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La renuncia de Ricardo Corazón de León en 1192 a reconquistar al mando de los cruzados Jerusalén, que estaba a su alcance
En enero de 1192, tropas cruzadas al mando de Ricardo Corazón de León estaban a 19 km de Jerusalén, defendida por Saladino con fuerzas inferiores.
Y todavía en junio de 1192, los cruzados avanzaron hasta unos veinte kilómetros de la Ciudad Santa, solo para retirarse sin decidirse a reconquistarla.
El objetivo de la Tercera Cruzada parecía al alcance de la mano. ¿Por qué el Rey de Inglaterra decidió retirarse?
Sobre sus razones se han formulado varias hipótesis, como la que apunta que Ricardo, en realidad, no pretendió nunca apoderarse de Jerusalén, sino negociar desde una posición de fuerza para conseguir el libre acceso a los peregrinos a los Santos Lugares. Esto lo sostiene Andrew Latham, especialista en geopolítica medieval y profesor de Ciencias Políticas en el Macalaster College de St Paul (Minnesota, Estados Unidos), en un artículo publicado en Crisis Magazine:
Los hechos
El 12 de julio de 1191 los cruzados encabezados por los reyes de Francia y de Inglaterra reconquistaron San Juan de Acre (Ptolemaida), a pesar de los esfuerzos coordinados por Saladino para romper el cerco cristiano y liberar a la guarnición, asegurando así no solo una ciudad estratégica y políticamente importante, sino también destruyendo el mito de la invencibilidad de Saladino.
Tras la toma de San Juan de Acre, el rey de Francia Felipe II Augusto partió de Tierra Santa el 31 de julio de 1191. Por el mismo tiempo también regresó a su tierra el duque de Austria Leopoldo V, gravemente ofendido por Ricardo en San Juan de Acre.
Ricardo Corazón de León quedó como jefe supremo de los cruzados. El 20 de agosto de 1191 mandó acuchillar a los 2.600 hombres de la guarnición musulmana de Ptolemaida que habían capitulado el 12 de julio, a los que mantenía en rehenes hasta que se cumpliese el pago estipulado en la capitulación, entre otras condiciones, para dejarlos marchar en libertad. La cantidad a pagar era de 200.000 bizantinos equivalentes a 8.890.000 euros de 2010, 12.000.000 de 2022.
Bajo la jefatura del rey Ricardo, los cruzados marcharon el 22 de agosto de 1191 hacia el sur bordeando la costa, venciendo de nuevo a Saladino en la batalla de Arsuf el 7 de septiembre de 1191 y se dirigieron a Jaffa, que reconquistaron el 10 de septiembre. Reedificaron sus fortificaciones, así como las fortalezas que guarnecían el camino a Jerusalén y que habían sido destruidas por Saladino. Los emires además, acordándose de San Juan de Acre, no querían tampoco defender Ascalón, tan importante para las comunicaciones con Egipto, que era la base del poder de Saladino. Pero los cruzados probablemente pretenderían tomar Ascalón para poder atacar Egipto y privarle de su base a Saladino. Éste hizo arrasar los muros de Ascalón y prender fuego a la ciudad y se concentró en fortificar Jerusalén.
Mientras tanto, los cruzados avanzaron de nuevo, tomando Ramala el 7 de noviembre de 1191 y forzando a Saladino a retirarse a Latrun. Después empeoró el tiempo, y Ricardo detuvo su avance con la esperanza de que Saladino se viese forzado a disolver sus tropas, como le pedían sus emires ante la dificultad de mantener las fuerzas en campaña con el tiempo de invierno. Pero Saladino logró mantener unidas sus tropas hasta el 12 de diciembre. Fue entonces cuando se vio forzado a dispersar el núcleo de sus huestes y a retirarse con una fuerza muy menguada a Jerusalén.
Después de Navidad, Ricardo reanudó su avance, tomando Beit Nuba, a solo 19 kilómetros de Jerusalén, el 3 de enero de 1192.
