Aportaciones urgentes a la teología de la historia: el reino de Dios...Escritos 2022..... Escritos 2021....Artículos......Textos 2022 ....Textos 2021....Textos....Fátima....INDEX.
La segunda venida gloriosa y visible de Cristo
La segunda venida gloriosa de Cristo, visible para todos, además de poner en evidencia la carencia de base del sistema, nos hará a cada uno darnos cuenta de que no podemos seguir viviendo en la práctica sobre esa misma base, que es vivir, en mayor o menor medida, como si Dios no existiera.
A nuestro Dios le gusta ocultarse. Incluso hecho hombre, no se deja ver casi nunca por casi nadie. Los pastorcillos de Fátima le llamaban "Dios escondido" al pan consagrado de la Eucaristía.
Pero está anunciado claramente en multitud de lugares que la segunda venida de Jesús, el Verbo hecho carne, será gloriosa y visible.
Por ejemplo, en el relato de la Ascensión en la que visualizó Jesús, el Verbo hecho carne, a la vista de múltiples testigos, su regreso al cielo:
"Fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos.
Estaban con los ojos clavados en el cielo mirando cómo se iba, de pronto se les presentaron dos varones con vestiduras blancas que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando fijamente al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo»".
(Hch 1,9-11).
La visibilidad de su segunda venida fue la declaración solemne de Jesús, el Verbo hecho carne, asistido con toda la fuerza imparable del Espíritu Santo, ante el máximo tribunal de Israel, que por eso lo envió a la muerte.
"Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: «Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios».
Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo (Dn 7,13)»".
(Mt 26,63-64).
Esto no es milenarismo, es el Evangelio.
Antes de esto, el mismo Jesús ya les había revelado a sus discípulos que cuando llegue la gran persecución extrema, aquella en la que "surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará",
«entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria».
(Mt 24,11-12;30).
«Entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria».
(Mc 13,26)
«Entonces verán venir al Hijo del Hombre en una nube con gran poder y gloria».
(Lc 21,27).
Esto tampoco es milenarismo, es el Evangelio.
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«La Santa Cruz es ensalzada como trofeo
pascual de la victoria de Cristo y signo que aparecerá
en el cielo anunciando a todos su segunda venida».
(Martirologio Romano, 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación
de la Santa Cruz).
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Al hacerse visible Jesucristo, el Verbo hecho carne, en la manifestación de su segunda venida gloriosa o Parusía evidenciará la falsedad del ateísmo y del agnosticismo y eliminará así el poder anticristiano:
"Se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la Manifestación de su Venida" (2Tes 2,8).
Como se le evidenció a san Pablo la falsedad que cimentaba el rechazo a Jesús, cuando se le hizo visible en el camino de Damasco Jesucristo, el Verbo hecho carne,
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«Como relámpago fulgurante que brilla
de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en
su Día... el Día en que el Hijo del hombre se manifieste».
(Lc 17, 24;30)
«Verá el mundo al Señor que viene encima de las nubes del cielo». (La «Didaché» o Doctrina de los Doce apóstoles, siglo I)
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Habiéndole preguntado los fariseos cuándo
llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios
viene sin dejarse sentir.
Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de
Dios ya está entre vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver
uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Y os dirán: "Vedlo aquí, vedlo allá." No vayáis, ni
corráis detrás.
24 Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un
extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su
Día.
Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta
generación.
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los
días del Hijo del hombre.
Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que
entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a
todos.
Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían,
compraban, vendían, plantaban, construían;
pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y
azufre del cielo y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se
manifieste.
(Lc 17, 20-29)
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La manifestación victoriosa de Jesucristo, el
Verbo hecho carne, en su Parusía, su segunda venida gloriosa, al
evidenciar la falta de base del ateísmo y del agnosticismo
teórico y práctico, eliminará el poder anticristiano que
impone vivir como si Dios no existiera.
Y, sin ese obstáculo, la
extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho
carne, iniciará con su Parusía propiciará la tarea de la recristianización mundial,
por medio del Corazón Inmaculado de María, para llegar a la
universalización de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y
de Su reinado, con lo que se desarrollará también la sociedad
cristiana, la civilización del amor, la
Cristiandad futura.
Siendo lo primordial el reinado de Dios en plenitud en cada alma, como explica san Agustín en el libro XIV de La Ciudad de Dios, de acuerdo con lo que enseñó Jesús, el Verbo hecho carne.
