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Aquí habrá, D.m., textos, noticias y artículos sobre todas las cosas naturales de la vida humana sin omitir lo que las humaniza, que es al mismo tiempo lo que las diviniza, su conexión con el Sagrado Corazón de Jesús y con su reinado.
Y tratarán de todas las cosas así conectadas y regidas. De esta forma sí que podrán verse sub quaedam specie aeternitatis, con una perspectiva de eternidad, que es la que permite captar su realidad; y no como hizo el autor de la frase, el racionalista Spinoza, justo al revés de lo que dijo: encerrar toda la filosofía y la vida en la orfandad del naturalismo extremo, desconectar totalmente de su autor la naturaleza, al pretender suplantarle, al precio de incapacitar al hombre moderno para conocer, regir y humanizar la vida y de llevar así la civilización a la ruina.
Pero de sus escombros hará Jesucristo surgir en la tierra la civilización del amor en su reinado. "La civilización del amor debe ser el verdadero punto de llegada de la historia humana" (San Juan Pablo II, 3.11.1991). El mal está limitado por el bien ontológica y cronológicamente, como dijo ese Papa en su libro de 23.02.2005. Y el Papa Benedicto XVI: "La historia va hacia la humanidad unida en Cristo" (4.01.06).

 

El nombre de Jesús, el Verbo hecho carne

El nombre de Jesús –el único nombre del cual podemos esperar la salvación (cf. Hch 4, 12).

En la época del humo de Satanás en la Iglesia, desde la segunda mitad de la década de los 60 del XX, empezaron algunos a utilizar el nombre de Jesús para omitir su divinidad y así negarla. El horror que esto producía llevó a otros muchos a emplear nombres que explicitasen la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Los teólogos que seguían siendo creyentes empleaban el nombre de Cristo. Recientemente algunos decidimos no renunciar a utilizar el nombre de Jesús, no permitir que, pronunciado por pseudoteólogos ateos, sonase como una negación, abjuración, o blasfemia. Recordamos que así le llaman en los evangelios su Madre y san José, su padre en la tierra; sus amigos, los apóstoles, discípulos y evangelistas. Así se le invoca en el avemaría y en todo el santo rosario, en las oraciones de desagravio ante el Santísimo, etc. Podríamos ir haciendo una lista de esta correcta y santa utilización del dulce nombre de Jesús de una forma creyente y amorosa. Hasta que al firmante le llegó el turno de ser sospechoso también por utilizar el nombre de Jesús. Hasta se le tildó por ello de arriano. Por eso desde hace dos o tres años, el firmante utiliza la expresión Jesús, el Verbo hecho carne. Es aún más trabajo que al principio de todo, pero así se tiene algo para ofrecer. Mejor, todo son ventajas.

En la Iglesia sigue la conmemoración litúrgica del Santo Nombre de Jesús, el 3 de enero. San Bernardino de Siena fue el gran apóstol del Santo Nombre de Jesús. Que este santo nos recomiende e interceda por la Iglesia contra los anticristos y contra la asfixia ya insoportable del humo de Satanás; ahora, cuando va a ir a mucho más, como parece y se nota. Quizá ya sin katejon.

3 de enero de 2021

«José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados».
(Mt 1,20-21).

«No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús...».
(Lc 1,30-31).

Contó el uno al otro el dulce nombre de Jesús que el Ángel les había dicho que pusiesen al Niño después de nacido; y fue muy particular gozo entre ellos de oír nombre tan excelente y consolativo como es Jesús, que quiere decir Salvador, y, como el Ángel dijo, Salvador de pecados (cf. Mt 1,21). Y así creo que el santo José, por gozar del bien de este nombre, se arrojó en el suelo suplicando al Niño Jesús le perdonase sus pecados y diese gracia para no ofenderle.
(San Juan de Ávila: Sermón 75).

