El final de la transición a la actual democracia (1975-1982)

Se suele denominar época de la transición a la época del cambio de régimen entre 1975 y 1978, con el paso del régimen de Franco al de la Constitución de 1978, hasta que pasa el nuevo régimen de manos de los franquistas que lo realizaron a manos de los socialistas en 1982, siendo en realidad este cambio de régimen el final del proceso histórico de la transición realizada por los políticos y personajes dominantes del franquismo desde 1962, como mínimo, con la colaboración en el cambio de régimen exhibida desde 1971 por los sectores dominantes del clero. Esos políticos y personajes fueron encabezados en esta culminación por el sucesor de Franco a título de rey.

No consiguieron reemplazar al general Franco en el poder, ni los marxistas del Partido Comunista, ni los de la ETA, ni la oposición moderada no comunista. Tampoco consiguieron producir la democratización liberal y socialista, ni la evolución, ni la transición a la democracia europeísta.

La transición a la democracia europeísta fue realizada por los políticos del régimen de Franco y a partir del régimen de Franco a través de las etapas sucesivas de la evolución de aquel régimen y con el europeísmo como vehículo.

Franco vincula paulatinamente su régimen con Occidente.
Occidente es la suplantación de la Cristiandad. Fue descristianizada por la implantación en ella del liberalismo.

Desde el inicio de la guerra fría en 1947, Franco exhibe su anticomunismo, como el "Centinela de Occidente" y lo rentabiliza en los acuerdos de 1953 con los USA. Franco se dejaba llamar por sus aduladores "Centinela de Occidente".

Franco hizo que su gobierno firmara en 1962 la solicitud de “asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración" en la Europa de las Comunidades Europeas, después llamada UE, cuyo objetivo es ser la Europa del europeísmo, que es contraria a la Europa de la Cristiandad, porque el núcleo del europeísmo es el laicismo liberal y socialista enemigo de la Cristiandad

Franco hace presentar en 1962 dicha solicitud de “asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración" a sabiendas de que estaba vigente en esas Comunidades la doctrina Birckelbach que exigía para esa integración tener un sistema demócrataliberal con partidos políticos.

Fue el 9 de febrero de 1962 cuando el Ministro de Asuntos Exteriores Fernando María Castiella, dirigió una carta al presidente del Consejo de la CEE, solicitando en nombre del gobierno español “una asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración después de salvar las etapas indispensables para que la economía española pueda alinearse con las condiciones del Mercado Común”.

Esa solicitud de 1962 es la conexión del régimen de Franco con el europeísmo y marca el inicio de la transición. Desde entonces se intensifica el europeísmo que será la palanca principal de la transición a la actual democracia, enraizada en el laicismo liberal y socialista.

En la etapa final de la transición (1975-1982) todo el cambio se planteaba como "homologación con Europa".

El 1 de abril de 1969: declaración, publicada en todos los periódicos de la época, en la que Franco dice que incluye a España en la órbita del capitalismo liberal. Supera así la Ley de Principios del Movimiento de 1958.

Franco promulga sucesivas amnistías y particularmente la de 1969 por la que prescriben todos los crímenes cometidos durante la Guerra de 1936, incluida la matanza de Paracuellos.

Franco, también en 1969, trasmite al Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, por medio del general Vernon Walters, que se implantará la democracia en España tras su presente régimen.

También en 1969, Franco designa a Juan Carlos de Borbón sucesor suyo en la Jefatura del Estado "a título de rey" y no a su padre, Juan de Borbón, hijo y heredero de Alfonso XIII. Y Juan Carlos acepta la designación.

Fueron los franquistas los que hicieron la transición, el cambio de régimen y los que entregaron el poder a los antifranquistas, que se dispusieron a hacer la segunda transición. La primera mirando a 1931, ya se hizo. La segunda, a 1936

La transición termina según unos en 1977 (con la celebración de elecciones con los partidos actuales, incluido el Partido Comunista);
según otros en 1978 (al entrar en vigor la Constitución);
según otros en 1981 (al fracasar el intento de golpe de Estado del 23F de ese año y afirmar la izquierda que ahora era aceptable el rey Juan Carlos al no secundar el golpe);
según otros en 1982 (al llegar el PSOE al poder, reemplazando a los franquistas);
según Felipe González, líder, es decir, jefe, del PSOE, la transición termina el 1.01.1986 al entrar en vigor el ingreso de España en las Comunidades Europeas, según el acta firmada por el propio F. González en 1985.
Otros dicen que aún hay que acabar la transición o que hay que hacer una segunda transición.

La primera transición fue mirando a 1931. La realizaron los franquistas y terminó con la entrega del poder a los antifranquistas en 1982.

