, otra antes de comer; y sobre ellas una repetición a la hora de vísperas, y después aplique los sentidos antes de la cena.

130 4.ª nota. La cuarta: en esta segunda semana, de las diez adiciones que se dijeron en la primera semana han de cambiarse la segunda, la sexta, la séptima y, en parte, la décima. La segunda será: en cuanto me despierto poner enfrente de mí la contemplación que tengo que hacer, deseando conocer más al Verbo eterno Encarnado, para más servirle y seguirle. La sexta será traer a la memoria frecuentemente la vida y misterios de Cristo nuestro Señor, comenzando desde su encarnación hasta el lugar o misterio que voy contemplando. La séptima será que en lo de tener oscuridad y claridad, usar de buena temperatura o variarla, se debe observar tanto cuanto la persona que se ejercita sintiere que le puede aprovechar y ayudar para hallar lo que desea. En la décima adición el que se ejercita debe proceder según los misterios que contempla; porque algunos misterios piden penitencia y otros no. De manera que se hagan las diez adiciones con mucho cuidado.

131 5.ª nota. La quinta nota: en todos los ejercicios, excepto en el de la media noche y en el de la mañana, se tomará lo equivalente de la segunda adición de la manera siguiente: en cuanto me acuerde de que es hora del ejercicio que tengo que hacer, antes de ir a hacerlo consideraré a dónde voy y delante de quien, resumiendo un poco el ejercicio que tengo que hacer; y después haciendo la tercera adición, entraré en el ejercicio.

132 2.º día. El segundo día, tomar por primera y segunda contemplación la PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO (n. 268) y la huida como en destierro a Egipto (n. 269); sobre estas dos contemplaciones se harán dos repeticiones y se aplicarán los cinco sentidos sobre ellas de la misma manera que se hizo el día anterior.

133 Nota. Aunque el que se ejercita sea recio y capaz de hacer los cinco ejercicios, algunas veces ayuda a cambiar este segundo día hasta el cuarto inclusive para mejor hallar lo que desea, tomando sólo una contemplación al amanecer y otra antes o después de misa, haciendo una repetición sobre ellas a la hora de vísperas, y aplicando los sentidos antes de la cena.

134 3er. día. El tercer día tomar por primera y segunda contemplación como el Niño Jesús era obediente a sus padres en NAZARET (n. 271); y cómo después le hallaron en el templo (n. 272); y sobre ellas después hacer las dos repeticiones y aplicar los cinco sentidos.

135 PREAMBULO PARA CONSIDERAR ESTADOS DE VIDA.

Preámbulo. Considerado ya el ejemplo que Cristo nuestro Señor nos ha dado para el primer estado de vida que es de observancia de los mandamientos, viviendo él en obediencia a sus padres; y asimismo para el segundo estado de vida, que es de perfección evangélica, cuando se quedó en el templo dejando a su padre adoptivo y a su madre natural para entregarse al servicio exclusivo de su Padre eternal, a la vez que vamos contemplando su vida comenzaremos juntamente a investigar y a preguntar al Señor en qué vida o estado se quiere servir de nosotros su divina majestad. Y así para alguna introducción de ello, en el primer ejercicio siguiente veremos la intención de Cristo nuestro Señor, y por el contrario la del enemigo de la naturaleza humana, y cómo nos debemos disponer para llegar a la perfección en cualquier estado o vida que Dios nuestro Señor nos diere a elegir.

136 4.º día. El cuarto día meditación de DOS BANDERAS una de Cristo, sumo capitán y señor nuestro, la otra de Lucifer, mortal enemigo de nuestra humana naturaleza

Oración. La oración preparatoria acostumbrada.

137 Primer preámbulo. El primer preámbulo es la historia será aquí cómo Cristo llama y quiere a todos bajo su bandera, y Lucifer, al contrario, bajo la suya.

138 Segundo preámbulo. El segundo: composición viendo el lugar. Será aquí ver un gran campamento en toda aquella región de Jerusalén, donde el sumo capitán general de los buenos es Cristo nuestro Señor; otro campamento en la región de Babilonia, donde el caudillo de los enemigos es Lucifer.

