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Aportaciones urgentes a la teología de la historia_2
La máxima urgencia para la teología
de nuestro tiempo radica, nos parece, en la tarea de fundamentar
una interpretación teológica del sentido de la historia.
(Canals, El culto al Corazón de Cristo
ante la problemática de hoy,
CRISTIANDAD, enero 1970)
En los tiempos de fe más viva
preocupaba hondamente la aparición del Anticristo; ahora
casi ha desaparecido del cuadro de las preocupaciones humanas».
(R. Orlandis, SJ: Advertencia previa, 1 de mayo de 1945)
¡Marana Ta!¡Señor, Ven! ¡Ven Señor Jesús! "Ven ya"
Aportaciones urgentes a la teología de la historia_1
Aportaciones urgentes a la teología de la historia_3
Aportaciones urgentes a la teología de la historia_4
Aportaciones urgentes a la teología de la historia_5
"La vocación de
Israel, del «Israel de la carne», y el entronque de la
vocación cristiana con la providencia misericordiosa sobre el
pueblo de los hijos de Jacob, constituye el tema central de la
Teología de la Historia. El Vaticano II señala también en esto una dirección
de retorno a las fuentes".
(Francisco Canals Vidal: La
salvación viene de los judíos. Cristiandad, Barcelona. Año
XXVI, nº 418, diciembre de 1965)
El verdadero Israel, heredero del Israel bíblico, es la Iglesia
La profecía del Emmanuel nacido de madre virgen
La esperanza de la Iglesia,
proclamada en el Concilio Vaticano II,
de la conversión de Israel al
Mesías, a Jesús, el Verbo hecho carne,
y de la unidad católica mundial
La Parusía de Jesús, el Verbo hecho carne, Su
segunda venida gloriosa a la vista de todos,
con la que al evidenciar Su existencia,
eliminará el poder anticristiano que,
cada vez más, impone vivir como si Dios no existiera, y
como si nosotros los hombres fuésemos el ser supremo,
todos en un todo; pero cada uno, un infinitésimo del supuesto
colectivo mundial monolítico, en nombre del cual, ese poder
anticristiano nos ningunea crecientemente del todo.
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En el padrenuestro, Jesús,
el Verbo hecho carne, nos enseñó a pedirle a Dios Padre, entre
otras cosas, "venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo". En ambas peticiones, pedimos
vivir y obrar según la voluntad de Dios, que es nuestro máximo
bien, el máximo designio divino para con nosotros y lo que más
desea Jesús con su corazón de hombre que aceptemos como un
retorno de amor receptivo nuestro a su amor donante.
En la primera, "venga a nosotros tu reino", le pedimos
al propio Dios, cumplir ya siempre la voluntad divina, le pedimos
que nos conceda someternos definitivamente de forma efectiva a la
voluntad divina en la propia persona, ya; en la presente
situación, en la que cada vez más se impone generalizadamente
vivir como si Dios no existiera; se impone generalizadamente,
masivamente, en nombre de todo el colectivo humano, ante el cual,
cada uno de sus miembros somos cada vez más ninguneados. Y aun
así pedimos vivir según Dios cada uno, le pedimos que reine en
uno mismo. Y lo pedimos en plural. Pedimos que todos y cada uno
vivamos y obremos según Dios. No según el cada vez más enorme
colectivo fáctico anticristiano. La otra petición, "hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo" es que reine Dios
en todas las naciones, en el colectivo humano mundial. El reino
de Dios. Además en la tierra. En el cielo no hay naciones. Pero
es que además pedimos explícitamente el Reino de Dios en la
tierra. Así nos lo enseñó Jesús. Y lo pedimos no en vano. Se
hará. Está concedido. Se realizará cuando Dios quiera. En
cualquier momento desde la Ascensión, puede ser ya. Y será por
intervención divina en el momento peor y de mayor ninguneamiento
persecutorio anticristiano.
Canals: La doctrina escatológica del Vaticano II en el Catecismo de la Iglesia católica, Cristiandad, Barcelona, mayo de 1993
Dice Canals,
refiriéndose al Concilio Vaticano II:
"La gran asamblea ecuménica contiene
en el capítulo mariológico de su Constitución Dogmática sobre
la Iglesia, el texto conciliar más importante después
de Éfeso sobre María, la Virgen Madre de Dios".
(F.C.V.:
Bajo la protección de María y José.
