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8 de marzo de 2020

Aún no se ha cumplido la Buena Noticia, pero se cumplirá

Aún no se puede cumplir, pero sí se puede y se debe anunciar la Buena Noticia.

¿Por qué no se atreven a dar la Buena Noticia?

Se limitan a decir otra vez que vivimos amargados porque no estamos contentos y satisfechos con que aún no se pueda cumplir la Buena Noticia y con que ni siquiera nos la den; e incluso con que nos digan que ya se ha cumplido.

¿En serio?

¿De verdad se creen que vamos a dar por bueno que está implantado el reino de Dios en el mundo?

¿De verdad se ha cumplido lo de Reinaré en España y con más veneración que en otras partes?

¿En España reina el Sagrado Corazón de Jesús? ¿No es blasfemar llamar reino de Dios a lo que hoy reina en España?

Pues no. Lo que estamos es muy felices y contentos porque está anunciada, como una profecía incondicionada y absoluta, la implantación universal en todas las almas y en todas las naciones del Reinado del Sagrado Corazón de Jesús, el Verbo hecho carne, y la previa destrucción del catastrófico sistema anticristiano actual, tras su próxima dominación total.

Sí. Estamos muy felices y contentos porque está anunciada, como una profecía incondicionada y absoluta, la implantación universal en todos los corazones y en todas las naciones del Reinado del Sagrado Corazón de Jesús, el Verbo hecho carne, y la previa destrucción del catastrófico sistema anticristiano actual, tras su próxima dominación total.

En todos los corazones, sí, en todos:

«He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh -. Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos me conocerán del más chico al más grande -- oráculo de Yahveh - cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme». (Jer 31, 31-34).

«Para vosotros en primer lugar ha resucitado Dios a su Siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno de vuestras iniquidades».
(Hch 3,26).

Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies... Así Dios será todo en todos (1Cor 15,25;28).

«Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios [Is 54,13; Jer 31:33-34]. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
(Jn 6,45;59)

Todos tus hijos serán discípulos de Yahveh, y será grande la dicha de tus hijos.
(Is 54,13)

Grita de júbilo, estéril que no das a luz, rompe en gritos de júbilo y alegría, pues la vergüenza de tu mocedad olvidarás, y la afrenta de tu viudez no recordarás jamás.
Porque tu esposo es tu Hacedor, Yahveh Sebaot es su nombre; y el que te rescata, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra se llama. Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recogeré
Todos tus hijos serán discípulos de Yahveh, y será grande la dicha de tus hijos.
(Is 54,1;3;5;13)

Vendrán todas las naciones a postrarse ante ti, y a dar, Señor, gloria a tu nombre. (Sal 86,9; Ap 15,4).

«En su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos».
(Lc 24,47 ).

Sucederá en días futuros que el monte de la Casa de Yahveh será asentado en la cima de los montes y se alzará por encima de las colinas. Confluirán a él todas las naciones.
(Isaías 2,2).

Isaías (60,1-6)
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, y
la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti. Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.
(Isaías (60,1-6)

«Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, y bendecirán tu Nombre: “Grande eres tú, y haces maravillas. Tú eres el único Dios”».
(Sal 85,10; cf. Tob 13,13; Is 60; Jer 16,19; Dan 7,27; Os 11,10-11; Sof 2,11; Zac 8,22-23; Mt 8,11; 12,21; Lc 13,29; Rm 15,12.).

«Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios, soberano de todo; justos y verdaderos tus designios, Rey de las naciones. ¿Quién no te respetará? ¿quién no dará gloria a tu Nombre, si sólo tú eres santo? Todas las naciones vendrán a postrarse en tu presencia» (Ap 15,3-4).

«Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, y bendecirán tu Nombre: “Grande eres tú, y haces maravillas. Tú eres el único Dios”».
(Sal 85,10; cf. Tob 13,13; Is 60; Jer 16,19; Dan 7,27; Os 11,10-11; Sof 2,11; Zac 8,22-23; Mt 8,11; 12,21; Lc 13,29; Rm 15,12.).

«Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios, soberano de todo; justos y verdaderos tus designios, Rey de las naciones. ¿Quién no te respetará? ¿quién no dará gloria a tu Nombre, si sólo tú eres santo? Todas las naciones vendrán a postrarse en tu presencia» (Ap 15,3-4).

Así fue anunciada y proclamada con seguridad la esperanza de la Iglesia por el Concilio Vaticano II:

"La Iglesia, juntamente con los profetas y con el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con voz unánime y le servirán hombro con hombro" (Nostra aetate, 4).

Lo que es proclamar con toda seguridad la unidad católica de todos los pueblos y que obrarán en consecuencia en el futuro, obedeciendole a Dios. Y a la Iglesia y al Papa cuando enseñan con la autoridad que Dios les ha dado en materias de fe y de moral, estando la normativa ética de la política entre las materias sobre las que el Papa tiene autoridad, cuando la ejerce, lo mismo que la Iglesia Católica.

La esperanza cierta y segura de la futura confesionalidad consecuente de todos los pueblos, con los judíos a la cabeza de los creyentes en Jesucristo; la futura unidad católica mundial, no por exclusión legal de la libertad religiosa, sino cimentada en la aceptación voluntaria del reinado del Sagrado Corazón de Jesús en todos los corazones movidos por Su gracia divina, la extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, iniciará con Su Parusía, Su segunda venida gloriosa con la que, al evidenciar Su existencia, eliminará el poder anticristiano que, cada vez más, impone vivir como si Dios no existiera.

Jesús, el Verbo hecho carne, con su segunda venida, eliminará el régimen anticristiano e iniciará una extraordinaria efusión de gracia, causando así la plenitud de su reinado en todas las almas y en todas las naciones, como está reiteradamente prometido y profetizado

Bien entendido que es Dios el que les concederá a todos invocarle y servirle:

«Volveré puro el labio de los pueblos, para que invoquen todos el nombre de Yahveh, y le sirvan bajo un mismo yugo».
(So 3,9).

Es la unidad católica mundial consecuente, que es lo mismo que decir la unidad religiosa de toda la humanidad, como dice Canals:

«Según el Apóstol, los judíos son todavía hoy muy amados de Dios por causa de sus padres… la Iglesia espera, con los Profetas y con el mismo Apóstol, el día sólo por Dios conocido en que todos los pueblos invocarán el nombre del Señor con una sola voz y le servirán con un solo hombro (Soph. 3, 9)» (Concilio Vaticano II. Nostra aetate, 4).
"Tratando de la religión judía, y afirmando la futura conversión de Israel, el texto anuncia la futura unidad religiosa de toda la humanidad".

(La teología de la historia del Padre Orlandis, S. I. y el problema del milenarismo, Francisco Canals, CRISTIANDAD, Barcelona. Año LV. Núms. 801-802. Marzo-Abril 1998. Págs. 23-28)

Y así fue proclamada por el Papa la misión de la Iglesia:

"Cristo llama, justifica, santifica y envía a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios, para que todas las naciones lleguen a ser Pueblo de Dios".
(Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Misiones de 2009).

Se ha de cumplir en el futuro la profecía de Ap 11,15
«El reino de este mundo se ha hecho de nuestro Señor y de su Cristo; y reinará por los siglos de los siglos»

Todo esto lo hará Jesús, el Verbo hecho carne, por el infinito amor misericordioso que nos tiene:

"El Hijo de Dios ... no quiso establecer por la fuerza y el temor su imperio sobre nosotros, sino únicamente por el amor... No quiso... emplear más armas que su Corazón. Someter a los pueblos por la fuerza es lo que hacen los conquistadores mortales; pero someterlos solamente con el poder del amor..., he aquí una empresa que sólo un Dios podía concebir [y realizar]. La ha concebido Jesucristo ... y ... está en vías de ejecución. Es la empresa que llamamos el reinado del Corazón de Jesús".
(Henri Ramière: El reinado social del Corazón de Jesús, cit. en Cristiandad de Barcelona, enero de 2021, pág. 26)

Todavía no ha implantado Jesús el Reino de Dios en la tierra en su plenitud efectiva, pero lo implantará

La Cristiandad futura

La Buena Noticia de la implantación universal del Reino de Dios y la eliminación del actual sistema anticristiano, tras su próxima dominación total

Jesucristo quiere a toda costa reinar en cada alma porque ese es nuestro bien

Lo más urgente de todo.