139 Tercer preámbulo. El tercero: pedir lo que quiero; y será aquí pedir conocimiento de los engaños del mal caudillo, y ayuda para guardarme de ellos, y conocimiento de la vida verdadera que nos muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para imitarle.

140 Primer punto. El primer punto es imaginar como si el caudillo de todos los enemigos tomase asiento en aquel gran campamento de Babilonia, en una especie de cátedra grande de fuego y humo, en figura horrible y espantosa.

141 Segundo punto. El segundo: considerar cómo hace un llamamiento a innumerables demonios y cómo los esparce a unos en una ciudad y a otros en otra, y así por todo el mundo, no dejando provincias, lugares, estados ni personas algunas en particular.

142 Tercer punto. El tercero considerar el discurso que les dirige, cómo los exhorta a echar redes y cadenas; de manera que primero deberán tentar de codicia de riquezas, como suele ser comúnmente, para que más fácilmente lleguen al vano honor del mundo, y después a crecida soberbia, de manera que el primer escalón sea de riquezas, el segundo de honor y el tercero de soberbia; y de estos tres escalones induce a todos los otros vicios.

143 Así por el contrario, hay que imaginar al sumo y verdadero capitán que es Cristo nuestro Señor.

144 Primer punto. El primer punto es considerar cómo Cristo nuestro Señor se pone en un gran campamento de aquella región de Jerusalén humilde, hermoso y afable.

145 Segundo punto. El segundo: considerar cómo el Señor de todo el mundo escoge tantas personas, apóstoles, discípulos, etc. y los envía por todo el mundo a esparcir su sagrada doctrina por todos los estados y condiciones de personas.

146 Tercer punto. El tercero: considerar el sermón que Cristo nuestro Señor dirige a todos sus siervos y amigos, que envía a esa tarea encomendándoles que a todos quieran ayudar para traerlos, primero a suma pobreza espiritual, y si su divina majestad fuere servida y los quisiere elegir, no menos a la pobreza actual, segundo, a deseo de oprobios y menosprecios, porque de estas dos cosas se sigue la humildad; de manera que sean tres escalones: el primero, pobreza frente a riqueza; el segundo oprobio o menosprecio frente al honor mundano; el tercero, humildad frente a soberbia; y de estos tres escalones induzcan a todas las otras virtudes.

147 Coloquio. Un coloquio a Nuestra Señora porque me alcance gracia de su Hijo y Señor, para que yo sea recibido bajo su bandera, y primero en suma pobreza espiritual, y si su divina majestad fuere servido y me quisiere elegir y recibir, no menos en la pobreza actual; segundo, en pasar oprobios e injurias por imitarle más en ellas, con tal de que las pueda pasar sin pecado de ninguna persona y sin desagradar a su divina majestad; después decir un Ave María.

Segundo coloquio. Pedir otro tanto al Hijo, para que me lo alcance del Padre, y después decir el “Alma de Cristo”.

Tercer coloquio. Pedir otro tanto al Padre, para que él me lo conceda, y decir un Padrenuestro.

148 Nota. Este ejercicio se hará a media noche y después otra vez a la mañana siguiente, y se harán dos repeticiones de este mismo o después de la misa y a la hora de vísperas, siempre acabando con los tres coloquios de Nuestra Señora, del Hijo y del Padre. Y el seguimiento de los binarios se hará a la hora antes de cenar.

149 4.º día. El mismo cuarto día se meditará sobre TRES BINARIOS de hombres, para abrazar la disposición del mejor.

Oración. La oración preparatoria acostumbrada.

150 Primer preámbulo. El primer preámbulo es la historia, la cual es de tres binarios de hombres, y cada uno de ellos ha adquirido diez mil educados, no pura o rectamente por amor de Dios; y quieren todos salvarse y hallar en paz a Dios nuestro Señor, quitando de sí el peso e impedimento que para ello tienen en el apego a la cosa adquirida.