Un concilio en la era mariana,
Cristiandad, Barcelona, abril-junio 1988, pág. 58). [Véase
aquí este gran texto mariológico del Concilio Vaticano II]
. La Iglesia avanza y progresa homogéneamente en la formulación de la nueva escatología:
"Tengo por evidente que la renovación de la escatología iniciada por el Concilio Vaticano II, decisivamente impulsada por el nuevo Catecismo, nos lleva a una comprensión esperanzada del «acabamiento» del Reino, ya presente en la Iglesia, con el advenimiento del Rey a la tierra con gran poder y gloria.
Si el entonces Arzobispo de Cracovia, el Cardenal Karol Wojtyla pudo decir hace algunos años [1976]: «estamos en los umbrales de una nueva escatología», parece que ahora tendríamos que reconocer que ya ha sido sobrepasado este umbral con los textos del nuevo Catecismo [1992]".
(Francisco Canals Vidal: La doctrina escatológica del Vaticano II en el Catecismo de la Iglesia católica, CRISTIANDAD, Barcelona, Año L, nn. 743-745, abril-junio 1993).
F. Canals: Sobre el carácter "científico" del conocimiento histórico
F. Canals: El mensaje de Fátima es el mensaje de Roma
F. Canals: San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino
F. Canals: La Iglesia consumada en la escatología intrahistórica de San Buenaventura
"Después de muchos años de estudio
personal del tema -en el que fui estimulado y aconsejado después
de la muerte del Padre Orlandis, por el Padre Francisco de Paula
Solá, que participaba, con el Padre Francisco Segarra S.I., de
las convicciones del Padre Rovira- no puedo menos de decir
francamente que me parece que, por la publicación del
Catecismo de la Iglesia Católica en 11 de octubre de 1992,
se ha entrado en aquella etapa de
renovación de la escatología
de la que hablaba en 1976 el entonces Cardenal Arzobispo de
Cracovia Karol Wojtyla ante Pablo VI.
La escatología de «la culminación del Reino en la
tierra» y del «cumplimiento de las esperanzas
de Israel en el Segundo Advenimiento» (Cat., 671
y 674) parece mejor explicada por las interpretaciones
del Padre Rovira y del Padre Orlandis: a la conversión del
pueblo judío se une como algo inseparable la unidad de todos los hombres, que con una sola
voz y hombro con hombro adorarán al Dios de Israel (Con.
Vaticano II. Nostra aetate, 4)".
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio de 1999
F. Canals:
El milenarismo carnal, condenado incluso bajo su forma mitigada, es herético si se entendiera que el Reino de Cristo en la tierra coincide con una presencia «visible» de Cristo reinando no en cuerpo glorioso, sino en una «corporeidad visible empíricamente». (Francisco Canals, «Mis recuerdos del Padre Orlandis: acerca de su milenarismo», Cristiandad, Barcelona, núm. 815, 1999). "El Padre
Orlandis citaba a Knabenbauer
-que seguía a Cornelio a Lapide en
este punto-: «derribado el
imperio del Anticristo, la Iglesia reinará en todas
partes, y se hará tanto de los judíos como de
los gentiles un solo rebaño y un solo pastor»". -------------------------------------------- "El Apocalipsis es libro
profético" -----------
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La salvación viene de los
judíos
(Francisco Canals Vidal, CRISTIANDAD,
diciembre 1965)
La vocación de Israel,
del «Israel de la carne», y el entronque de la vocación
cristiana con la providencia misericordiosa sobre el pueblo de
los hijos de Jacob, constituye
el tema central de la Teología de la Historia. El Vaticano II señala también en
esto una dirección de retorno a las fuentes.
El Padre Orlandis dijo el 25 de octubre 1942,
dentro de una serie de conferencias orientadoras de la
tarea de los socios de Schola Cordis Iesu, que estaban
formando el propósito de fundar la revista Cristiandad:
En la misma revista, en un artículo publicado el 1 de abril de 1947 escribía el Padre Orlandis:
A esta convicción cierta la llamaba el Padre Orlandis el optimismo nuclear, del que sostenía que «habrían de participar lodos los cristianos» (ibídem). De él distinguía el sistema desarrollado por el Padre Enrique Ramière, y su propio pensamiento en el campo de la Teología de la Historia, al que aludía como «mi sistema». Fco. Canals, Mis recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio de 1999 |
"La conversión de Israel «que la Iglesia
espera con los profetas y el Apóstol» (Conc. Vaticano II, Nostra
aetate,4) no se dará sino después del derribo del imperio del Anticristo. Porque el pueblo de Israel, como pueblo, recibirá
aquel imperio anticristiano y
antiteístico como si en él se realizasen sus
esperanzas mesiánicas, las que no habían querido reconocer en
Cristo. Tal era la interpretación tradicional de las palabras de
Jesús en el Evangelio de San Juan:
«Yo he venido en nombre de mi Padre y no me habéis recibido.