La Europa del europeísmo es contraria a la Europa de la Cristiandad. El núcleo del europeísmo es el laicismo liberal y socialista enemigo de la Cristiandad, porque el laicismo propugna la separación de la política y de la vida social respecto a la autoridad de la Iglesia en la fe y en la moral y su oposición a ella, no la autonomía de la vida política en lo técnico respecto a la autoridad de la Iglesia. Aunque la moral es obligatoria para todos, incluidos los políticos, y es cognoscible de suyo con la luz natural de la razón humana.

La Cristiandad es el conjunto de Estados que, en virtud de la fe de su población en la divinidad de Jesucristo, lo reconocían como rey, e iniciaban incipientemente la síntesis de la religión y de la vida, acataban a la Iglesia, y la obedecían como autoridad infalible en la fe y la moral, acatamiento que proclama la Iglesia en el Concilio Vaticano II que se producirá plenamente en el futuro de forma universal:

Lo que es proclamar con toda seguridad la futura catolicidad consecuente de todos los pueblos con los judíos a la cabeza de los creyentes en el Mesías Jesús, el Verbo hecho carne. La unidad católica mundial, no por exclusión jurídica de la libertad de cultos, sino por la aceptación y acatamiento voluntario de la autoridad sobrenatural de la Iglesia Católica por todos los habitantes del planeta, a consecuencia de la Parusía, la Segunda Venida gloriosa y visible de Jesús, el Verbo hecho carne, que eliminará por su base el sistema mundial anticristiano que impone vivir como si Dios no existiera, al evidenciar su existencia. Y que, tras esta eliminación del régimen mundial del Anticristo, mediante la extraordinaria efusión de gracia que iniciará Jesús, el Verbo hecho carne, con su Parusía, propiciará el proceso de conversión de todos los pueblos.

En los años 70, los sectores dominantes del clero dominado por los democristianos e infiltrado por algunos marxistas, que allí como en otros ámbitos practicaban a placer el submarinismo, pretendieron desmarcarse de la dictadura de Franco, rechazando su vinculación a la Cruzada. Era lo mismo que hacían los gobiernos de Franco en esa época: distanciarse de la ideología de la Cruzada de los nacionales. Esos eclesiásticos desde 1971 se exhibieron como contrarios, no sólo al régimen de Franco, sino a la guerra de 1936 como Cruzada, a la Cristiandad y a la confesionalidad consecuente del Estado, que ya en el régimen de Franco era inconsecuente. Esos eclesiásticos se han venido quejando de que, consumado el cambio de régimen, se les ataque a ellos y no se les agradezca su colaboración. Pero declararse enemigos de la guerra de España de 1936 como Cruzada era oponerse a lo que apartó la hegemonía del terror anticatólico sobre la población y era abrir de nuevo el camino a esa hegemonía.

Los asesinatos cometidos por algunos de los del bando de los nacionales están siendo utilizados, en una pseudomemoria selectiva, para revertir lo que queda del resultado de la Guerra de España de 1936. Los nacionales fueron vencidos y desplazados por los franquistas desde el 19.04.1937, ya antes, por lo tanto, de la victoria del 1.04.1939. La transición hacia la pseudodemocracia actual la inició el gobierno vitaliciamente dictatorial de Franco en 1962. Ese gobierno renunció a la victoria en nombre de la paz desde 1964, al sustituir la conmemoración del Día de la Victoria, por la conmemoración de los XXV años de Paz, orquestada por Fraga, ministro entonces, aunque contrario a los hegemónicos tecnócratas. Tras la muerte de Franco, la transición hacia la pseudodemocracia la concretaron y culminaron los franquistas, iniciando la eliminación de los símbolos de la victoria "para que no hicieran recordar la guerra", según proclamaron, y amnistiando a los asesinos del bando de los vencidos, antes de entregarles el poder como demostración de esa culminación de la transición a esta pseudodemocracia. Los que incurrieron en lo que el dirigente republicano Claudio Sánchez Albornoz denominaba la indecencia de subirse al carro de los vencidos, al verse dueños del poder, están invirtiendo el resultado de la guerra en lo que queda de ello, que es la persecución de los del otro bando, de los que ya no quedan supervivientes de los protagonistas, pero sí quedan algunos posteriores a los protagonistas que no se han subido aún al carro de los vencidos. Y a estos se trata de castigarlos y reprimirlos, como en la zona roja de 1936 y por último, como culminación de la victoria del bando del Frente Popular de 1936 en el siglo siguiente, consiguiendo que todos se suban a su carro, empezando por los últimos descendientes de los que se sublevaron para liberar a España de aquella barbarie anticristiana. El Frente Popular de la tercera década del siglo XXI incluye entre otros izquierdistas a los continuadores de los que apoyaron a la ETA, en una de sus etiquetas electorales.