Allí en Beit Nuba el 6 de enero de 1192, tuvo lugar un consejo de guerra de los jefes cruzados para debatir los siguientes pasos. En esta reunión se dieron dos argumentos (Latham).
Por un lado, los cruzados procedentes de Europa que habían tomado la cruz (voto de completar una peregrinación hasta los Lugares Santos) defendían con firmeza atacar Jerusalén, la guarnición de Jerusalén probablemente se rendiría al primer ataque.
Por otro lado, aquellos que tenían unas raíces más profundas en Tierra Santa, especialmente los templarios y los hospitalarios, se oponían a atacar Jerusalén. Argumentaban que si los cruzados sitiaban Jerusalén, se podrían ver a su vez sitiados entre la guarnición y el ejército de refuerzo que inevitablemente llegaría una vez se reanudase la temporada de campañas. Además, alegaban, estaba la amenaza que planteaban las fuerzas sarracenas, residuales pero poderosas, que estaban hostigando las líneas de suministro cristianas. Finalmente, argumentaban que, aunque se tomase Jerusalén, no podría ser conservada. La inmensa mayoría de los cruzados, una vez cumplidos sus votos, se irían de Tierra Santa para siempre, dejando una retaguardia insuficiente para defender la Ciudad Santa.
Se dice que el consejo de guerra estimó "que el ejército cruzado era demasiado débil para asaltar Jerusalén o sitiarla largo tiempo" (Weiss).
El rey y el consejo decidieron, en vez de acelerar el ataque, retirarse a la costa y reconstruir las fortificaciones de Ascalón.
Y el 8 de enero Ricardo ordenó la retirada a Ramala, primera etapa de una retirada general de regreso a la costa. tras la decisión de abandonar el avance sobre Jerusalén en enero de 1192, cuando Ricardo podía haber conducido a sus huestes contra cualquier objetivo, inmediatamente se dirigió a Ascalón. Muchos cruzados decidieron regresar a su tierra, pero trabajaron en la reconstrucción de Ascalón.
En abril de 1192, llegaron graves noticias de Inglaterra y Ricardo fue bien consciente de que tanto el Rey Felipe como el Príncipe Juan Sin Tierra estaban haciendo uso de su ausencia para minar su posición en Francia y en Inglaterra y él hubo de pensar en su regreso.
Pero el 4 de junio de 1192, Ricardo volvió a emprender una expedición a Jerusalén y llegó de nuevo a unos veinte kilómetros de la misma.
Y fue de nuevo el consejo de guerra de los cruzados el que se declaró contrario al cerco de la ciudad; pues temía que si se tomaba Jerusalén, los cruzados regresarían, se dispersaría su ejército y se arruinaría todo el dominio de los cristianos en Oriente (Weiss). Los cruzados, decepcionados, se volvieron a San Juan de Acre y Jaffa.
Pero Saladino atacó de nuevo. Ya habían entrado en Jaffa 3.000 guerreros turcos de Saladino, cuando el 1 de agosto de 1192 llegó Ricardo. Inmediatamente les atacó él a los atacantes, superiores en número. Estos fueron presa del pánico y huyeron. Ricardo hizo reconstruir los muros de Jaffa. Saladino autorizó un golpe de mano para secuestrar a Ricardo. El 5 de agosto, éste se vio rodeado mientras otro grupo de enemigos muslimes penetraba de nuevo en la ciudad de Jaffa. Ricardo, sin tiempo para armarse del todo, mandó formar el cuadro, cuyas lanzas mantenían a raya a los jinetes enemigos y desde cuyo interior los arqueros les lanzaban la muerte. Ricardo, seguido por dos caballeros y diez arqueros, se abrió paso hasta el interior de la ciudad, expulsó a los invasores, ordenó la guardia y volvio al campo de batalla ante la ciudad. Y decidió el resultado casi prodigiosamente. Brazos y cabezas volaban a sus golpes. El ejército de Saladino se dio a la fuga. Los emires trataron de excusarse ante Saladino: "No es como los demás hombre, nadie puede resistir a su poder y a sus golpes".