Debemos darle nuestro corazón a Jesús, el Verbo hecho carne, y pedirle el Suyo, su Sagrado Corazón. Esto significa quererle sólo a Jesús y querer sólo lo que Jesús quiere. Que sólo nos interese Jesús y lo que a Él le interesa, nuestro bien, el bien de todas las almas, el bien de todos y de cada uno, que obremos y vivamos según Dios. Esto es el Reino de Dios en nuestra alma. El Reino de Dios en todas las almas. Y, de ahí, el reino de Dios en todas las naciones. Para esto se dejó matar en el sufrimiento atroz del abandono. Y se volvería a dejar matar. Él ya nos da su Corazón en la Eucaristía, bien infiinito por el que pagó un precio infinito.

Aceptar el reinado de Jesús es ser víctima de su amor

En vez de tener preocupaciones, expresarle amor a Jesús .

La mayor promesa del Sagrado Corazón de Jesús es la de su reinado....
Es una promesa absoluta, no condicionada
. A diferencia de las otras promesas que le hizo Jesús a santa Margarita María Alacoque, ni siquiera está condicionada a una previa devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Al revés, esta devoción triunfará plenamente cuando reine Jesús en todos los corazones y elimine los obstáculos que a ello se oponen, los ahora crecientes obstáculos anticristianos, los ahora crecientes obstáculos del Anticristo, los obstáculos del ahora creciente misterio de iniquidad, los obstáculos del ahora creciente imperio de Satanás.
Más que una promesa es una profecía con todo el aspecto de profecía absoluta, no condicionada. Y santa Margarita María Alacoque tiene todo el aspecto de haber recibido el don de profecía. Podría ser declarada profetisa o profeta por nuestra Santa Madre Iglesia Jerárquica. Esto no debe extrañar si recordamos que hasta el siglo XIII nunca nadie había sido declarado doctor de la Iglesia y ahora ya hay 36 de estos doctores y doctoras de la Iglesia. Y dice Canals: "La Iglesia no ha declarado hasta ahora nunca profeta a un santo. Pero tampoco había declarado doctor a santo alguno antes de 1200. Me pregunto si no llegará algún día en que la Iglesia reconocerá públicamente en algunos santos, su carisma profético ...y si entre estas personas santas declaradas profetas no se contará, en lugar preferente, a santa Margarita María de Alacoque, mensajera del Sagrado Corazón, anunciadora de su Reinado sobre los hombres «a pesar de sus enemigos»" (
El carisma profético de santa Margarita, CRISTIANDAD, nn 887 - 888. Jun - Jul 2005. Pág. 7). [LEER MÁS]

t.El reinado de Jesucristo consumado en cada alma y en el mundo por la acción misericordiosa de su Sagrado Corazón
La segunda venida de Jesucristo tendrá como consecuencia, entre otras, el triunfo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Y no al revés. No es a consecuencia de un triunfo debido a un proceso de crecimiento de la Iglesia como se producirá la consumación en la tierra del Reinado Social de Jesucristo por su misericordia y la consiguiente época profetizada de paz y prosperidad en la Iglesia (CIC 677, 673, 672, 675, 674). Este Reinado ha de venir ciertamente. Y será consecuencia de la segunda venida de Jesucristo, que producirá con su manifestación gloriosa, como cuerpo glorioso, no visible más que cuando Él quiere, la liquidación de la apostasía y el hundimiento del régimen anticristiano, que ahora ya domina y que llegará a imperar de forma total. (
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La civilización del amor es el reinado social del Sagrado Corazón de Jesucristo en la tierra::
El primero que introdujo esta expresión "Civilización del amor" fue el papa san Pablo VI en 1970, el que la desarrolló fue el papa san Juan Pablo II....