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Llena de gracia
Venerar y proclamar a María como Reina, como hace el Concilio y como se proclama cada día en el quinto misterio de gloria, al rezar la salve regina o el Regina coeli letare en el tiempo de Pascua, no debería ser sólo una celebración externa clamorosa y cariñosa, sino ante todo el acatamiento suplicado de que reine personalmente en el que lo pide para él, para cada uno de los demás y para todas las naciones. Esto estaba ya enseñado por san Luis María Grignion en su cristocéntrica doctrina de la esclavitud mariana; es urgente aprenderlo y ejercitarlo. Y en el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, al final de su primera parte, san Luis María proclama su esperanza de que por este medio Jesús reinará en los corazones.

El comienzo de la primera parte del avemaría recoge el saludo angélico que recibe María antes de quedar embarazada en la Encarnación de Jesús, el Verbo hecho carne en sus entrañas:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28).
Corresponde a la santidad total de María desde su Inmaculada Concepción.

El final de esa primera parte del avemaría, "¡Bendito es el fruto de tu vientre!" (Lc 1,42), es la aclamación con la que acoge Isabel a la Virgen María cuando ésta ya lleva a Jesús, el Verbo hecho carne en su vientre, mientras sigue siendo virgen. Le llama bendito porque el Verbo hecho carne en su vientre es Dios, y porque lo ha concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, que es el mismo Dios que el Verbo, y por decisión del Padre, que es el mismo Dios que las otras dos divinas personas que comparten dicha decisión.

Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo:
«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?»
(Lc 1,41-43).
A partir de ahí, de proclamar "bendito", divino, al fruto del vientre de la siempre virgen María, a ésta se la llama Madre de Dios en ese mismo versículo del evangelio (Lc 1,43) y en la segunda parte del avemaría.
Por eso el avemaría es una oración a la que Dios posiblemente le concede ser infalible"; porque lleva consigo el acto de fe en que Jesús, hijo de la siempre Virgen María, es Dios.


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Muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre virgen María!

El malentendido sobre la visibilidad de Nuestro Señor Jesucristo en su segunda venida gloriosa

La extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, iniciará con Su Parusía

El malentendido sobre la duración de los tiempos de la última época

El malentendido sobre el fin del mundo
La Parusía no es el fin del mundo; no es el instantáneo final de la vida humana sobre la tierra; no es el final del tiempo; el fin de la época no es el fin del mundo; el final del sistema políticamente correcto no es el fin del mundo
«La Iglesia universal del Dios verdadero confiesa y profesa que Cristo ha de venir del cielo a juzgar a los vivos y a los muertos, y a esto le llamamos nosotros último día del divino juicio, esto es el tiempo último. Pues, por cuantos días se extienda este juicio es incierto: pero las escrituras santas usualmente ponen el término día en lugar de tiempo, como no ignora el que haya leído, por más ligeramente que lo haya hecho aquellas letras santas. Así pues cuando decimos día del juicio de Dios, añadimos último o novísimo, lo que indica que también ahora juzga y que desde el principio del tiempo juzgó» (San Agustín De Civitate Dei lib. XX, cap. 1, núm. 2).

Canción que cantaban los niños por la Confirmación

"Soy soldado de Cristo escogido, su bandera he jurado seguir; lucharé por la fe decidido, aunque sea preciso morir".

«El reino escatológico de Cristo y de Dios (cf Col 1, 13) llegará a su cumplimiento cuando el Señor sea todo en todos, después de haber aniquilado el dominio de Satanás, del pecado y de la muerte. Sin embargo, el reino de Dios ya está presente "en misterio" dentro de la historia, y actúa en los que lo reciben».
(San Juan Pablo II, 20.11.1983)