Pero Ricardo buscó enseguida la paz, entre otras cosas porque le urgía regresar para afianzar el control de sus dominios de Francia y de Inglaterra frente a las maniobras de Felipe II Augusto y de Juan sin Tierra. Además había conflictos entre los cruzados y enfermedades en su ejército. Saladino también quiso la paz debido a los achaques de su edad y a los problemas que le planteaban los emires de sus huestes..
El 2 de septiembre de 1192 se concertó una paz por tres años. Los cruzados accedieron a destruir Ascalón, pero conservaron toda la franja costera desde Tiro a Jaffa, más la mitad del territorio de Ramala. Seguían en poder de los cristianos los territorios de Trípoli y de Antioquía. Y se permitia el acceso gratuito a los Santos Lugares de los cristianos bajo la protección de las autoridades musulmanas empezando por Saladino. Éste permitió enseguida que en Jerusalén, Belén y Nazaret se celebrara el culto divino también según el rito latino.
Ricardo Corazón de León partió de regreso el 9 de octubre de 1192. Saladino murió el 3 de marzo de 1193.
Dos veces durante la campaña, en enero y en junio de 1192, los cruzados avanzaron hasta unos veinte kilómetros de Jerusalén, sólo para retirarse sin decidirse a atacar para tomarla.
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Otros hechos
Otro hecho es que la gran masa de la población de Tierra Santa era musulmana. Los cristianos asentados allí eran muy minoritarios. Un ejército como el de los cruzados al mando de Ricardo no podía traducir su superioridad militar circunstancial en dominación cristiana permanente de Tierra Santa. La Reconquista fue posible en España, no sólo, ni principalmente por las victorias circunstanciales y por la momentánea ocupación de territorios, sino esencialmente por el asentamiento de población cristiana en los territorios que se iban ocupando; porque reconquistar es repoblar.
La victoria completa de los cruzados no podía consistir simplemente en ganar batallas, ocupar territorios y tomar ciudades, sino principalmente en conseguir que aquellas tierras fueran cristianas. Pero convertir a los musulmanes era muy difícil, así como la islamización fue fácil. Y la población de la Cristiandad europea no se asentaba en Tierra Santa. Los cruzados se comprometían con un voto a ir a Tierra Santa, y eventualmente a combatiir para intentar tomar Jerusalén. Después regresaban enseguida. Un cruzado no iba a Tierra Santa con su esposa e hijos. Su casa seguía estando en Europa. Y volvía a ella.
El ejército cruzado al mando de Ricardo Corazón de León podía ser superior en campo abierto. Incluso se había impuesto varias veces a las tropas musulmanas, aunque tuviesen como jefe a Saladino. Pero meter ese ejército cruzado en una ciudad como la Jerusalén de finales del siglo XII, de inmensa mayoría de población musulmana, era perder su superioridad militar y ser aniquilado en más o menos tiempo.
La victoria completa consistía en convertir Jerusalén en una ciudad cristiana, de población predominantemente cristiana. Y convertir Tierra Santa en una tierra de población predominantemente cristiana, en vías de ser totalmente cristiana.
Es un hecho que el ejército cruzado al mando de Ricardo Corazón de León no podía conseguir el control de Jerusalén, aunque derrotase a las tropas de Saladino que pretendiesen impedirle entrar en Jerusalén y tomar la ciudad. Tomarla no era reconquistarla. Para ello debía repoblarla con población cristiana que se asentase allí; y esto no podía conseguirlo Ricardo, ni entonces, ni después. O bien debía conseguir que la población que habitaba en 1192 Jerusalén se hiciese cristiana; y esto mucho menos podía conseguirlo.
Ricardo no podía reconquistar Jerusalén, aunque eventualmente la tomase. Y no debía meter su ejército en Jerusalén, aunque la guarnición de Saladino se lo hubiese permitido, o Ricardo les obligase a ello.
Y es un hecho que Ricardo no cometió ese error de meter su ejército en Jerusalén. Y al no cometer ese error, es un hecho que Ricardo no perdió su ejército, no acarreó esa catástrofe a la Cristiandad.