.. La proclamación de Cristo como rey fue el 11 de junio de 1899.

La devoción al Sagrado Corazón de Cristo Rey
La devoción al Sagrado Corazón, en su dimensión personal y en su dimensión social, consiste en la reparación y en la consagración. Y no sólo es la cumbre y la síntesis de la virtud de la religión, que es la más alta dentro de la virtud cardinal de la justicia, sino que se enraiza en las tres virtudes teologales. La consagración consiste en hacer, en unión con el Corazón de Jesús en la Eucaristía, lo que Dios quiere, todo lo que Dios quiere, sólo lo que Dios quiere y como Dios quiere. Es la consigna de santa Maravillas de Jesús. La de san José María Rubio, S. J. es “Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”. Y es la realización del reinado del Corazón de Jesús, en cada uno, para que venga el reinado del Corazón de Jesús a la vida social en plenitud en el futuro, como nos enseñó a pedir Jesús en el padrenuestro, y como la Iglesia enseña a hacer como fórmula del ofrecimiento de obras del Apostolado de la Oración y como fórmula que inserta el Concilio Vaticano II (Lumen Gentium, 34). Y es lo que María, madre de la Iglesia, madre nuestra, nos dice desde las bodas de Caná: «Haced lo que el os diga».

La Ascensión y la Parusía visible y gloriosa de Jesús, el Verbo hecho carne

Malentendidos sobre la Parusía...

El malentendido sobre el fin del mundo
La Parusía no es el fin del mundo; el fin de la época no es el fin del mundo; el final del sistema políticamente correcto no es el fin del mundo
«La Iglesia universal del Dios verdadero confiesa y profesa que Cristo ha de venir del cielo a juzgar a los vivos y a los muertos, y a esto le llamamos nosotros último día del divino juicio, esto es el tiempo último. Pues, por cuantos días se extienda este juicio es incierto: pero las escrituras santas usualmente ponen el término día en lugar de tiempo, como no ignora el que haya leído, por más ligeramente que lo haya hecho aquellas letras santas. Así pues cuando decimos día del juicio de Dios, añadimos último o novísimo, lo que indica que también ahora juzga y que desde el principio del tiempo juzgó» (San Agustín De Civitate Dei lib. XX, cap. 1, núm. 2).

El malentendido sobre el milenarismo aclarado por Canals.. ........

El malentendido sobre la visibilidad de Nuestro Señor Jesucristo en su segunda venida gloriosa

El malentendido sobre la duración de los tiempos de la última época

El malentendido sobre el cielo en la tierra tras la Parusía
No es lo mismo el cielo que el reino de Dios en la tierra tras la Parusía.
Difieren tanto, como la situación de los que viven en la tierra, difiere de la de quienes viven en el cielo.

El exkátejon en vano lleva espada

La tarjeta de visita de Jesucristo: soy rey ....

La verdadera reparación es la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, para constituir la civilización del amor, que es el reinado del Sagrado Corazón de Jesús, el Verbo hecho carne

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Vamos de derrota en derrota (nuestra), hasta la victoria final de Jesús, el Verbo hecho carne.

Hablando desde la fe, el papa Benedicto XVI fundamentaba así la esperanza segura de la situación de tesis católica en el reino de Cristo en plenitud, implantado por Él mismo:

"No obstante las oscuridades, al final vencerá Él, como luminosamente muestra el Apocalipsis mediante sus imágenes sobrecogedoras". (Benedicto XVI, Encíclica Deus Caritas est, 39).

Por consiguiente, parece ser que vamos de derrota en derrota*, hasta la victoria final**

* nuestra

** de Jesús, el Verbo hecho carne

Los dos extremos, sí. Confianza total en Dios y desconfianza total en uno mismo