..Malentendidos sobre la Parusía

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El deber religioso de la sociedad española
Algunos de los católicos liberales de formación lamennesiana proclamaron su igual fidelidad a Dios y a la libertad. La frase es por sí misma confusa y blasfema... Tal como fue expresada sugiere el enfrentamiento del liberalismo al modo tradicional de afirmar la autoridad divina, y a la vez la exigencia de que este concepto se atenúe lo suficiente para que pueda sintetizarse con el nuevo principio antiteocrático... en tales síntesis se sustituye... la verdadera noción de la gracia que redime todas las dimensiones humanas..., esta idea de la gracia que supone y perfecciona lo natural, por otra inferior a lo sobrenatural auténtico, como reducida a un horizonte temporal, y que, por lo mismo, no respeta sino que suplanta los valores humanos auténticos.
Esta deformación práctica en el modo de comprender el dinamismo histórico del pueblo de Dios, del cuerpo místico de Cristo, se corresponde así con el error cristológico arriano. En lo histórico-social el Cristo místico de los dirigentes espirituales de la democracia cristiana es un Cristo parecido al de los arrianos. Inferior a Dios, y que, por otra parte, suplanta lo humano, lo absorbe y lo anula. Para Arrio, no era Cristo de la misma naturaleza que el Padre, y tampoco era verdaderamente hombre, ya que en Cristo no había alma humana con entendimiento y voluntad humana, sino que el logos, inferior al Padre, substituía la mente del hombre. (Francisco Canals Vidal, 1968. Política española: pasado y futuro. Barcelona. Acervo. 1977. Pág.219
).

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La plena implantación en las almas y en las naciones del reinado de Jesús, el Verbo hecho carne

La segunda venida de Jesucristo tendrá como consecuencia, entre otras, el triunfo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Y no al revés. No es a consecuencia de un triunfo debido a un proceso de crecimiento de la Iglesia como se producirá la consumación en la tierra del Reinado Social de Jesucristo por su misericordia y la consiguiente época profetizada de paz y prosperidad en la Iglesia (CIC 677, 673, 672, 675, 674). Este Reinado ha de venir ciertamente. Y será consecuencia de la segunda venida de Jesucristo, que producirá con su manifestación gloriosa el hundimiento del régimen anticristiano; y de la extraordinaria efusión de gracia que iniciará Jesús con su Parusía

El reinado de Cristo Rey en cada alma, la dimensión personal del reinado del Sagrado Corazón, que es la primordial por cierto, se produce ya plenamente como consecuencia de la devoción al Sagrado Corazón, por la acción del Espíritu Santo. Y ésta sí que llega a su plenitud en las almas a las que Jesús se la concede ya en esta época anterior a su segunda venida.

Recibir el reinado pleno de Jesús en el alma es corresponderle con amor al amor ardiente con el que nos quiere conceder su reinado, acatando su voluntad y cumpliendo sus mandamientos, (Jn 14,15; Jn 15,10; I Jn 5,3), pero no aceptarle como rey en el alma es hacer lo que hizo con Él la soldadesca romana, después de azotarle, al coronarle de espinas, proclamarle rey como una burla, torturándole:

«Los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.
(Mt 27,27-31).

Recibir el reinado pleno de Jesús en la propia persona es efecto del amor que puede despertar en nosotros, por la acción del Espíritu Santo, verle en la cruz sufrir así para salvarnos. Y en ese sentido se cumple que Jesús reina desde la cruz, como decía Benedicto XVI, en la fiesta solemne de Cristo Rey de 2011:

"Jesús, desde el trono de la cruz, acoge a todos los hombres con misericordia infinita"

Y también en el sentido de que su reino lo implantará Él en la tierra, en su plenitud consumada, por amor a nosotros. Es la dimensión social del Reinado del Sagrado Corazón de Jesús, que, al igual que la dimensión personal, es consecuencia de los méritos infinitos que nos ganó Jesucristo con su pasión y su cruz, pagando nustro rescate con su sangre preciosa.

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Caducidad de la sana laicidad

Será también cuando todos crean que Jesucristo es Dios y obren en consecuencia, también en la vida política, lo cual se producirá con toda seguridad tal como fue anunciado por el Concilio Vaticano II:

"La Iglesia, juntamente con los profetas y con el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con voz unánime y le servirán hombro con hombro" (Nostra aetate, 4).