Otro vendrá en su propio nombre y a éste le recibiréis» (Jn 5,
43).
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio
de 1999.
"Supuesto que la
ruina del imperio del Anticristo no se obrará sino por la
«epifanía del Advenimiento del Señor» (II
Tes 2, 8) y supuesto también que no se darán tres
advenimientos, este advenimiento segundo por el que cesa el
imperio del Anticristo en el mundo es aquel por el que
Jesucristo viene de nuevo con gloria para juzgar,
es decir para reinar en el mundo". De él habla así San Luis María Grignion de Montfort:
El Catecismo nos dice ahora que «el Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, no ha llegado todavía a su culminación, por el advenimiento del Rey a la tierra»". (Catecismo, núm. 671). Fco. Canals, Mis recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio de 1999 |
"El Padre Orlandis
entendía que el milenarismo prohibido, incluso en su forma
mitigada por el decreto del Santo Oficio de 21 de julio de 1944,
hubiera podido ser condenado formalmente como herético.
Porque el milenarismo propiamente dicho entendía la segunda
venida y el Reino de Cristo en la tierra en la perspectiva de la
«visibilidad» del Rey, es decir, interpretando la
segunda venida como una vuelta triunfante del Señor a estar
visiblemente presente en el mundo: no en cuerpo glorioso,
como consta por las Sagradas Escrituras que estuvo en los días
desde la resurrección a la ascensión a los cielos, sino con una
corporeidad visible empíricamente, del mismo tipo que la que quiso
tener desde su nacimiento a su muerte en la cruz.
Con esta «visibilidad» del Rey estaba conexa en el pensamiento
de los antiguos milenaristas -«herederos del error
judío» según San Jerónimo, y «que rechazaban el
vino celeste y no querían ser sino agua secular», según San
Ireneo-, una comprensión
del Reino en el horizonte terreno y mundano que llevó a los
dirigentes del pueblo judío al desconocimiento de la salvación que
traía a este mundo el Hijo de Dios encarnado.
Fco. Canals, Mis
recuerdos del padre Orlandis. Acerca de su milenarismo, CRISTIANDAD, mayo-junio
de 1999.
Comentando este
versículo,
Canals decía que esta expresión "has guardado mi palabra", significa que las autoridades eclesiásticas de la época simplemente no han desechado la palabra de Dios, no la "han tirado por la ventana", decía Canals textualmente. [Ciertamente en el propio versículo, el Apocalipsis explica esta expresión, has guardado mi Palabra, diciendo que consiste en que no has renegado de mi nombre. Y lo dice como un elogio. Y se está refiriendo a los fieles con las autoridades eclesiásticas y el Papa a la cabeza. Sólo no renegar ellos ya es elogiable. Considerando la que está cayendo]. |
La futura unidad católica mundial
Canals
decía que "la
dialéctica es el álgebra de la revolución". Y
también lo dejó escrito, por ejemplo en Diálogo y dialéctica. y en la introducción del informe "Grupos
proféticos" que insertó al final de Dialéctica y esperanza. La dialéctica hegeliana era
uno de sus temas clave y lo desarrollaba y aplicaba
continuamente en su enseñanza oral y escrita. La definición de "la dialéctica como álgebra de la revolución" la dejó por escrito Canals asimismo en su Política española: pasado y futuro. Ediciones Acervo. Barcelona. 1977, pg. 10. Una de las principales trampas dialécticas tiene como objetivo el Concilio Vaticano II Para comprender el mundo moderno nos
conviene atender a la intención profunda del pensamiento
hegeliano, del sentido de su «Dialéctica» y de su
Filosofía del Absoluto. Reflexión teológica
sobre la situación contemporánea Canals explica el origen y la base intuicionista de la dialéctica de Hegel en Sobre la Esencia del Conocimiento, 1987, que es la triunfal culminación de la tarea iniciada por Canals cuarenta años antes. La tentación de las
antítesis maniqueas .La dialéctica de la
revisión del Concordato Diálogo y dialéctica Dialéctica y esperanza ANALOGÍA y DIALÉCTICA Algunas notas sobre
Analogía y Dialéctica GRUPOS PROFÉTICOS Informe publicado en ECCLESIA
de 1969.01.11 y reproducido en
CRISTIANDAD. Barcelona. Febrero, 1969.