Entonces, destruido el reinado del colectivo anticristiano por la visualización de la segunda venida de Jesucristo y posibilitada por esa destrucción la generalización de la devoción a su Sagrado Corazón, todos creerán que Jesucristo es Dios y obrarán en consecuencia, obedeciéndole también en la vida política, lo cual se producirá con toda seguridad, tal como fue anunciado y proclamado por el Concilio Vaticano II, como esperanza segura de la Iglesia:
"La Iglesia, juntamente con los profetas y con el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con voz unánime y le servirán hombro con hombro" (Nostra aetate, 4).
Lo que es proclamar la esperanza cierta y segura de la futura confesionalidad consecuente de todos los pueblos, con los judíos a la cabeza de los creyentes en Jesucristo. La unidad católica del mundo, no por exclusión legal de la libertad religiosa, sino basada en la aceptación voluntaria del reinado del Sagrado Corazón de Jesús en todos los corazones movidos por Su gracia divina, la extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, iniciará con su Parusía.
Esta confesionalidad consecuente de todos los pueblos y de su organización política regional, nacional y mundial será posible con los medios que aporta la Iglesia, y la aceptación de estos medios, en particular la autoridad de la Iglesia en materias morales como infalible, que es lo que define a los Estados confesionales.
Está anunciado en muchos lugares que se trata de todas las naciones:
Os pondré pastores según mi corazón que os den pasto de conocimiento y prudencia.
En aquel tiempo llamarán a Jerusalén «Trono de Yahveh» y se incorporarán a ella todas las naciones en el nombre de Yahveh, en Jerusalén, sin seguir más la dureza de sus perversos corazones.
(Jer 3, 15-17).
De lo que se trata es de "la coherencia entre fe y vida, entre evangelio y cultura, recordada por el Concilio Vaticano II". Ser católicos y obrar en consecuencia, en la esfera privada y en la pública, individual y colectivamente, cada persona y la sociedad entera.
Jesucristo anunció el reino de Dios y efectivamente vino el reino de Dios que es su Iglesia, nuestra Santa Madre Iglesia Católica Jerárquica, como la denominaba san Ignacio de Loyola; y la Iglesia del siglo XXI celebra la fiesta solemne de Cristo Rey (leer más)
Vino el reino de Dios, proclamado e iniciado, incoado, aunque todavía no consumado, universalizado, generalizado, asumido, profesado y vivido por todos y cada uno y por la sociedad entera.
Las naciones están llamadas a la santidad y a ello se encaminarán en la Cristiandad futura....
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La mayor promesa del Sagrado Corazón de Jesús
es la de su reinado....
Es una promesa absoluta, no condicionada. A diferencia
de las otras promesas que le hizo Jesús a santa Margarita María
Alacoque, ni siquiera está condicionada a una previa devoción
al Sagrado Corazón de Jesús. Al revés, esta
devoción triunfará plenamente cuando reine Jesús en todos los
corazones y elimine los obstáculos que a ello se oponen, los
ahora crecientes obstáculos anticristianos, los ahora crecientes
obstáculos del Anticristo, los obstáculos del ahora creciente
misterio de iniquidad, los obstáculos del ahora creciente
imperio de Satanás.
Más que una promesa es una profecía con todo
el aspecto de profecía absoluta, no condicionada.
Un anuncio. Como en el tercer misterio luminoso que se nos manda
rezar, no en vano: "El anuncio del Reino de Dios por Jesús,
invitando a la conversión". La buena nueva. El Evangelio. Y
santa Margarita María Alacoque tiene todo el aspecto de haber
recibido el don de profecía.
(F. Canals: El carisma profético de santa
Margarita, CRISTIANDAD, nn 887-888. Jun-Jul 2005. Pág. 7). [LEER MÁS]
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Malentendidos sobre la Parusía ..
El malentendido sobre el milenarismo aclarado por Canals
El malentendido sobre el cielo
en la tierra tras la Parusía
No es lo mismo el cielo que el reino de Dios plenamente consumado
en la tierra tras la Parusía. Difieren tanto, como la situación
de los mortales que viven en la tierra difiere de la de quienes
viven en el cielo.
El malentendido sobre la duración de los tiempos de la última época
El malentendido sobre el fin del mundo
La Parusía no es el fin del
mundo; el fin de la época no es el fin del mundo; el final del
sistema políticamente correcto no es el fin del mundo
«La Iglesia universal del Dios
verdadero confiesa y profesa que Cristo ha de venir del cielo a
juzgar a los vivos y a los muertos, y a esto le llamamos nosotros
último día del divino juicio, esto es el tiempo
último. Pues, por cuantos días se extienda este juicio
es incierto: pero las escrituras santas usualmente ponen
el término día en lugar de tiempo, como no ignora el
que haya leído, por más ligeramente que lo haya hecho aquellas
letras santas. Así pues cuando decimos día del juicio de Dios,
añadimos último o novísimo, lo que indica que también ahora
juzga y que desde el principio del tiempo juzgó» (San
Agustín De Civitate Dei lib. XX, cap.