151 Segundo preámbulo. El segundo, composición de lugar. Será aquí verme a mí mismo, cómo estoy delante de Dios nuestro Señor y de todos sus santos, para desear y conocer lo que sea más grato a su divina bondad.

152 Tercer preámbulo. El tercero, pedir lo que quiero: aquí será pedir gracia para elegir lo que sea más para gloria de su divina majestad y salud de mi alma.

153 Primer binario. El primer binario, para hallar en paz a Dios nuestro Señor y poderse salvar, querría quitar el afecto que tiene a la cosa adquirida; pero, sin poner ningún medio, llega la hora de la muerte.

154 Segundo binario. El segundo quiere quitar el afecto desordenado, pero le quiere quitar de tal forma que se quede con la cosa adquirida; de manera que Dios venga donde él quiere, y no se determina a dejarla para ir a Dios, aunque fuese el mejor estado para él.

155 Tercer binario. El tercero quiere quitar el afecto, pero lo quiere quitar de tal modo que tampoco está apegado a tener la cosa adquirida o no tenerla; sino quiere solamente quererla o no quererla según que Dios nuestro Señor se lo haga sentir en la voluntad, y a esa persona le parezca mejor para servicio y alabanza de su divina majestad; y mientras llega el momento de la elección quiere hacer cuenta que en su afecto ha renunciado ya a todo, poniendo toda la fuerza de voluntad en no querer aquello ni ninguna otra cosa mientras no le mueva sólo el servicio de Dios nuestro Señor, de manera que el deseo de poder servir mejor a Dios nuestro Señor le mueva a tomar la cosa o dejarla.

156 Tres coloquios. Hacer los mismos tres coloquios que se hicieron en la contemplación precedente de las dos banderas.

157 Nota. Es de notar que cuando nosotros sentimos afecto a las riquezas o repugnancia contra la pobreza actual, cuando no estamos indiferentes a pobreza o riqueza, ayuda mucho para extinguir ese afecto desordenado pedir en los coloquios (aunque sea contra la inclinación natural) que el Señor le elija en pobreza actual: y que él lo quiere, pide y suplica, con tal de que sea servicio y alabanza de su divina bondad.

158 5.º día. El quinto día, contemplación sobre LA PARTIDA DE CRISTO nuestro Señor desde Nazaret al río Jordán, y cómo fue bautizado (n. 273)

159 1.ª nota. Esta contemplación se hará una vez a media noche y otra vez a la mañana, y se harán dos repeticiones sobre ella antes o después de la misa y las vísperas, y antes de cenar se hará sobre ella la aplicación de los cinco sentidos; en cada uno de estos ejercicios se hará al principio la oración preparatoria acostumbrada y los tres preámbulos, según está explicando en la contemplación de la encarnación y del nacimiento; se acabará con los tres coloquios de los tres binarios o según la nota que sigue después de los binarios (n.157).

160 2.ª nota. El examen particular después de comer y después de cenar se hará sobre las faltas y negligencias acerca de los ejercicios y adiciones de este día, y lo mismo se hará en los siguientes.

161 6.º día. El sexto día, contemplación de cómo Cristo nuestro Señor fue desde el río Jordán al desierto inclusive; llevando en todo la misma forma de proceder que en el día quinto.

7.º día. El séptimo día, como San Andrés y otros siguieron a Cristo nuestro Señor (n.275).

8.º día. El octavo, del sermón del monte, que es el de las ocho bienaventuranzas (n.278).

9.º día. El nono, cómo Cristo nuestro Señor se apareció a sus discípulos sobre las olas del mar (n. 280). 10.º día. El décimo, cómo el Señor predicaba en el templo (n.288). 11.º día. El undécimo, de la resurrección de Lázaro (n. 285). 12.º día. El duodécimo, del día de ramos (n. 287). 162 1.ª nota. La primera nota es que en las contemplaciones de esta segunda semana, según que cada uno quiera dedicar más o menos tiempo o según el provecho espiritual que vaya sacando, puede alargar o abreviar la semana. Si quiere alargarla, 26 tome los misterios de la visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel, de los pastores, de la circuncisión del niño Jesús, y de los tres Reyes, y otros misterios; y si se quiere abreviar puede quitar aun de los que están puestos; porque aquí sólo damos una introducción y modo para después contemplar mejor y más cumplidamente. 163 2.ª nota. La segunda nota: la materia de las elecciones se comenzará desde la contemplación de Nazaret al Jordán inclusive, esto es, el quinto día, como se aplica al hablar de la elección.