Nº. 456, pág. 40 El reino mesiánico, FRANCISCO CANALS VIDAL, CRISTIANDAD,
diciembre 1969
Monismo
y pluralismo en la vida social Continuará, Dios mediante |
"Por la muerte redentora de Jesucristo ha
llegado su Resurrección, que es el
principio de nuestra salvación en la reinstauración
de todas las cosas en el orden divino".
Actualidad de la reparación
Francisco Canals Vidal (1922 2009)
Revista Cristiandad de Barcelona, núm. 728, enero de 1992, págs. 9 - 14
Conferencia pronunciada por Canals el 31 de
mayo de 1991 en el Monasterio de las Salesas de Barcelona.
La máxima
urgencia para la teología de nuestro tiempo
radica, nos parece, en la tarea de fundamentar una interpretación
teológica del sentido de la historia. Debemos
convencernos en primer lugar [de] que la fuerza
desintegradora de los errores sociales de la modernidad
anticristiana consiste en aquel su carácter de
reducción secularizada, gnóstico-ebionita,
de la esperanza mesiánica enunciada por
los dos Testamentos. Ante una humanidad universalmente impulsada por el anhelo de conseguir en la inmanencia y en la historia la plena racionalidad de lo real y el sentido absoluto de la vida, se anunciaría estéril y fragmentariamente el mensaje del Corazón de Cristo, síntesis del evangelio del Reino, si se olvidase su constitutiva inserción en el dinamismo de anhelo y esperanza hacia el reinado del amor de Cristo sobre la universal sociedad humana. El sensus fidei del pueblo cristiano, sintonizado con la liturgia, la enseñanza del Magisterio, y la doctrina de los grandes apóstoles del Corazón de Cristo, en la línea que se expresó característicamente en la tarea no superada del padre Enrique Ramière, ofrecen las más preciosas posibilidades de anuncio al mundo de hoy del evangelio del Reino de Cristo. Esta perspectiva exige el más decidido retorno a las fuentes. Hay que anunciar con el lenguaje de la Escritura y de los grandes doctores de la Encarnación, y según la letra y el espíritu de los antiguos concilios, a Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado, el Hijo de David, el Rey de Israel, el Hijo de Dios que no asumió naturaleza angélica, sino el linaje de Abraham. El Corazón que nos patentiza a Dios que es Amor, y cuyo clamor divino y humano, espiritual y sensible, expresa en universalidad concreta el argumento de la historia entera de la humanidad, es el del Hijo del Hombre, en quien Dios Padre ha querido consumar lo prometido a los Patriarcas y Profetas del pueblo que eligió para que en él fuesen bendecidas todas las naciones. Los que hemos sido admitidos por la gracia de Cristo a la filiación de Abraham y a la dignidad israelítica somos llamados a no ignorar el misterio de la «salvación por los judíos». Es decir, precisamente por la promesa con la que Dios, con gratuita misericordia, con independencia de toda obra y mérito humano, con anterioridad a toda justicia por la ley, y con soberana liberalidad frente a la grandeza y sabiduría de los hombres, quiso formarse un pueblo según sus designios. El Israel de Dios de la nueva alianza es también el pueblo de los pobres de Dios, para los que es bueno Yahwe. La satánica deformación ebionita que nutre la más tremenda tentación contemporánea, no podrá, con toda la fuerza de su engaño, sustituir el anhelo de los que confían en el Dios de Israel. De los que «compadecen» el gemido de Aquel cuya tragedia que traspasa los siglos, y por la que es contemporánea de todas las generaciones y protagonista de la historia universal, contiene en sí todos los dolores de la humillación y del sufrimiento, de la opresión y de la injusticia. El apostolado del Corazón de Cristo Rey, simplemente ejercido en su verdad, no deformado ni minimizado por nuestra incomprensión de los designios del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, podría tener en sí el signo de «preparación de los caminos del Señor», rectificación de las sendas, por las que se colme todo valle y todo monte y collado se abaje. Porque, ejercido en aquella verdad y autenticidad, tendría más que nunca el sello y el signo del advenimiento del Reino de Dios: «la evangelización de los pobres». Francisco Canals Vidal El culto al Corazón de Cristo ante la problemática de hoy, CRISTIANDAD, enero 1970, en Cristiandad de Barcelona Reflexión teológica
sobre la situación contemporánea |