Lo que es proclamar la esperanza cierta y segura de la futura confesionalidad consecuente de todos los pueblos, con los judíos a la cabeza de los creyentes en Jesucristo; la futura unidad católica mundial, no por exclusión legal de la libertad religiosa, sino cimentada en la aceptación voluntaria del reinado del Sagrado Corazón de Jesús en todos los corazones movidos por Su gracia divina, la extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, iniciará con Su Parusía, Su segunda venida gloriosa con la que, al evidenciar Su existencia, eliminará el poder anticristiano que, cada vez más, impone vivir como si Dios no existiera.

Bien entendido que es Dios el que concede a todos invocarle y servirle:

«Volveré puro el labio de los pueblos, para que invoquen todos el nombre de Yahveh, y le sirvan bajo un mismo yugo».
(So 3,9).

Mientras tanto:

Reivindicar la sana laicidad es pedir que las propuestas y aportaciones de los católicos sean tenidas en cuenta. Frente al laicismo, que excluye toda presencia de lo católico en la vida pública. Ya sería mucho. Porque algo es más que nada. Pero, cuando se permite que se presenten las propuestas católicas y luego se imponen normas anticristianas y antihumanas como las que legalizan la muerte de niños en el vientre materno, ¿acaso alguien puede pretender que nos sea lícito a los católicos acatar esas normas anticristianas y antihumanas? La respuesta establecida por Dios es el non possumus. Ni se obedecen, ni se cumplen. Como decía Canals, no se puede aceptar deportivamente el resultado.

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La Cristiandad

La Cristiandad es el conjunto de naciones que, incipientemente en la Edad Media, acataban, en virtud de su fe en la divinidad de Jesucristo, la autoridad sobrenatural de la Iglesia en materias de fe y moral, lo cual proclama la Iglesia en el Concilio Vaticano II que se producirá plenamente en el futuro de forma universal:

"La Iglesia, juntamente con los profetas y con el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con voz unánime y le servirán hombro con hombro" (Nostra aetate, 4).

Lo que es proclamar la esperanza cierta y segura de la futura confesionalidad consecuente de todos los pueblos, con los judíos a la cabeza de los creyentes en Jesucristo; la futura unidad católica mundial, no por exclusión legal de la libertad religiosa, sino cimentada en la aceptación voluntaria del reinado del Sagrado Corazón de Jesús en todos los corazones movidos por Su gracia divina, la extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, iniciará con Su Parusía, Su segunda venida gloriosa con la que, al evidenciar Su existencia, eliminará el poder anticristiano que, cada vez más, impone vivir como si Dios no existiera.

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Gracia y libertad

Hay que rechazar el semipelagianismo y el semijansenismo. Y no sólo las versiones crasas.

El molinismo es metafísicamente absurdo. Religiosamente...

La predeterminación física es inadmisible.

No se puede pensar ni decir que Dios da a uno una gracia irrompible, por lo cual se salva, y a otro no se la da, y se condena; y atribuir así, sin querer, a una omisión de Dios esa condenación. Y eso, sin más que decir que Dios puede hacer lo que quiera y a nadie le tiene que dar explicaciones, ni justificarse.

No se puede decir que el que rechaza expresamente el molinismo, si no acepta la predeterminación física es molinista, exprese lo que exprese, puesto que al que lo dice no se le ocurre ninguna otra explicación, y, como no se le ocurre, dice que no la hay, y que, por consiguiente, tal doctrina de la predeterminación física es la única alternativa al molinismo. Ni la pseudoargumentación es tomismo de santo Tomás de Aquino, ni el extraño resultado es tomismo de santo Tomás de Aquino.

Como una persona ha de tener naturaleza intelectiva, a Eutiques no se le ocurrió otra explicación de la Encarnación, que la fusión de la naturaleza humana y la divina, y que Jesús tiene una sola naturaleza, la divina. Pero esto fue condenado en Caledonia.

A san José no se le ocurría otra explicación que la que le producía el mayor sufrimiento que ha habido antes de la Pasión de Nuestro Señor y que le llevó a la decisión de repudiar a María.

A muchos de los que escucharon el discurso de Jesús, el Verbo hecho carne, en Cafarnaum sobre la eucaristía no se les ocurría otra cosa que el canibalismo al oír que había que comer la carne de Jesús y beber su sangre.