164 3.ª nota. La tercera: antes de entrar en las elecciones, para aficionarse a la verdadera doctrina de Cristo nuestro Señor, es muy útil considerar y advertir en las TRES siguientes MANERAS DE HUMILDAD, considerando en ellas a ratos por todo el día, y asimismo haciendo los coloquios, según se dirá más adelante.

165 1.ª humildad. La primera manera de humildad es necesaria para la salvación eterna es, a saber, que me abaje y me humille tanto cuanto en mí sea posible, para obedecer en todo a la ley de Dios nuestro Señor; de tal suerte que, aunque me hiciesen señor de todas las cosas criadas en este mundo, ni siquiera por salvar la propia vida temporal me ponga a deliberar sobre quebrantar un mandamiento divino o humano que me obligue a pecado mortal.

166 2.º humildad. La segunda manera es más perfecta humildad que la primera, es saber, si yo me hallo en tal punto que no quiero ni siento más inclinación a tener riquezas que pobreza, a querer honor que deshonor, a desear vida larga que corta, si es igual servicio de Dios nuestro Señor y salud de mi alma; y además de esto, que ni por todo lo criado, ni aunque me quitasen la vida, no me ponga a deliberar sobre hacer un pecado venial.

167 3.º humildad. La tercera manera es la humildad perfectísima, es a saber, cuando incluyendo la prima y la segunda, y siendo igual alabanza y gloria de la divina majestad, por imitar y parecer más actualmente a Cristo nuestro Señor, quiero y elijo pobreza con Cristo pobre más que riqueza, oprobios con Cristo lleno de ellos más que honores; y deseo de ser estimado por vano y loco por Cristo que primero fue tenido por tal, más que por sabio ni prudente en este mundo

. 168 Nota. Así para quien desea alcanzar esta tercera humildad ayuda mucho hacer los tres coloquios de los binarios ya dichos, pidiendo que el Señor nuestro le quiera elegir para esta tercera mayor y mejor humildad, para imitarle y servirle más, si fuera igual o mayor servicio y alabanza de su divina majestad.

169 PREAMBULO PARA HACER ELECCION.

En toda buena elección, en cuanto es de nuestra parte, el ojo de nuestra intención debe mirar rectamente, atendiendo solamente el fin para el que he sido creado, es a saber, para alabanza de Dios nuestro Señor y salvación de mi alma; por tanto, cualquier cosa que yo eligiere debe ser para que me ayude para el fin para el que he sido creado, no subordinando ni acomodando el fin al medio, sino el medio al fin; así como sucede que muchos eligen primero casarse, lo cual es medio, y en segundo lugar servir a Dios nuestro señor en el matrimonio, el cual servir a Dios es fin; asimismo hay otros que primero quieren tener beneficios eclesiásticos, y después servir a Dios en ellos. De manera que éstos no van derechos a Dios, sino que quieren que Dios venga derecho a sus afecciones desordenadas; por consiguiente hacen del fin medio y del medio fin. De suerte que lo que habían de poner lo primero lo ponen en último lugar; porque primero hemos de tener por objeto querer servir a Dios, que es el fin, y en segundo lugar tomar beneficio eclesiástico o casarme, si más me conviene, que es el medio para el fin; así ninguna cosa me debe mover a tomar tales medios o privarme de ellos, sino sólo el servicio y alabanza de Dios nuestro Señor y salvación eterna de mi alma.

170 PARA INFORMARSE DE QUE COSAS SE DEBE HACER ELECCION. CONTIENE CUATRO PUNTOS Y UNA NOTA.

Primer punto. El primer punto: es necesario que todas las cosas de las que queremos hacer elección sean indiferentes o buenas en sí, y que estén dentro de lo aprobado por la santa madre Iglesia jerárquica, y no malas ni contrarias a su espíritu.