Weiss dice que Ricardo no era un general, sino un caballero. Por no tomar Jerusalén cuando podía haberlo hecho. Y ciertamente era un guerrero valiente. Un combatiente prodigioso.
Nadie sabe las motivaciones subjetivas de Ricardo para no meter su ejército en Jerusalén y para conseguir evitar así perder su ejército después de vencer inicialmente a los que quisiesen impedirle entrar en Jerusalén.
Puede ser que tuviese suerte. Que su retirada fuese por motivos subjetivos no tan estratégicos. El consejo de guerra le aconsejó a Ricardo que no atacase Jerusalén. Se lo aconsejó en enero de 1192 y de nuevo en junio de ese año.
Acertaron. Ricardo y sus consejeros.
Jerusalén y toda Tierra Santa continuaron bajo poder musulmán turco y habitadas por una población musulmana hasta 1917. Hizo falta que los turcos tuviesen una guerra mundial y la perdiesen para que empezase el fin del dominio musulmán allí. Los ingleses establecieron su poder durante 30 años sobre la población musulmana que permanecía. Los judíos empezaron entonces a asentarse en la tierra del antiguo Israel a partir de la toma de Jerusalén y de la ocupación de toda Tierra Santa por los ingleses en 1917 y sobre la base de la Declaración Balfour de 1916 por la que el Gobierno británico se comprometía a permitir que se asentase población judía en la antigua tierra de Israel con vistas a la costitución allí de un Hogar Nacional Judío. En 1948 los israelíes proclamaron el Estado de Israel contra el poder británico, que eliminaron. El año anterior, 1947, la ONU había establecido que se partiese el territorio de la antigua tierra de Israel, a la que llamaban Palestina, en dos Estados uno palestino, para los musulmanes asentados allí desde el siglo VII, y otro para los judíos. Estos se quedaron con todo a través de las guerras que tuvieron que afrontar con los países musulmanes. En especial en la Guerra de los Seis Días de 1967.
Los militares dicen con razón que nada sustituye a la victoria. Y tienen toda la razón en lo referente a la victoria completa, que es no símplemente someter a los que se oponen al bien, e impedirles que se opongan, sino además conseguir que se unan convencidamente a defender y promover el bien.
Y todos deberíamos decir que nada sustituye a la paz, entendida como la tranquilidad en el orden, la plenitud en acto de todos los bienes personales y sociales; a lo que estamos destinados y tenemos prometido y anunciado. Que Jesús, el Verbo hecho carne, por el infinito amor misericordioso que nos tiene, quiere a toda costa reinar en cada alma y en cada nación, porque ese es nuestro bien. Como sucederá con toda seguridad tras la victoria mundial completa de Jesús, el Verbo hecho carne, aunque vayamos de derrota en derrota, nuestra, hasta dicha victoria final.
Jerusalén será una ciudad cristiana e Israel será una nación cristiana tras la segunda venida de Jesús, el Verbo hecho carne. Lo serán todas las naciones. Cristianas. Todas serán cristianas. Está profetizado y anunciado reiteradamente.
No será por la fuerza de las armas, ni por el sometimiento a ningún poder férreo. Eso será el poder del Anticristo, que será eliminado por Jesús, el Verbo hecho carne al manifestarse en su segunda venida.
Está anunciado, profetizado y prometido:
.La Parusía de Jesús, el Verbo hecho carne, Su segunda venida gloriosa,
con la que haciéndose ver en su esplendor como cuerpo glorioso,
no visible más que cuando Él quiere, al evidenciar Su existencia,
eliminará el poder anticristiano, que impone vivir como si Dios no existiera, y como si nosotros los hombres fuésemos el ser supremo, todos en un todo, pero cada uno un infinitésimo de ese colectivo mundial monolítico anticristiano que nos ningunea del todo.
Reiteradamente anunciado, profetizado y prometido:
La mayor promesa del Sagrado Corazón de Jesús es la de su reinado....