1, núm. 2).
El malentendido sobre la visibilidad de Nuestro Señor Jesucristo en su segunda venida gloriosa
La Ascensión y la Parusía visible y gloriosa de Jesús, el Verbo hecho carne..
La parusía en la predicación de san Pablo explicada por Benedicto XVI
La extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, iniciará con su Parusía
Dos amores fundaron dos ciudades
Dos ciudades significa dos modelos
de sociedad
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Seguí mirando. Y en mi visión nocturna, vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia. A Él se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su poder es un poder eterno, no cesará. Su reino no acabará.
(Dn 7,13-14)
Jesús, el Verbo hecho carne, haciéndose ver en el esplendor de su segunda venida, como cuerpo glorioso, no visible más que cuando Él quiere, al evidenciar Su existencia, destruirá el poder del Anticristo, que, cada vez más, impone vivir como si Dios no existiera:
«Entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria».
(Mc 13,26)Se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la manifestación de su Venida.
(2Tes 2,8).Se revelará la gloria de Yahveh, y toda criatura a una la verá. Pues la boca de Yahveh ha hablado. (Is 40,5).
«Como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día... el Día en que el Hijo del hombre se manifieste».
(Lc 17, 24;30)Se os dirá: Está aquí o Está allí; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».
(Lc 17,23-25. Versión de la CEE 2011).«Como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre».
(Mt 24,27).
Dice Severiano del Páramo, S.J.:
"Cristo en su segunda venida a juzgar a los hombres aparecerá como un relánpago visible a todos los hombres".
(Severiano del Páramo, S. J., en comentario a Mt 24,27, en La Sagrada Escritura, comentario por profesores de la Compañía de Jesús, Nuevo Testamento, vol. I , págs. 295-296
«La Santa Cruz es ensalzada como trofeo pascual de la victoria de Cristo y signo que aparecerá en el cielo anunciando a todos su segunda venida».
(Martirologio Romano, 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz).
«Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria».
(Mt 24,11-12;30).Mirad, viene acompañado de nubes: todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por Él harán duelo todas las razas de la tierra. Sí. Amén (Apoc 1,7).
«Aquel día ... derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración; y mirarán hacia mí. En cuanto a aquél a quien traspasaron, harán lamentación por Él como lamentación por hijo único, y le llorarán amargamente como se llora amargamente a un primogénito». (Za 12, 9-10).
La manifestación victoriosa de Jesucristo en su Parusía, su segunda venida gloriosa, al evidenciar Su existencia, quitará la base del poder anticristiano que impone vivir como si Dios no existiera. Y quedará arruinado el reinado del colectivo anticristiano por la manifestación de Jesucristo, el Mesias Jesús, el Verbo hecho carne, en su segunda venida.
La Parusía es la segunda venida gloriosa de Jesucristo, su manifestación gloriosa, como cuerpo glorioso, no visible más que cuando Él quiere, como quiso hacerse ver por tres de sus apóstoles en Su Transfiguración, como se apareció varias veces a sus discípulos desde su Resurrección hasta su Ascensión, como se manifestó visiblemente a Saulo, el mayor incrédulo y el más furioso perseguidor.
La constatación de que en la Sagrada Escritura se expone que su segunda venida gloriosa la quiere realizar Jesús, el Verbo hecho carne, de manera visible, no tiene nada que ver con el milenarismo, ni siquiera con el milenarismo mitigado, que la Iglesia, en un decreto de 1944 de la Congregación del Santo Oficio, decretó que no puede enseñarse con seguridad:
El decreto publicado en AAS [Acta Apostolicae Sedis] está en latín. No se ha publicado en AAS ninguna traducción a otros idiomas. Tampoco la versión del decreto que traen las traducciones del Denzinger es lo publicado en AAS.
Texto original del decreto en latín publicado en AAS [http://www.vatican.va/archive/aas/documents/AAS-36-1944-ocr.pdf, pág. 212]:
ACTA SS. CONGREGATIONUM
SUPREMA SACRA CONGREGATIO S. OFFICII DECRETUM
Postremis hisce temporibus non semel ab hac Suprema S. Congregatione S. Officii quaesitum est, quid sentiendum de systemate Millenarismi mitigati, docentis scilicet Christum Dominum ante finale iudicium, sive praevia sive non praevia plurium iustorum resurrectione, visibiliter in hanc terram regnandi causa esse venturum. Re igitur examini subiecta in conventu plenario feriae IV, diei 19 Iulii 1944, Emi ac Revmi Domini Cardinales, rebus fidei et morum tutandis praepositi, praehabito RR. Consultorum voto, respondendum decreverunt, systema Millenarismi mitigati tuto doceri non posse.