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Jesús, al mostrarnos su Corazón, nos pide y concede la caridad y no sólo el culto

Cuando se habla del culto al Sagrado Corazón de Jesús, está claro que se habla de la virtud de la religión. Y cuando se habla del Corazón de Jesús, se habla de la caridad que consiste en que´"Dios nos amó primero" (1Jn 4,19). y que le debemos corresponder con amor, con "el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rom 5,5), con un amor verdadero, es decir amor con locura, como el que nos tiene Jesús. Pidiéndole su reinado en nuestro corazón, que es nuestro máximo bien, aceptándolo como nuestra liberación. Pidiéndole el Espíritu Santo, como Él nos enseñó (Lc 11,13). Pidiéndole que amemos al prójimo como Él nos ha amado. Pidiéndole como enseña santa Teresa del Niño Jesús que nos produzca alegría recibir sufrimientos y contrariedades, porque así tenemos algo para ofrecerle, ya que Él sufrió tanto por nosotros. Y pidiéndole, como Él nos enseñó, que venga el reino de Dios y que se haga en la tierra su voluntad como en el cielo. Que reine plenamente en la tierra el Sagrado Corazón de Jesús.

"La verdadera y genuina paz pertenece más bien a la caridad que a la justicia, ya que lo que ésta hace es remover los impedimentos de la paz, como son las injurias, los daños, pero la paz es un acto propio y peculiar de la caridad". [Santo Tomás, Suma Teológica, 2a 2ae q. 29 a. 3 ad 3]

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..Consagrarse al Corazón de Jesús

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Como Cristo murió y resucitó, la Iglesia parece empujada al borde del colapso, pero será resucitada y dará una nueva vida

La Venerable Mary Potter y la persecución de la Iglesia y su resurrección

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El cardenal George y la persecución de la Iglesia y su resurrección

El cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, fallecido en 2015, dijo en 2010:

“Espero morir en mi cama; mi sucesor morirá en la cárcel; y su sucesor morirá mártir en la plaza pública.Su sucesor recogerá los fragmentos de una sociedad en ruinas y ayudará lentamente a reconstruir la civilización, como la Iglesia ha hecho tan a menudo en la historia de la humanidad”.
(
https://www.ncregister.com/blog/cardinal-george-the-myth-and-reality-of-ill-die-in-my-bed ).

[El cardenal George dice que estas palabras no son proféticas. Y dice bien, porque esta vez no es como otras veces en la historia, sino que el Catecismo de la Iglesia dice que será una intervención divina lo que lo que acabará con la última persecución y dará paso al reinado de Nuestro Señor Jesucristo, lo cual concuerda con las palabras del Apocalipsis que sí son proféticas y con las, aún más proféticas del propio Jesús, el Verbo hecho carne].

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Pío XII en 1943

“Desde el principio cabe señalar que la sociedad establecida por el Redentor del género humano se asemeja a su divino Fundador, que fue perseguido, calumniado y torturado por aquellos mismos hombres a quienes se había comprometido a salvar”.
(Mystici Corporis Christi, encíclica del Papa Pío XII de 1943).

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Religión y caridad

No es la religión la más importante virtud, sino la caridad, el amor de Dios que ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom 5,5)

«No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial» (Mt 7,21).

«Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca... Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena» (Mt 7,24-27).

«Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madr(Mc 3,31-35).