Y la conversión de Israel es lo que está más profetizado.
La esperanza de la Iglesia, proclamada en el Concilio Vaticano II,
de la conversión de Israel al Mesías, a Jesús, el Verbo hecho carne,
y de la unidad católica mundial:La futura unidad católica mundial
Jesús, el Verbo hecho carne, al evidenciar su existencia con su segunda venida gloriosa y visible, por el infinito amor misericordioso que nos tiene, eliminará el régimen anticristiano que, cada vez más, impone vivir como si Dios no existiera e iniciará una extraordinaria efusión de gracia, causando así, por el infinito amor misericordioso que nos tiene, la plenitud de su reinado en todas las almas y en todas las naciones, como está reiteradamente prometido y anunciado
(LEER MÁS).
El misterio de iniquidad, anomía o transgresión
El imperio de Satanás también es sobre la
sociedad, pero conviene insistir en que su raíz más profunda y
más sometedora es el sometimiento de cada persona humana a vivir
según ella misma y no del todo según Dios. Y vivir
según uno mismo lleva a odiar a Dios.
El imperio de Satanás es todo sistema que impone vivir y obrar
según uno mismo, vivir como si Dios no existiera.
Todo sistema políticamente correcto en la modernidad y en la
posmodernidad. Es el imperio de las
estructuras de pecado cada vez
más ineludiblemente dominantes hoy en lo estatal, en lo
económico, en lo cultural, en lo social y en lo personal.
La Ascensión y la Parusía visible y gloriosa
de Jesús, el Verbo hecho carne
Jesús, el Verbo hecho carne,
haciéndose ver en el esplendor de su segunda venida,
como cuerpo glorioso, no visible más que cuando Él
quiere, al evidenciar Su existencia, eliminará el poder
del Anticristo, el colectivo anticristiano, que cada vez más,
impone vivir como si Dios no existiera, y fuese el ser
supremo ese colectivo cada vez más globalizador de casi
todos los hombres, varones y mujeres, como infinitésimos suyos,
cada vez más ninguneados.
La caña cascada no la quebrará, la
mecha vacilante no la apagará.
(Isaías 42, 3)
De derrota en derrota*,
hasta la victoria final **
*nuestra; **de
Jesús, el Verbo hecho carne
"A ti, Señor, me acojo: | no quede yo derrotado para
siempre" (Sal 70,1)
La civilización del amor es la plenitud
intrahistórica del reinado social del Sagrado Corazón de Jesús,
el Verbo hecho carne; es la civilización cristiana, la ciudad
católica, la unidad católica mundial plenamente consecuente, la
ciudad de Dios en la tierra:
El primero que introdujo esta expresión "Civilización
del amor" fue el papa san Pablo VI en 1970,
el que la desarrolló fue el papa san Juan Pablo II..
La proclamación de Cristo como rey fue el 11 de junio de 1899.
La tarjeta de visita de Jesucristo: soy rey
Las buenas noticias del Evangelio vienen también en el Apocalipsis
Aún no se ha cumplido la Buena Noticia, pero se cumplirá
La promesa del reinado del
Sagrado Corazón revelada a santa Margarita María Alacoque es
una promesa absoluta, no condicionada
LEER MÁS
La salvación viene de los
judíos
(Francisco Canals Vidal, CRISTIANDAD,
diciembre 1965)
La vocación de Israel,
del «Israel de la carne», y el entronque de la vocación
cristiana con la providencia misericordiosa sobre el pueblo de
los hijos de Jacob, constituye el tema
central de la Teología de la Historia. El Vaticano II señala también en
esto una dirección de retorno a las fuentes.
"La conversión de Israel «que la Iglesia
espera con los profetas y el Apóstol» (Conc. Vaticano II, Nostra
aetate,4) no se dará sino después del derribo del imperio del Anticristo. Porque el pueblo de Israel como pueblo recibirá aquel imperio
anticristiano y antiteístico como si en
él se realizasen sus esperanzas mesiánicas, las que no habían
querido reconocer en Cristo. Tal era la interpretación
tradicional de las palabras de Jesús en el Evangelio de San Juan: «Yo he venido en nombre de mi Padre y no me
habéis recibido. Otro vendrá en su propio nombre y a éste le
recibiréis» (Jn 5, 43).