Et sequenti feria V, die 20 eiusdem mensis et anni, Ssñius D. N, Pius divina Providentia Papa XII, in solita audientia Excmo. ac Revmo. D. Adsessori S. Officii impertita, hanc Emorum Patrum responsionem approbavit, confirmavit ac publici iuris fieri iussit.
Datum Romae, ex Aedibus S. Officii, die 21 Iulii 1944.
I. Pepe, Supremae S. Congr. S. Officii Notarius.
[AAS 36 (1944) 212. DS 3839 en latín].
[Texto publicado en AAS http://www.vatican.va/archive/aas/documents/AAS-36-1944-ocr.pdf, pág. 212]:
Una traducción literal no publicada en AAS [Acta Apostolicae Sedis], que respeta lo que dice la Sagrada Escritura, y la oración litúrgica de la santa Madre Iglesia Católica Jerárquica:
DECRETO DE LA SAGRADA CONGREGACIÓN SUPREMA DEL SANTO OFICIO
En estos últimos tiempos se ha preguntado más de una vez a esta Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio qué hay que sentir del sistema del milenarismo mitigado, es decir, del que enseña que Cristo Señor, antes del juicio final, previa o no la resurrección de muchos justos, ha de venir para reinar visiblemente en esta tierra.
Examinado el asunto en cuestión en la reunión plenaria de la feria IV, día 19 de julio de 1944, los Eminentísimos y Reverendísimos Señores Cardenales, encargados del cuidado de las materias de fe y de moral, previo voto de los Reverendos Consultores, decretaron respondiendo, el sistema del Milenarismo mitigado no puede enseñarse con seguridad.
Y en la siguiente feria V, del dia 20 del mismo mes y año, Su Santidad N. S., por la divina Providencia, el Papa Pío XII, aprobó esta respuesta de los Eminentísimos Padres en audiencia ordinaria concedida al Reverendísimo Señor asesor del Santo Oficio, la confirmó y la mandó publicar conforme a derecho.
Dado en Roma en la Sede del Santo Oficio, el día 21 de julio de 1944.
I. Pepe, Notario de la Sagrada Congrgación Suprema del Santo Oficio.
[Decreto del Santo Oficio, de 21 de julio de 1944. AAS 36 (1944) 212. DS 3839 en latín].
Fue el texto en latín de este decreto lo que se publicó en Acta Apostolici Sedis, no las traducciones a otros idiomas. No las que se suelen publicar, que atribuyen al verbo venir el adverbio "visiblemente" [visibiliter] en vez de atribuirlo al otro verbo, "reinar". Atribuyen visibiliter a esse venturus en vez de atribuirlo a regnandi. Pero no están publicadas en AAS estas traducciones. Lo que está vedado es atribuir el adverbio visiblemente a reinar y no a venir. Decir que está proscrito atribuir visiblemente a venir, no es compatible con la Sagrada Escritura, ni con la oración litúrgica de la Iglesia, donde se afirma que Nuestro Señor Jesucristo ha de venir visiblemente en su segunda venida o Parusía
Y no fue publicado en Acta Apostolici Sedis otro decreto del Santo Oficio de 11 de julio de 1941 que le fue remitido por carta al arzobispo de Santiago de Chile, Mons. Don José M. Caro Rodríguez como respuesta a una consulta suya. En este decreto de 1941, en el que también dice que el milenarismo mitigado no puede ser enseñado con seguridad ("tuto doceri non posse), se describe el sistema del milenarismo mitigado diciendo que afirma que Jesucristo vendrá a reinar corporalmente (corporaliter in hanc terram regnandi causa case venturum).
Este Decreto de 1941 no fue publicado en Acta Apostolicae Sedis, posiblemete porque corporalmente, sí que se sabe con toda seguridad que está Cristo en la Eucaristía, y así lo enseña la Iglesia con plena seguridad, y así debe enseñarse con total seguridad.
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Fue recogido este texto en el Denzinger en latín con el
nº 3839 en la ed. 33 de 1965,
a cargo de Schönmetzer (de ahí la S de la referencia, DS, de
esta edición y posteriores del mismo editor).