."Sólo quienes estén «arraigados y fundados en la caridad» (Ef 3, 17) saben oponerse a la civilización de la muerte y construir, sobre los escombros del odio, del desprecio y de la injusticia, una civilización que tiene su fuente en el Corazón del Salvador". [San Juan Pablo II, Homilía en la Fiesta del Sagrado Corazón, 11.06.1999. Cristiandad, Barcelona, julio-agosto 1999. Pág. 9 (145)]
http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/1999/documents/hf_jp-ii_hom_19990611_warsaw-synod.html
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Cuando se habla del culto al Sagrado Corazón de Jesús, está claro que se habla de la virtud de la religión. Y cuando se habla del Corazón de Jesús, se habla de la caridad que consiste en que´"Dios nos amó primero" (1Jn 4,19). y que le debemos corresponder con amor, con "el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rom 5,5), con un amor verdadero, es decir amor con locura, como el que nos tiene Jesús. Pidiéndole su reinado en nuestro corazón, aceptándolo como nuestra liberación. Pidiéndole el Espíritu Santo, como Él nos enseñó (Lc 11,13). Pidiéndole que amemos al prójimo como Él nos ha amado. Pidiéndole, como enseña santa Teresa del Niño Jesús, que nos produzca alegría recibir sufrimientos y contrariedades, porque así tenemos algo para ofrecerle, ya que Él sufrió tanto por nosotros. Y pidiéndole, como Él nos enseñó, que venga el reino de Dios y que se haga en la tierra su voluntad como en el cielo. Que reine plenamente en la tierra el Sagrado Corazón de Jesús.

La segunda venida de Jesucristo tendrá como consecuencia, entre otras, el triunfo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Y no al revés. No es a consecuencia de un triunfo debido a un proceso de crecimiento de la Iglesia como se producirá la consumación en la tierra del Reinado Social de Jesucristo por su misericordia y la consiguiente época profetizada de paz y prosperidad en la Iglesia (CEC 677, 673, 672, 675, 674). Este Reinado ha de venir ciertamente, pues está reiteradamente prometido y profetizado. Y será consecuencia, como está profetizado, de la segunda venida de Jesucristo, que producirá con su manifestación gloriosa, como cuerpo glorioso, no visible más que cuando Él quiere, la liquidación de la apostasía y el hundimiento del régimen anticristiano, que ahora ya domina y que llegará a imperar de forma total hasta que Él así lo hunda.

Y a este respecto dice Canals:

"Sería engañoso entender esta actualidad y adecuación del ideal del Reino de Cristo para nuestro tiempo, cual si pudiéramos esperar que se le acepte con fácil popularidad; o que sintonice cómodamente con la sensibilidad masificada por la propaganda, vertida hedonísticamente hacia lo inmediato, o torturada por la soberbia y endurecida rebeldía de los justicialismos y pacifismos «mundanos»...
No afirmamos con seductor naturalismo que la espiritualidad y doctrina del Reino de Cristo por su Corazón se armonice con el sentir de los amadores del mundo de nuestro humanismo secular. Tenemos que reconocer, por el contrario, la estridencia y la tragedia inevitable del choque y de la hostilidad"...
(Francisco Canals Vidal, 
El culto al Corazón de Cristo ante la problemática de hoyCRISTIANDADAño XXVII, Núm. 467, enero de 1970 ).