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio
de 1999.
Malentendidos sobre la Parusía...
El malentendido sobre el cielo
en la tierra tras la Parusía
No es lo mismo el cielo que el reino de Dios en la tierra tras la
Parusía.
Difieren tanto, como la situación de los que
viven en la tierra, difiere de la de quienes viven
en el cielo. Y como difiere la Iglesia militante
de la triunfante
El malentendido sobre el milenarismo aclarado por Canals
El malentendido sobre la duración de los tiempos de la última época
El malentendido sobre la visibilidad de Nuestro Señor Jesucristo en su segunda venida gloriosa
La parusía en la predicación de san Pablo explicada por Benedicto XVI
Catecismo E. C. de 1992, n.º 674 La venida del Mesías glorioso, en un momento determinado de la historia (cf. Rm 11, 31), se vincula al reconocimiento del Mesías por "todo Israel" (Rm 11, 26; Mt 23, 39) del que "una parte está endurecida" (Rm 11, 25) en "la incredulidad" (Rm 11, 20) respecto a Jesús. San Pedro dice a los judíos de Jerusalén después de Pentecostés: "Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus profetas" (Hch 3, 19-21). Y san Pablo le hace eco: "si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?" (Rm 11, 5). La entrada de "la plenitud de los judíos" (Rm 11, 12) en la salvación mesiánica, a continuación de "la plenitud de los gentiles (Rm 11, 25; cf. Lc 21, 24), hará al pueblo de Dios "llegar a la plenitud de Cristo" (Ef 4, 13) en la cual "Dios será todo en nosotros" (1 Co 15, 28).
Catecismo E. C. de 1992, n.º 675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12)...
Catecismo E. C. de 1992, n.º 2.806 Mediante las tres primeras peticiones [del padrenuestro] somos afirmados en la fe, colmados de esperanza y abrasados por la caridad.
Catecismo E. C. de 1992, n.º 2.817 Esta petición [venga a nosotros Tu reino] es el Marana Tha, el grito del Espíritu y de la Esposa: Ven, Señor Jesús..
El Anticristo, persona moral, y la anomía o transgresión ... .
La devoción al Sagrado Corazón y su crisis
La Ascensión y la Parusía visible y gloriosa
de Jesús, el Verbo hecho carne
Jesús, el Verbo hecho carne,
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como cuerpo glorioso, no visible más que cuando Él
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del Anticristo, el colectivo anticristiano, que cada vez más,
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todos los hombres, varones y mujeres, como infinitésimos suyos,
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"La historia va hacia la
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LO QUE
APORTA LA IGLESIA:
"Conformar la historia humana con el orden divino"
El doble exkatejon en vano lleva
espada
La plena implantación en las almas y en las naciones del reinado de Jesús, el Verbo hecho carne
Aportaciones urgentes a la teología de la historia: el reino de Dios..
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El año 2022 es
el 1300 aniversario del inicio de la Reconquista con la batalla de Covadonga La Reconquista (Covadonga, 722 - Granada, 1492) «La primera cosa, per Déu; la
segona, per salvar Espanya; la terça,
que nós e vós hajam tan bon preu e tan gran nom... » La Reconquista, por José Ignacio Aranguren Azparren. Cristiandad. Barcelona, nn. 821-822, nov. diciembre de 1999, págs. 12-17 Consecuencias de la Reconquista La Hispanidad es la militante, combatiente y expansiva europeidad de la Cristiandad. ..Los mozárabes.. Canals decía que los mozárabes aportaron a los núcleos cristianos del Norte de España el sentido cristiano de resistencia al Islam, esencial en la Reconquista San Teodoro es el patrón de los militares y de los ejércitos Es hora ya de honrar y agradecer a todos los que han cumplido con su deber de ir a la guerra |