Y con el nº 2296 en las ediciones anteriores,
en latín o traducidas:
Decr. S. officii, sous Pie XII, 19. (21.) juillet 1944
Denzinger 3839 2296 Qu.: Quid sentiendum de systemate Millenarismi mitigati, docentis scilicet Christum Dominum ante finale iudicium sive praevia sive non praevia plurium iustorum resurrectione, visibiliter in hanc terram regnandi causa esse venturum. Resp. (cfirm. a S. P'ce 20. Iul.): Systema Millenarismi mitigati tuto doceri non posse.
http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/it/fpd.htm
Una traducción literal, no publicada en AAS, que respeta lo que dice la Sagrada Escritura y la oración litúrgica de la Iglesia:
Decreto del Santo Oficio, bajo Pío XII, 19. (21.) de julio de 1944
Denzinger 3839 2296
Pregunta: ¿Qué hay que sentir del sistema del Milenarismo mitigado, es decir, del que enseña que Cristo Señor, antes del juicio final, previa o no la resurrección de muchos justos, ha de venir para reinar visiblemente en esta tierra.
Respuesta (confirmada por el Sumo Pontífice el 20 de julio): el sistema del Milenarismo mitigado no puede enseñarse con seguridad".
Decreto del Santo Oficio, de 21 de julio de 1944. Cf: AAS 36 (1944) 212. DS 3839 en latín].
Traducciones no publicadas en AAS y que no son compatibles con lo que dicen los Evangelios, ni las otras Sagradas Escrituras, ni la oración de la Iglesia:
DS 3839 Dz 2269 «En estos últimos tiempos se ha preguntado más de una vez a esta Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio qué haya de sentirse acerca del sistema del milenarismo mitigado, a saber, del que enseña que Cristo Señor, antes del juicio fmal - previa o no previa una resurrección de muchos justos- ha de venir visiblemente a la tierra para reinar».
«Respuesta: El sistema del milenarismo, aún mitigado, no puede ser enseñado guardando la seguridad de la doctrina».
DS3839 Dz 2296 In recent times on several occasions this Supreme Sacred Congregation of the Holy Office has been asked what must be thought of the system of mitigated Millenarianism, which teaches, for example, that Christ the Lord before the final judgment, whether or not preceded by the resurrection of the many just, will come visibly to rule over this world.
The answer is: The system of mitigated Millenarianism cannot be taught safely.DS 3839
Question: Que faut-il penser du système du millénarisme mitigé qui enseigne qu'avant le jugement dernier, précédé ou non de la résurrection de plusieurs justes, le Christ notre Seigneur viendra visiblement sur notre terre pour y régner?
Réponse (confirmée par le souverain pontife le 20 juillet): Le système du millénarisme mitigé ne peut pas être enseigné de façon sûre.
Esto es la oración litúrgica de la Iglesia, el Prefacio III de Adviento que tiene en vigor nuestra Santa Madre Iglesia Católica Jerárquica; no es milenarismo proscrito por la Iglesia:
En verdad es justo darte gracias,
es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado.
Tú nos has ocultado el día y la hora
en que Cristo, tu Hijo, Señor y Juez de la historia,
aparecerá, revestido de poder y de gloria,
sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria,
viene ahora a nuestro encuentro
en cada hombre y en cada acontecimiento,
para que lo recibamos en la fe
y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino.
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El malentendido sobre la visibilidad
Una cosa es decir que Nuestro Señor Jesucristo, en su Segunda Venida, vendrá visiblemente a reinar no visiblemente, sino con una presencia eficaz no visible, como correctamente debe afirmarse, y otra cosa muy distinta e incorrecta es decir que Nuestro Señor Jesucristo, en su Segunda Venida, vendrá a reinar visiblemente, con una presencia visible, afirmación que podría ser condenada incluso como herética por la Iglesia. Pero negar que Jesucristo, en su Segunda Venida, vendrá visiblemente a reinar no es compatible con la oración litúrgica de la Iglesia, ni con los textos aquí citados de la Sagrada Escritura.
Jesús, el Verbo hecho carne, ha querido anunciar en el evangelio como está anunciado en otros muchos lugares de la Sagrada Escritura que su venida gloriosa para iniciar su reinado no visible Él quiere que sea visible
Pero en el Reino de Nuestro Señor Jesucristo, Él no reinará visiblemente, como si fuera un Califa. No estará en las facultades de los humanos que vivan entonces, los viadores cuando la Parusía, verle a Jesús más que cuando Él quiera manifestarse o hacerse visible en algún momento a alguien en particular o a muchos; cosa muy diferente de la visión beatífica de los bienaventurados en el cielo. Su presencia en la tierra será una presencia moral, estará con su cuerpo glorioso, como en los días posteriores a su gloriosa Resurrección hasta su admirable Ascensión, en los que no era visible ordinariamente para los humanos viadores y sólo cuando Él quería se hacía ver.
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