171 Segundo punto. Segundo: hay unas cosas que caen bajo elección inmutable, como son sacerdocio, matrimonio, etc.; hay otras que caen debajo de elección mudable, como tomar beneficios eclesiásticos o dejarlos, tomar bienes temporales o dejarlos.

172 Tercer punto. Tercero: en lo que cae bajo elección inmutable, cuando ya se ha hecho elección una vez no hay más que elegir, porque no se puede deshacer la elección, como es el matrimonio, el sacerdocio, etc. Sólo hay que mirar que si uno no ha hecho elección debida y ordenadamente, sin afecciones desordenadas, se arrepienta y procure hacer buena vida en el estado elegido; dicha elección no parece que sea vocación divina, por ser elección desordenada y torcida, como muchos yerran en esto creyendo vocación divina una elección mala o torcida; porque toda vocación divina es siempre pura y limpia, sin mezcla de nada carnal ni de otra afección alguna desordenada.

173 Cuarto punto. Cuarto: si de cosas que están bajo elección mudable alguno ha hecho elección debida y ordenadamente y sin mezcla de amor carnal y mundano, no hay para qué hacer elección de nuevo, sino perfeccionarse en ella cuanto pudiere.

174 Nota. Es de advertir que si tal elección mudable no se ha hecho sincera y bien ordenada, entonces ayuda que quien tuviere deseo que de él salgan frutos notables y muy agradables a Dios nuestro Señor haga la elección debidamente.

175 TRES TIEMPOS PARA HACER SANA Y BUENA ELECCION EN CADA UNO DE ELLOS.

Primer tiempo. El primer tiempo es cuando Dios nuestro Señor mueve y atrae, la voluntad de tal manera que sin dudar ni poder dudar esa alma bien dispuesta sigue lo que se le propone; como San Pablo y San Mateo lo hicieron, siguiendo a Cristo nuestro Señor.

176 Segundo tiempo. El segundo: cuando se obtiene suficiente claridad y conocimiento por experiencia de consolaciones y desolaciones y por experiencia de discreción de varios espíritus.

177 Tercer tiempo. El tercer tiempo es tranquilo, cuando uno, considerando primero para qué ha nacido, es a saber, para alabar a Dios nuestro Señor y salvar su alma, y deseando esto elige como medio una vida o estado dentro de los aprobados por la Iglesia, para que le ayude en el servicio de su Señor y salvación de su alma. Digo “tiempo tranquilo” cuando el alma no está agitada por diversos espíritus y usa de sus potencias naturales libre y tranquilamente.

178 Por si no se hace elección en el primer o segundo tiempo se ponen a continuación dos modos para hacerla en el tercer tiempo.

EL PRIMER MODO PARA HACER SANA Y BUENA ELECCION CONTIENE SEIS PUNTOS.

Primer punto. El primer punto es proponerse delante la cosa sobre la quiero hacer elección, como por ejemplo tomar o dejar oficio o beneficio eclesiástico, o cualquier otra cosa que cae bajo elección mudable. 179

Segundo punto. Segundo: es menester tener por objeto el fin para el que he sido creado, que es para alabar a Dios nuestro Señor y salvar mi alma; y además de esto hallarme indiferente, sin afección alguna desordenada, de manera que no esté más inclinado ni aficionado a tomar la cosa propuesta más que a dejarla, ni a dejarla más que a tomarla; sino que me halle como en el fiel de la balanza, para seguir aquello que sintiere ser más para gloria y alabanza de Dios nuestro Señor y salvación de mi alma.

180 Tercer punto. Tercero: pedir a Dios nuestro Señor quiera mover mi voluntad y hacerme sentir internamente lo que yo debo hacer acerca de la cosa propuesta, que sea más alabanza y gloria suya considerando bien y fielmente con mi entendimiento y eligiendo conforme a su santísima y grata voluntad.