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Confesionalidad, Reino de Dios y proselitismo
Respecto al famoso problema que se han creado últimamente de demostrar que repudian el "proselitismo", por la queja de los ortodoxos de Moscú,
recordemos, que lo que predicaba Jesús, el Verbo hecho carne, y mandó predicar a sus discípulos, es el Reino de Dios, que es un bien, el máximo bien, para todos y cada uno de nosotros. Su ansia de hacernos llegar ese bien por su infinito amor Le llevó a Jesús a entregarse hasta a la muerte en medio de los más atroces sufrimientos físicos, morales y espirituales. No necesita tener seguidores y partidarios para engrandecerse, ni para tener poder. Jesús es Dios Todopoderoso y ya lo tiene todo, la felicidad infinita en su vida de amor con las otras divinas personas de la Trinidad Santísima. También sus discípulos, sobre todo los sacerdotes y religiosos, tienen como misión y objetivo hacer llegar a todos ese bien divino, el Reino de Dios, del que Jesucristo, el Verbo hecho carne, es el Rey. (Objetivo a veces muy ofuscado por predicarse a ellos mismos y predicar lo que quieren, como manda Satanás).
El Reino de Dios, que no en vano se nos manda pedir en el padrenuestro, que está ya iniciado en la Santa Iglesia Católica y que ha llegado y llega a su plenitud en muchas almas santas individualmente,
llegará universalmente a su plenitud personal y social por la acción del propio Señor Jesús, el Verbo hecho carne, el cual, con su anunciada Parusía, su segunda venida visible, su prometida manifestación como cuerpo glorioso, eliminará la base de ateísmo práctico del cada vez más imperante poder anticristiano que impone vivir como si Dios no existiera; para que a continuación se realice, sin el obstáculo de aquel tiránico poder así eliminado, y mediante
la extraordinaria efusión de gracia que Jesús, el Verbo hecho carne, traerá con su Parusía, el proceso de universal cristianización y recristianización, que llevará consigo el auge de la devoción a la Virgen María y de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús,
hasta la implantación universal de estas devociones en todas la almas y en todas la naciones de forma consecuente y aplicada a todos los aspectos de la vida personal y social, que es en lo que consiste el prometido Reino de Dios en la tierra, en el que Jesucristo, tras su venida visible reinará de forma no visible, pero sí en plenitud consumada. Vivir según Dios, todos los hombres y todas las naciones. Lo que se puede expresar diciendo que tras la segunda venida de Jesús, el Verbo hecho carne, vendrá el reino de Cristo por la devoción a María y por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús como aseguraron respectivamente san Luis María Grignon de Monfort y el padre Ramón Orlandis, S.I. (
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Se dice que a san Martín, después de darle la mitad de su capa a un pobre, se le reveló éste como Jesús. Es mucho más difícil y prodigioso ver nosotros a Jesús en cada prójimo por encima de sus limitaciones, deficiencias, defectos y contradicciones. Pero para Dios nada hay imposible y Jesús nos aseguró que, si se lo pedimos, Dios nos dará lo que le pidamos, el Espíritu Santo.

«Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá... El Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan»" (Lc 11, 9-13).

Por consiguiente podemos amarle a Jesús, el Verbo hecho carne, y al prójimo, viendo en cada prójimo a Jesús, si le pedimos a nuestro Padre del cielo que nos dé el Espíritu Santo para conseguir así amarle a Dios y para conseguir amar al prójimo como Él nos manda. Lo esperamos con certeza. Porque Él nos ha dado esos mandamientos.

Podemos amar a Dios..

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El cardenal George y la persecución de la Iglesia y su resurrección

El cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, fallecido en 2015, dijo en 2010:

“Espero morir en mi cama; mi sucesor morirá en la cárcel; y su sucesor morirá mártir en la plaza pública. Su sucesor recogerá los fragmentos de una sociedad en ruinas y ayudará lentamente a reconstruir la civilización, como la Iglesia ha hecho tan a menudo en la historia de la humanidad”.
(
https://www.ncregister.com/blog/cardinal-george-the-myth-and-reality-of-ill-die-in-my-bed ).

El cardenal George dice que estas palabras no son proféticas. Y dice bien, porque esta vez no es como otras veces en la historia, sino que el Catecismo de la Iglesia dice que será una intervención divina lo que lo que acabará con la última persecución y dará paso al reinado de Nuestro Señor Jesucristo, lo cual concuerda con las palabras del Apocalipsis que sí son proféticas y con las, aún más proféticas del propio Jesús, el Verbo hecho carne.
El reino de Cristo profetizado en el evangelio y anunciado en el Catecismo de 1992

«Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria» (Mt 24,30).

..Malentendidos sobre la Parusía

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La Encarnación del Hijo de Dios y la Anunciación a su santísima Madre

El modelo de la vocación apostólica de todo cristiano es la Virgen María más aún que san José

El modelo de la vocación apostólica de todo cristiano es san José después de la Virgen María, dado que las irrelevantes y oscuras actividades que él ejercía alcanzaban de Dios un mérito sobrenatural y un valor de eficacia, dado por Dios, para el apostolado, que era el mayor después del de María; porque el nivel de unión con Dios de san José ha sido el mayor después del de la Virgen Madre de Dios en su vivir y obrar y lo que todos tenemos que hacer, que es vivir y obrar según Dios y no según uno mismo, lo tenía recibido misericordiosamente san José con la mayor perfección e intensidad después de la Virgen María. (LEER MÁS)