181 Cuarto punto. Cuarto: considerar, razonando, cuántas ventajas o provechos se me siguen con tener el oficio o beneficio propuesto, para sola la alabanza de Dios nuestro Señor y salvación de mi alma; y por el contrario, considerar asimismo las desventajas y peligros que hay en el tener. Hacer otro tanto en la segunda parte, es a saber, mirar las ventajas y provechos en no tener; y ver por el contrario las desventajas y peligros en el mismo no tener.

182 Quinto punto. Quinto: después que así he considerado y razonado viendo los pros y contras sobre la cosa propuesta, mirar a dónde se inclina más la razón, y así se debe tomar la determinación sobre la cosa propuesta según el peso de la razón y no el atractivo sensible.

183 Sexto punto. Sexto: hecha esa elección o deliberación, la persona que la ha hecho debe ir con mucha diligencia a la oración delante de Dios nuestro Señor, y ofrecerle esa elección para que su divina majestad la quiera recibir y confirmar, si es su mayor servicio y alabanza.

184 EL SEGUNDO MODO PARA HACER SANA Y BUENA ELECCION CONTIENE CUATRO REGLAS Y UNA NOTA.

1.ª regla. La primera es que aquel amor que me mueve y me hace elegir tal cosa descienda de arriba, del amor de Dios, de forma que el que elige sienta primero en sí que aquel amor mayor o menor que tiene a la cosa que elige es sólo por su Criador y Señor.

185 2.ª regla. La segunda: mirar a un hombre que nunca he visto ni conocido, y deseando yo toda su perfección, considerar todo lo que yo le diría que hiciese y eligiese para mayor gloria de Dios nuestro Señor y mayor perfección de su alma; y haciendo yo otro tanto, guardar la forma de proceder que pongo para el otro.

186 3.ª regla. La tercera: como si estuviese en el momento de la muerte, considerar la forma de proceder y la norma que entonces querría haber tenido en el modo de la presente elección; y rigiéndome por esa norma he de tomar mi determinación.

187 4.ª regla. La cuarta: mirando y considerando cómo me hallaré en el día del juicio, pensar cómo querría entonces haber deliberado acerca de la cosa presente; y la forma de proceder que entonces querría haber tenido, tomarla, ahora para que entonces me halle con entero placer y gozo.

188 Nota. Tomadas las reglas anteriores para mi salvación y mi tranquilidad eterna, haré mi elección y oblación a Dios nuestro Señor, conforme al sexto punto del primer modo de hacer elección.

189 PARA ENMENDAR Y REFORMAR LA PROPIA VIDA Y ESTADO.

Es de advertir que acerca de los que están constituidos en dignidad eclesiástica o en matrimonio (sea que tengan mucha abundancia de bienes temporales, o no), cuando no tienen posibilidad, o muy pronta voluntad, para hacer elección de las cosas que caen bajo elección mudable, es muy útil, en lugar de hacer elección, darles modo de proceder para enmendar y reformar la propia vida y estado de cada uno de ellos, es a saber, entregando su propio ser, tipo de vida y estado a la gloria y alabanza de Dios nuestro Señor y salvación de su propia alma. Para venir y llegar a este fin debe considerar y rumiar mucho, por los tiempos y modos de elegir según está explicado, cuánta gente en casa y a su servicio debe tener, cómo la debe regir y gobernar, cómo la debe enseñar con la palabra y con el ejemplo; asimismo de sus haberes, cuánto debe tomar para su familia y casa, y cuánto para dar a pobres y otras obras piadosas, no queriendo ni buscando otra cosa sino en todo y por todo la mayor alabanza y gloria de Dios nuestro Señor. Porque piense cada uno que tanto se aprovechará en todas las cosas espirituales, cuanto salga de su propio amor, querer e interés.

 

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en castellano actual

1 ANOTACIONES PARA ENTENDER ALGO LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES SIGUIENTES Y PARA AYUDARSE ASI EL QUE LOS HA DE DAR COMO EL QUE LOS HA DE RECIBIR.

21 EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA VENCERSE A SI MISMO Y ORDENAR SU VIDA SIN DETERMINARSE POR AFECCION DESORDENADA ALGUNA

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