Los puestos a la derecha y a la izquierda de Jesucristo en su reino estaban reservados para la Virgen María y para san José (LEER MÁS)

Dios elimina nuestros pecados y hace que nuestra alma quede y sea como nueva
"No me acordaré más de su pecado" (Jer 31, 34)

Debemos tener mucha memoria y mucho olvido, a semejanza de Dios

Es posible consolar a Dios, así como fue posible que Dios padeciese y muriese en la cruz y lo es que padezca hoy, porque no aceptamos nuestro bien que Él nos da, que es su reinado en nuestra alma
Jesús, el Verbo hecho carne, padeció por cada uno de nosotros atroces sufrimientos físicos, morales y espirituales, los padeció en su naturaleza humana, pero quien padece es la persona, y en este caso la persona es divina, es el Hijo, el Verbo de Dios. "Uno de la Trinidad padeció"; es doctrina de la Iglesia (DS 401, Dz 201). Abismo insondable. Inalcanzable para nosotros. Tanto mejor. Es lo satisfactorio. Nada más que Dios nos puede saciar, ni quitarnos la insatisfacción. En cambio esto sí que es una buena medida colmada, remecida, rebosante (Lc 6,38). Infinitamente rebosante de nuestra capacidad. Como lo es que Jesús, el Verbo hecho carne padezca hoy atrozmente porque no le damos un retorno de amor, aceptando el don de su reinado, que es nuestro bien y que tanto le costó hacérnoslo accesible. Y aún más inalcanzable para nosotros comprender que, siendo lo que somos, le podemos consolar a Jesús, el Verbo hecho carne, pero Él lo dice y hay que creerle; nos lo pide y suplica y le debemos consolación, expiación y reparación, consagrándonos a Él, aceptando agradecidos el reino de Dios, puesto que la reparación es la consagración al Sagrado Corazón de Jesús..

Dueño de la mies, envía obreros a tu mies (Mt 9,38), que sean pastores según Tu corazón (Jr 3,15), y afianza a los ya enviados empezando por el Papa.
Y nos unimos a tu oración por Pedro: "Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos" (Lc 22,32).

Dueño de la mies, te rogamos que envíes obreros a Tu mies (Mt 9,38), [y que afiances a los ya enviados], que sean pastores según Tu corazón (Jr 3,15), empezando por el Papa (Lc 22, 32)

Dueño de la mies, te rogamos que envíes obreros a Tu mies (Mt 9,38) y que afiances a los ya enviados, que sean pastores según tu Corazón (Jer 3,15), empezando por el Papa (Lc 22, 32)
Recemos por el papa Francisco, ya que él lo demanda con insistencia, uniéndonos a la oración de Jesús por san Pedro
"Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos" (Lc 22, 32),
que es aplicable a "la Iglesia de todos los tiempos", como enseñó Benedicto XVI el 29.06.2006

Rectificaciones del papa Francisco

No cabe dubia, si estás en unión de porneía (unión fornicaria, o arrejuntamiento), no podés comulgar, ni confesar válidamente sin hacer propósito de la enmienda y previamente dejar de estar en unión de porneía (unión fornicaria, o estar arrejuntao) y también previamente dejar las ocasiones próximas de pecado, tal que vivir como hermano y hermana, sin ser hermano y hermana.

La Escuela de Bolonia y todos los progres, en mayor o menor grado, proclaman que el Concilio Vaticano II supuso una ruptura con la Tradición de la Iglesia, mostrándose a favor de tal supuesta ruptura.

Los lefebvrianos proclaman que el Concilio Vaticano II supuso una ruptura con la Tradición de la Iglesia, mostrándose en contra de tal supuesta ruptura.

El Papa Francisco manifiesta que "el mejor hermeneuta del Concilio Vaticano II" es Agostino Marcheto, el crítico más irreductible de la Escuela de Bolonia.
https://www.religionenlibertad.com/vaticano/32244/francisco-considera-el-mejor-hermeneuta-del-vaticano-ii-al-gran-rival.html



La ansiedad dificulta reconocer y agradecer a Dios lo que nos concede